Trilogía de la Flota Negra 3 La Prueba del Tirano (11 page)

BOOK: Trilogía de la Flota Negra 3 La Prueba del Tirano
10.66Mb size Format: txt, pdf, ePub

La compuerta se abrió y el teniente Zratha asomó la cabeza por el hueco.

—El almirante Tolokus y el comodoro Martaff le están esperando en la sala de reuniones, señor. Los demás vienen hacia aquí.

—Gracias. Iremos enseguida —dijo Ábaht, poniéndose en pie—. Bien, Roca... Ya va siendo hora de que vuelva a lucir mi título, por muy manchado que esté.

Carson ya se había levantado y le saludó marcialmente..., para gran sorpresa de Ábaht.

—Señor, si me permite decírselo, yo no veo ni una sola mancha en él..., y tampoco la verán los demás. —Dio un paso hacia Ábaht y bajó la voz—. Esto no es la Ciudad Imperial. Sabemos muy bien quién es usted, general, y sabemos que éste es el sitio en el que ha de estar. Lo único que ha de hacer es indicarnos el camino, y le aseguro que no tendrá que preguntarse si le estamos siguiendo. Los demás me pidieron que se lo dijera, señor.

Ábaht permitió que sus labios se curvaran en una tensa sonrisa que desapareció casi al instante.

—Gracias, Roca —dijo—. Y ahora, a trabajar.

Ábaht permitió que Carson se adelantara mientras él hacía un alto en el camino para recoger a sus oficiales de información en la sala de mando.

Sin pretenderlo conscientemente, eso le dio ocasión de hacer una entrada bastante espectacular y de aparecer en la sala de reuniones seguido por dos coroneles. Los cinco recién llegados que estaban esperándole allí —cuatro comodoros y un almirante, y de izquierda a derecha una mujer, tres hombres y un norak tull— se levantaron rápidamente de sus asientos y saludaron.

—Descansen —dijo Ábaht, yendo hacia el asiento del centro—. Permítanme presentarles al coronel Corgan, mi oficial táctico, y al coronel Mauit'ta, mi oficial de inteligencia. Los dos les expondrán la situación actual en sus respectivos departamentos cuando hayamos entrado en materia.

Los dos oficiales se sentaron flanqueando a Ábaht.

El general no perdió el tiempo con presentaciones u otra clase de preliminares.

—Como ya saben, ustedes y sus fuerzas expedicionarias han sido enviados aquí para reforzar a la Quinta Flota en nuestro intento de mantener a raya a los yevethanos —dijo—. Ya no están aquí como símbolo, o como advertencia, o como exhibición de fuerza, igual que si esta misión fuese una especie de desfile del Día de la Victoria. Los objetivos de nuestra misión son evaluar la magnitud de la amenaza y contenerla, y podrían ampliarse en cualquier momento.

»Operaremos como una sola unidad con la potencia de una flota doble, y las diez fuerzas expedicionarias me informarán directamente a través de mis oficiales. Cada una de sus unidades conservará su organización, señales de convocatoria y frecuencias de mando actuales en los niveles de grupo de combate, escuadrón y división.

»La única excepción a esa regla general concierne a sus recursos de inteligencia. Todos los merodeadores y hurones serán adscritos al Decimosexto Grupo de Reconocimiento Táctico, cuya creación acaba de ser autorizada por el Alto Mando, e informarán directamente al coronel Mauit'ta. Estas nuevas directrices deben considerarse en vigor a partir de este momento. El coronel Mauit'ta les proporcionará todos los detalles necesarios sobre el procedimiento de transferencia y el nuevo despliegue.

Los informes tácticos de la flota serán redactados por el personal del coronel Corgan. Se espera de ustedes que sigan proporcionando sus propias patrullas de defensa de la flota y de alerta inicial, para lo cual deberán utilizar sus alas-X de reconocimiento y sus navíos de exploración.

