Elminster en Myth Drannor (19 page)

BOOK: Elminster en Myth Drannor
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Ithrythra Bruma Matinal se reunió con sus charlatanas compañeras, saludando con sus acostumbradas sonrisas silenciosas. Mientras introducía las largas piernas en el estanque, suspirando de placer ante el calorcillo sedante de sus aguas, observó que su copa era la única que todavía no estaba vacía. ¿Dónde estaban los criados?

Su anfitriona advirtió las miradas de Ithrythra, y se interrumpió en mitad de la conversación para inclinarse conspiradora y decir:

—Oh, les he dicho que se fueran, querida. Tendremos que llenar nuestras propias copas esta vez... pero, claro, ¡no sucede todos los días que se discuta sobre la
traición de la corona
!

—¿Traición de la corona? ¿Qué traición puede haber cometido el Ungido? ¡Ese elfo es demasiado anciano para que le quede ingenio... o energías! —exclamó ella, provocando un estallido de carcajadas entre las damas que ya estaban en el estanque.

—¡Oh, no estás al tanto de las cosas, queridísima Ithrythra! Sin duda la culpa la tiene todo ese tiempo que pasas en tus sótanos desenterrando champiñones para ganarte la vida! —intervino Duilya Crepúsculo Apacible, mordaz; Alaglossa Tornglara tuvo el buen gusto de elevar los ojos al cielo ante esta grosería.

—Bueno, al menos le demuestra a mis mayores que puedo trabajar si tengo que hacerlo —replicó Ithrythra—, y por lo tanto evito ser una completa pérdida para mi Casa; tú deberías probarlo, encanto... o, bueno, no, supongo que no...

Cilivren Danza de Gacela, la más callada y educada de todas, tosió brevemente sobre la copa que llenaba, y decidió que lo más prudente era dejarla, de modo que la colocó de nuevo sobre su bandeja flotante, colocó el tapón en la botella y la devolvió a su hueco del arroyuelo entre los matorrales que tenía al lado.

—No se habla de otra cosa en toda la ciudad —explicó con calma—. ¡El Ungido ha nombrado a un humano un
armathor
del reino! ¡Y un humano que es un hombre! ¡Un ladrón que robó un kiira de una Primera Casa, y forzó su entrada en su residencia de la ciudad para robar hechizos y saquear a sus damas!

—¿No fue la Casa Starym, verdad? —inquirió Ithrythra irónica—. Nunca ha existido demasiado aprecio entre el viejo Eltargrim y la más altiva de nuestras Casas.

—La Casa Starym ha servido a Cormanthor mil veranos más que cierta Casa que podría nombrar —repuso Phuingara Lhoril con altivez—. Los cormanthianos con un espíritu auténticamente noble no encuentran excesivo su orgullo.

—Los cormanthianos poseedores de un auténtico espíritu noble no se comportan en absoluto con arrogancia —replicó Ithrythra con suavidad.

—¡Vaya, Ithrythra! ¡Siempre tan cortante con nosotras, como si esa lengua tuya fuera una espada! ¡No comprendo cómo te soporta tu señor! —protestó Duilya Crepúsculo Apacible malhumorada, molesta por verse arrebatado su puesto como centro de atención.

—Yo he oído el motivo —comentó Alaglossa Tornglara en tono quedo a las hojas que pendían sobre su cabeza.

Ithrythra enrojeció cuando las otras damas del estanque rieron con disimulo. Duilya añadió su propia risotada chirriante y luego se apresuró a ocupar nuevamente el centro de atención. Las puntas de sus orejas casi se doblaban bajo el peso de todas las joyas que se balanceaban en sus hileras de botones.

—Orgullo o no orgullo, no fueron los Starym —dijo muy excitada—, sino la Casa Alastrarra. Decían en la corte que los dos magos de la corte preferirían desafiar a Eltargrim con espadas ante el altar de Corellon, antes que permitir que un humano anduviese entre nosotros y siguiera vivo... ¡y aun menos que fuera nombrado
armathor
! Algunos de los
armathor
más jóvenes, los que no son señores de Casas, se sienten afectados y, puesto que tienen poco que perder, ¡han ido ya a palacio a romper sus espadas y arrojar los pedazos a los pies del Ungido! ¡Uno incluso blandió su arma ante los ojos de Eltargrim!

