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Authors: Marcela Paz

Tags: #Infantil

Papelucho (4 page)

BOOK: Papelucho
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La pobre Domitila llegó tan cansada que tuvo que dormir toda la tarde y yo no salí para abrir la puerta y resulta que nadie tocó el timbre. Así es que, al último me asomé a la calle y pasó Buzeta en auto y me invitó y salí a dar una vueltecita y resulta que, cuando volví, se había quedado la puerta abierta y habían entrado a robar, y se robaron el servicio de té del comedor. Mi mamá estaba echa una furia con la Domitila por haber dejado la puerta abierta o por estar durmiendo, pero la cuestión es que en todo caso después no le dijo casi nada para que no se fuera.

Febrero 10

Mañana nos vamos al campo. Estoy feliz. Viña era muy aburrida. Es claro que Javier, como anduvo en lancha, se cree genial. Yo no aprendí a nadar porque el mar ni lo deja a uno. Además le dio por castigarme con la cuestión de la ropa y mi papá se puso firme en que no me compraran más que un par de pantalones y una camisa y, cuando se ensuciaban, me dejaban sin salir. Esto lo llaman educar y yo lo llamo tenerle pica a uno. Por lo demás, yo creo que los grandes también se aburren porque todo lo encuentran caro, y van a la ruleta y cada vez les va peor. Y papá y mamá pelean por la ruleta y el pobre papá está desesperado con los gastos, así es que vamos a economizar. Además, como se va la Domitila, no hay quién haga nada y hay que volverse.

También esta casa es fea y ajena y me revientan las casas ajenas.

Es una lástima que sea pecado ser ladrón, porque es la única manera de ganar plata y, además, de no aburrirse. Me cargan los ingenieros, los abogados, los tapiceros y los profesores.

Ya están listas otra vez las maletas y mi mamá bien confundida y a cada rato llegan cuentas y más cuentas. El pobre papá debe tener ganas de llorar porque no sé cómo va a pagar tanta cosa. La vida sería regia si uno pudiera borrar algunas cosas y algunos días. Yo creo que mamá y papá borrarían este mes y serían felices.

¡Qué lindo es viajar! Qué importa hacer maletas con tal de viajar y pasar por campos y estaciones y gente que uno no vuelve a ver.

Mañana me voy a levantar muy temprano para ayudar a arreglar la casa y voy a ser tan económico que mi mamá tendrá que agradecérmelo.

Febrero 13

Por fin estamos en el campo. ¡Qué felicidad poder andar sucio y sin zapatos! Además, ¡qué económico! Aquí no venden barquillos y en un mes vamos a ahorrar en barquillos a lo menos cien pesos. También la fruta no se paga y la comida tampoco porque estamos alojados en casa de la tía Rosarito. La mamá y el papá tuvieron que irse a unas diligencias y nos dejaron a cargo de la tía Rosarito. Nos encanta estar a cargo de ella aunque no contesta ni mira, porque se lo pasa sentada en una silla mascando algo que no se traga y pensando en algo que no dice. A ella no le importa que se rompan las ropas ni que lleguemos tarde a tomar té. Me gustaría que la mamá se demorara mucho en sus diligencias porque así descansa de nosotros y también porque Javier y yo tenemos mucho que hacer antes de que ella vuelva.

Con Javier salimos a caballo todo el día. Ahora, él es bien amigo mío y los dos somos amigos del Chirigüe. Hay un caballo ciego que me da mucha pena y le doy de comer con la mano.

Hicimos un picnic con Javier y nos comimos seis huevos cada uno y una sandía cada uno. Después nos dimos un baño de barro y otro de agua del estero. Salimos a caballo ocho veces en el día y anduvimos en carreta y en tractor. También aprendimos a lacear y a lechar vacas. Lo importante es la cola porque colea los ojos. También regamos la chacra y no tomamos té porque la leche de vaca es rica en el balde. Y ahora nos acostamos sin desvestirnos porque vamos a salir a las cuatro de la mañana para cazar con el Chirigüe.

Hoy fue un día perfecto. El día más feliz de mi vida, creo.

Febrero 15

Parece que sucede algo muy tremendo. Mamá ha telefoneado cuatro veces y cuesta 300 pesos cada comunicación. Son 1.200 pesos tirados a la calle, de manera que es algo grave. La tía Rosarito no puede hablar por teléfono porque es sorda y cada vez que la mamá telefoneó, nosotros no estábamos. Por fin llegó un telegrama que decía: "Detenida por acontecimientos. Regresaré mañana. Cariños". En la noche tuve un sueño raro. Soñé a la mamá detenida por los "acontecimientos", que eran hombres vestidos de uniforme y llenos de clavos, algo como las sillas del comedor. Y mamá trataba de librarse de ellos. Entonces, yo le prendía fuego a la casa y los acontecimientos se derretían.