»Hemos sufrido bajas y podemos esperar sufrir más en el futuro, pero no permitiré que ninguno de los comandantes que se hallan a mis órdenes se resigne a ello sin llegar a hacer cuanto pueda para evitarlo. Deberíamos estar preparados para aceptar todas las pérdidas causadas por una acción enemiga que sean necesarias a fin de asegurar el éxito de nuestra misión..., pero no aceptaré ni una sola baja causada por incompetencia, descuido, despreocupación, falta de eficiencia o averías en las naves y las municiones que hubiesen podido ser evitadas. Nuestro enemigo es listo y fuerte y está decidido a todo, y estamos en su terreno. Les pido que mantengan el nivel de preparación para entrar en combate más alto posible en todos los eslabones de sus cadenas de mando respectivas.

»Y ya que he sacado a relucir el tema de las pérdidas... ¿Coronel Corgan?

Corgan asintió.

—Nos faltan veintiséis pilotos de combate y once pilotos de complemento para alcanzar el nivel de potencia reglamentario asignado a una flota de nuestras características —dijo—. Esas cifras reflejan las pérdidas globales sufridas en el enfrentamiento de Doornik-319 y el reconocimiento coordinado del interior del Cúmulo de Koornacht.

«Gracias a las reservas y al reaprovisionamiento ordenado por Coruscant contamos con los aparatos suficientes..., pero no disponemos de pilotos para todos ellos. Uno de los aspectos negativos que conlleva el ser una división de combate nueva creada a partir de cero es el de que teníamos muy pocos pilotos experimentados en puestos no relacionados con las misiones de vuelo, y el rango de la mayoría de esos pilotos es lo suficientemente elevado para que en circunstancias normales queden excluidos de las unidades de combate destacadas en primera línea.

»Por lo tanto, les ruego que cuando hayan vuelto a sus puestos de mando examinen sus listados de tripulaciones y oficiales con el objetivo de localizar un mínimo de seis y un máximo de ocho pilotos a los que puedan transferir. Andamos particularmente escasos de pilotos de reconocimiento con experiencia.

La comodoro Poqua se inclinó hacia adelante y apoyó sus brazos cruzados sobre la mesa.

—Entre la expansión a cinco flotas y el considerable número de veteranos de la Rebelión que han vuelto a la vida civil, ninguno de nosotros se encuentra en una situación mucho mejor que la suya —explicó—. Sé que hasta hace dos años la Fuerza Expedicionaria Gema siempre tenía cuarenta pilotos o más en situación de reserva. Ahora esos cuarenta pilotos de la reserva están dispersados por cuarenta mundos y están muy ocupados fabricando bebés, cuidando jardines y pilotando lanzaderas comerciales..., y eso en el caso de que sigan volando.

—Somos conscientes del efecto negativo que la vuelta a la vida civil ha tenido para la Flota —dijo Ábaht—. Pero eso no hace desaparecer la necesidad de reequilibrar nuestros recursos a la que nos enfrentamos. Les ruego que transmitan sus listas de transferencia a las mil cuatrocientos del día de hoy. —Volvió la mirada hacia la derecha—. Coronel Mauit'ta..., las evaluaciones sobre los efectivos yevethanos, por favor.

Mauit'ta entregó una tarjeta de datos a cada uno de los comandantes de las fuerzas expedicionarias. El comodoro Grekk 9, el norak tull, introdujo la tarjeta en el lector de su tórax acorazado, y Poqua sacó un cuaderno de datos de un bolsillo interior. Los demás dejaron que sus copias del informe quedaran sobre la mesa como juguetes para los dedos.

—Estas tarjetas de datos contienen toda la información más reciente sobre la flota yevethana de que disponemos en estos momentos —dijo Mauit'ta—. Eso incluye hologramas de reconocimiento, perfiles de sensor, un despliegue de combate y un inventario de naves, los avistamientos más recientes y de mayor fiabilidad, y las especificaciones preliminares referentes al diseño del navío de impulsión capaz de viajar por el hiperespacio que a partir de ahora será conocido con el nombre en código de Gordo.