—Cuánto tiempo pasará, me pregunto —reflexionó en voz alta Ithrythra—, antes de que este humano sufra un... accidente.

—No demasiado, si hay que fiarse de las expresiones de los ancianos de la corte —comentó con efusión Duilya, mientras sus ojos relucían—. Si tenemos mucha suerte, lo desafiarán en la corte... ¡o lanzarán hechizos de visión de antemano, para que todos contemplemos cómo lo hacen pedazos!

—Qué civilizado —murmuró Cilivren, en un tono de voz que tan sólo pudieron oír Alaglossa y Ithrythra. Duilya, ensordecida por sus propias regocijadas palabras, no la oyó.

—Y luego —continuó, inmersa aún en su torrente de palabrería—, ¡las Primeras Casas podrían convocar una cacería, por vez primera en siglos, y forzar al viejo Eltargrim a adoptar la forma de un ciervo para cazarlo! ¡Entonces tendríamos un nuevo Ungido! ¡Sería tan emocionante! —Estaba tan exaltada, que agarró una licorera y la vació sin la ayuda de una copa.

Tambaleante, se desplomó casi de inmediato de espaldas en el estanque, estremeciéndose y boqueando.

—Por los dioses de las alturas, querida, no te ahogues
aquí
—gruñó Phuingara, sosteniendo a la elfa por encima de la superficie—, ¡o todos nuestros señores se enfurecerán con nosotras por hablar con miembros de Casas rivales sin su permiso!

Ithrythra aprovechó para disfrutar de lo lindo golpeando con violencia la espalda de la semiasfixiada Duilya, lo que provocó que innumerables joyas salieran volando por el estanque y chocaran contra una bandeja flotante.

Alaglossa dedicó a la dama reinante de la Casa Bruma Matinal una tirante sonrisa que indicó a ésta que su anfitriona sabía muy bien que la fuerza de su servicial palmada había sido del todo deliberada... y que el silencio en esa cuestión podría tener un precio, más adelante.

—Vamos, vamos, dulce gacela —dijo Alaglossa solícita, pasando un brazo alrededor de los temblorosos hombros de lady Crepúsculo Apacible—. ¿Mejor ya? La dulzura de nuestro vino a menudo hace que la gente piense que carece de fuego; ¡pero es aun más fuerte que ese jerez
tripleshroom
sobre el que nuestros señores se pasan la vida vociferando entre ellos!

—Oh —ronroneó Phuingara—, ¿de modo que lo has probado, verdad?

Alaglossa volvió la cabeza y obsequió a la señora de la Casa Lhoril con una mirada capaz de fulminarla; la dama se limitó a sonreír e inquirió:

—Bien, ¿qué tal es?

—¿Te refieres a que deseas saber qué es lo que hace que nuestros señores se desplomen entre las columnas, riendo y silbando estúpidamente como jovencitos mientras yacen en el suelo e intentan darse la mano a sí mismos? —intervino de improviso Cilivren, con voz risueña—. Bueno, pues ¡sabe a rayos!

—¿Has bebido
tripleshroom
? —inquirió Phuingara con incredulidad.

—Algunos señores no dejan a sus damas fuera de toda la diversión —contestó Cilivren dedicando a lady Lhoril una sonrisa felina.

Todas las demás, incluida Duilya, que seguía tosiendo, contemplaron a lady Danza de Gacela como si de repente le hubieran salido varias cabezas.

—Cilivren —amonestó Duilya con voz escandalizada, cuando por fin pudo volver a hablar—, jamás hubiera pensado que...

—Ése es precisamente el problema —le espetó Ithrythra—, ¡nunca piensas!

