Así, el falso médico realizó la sangría, pero no vendó con fuerza la herida del brazo y el enfermo fue desangrándose lentamente.
Media hora más tarde, Robin, como en sueños, pidió a su amigo que le incorporara en el lecho y le acercara su arco y sus flechas. Johnny obedeció sin poder contener las lágrimas.
—Amigo mío, voy a reunirme con mi dulce Mariana —decía Robin con un hilo de voz—. Entiérrame donde caiga esta flecha.
Y con un gran esfuerzo, Robin tensó el arco y disparó su última flecha, Ésta salió a través de la ventana de la celda y fue a clavarse en el prado que rodeaba el monasterio.
Johnny lloró horas y horas la muerte de su amigo. Después cavó la fosa en el lugar en el que había caído la flecha y lo enterró.
Así acabó sus días Robert Fitzwalter, conocido como Robin Hood, héroe de los proscritos del bosque de Sherwood.
Las hazañas de Robin Hood se narran en una serie de baladas que fueron transmitiéndose de forma oral, durante siglos y siglos.
La balada es el género medieval de la literatura inglesa equivalente a los romances de nuestra literatura. En ellas se contaban las distintas aventuras de un héroe.
Las baladas son anónimas y fueron concebidas para ser cantadas o recitadas por los juglares. Por eso, debido a la transmisión oral y a la intervención de numerosos juglares, las baladas presentan diversas versiones sobre un mismo hecho.
En el caso de Robin Hood, sus hazañas se narran en más de treinta baladas. Éstas fueron recogidas en un verdadero poema épico:
The gest of Robin Hood.
La obra, impresa alrededor del año 1500, agrupa los distintos episodios sobre la vida del héroe.
A lo largo del tiempo, las andanzas de Robin Hood han inspirado obras literarias, como es el caso de Ivanhoe (1819), del célebre escritor Walter Scott.
Asimismo, la vida del héroe de Sherwood ha sido llevada al cine en varias ocasiones. Robin Hood ha sido protagonista de numerosas películas, algunas de ellas en dibujos animados.
A este personaje también se le conoce en España con el nombre de Robin de los Bosques.