A ratos, siento pena por mi mamá que ha sido detenida, pero después pienso que es culpa de mi sueño y se me olvida. Le dije a Javier que deberíamos ir donde ella y él se echó a reír. De todos modos, si él no me acompaña, iré solo a salvarla. A la tía Rosarito le dan unos ataques y hoy le iba a dar uno y no le dio y la pobre se pasó el día esperándolo.

Hoy lo pasamos choriflai porque aprendimos a herrar caballos y a encender la fragua. También hicimos una chacra y comimos fruta hasta que me dolió el estómago.

Lo único malo es que la tía Rosarito, que era tan buena, se está echando a perder por completo. Hoy se cortó la leche y se enfureció.

A la chancha le llegaron nueve chanchitos y nos los repartimos entre Javier y yo y tía Rosarito dijo que eran todos de ella. Nos tiene pica a Javier y a mí y dice que somos insoportables. A uno le da como pena pensar en su mamá y que otros digan que sus hijos son insoportables. ¡Si ella supiera!

No sé cómo se nos desparramó la paila del manjar blanco, y, aunque lo recogimos y limpiamos, la vieja pícara de la tía Rosarito adivinó y nos dio un reto terrible. Duele mucho que lo reten a uno cuando no son sus padres.

Febrero 16

Hoy se cortó el agua y nadie se lavó. A Javier le sigue doliendo el estómago y yo le preparé unas uvas con zarzamora y se mejoró. Voy a escribirle al papá para que me mandé una escopeta nueva para cazar patos y también patos para aprovechar la escopeta.

Porque resulta que el campo es la parte donde no pasa nada. No hay choques de autos, los caballos no se escapan ni se encabritan, los empleados no pelean y pudiendo pasar tantas cosas, no pasa nada.

Desde que llegó la mamá casi no se puede hacer nada. Se lo pasa tejiendo con la tía Rosarito y quiere que andemos limpios y todo. Ella está tan aburrida que quiere que nosotros nos aburramos.

Cuando uno está aburrido, de repente se le ocurren ideas. A mí se me ocurrió hoy una idea estupenda, pero se me olvidó. Ojalá que mañana me vuelva.

Resulta que los ricos son la gente más mala. Hacen trabajar a los pobres como animales para apilar sus millones. Ellos mandan sembrar los zapallos y las papas y todo, y después se embuchan la plata que es del pobre porque él hace el trabajo. El rico le roba al pobre y a mí me da vergüenza ser hijo de rico. Yo le regalé a Soto mi frazada y doña Rosarito y mi mamá armaron una pelotera y querían que se la fuera a quitar, pero yo no fui. Ya me estoy acostumbrando a las peloteras y no me importan mucho. Cuando hay mucho boche me voy a ayudar a Soto y se me olvidan los retos cuando estoy con él.

Lo único que ha pasado es que se murió una viejita y le fuimos a rezar, pero resulta que nadie le rezaba sino que le conversaban o le lloraban y a mí me dan vergüenza los muertos. Entonces Soto me dijo que le consiguiera una botellita de vino para la fatiga y yo me metí a la bodega y se me rompieron cuatro. Era como si le saliera sangre de narices a un elefante, todo el suelo rojo. Y yo quise recogerlo y la única manera era con la lengua. Después, fuimos con Zúñiga y Soto al despacho pero yo estaba tan enfermo que me tuve que acostar.

Febrero 20

Ya no tenía ni ganas de escribir porque es tanto lo que lo retan a uno en el campo que se quitan las fuerzas hasta de escribir. Javier cree que lo que pasa es que mamá se aburre como caracol con la tía Rosarito, teje que teje. La cuestión es que hasta lo de las botellas me lo refregaron ayer. Y con la cuestión de la cosecha de las papas también hubo rosca porque con Javier jugamos a que los sacos eran montañas y saltábamos por las montañas y unas montañas se rompieron y rodaron las papas hasta el comedor. La culpa es de que usen sacos tan viejos.

Ayer estábamos tan aburridos que hicimos una fogata inmensa y se llenó la casa de humo y se quemó la zarzamora y el fuego no se quería apagar porque le dio por soplar viento. Javier y yo corríamos con el balde de agua, pero se desparramaba todo y ni pensaba en apagarse hasta que llegaron Zúñiga y Soto con palas y otras cosas Lo malo fue que alcanzó a ver el fuego mamá y a la tía Rosarito le dio el ataque y mi mamá nos mandó a la cama a los dos.