»Los datos que les estamos proporcionando son incompletos, y en algunos aspectos son de naturaleza especulativa. Por ejemplo, el despliegue de combate se basa principalmente en el despliegue astrográfico, dado que no disponemos de información directa sobre la organización de combate de la flota yevethana. Pero como ya ha indicado el general, uno de los objetivos que nos hemos fijado es precisamente el de llenar los huecos. Estamos particularmente interesados en aprovechar cualquier ocasión de destruir o incapacitar a un Gordo, pero por el momento todavía no tenemos muy claro qué haría falta para conseguirlo.

»Dejaré que estudien las evaluaciones de fuerzas detalladamente junto con sus mandos respectivos, y me limitaré a hacer una exposición general resumida. Basándonos en un análisis completo de nuestros contactos con los yevethanos, nuestras estimaciones actuales sobre la potencia de su flota indican que disponen de un mínimo de noventa y tres navíos de combate de gran tamaño, de los cuales por lo menos veintinueve son de diseño imperial y el resto son Gordos.

»Hay un mínimo de diecinueve mundos ocupados y defendidos, y tal vez haya veinte; por el momento Doornik-207 todavía no ha sido sometido a ningún reconocimiento. Ocho de ellos están defendidos por una flota mixta, y pensamos que eso indica que los yevethanos los consideran como objetivos principales. Los otros once objetivos están defendidos únicamente por Gordos.

»Es posible que los yevethanos dispongan de navíos adicionales escondidos en algún lugar, y esperamos reducir las dimensiones de esa incertidumbre aumentando el perímetro de nuestras misiones exploratorias del Cúmulo de Koornacht. Pero el más grande de todos los interrogantes...

Grekk 9 interrumpió la exposición de Mauit'ta.

—Los astilleros imperiales —dijo—. ¿Dónde están los astilleros?

—Sí, comodoro... Se me ha adelantado. No sabemos dónde están o qué se oculta en ellos. Lo más probable es que los yevethanos dispongan de tres astilleros imperiales, todos los cuales pueden seguir produciendo copias de los navíos imperiales que figuran en sus bancos de datos. Durante la penetración de reconocimiento se obtuvieron imágenes que muestran cuatro perfiles de Destructor Estelar.

—O están intentando confundirnos con una pista falsa, o están duplicando sistemas sin comprenderlos —dijo Carson.

—Disponemos de una fuente de inteligencia que sugiere que tal vez se trate de eso último —dijo Mauit'ta—. En cualquier caso, localizar los astilleros es nuestra prioridad número uno en lo que concierne a los objetivos de inteligencia. Y cuando hayan sido localizados, los astilleros pasarán a ser considerados como objetivos de naturaleza primaria.

—¿Y qué hay de los Gordos? —preguntó Martaff—. ¿Dónde están siendo construidos? A la vista de las cifras, tal vez tengamos que preocuparnos más por ellos.

—Los navíos de impulsión parecen estar siendo construidos en astilleros de superficie, y posiblemente sólo en N'zoth —dijo Mauit'ta—. Hemos localizado dos de esos astilleros, y están considerados como objetivos de alta prioridad.

—¿Cómo pretenden localizar los astilleros imperiales? —preguntó Grekk 9.

Ábaht decidió volver a intervenir.

—Todos estos asuntos pueden ser abordados más tarde —dijo—. Lo que deben dejar muy claro a sus hombres es que los yevethanos son unos enemigos a los que no hay que subestimar. Aunque sólo tomemos en consideración sus recursos confirmados hasta el momento, disponen de un poderío militar más que suficiente para derrotar a los efectivos de una fuerza expedicionaria.