Las bocas de todas las que se encontraban en el estanque se abrieron llenas de sorpresa; pero, antes de que Duilya estallara colérica ante el insulto, lady Bruma Matinal se inclinó al frente, los ojos severos, y dijo mirando a la otra a la cara:

—Escucha, lady Crepúsculo Apacible: ¿cómo crees que Cormanthor elige a un Ungido? Te resulta sumamente emocionante, ¿verdad? ¿Qué sentirías si te contara que nombrar un nuevo Ungido probablemente significaría envenenamientos, duelos en las calles, y magos trabajando de noche en sus torres para enviar hechizos asesinos a sus rivales de la ciudad? Humano o no humano, sea Eltargrim un idiota cabeza de chorlito o no, ¿quieres morir o ver asesinados a tus hijos, y que se inicien luchas encarnizadas que desgarrarían Cormanthor para siempre, y permitirían que todos los humanos penetraran en la ciudad mientras nosotros nos matábamos unos a otros?

Jadeó recuperando aliento, con los puños crispados por el temor y la rabia, mientras miraba furiosa a los cuatro rostros que la contemplaban pasmados. ¿Acaso no se daban cuenta?

—Que los dioses nos protejan —siguió lady Bruma Matinal, con voz temblorosa—. La idea de que un humano se pasee por nuestro bello reino me repugna; ¡pero tomaría a ese humano por pareja si fuera necesario, y lo besaría y serviría día y noche, con tal de impedir que nuestro reino se hiciera pedazos! —Apretó más los puños, el pecho jadeante, y casi gritó—: ¿Creéis que Cormanthor se alza tan espléndido y poderoso que nadie puede tocarnos? ¿Cómo es eso? Nuestros señores se pavonean y ríen sarcásticos y cuentan historias de las heroicidades que los padres de sus padres realizaron, cuando el mundo era joven y combatíamos dragones una luna sí y otra no. ¡Y nuestros hijos se jactan de lo mucho más audaces que ellos serán, y no pueden ni vaciar una jarra de
tripleshroom
sin desplomarse! Cada año, las hachas de los humanos mordisquean los extremos de nuestros hermosos bosques, y sus magos adquieren mayor poder. Cada año sus aventureros se vuelven más osados, ¡y cada vez hay menos patrullas nuestras que resisten una estación sin que alguno salga herido!

Alaglossa Tornglara asintió despacio, el rostro blanco, mientras Ithrythra recuperaba el aliento, tragaba saliva, y añadía en un susurro:

—No espero ver las bellas torres de nuestra ciudad aún en pie cuando yo muera. ¿A ninguna de vosotras le ha preocupado eso alguna vez?

En medio del silencio que siguió, agarró desafiante una licorera llena de vino de menta y la vació despacio, en tanto que todas la miraban de hito en hito.

—La verdad —declaró Duilya, con una risita incómoda, mientras observaban cómo Ithrythra Bruma Matinal, al parecer sin que el vino la hubiera afectado en lo más mínimo, dejaba a un lado la botella y tomaba otra para volver a llenar con delicadeza su copa—, creo que te dejas llevar demasiado por tu imaginación, Ithrythra... como de costumbre. ¿Cormanthor en peligro? Vamos. ¿Quién puede amenazarnos? Poseemos hechizos para convertir a cualquier cantidad de bárbaros en... ¡en hongos para fabricar vino!

Se echó a reír alegremente ante su propio chiste, pero su hilaridad se desvaneció al ver que no encontraba eco. Giró en redondo para mirar a Phuingara en busca de apoyo.

—¿No lo crees así?

—Creo —repuso ésta despacio— que pasamos los días entre chismorreos y cháchara porque no deseamos hablar de tales cosas. Duilya, escúchame ahora: no estoy de acuerdo con todas las cosas que Ithrythra teme, pero simplemente porque nadie hable tan claramente, o a nosotras no nos guste oírlo, no significa que ella esté equivocada. Si no escuchaste la verdad de sus palabras, sugiero que le des un beso y le pidas amablemente que las repita... y escuches con más atención esta vez.