Mamá llamó al papá por teléfono y nos acusó y nos vamos a ir a Santiago sin haber gozado del campo.

Febrero 22

Resulta que no nos fuimos porque el papá anda buscando casa para cambiarnos y no ha encontrado, así que la mamá se fue hoy para ayudarlo. Nos tuvimos que quedar aquí, pero, por suerte, la tía Rosarito está con catarro en cama y entonces es menos aburrido. Salimos a caballo con Zúñiga y comimos dos sandías y después choclos en casa de él. Y también trillamos un poco y el tractor lo manejamos los dos con Javier. Pero lo malo fue que Javier se cayó del caballo y creíamos que estaba muerto. Pero no era más que aturdido, que es como durmiendo, y después tenía unos chichones y nada más.

Marzo 1

Ya estamos instalados en la casa nueva que se llama "departamento". Aquí uno topa a cada rato y es terriblemente limpio. No se puede tocar nada y uno no puede andar más que con las manos en los bolsillos para no tocar.

Por suerte que volvió Domitila y nos trajo huevos del campo.

Nos compraron ropa nueva y fuimos a matricularnos a un colegio de internos. Tal vez sea mejor que vivir en un departamento. Aunque la cuestión del ascensor es bastante encachada.

Parece que se mató un caballero por amor en el piso de arriba. Yo no me mataría ni siquiera por un auto de 18 cilindros. Yo sé que matarse es el pecado más grande que se puede cometer porque es el último pecado que se comete. Ayer fuimos al cine y era todo de amor. La radio también habla de amor y de besos y los cantos son igual. Antes no era así, pero ahora todo se vuelve puro amor.

Vinieron los jueces y la policía a ver al caballero que se mató por amor, pero en el diario sale que se murió de función. En el diario lo alababan mucho. Siempre alaban a los muertos y a los vivos no.

Después se llevaron al muerto y resulta que el cajón no cabía en el ascensor y lo bajaron parado.

Resulta que Javier está enfermo con fiebre y hay que andar en puntillas para que el perla no despierte. Yo sé que no se piensa morir, pero él se hace el moribundo de abusador que es.

De todas maneras, me hice amigo de Armando, un cabro del 5° que tiene tren eléctrico y pasé todo el día con él.

Marzo 3

Esta mañana, cuando bajé a repartirle pan a los perros, había una mujer con cara de bruja y que los corría con un palo. Era negra y sucia y sus brazos parecían cordeles podridos. Cuando los perros se acercaban, ella los amenazaba con el palo y, cuando se iban, ella recogía el pan y lo echaba en su saco.

A mí me dio tanta rabia que le dije: —¿Por qué le roba el pan a los perros? ¿Con qué derecho?

—Con el derecho del hambre —me contestó, y tenía una cara de furia.

Entonces yo subí en el ascensor y le traje todo el pan y el queso que encontré y también un vuelto que había en la cocina. Yo sé que tengo buen corazón, pero no me gusta pensar en que soy bueno, porque me da por ser mejor y se me quitan las ganas de hacer lo que tengo gana y me da por regalar mis cosas, etc.

La mamá echó de menos el vuelto y le echó la culpa a la Domitila y se armó la pelea. Yo les dije que era yo el que lo había tomado, pero ellas ni me oyeron porque estaban furiosas. Ahora quiere irse la Domitila y resulta que es la única que me quiere y me da cosas y me consuela cuando estoy triste.

Marzo 15

Ya estoy de interno. Nos trajo el papá esta mañana y había un enredo de gente y tanto eco de voces que uno se mareaba.

En este colegio no hay nadie conocido y uno se siente pésimo. El Padre Carlos dice a todo que "sí" mientras le hablan y está pensando en otra cosa.

Los chiquillos se creen muy sabios porque uno es nuevo y se secretean y se ríen, pero Javier le pegó a dos y ahora no se ríen tanto.

La comida es rica y el dormitorio bien grande. Yo no sé qué voy a hacer para encontrar mi cama. A ratos pienso que era más feliz antes, pero, cuando pienso en que de todas maneras voy a crecer, y ser grande, y salir del colegio, me consuelo.

Tengo un amigo que se llama Roberto Ugarte y tiene dos dientes quebrados en un choque de autos. El también es nuevo y tiene un papá terriblemente millonario y lo pasa estupendo en su casa y le dan cincuenta pesos todos los días. Su casa tiene cuatro teléfonos y cuatro máquinas de escribir y tres autos. Javier también se hizo amigo de él porque anda todo el tiempo conmigo ahora.

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