»Por esa razón, he ordenado que la división mínima a emplear en el despliegue que llevaremos a cabo estará formada por dos fuerzas expedicionarias. Símbolo y Campana de Luz quedarán a las órdenes del almirante Tolokus. Ápice y Verano se combinarán a las órdenes del comodoro Carson. Gema se unirá a Hoja de Cobre, la fuerza expedicionaria insignia, bajo las órdenes del comodoro Mirx. ¿Hay alguna pregunta acerca de este punto?

No había ninguna. Las operaciones conjuntas llevadas a cabo por dos fuerzas expedicionarias formaban parte tanto de la rutina operativa como de la del adiestramiento, y Ábaht no había alterado los emparejamientos familiares y naturales.

Pero en sí mismo el orden ya subrayaba hasta qué punto consideraba seria la amenaza yevethana. Los comodoros de las fuerzas expedicionarias de la Flota no estaban acostumbrados a pensar en sus efectivos desde el punto de vista de la vulnerabilidad. La composición típica de una fuerza expedicionaria de veintiún navíos incluía un Destructor Estelar o transporte de la flota como navío insignia, dos cruceros pesados y dos transportes de asalto, cuatro fragatas de escolta y cinco cañoneras, todo lo cual constituía un conglomerado de potencia de fuego veloz, flexible y realmente formidable.

—¿Y cuál va a ser nuestro despliegue? —preguntó el almirante Tolokus.

—Voy a llevar la flota a los sistemas de la periferia del Cúmulo de Koornacht —dijo Ábaht, volviendo su solemne mirada de ojos que no parpadeaban hacia el almirante—. El gran desfile ha terminado. Vamos a hacer todo lo posible para que a los yevethanos les resulte muy difícil seguirnos el rastro, al mismo tiempo que intentamos hacer que nos resulte más fácil seguírselo a ellos.

»Eso incluye operaciones de reconocimiento a gran escala, llenar el espacio con la máxima cantidad posible de boyas sensoras y probots, esparcir repetidores fantasma por los sistemas que visitemos y enviar un escuadrón a Doornik-1142 para que busque un astillero por esa zona —siguió explicando—. En estos momentos no estamos autorizados a iniciar una acción militar contra los yevethanos, pero sí estamos plenamente autorizados a emplear toda la fuerza disponible si los yevethanos aparecen e intentan interferir en nuestras operaciones.

»En resumen, que vamos a estirar todo lo que podamos los principios de la navegación libre y la autodefensa legítima. Si nuestra presencia acaba persuadiendo a los yevethanos de que deben buscar una solución diplomática, la aceptaremos encantados. Pero si insisten en la guerra, tenemos que asegurarnos de que estamos preparados para hacerles lamentar su elección.

La mirada de Ábaht recorrió los rostros que le contemplaban en silencio desde el otro lado de la mesa.

—Eso es lo que espero de ustedes, y de las naves, oficiales y tripulaciones que tienen bajo su mando. Quiero que estén preparados para luchar cuando no haya otra opción..., y quiero que estén preparados para ganar, porque no hay otra opción.

Luke despertó en el cubículo de reposo del
Babosa del Fango
sintiendo un calor al que no estaba acostumbrado junto a él, y con un recuerdo igualmente desusado flotando muy cerca de sus pensamientos. Se removió y Akanah volvió a fundir su cuerpo con el suyo, la piel tocando la piel y convenciendo a los sentidos adormilados para que se fueran despertando poco a poco.

No sabía cómo hablar de lo que había ocurrido entre ellos o de cuáles podían ser sus consecuencias, pero Akanah no le pidió que lo hiciera. La joven permitió que Luke siguiera inmóvil en la reconfortante paz del círculo formado por su abrazo mutuo, y ni le presentó exigencias ni esperó explicaciones. Luke le devolvió esa cortesía comportándose igual que ella.

Other books

The Gray Man by Mark Greaney
Vuelo nocturno by Antoine de Saint-Exupéry
A Perfect Hero by Samantha James
Discovering Us by Harper Bentley
Home by Toni Morrison