Y, con estas palabras, lady Lhoril se dio la vuelta y empezó a salir del estanque, dejando un sombrío silencio tras ella.

—¡Aguarda! —llamó Alaglossa, sujetando una de las húmedas muñecas de Phuingara—. ¡Quédate!

Lady Lhoril posó unos ojos llameantes sobre su anfitriona, y dijo en voz baja:

—Señora, por todo aquello que aprecias, te ruego que me des una buena razón para sujetarme.

—Ithrythra tiene razón —respondió muy seria lady Tornglara al tiempo que asentía con un breve cabeceo y se inclinaba al frente—. Esto es demasiado importante para que nos limitemos a dejarlo pasar como un momento embarazoso, y sigamos con nuestras bromas y discusiones mientras nos dedicamos a observar cómo toda la ciudad llega a las manos por culpa de este humano. Hemos de intentar persuadir a nuestros señores de que mantengan la paz, diciéndoles una y otra vez que por un simple humano no vale la pena derrocar al Ungido, desenvainar espadas e iniciar luchas intestinas.

—Mi señor nunca me escucha —protestó Duilya Crepúsculo Apacible con un trágico suspiro—. ¿Qué puedo hacer?

—Haz que te escuche —indicó Cilivren—. Haz que se fije en ti, y preste atención.

—Sólo lo hace cuando estamos...

—Entonces, querida —manifestó Phuingara en un tono de voz que chasqueaba como un látigo—, es hora de que mejores tu capacidad para conseguir que tu señor se doblegue a tu voluntad. Alaglossa, tenías razón al impedir que me fuera hecha un furia; tenemos cosas que hacer aquí y ahora. ¿Tienes jerez
tripleshroom
?

—Sí, claro. —Lady Tornglara la contempló sorprendida—. Pero ¿por qué?

—Una de las pocas formas que se me ocurren para obtener el respeto de lord Crepúsculo Apacible —explicó lady Lhoril con decisión—, cuando se pasa la mañana gimoteando por culpa de lo que bebió la noche anterior y maldiciendo a sus hijos por lo que rompieron esa noche, en su desenfrenada juerga... ¿tenías que escoger un auténtico ceporro, Duilya?... es agarrar una botella de ese jerez, bebértela toda frente a él, y luego sentarte allí sin rugir ni tambalearte por la estancia. Mientras él contempla boquiabierto a su dulce señora convertida en león, puedes echarle una buena bronca, y anunciar que no ves el motivo para tanta jarana.

—Y luego ¿qué? —inquirió la elfa, el rostro lívido ante la sola idea de enfrentarse a su esposo.

—Y luego podrías arrastrarlo hasta la cama frente a toda la casa —continuó Phuingara con firmeza—, y decirle que beber cada noche no es excusa para andar por ahí a trompicones como un idiota, ridiculizando el honor de la Casa, en tanto que te ves abandonada.

Se produjo un momento de silencio, y luego las carcajadas empezaron a dejarse oír alrededor del estanque, quedas al principio, pero elevándose con rapidez a medida que todo el significado de las palabras de la dama daba en el blanco.

—¿Quieres que practiquemos el beber jerez
tripleshroom
hasta que consigamos vaciar una botella sin que se nos note? —preguntó Cilivren, que fue la primera en parar de reír—. Phuingara, nos moriremos. —Hizo una mueca—. Lo que quiero decir es: ¡esa cosa quema por dentro como el fuego!

—En ese caso —replicó lady Lhoril con un encogimiento de hombros—, nos acostumbraremos a él lo suficiente para vaciar unas cuantas copas sin llorar o temblar, y prepararemos un hechizo, sólo para nosotras, que convertirá lo que pase por nuestros labios en agua cuando lo bebamos. Es el respeto lo que buscamos, no ahogar nuestras preocupaciones por el reino como lo hacen nuestros señores. ¿Por qué creéis que beben como lo hacen? ¿No será que han visto lo mismo que Ithrythra y no quieren enfrentarse a ello?

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