Ulises (97 page)

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Authors: James Joyce

Tags: #Narrativa, #Clásico

BOOK: Ulises
12.78Mb size Format: txt, pdf, ePub

SOLDADO CARR:
(aflojándose el cinturón, grita)
Le voy a retorcer el pescuezo al primer jodido hijodeputa que diga una palabra contra el puñetero cabrón de mi rey.

BLOOM:
(sacude a Cissy Caffrey por los hombros)
¡Habla, tú! ¿Te has quedado muda? Tú eres el eslabón entre naciones y generaciones. ¡Habla, mujer, sagrada dadora de vida!

CISSY CAFFREY:
(alarmada, agarra al Soldado Carr por la manga)
¿No estoy contigo? ¿No soy tu chica? Cissy, tu chica.
(Grita.)
¡Policía!

STEPHEN:
(extáticamente, a Cissy Caffrey)

Blancas tus patas, roja tu jeta,
y tus magras son bien duras.

VOCES: ¡Policía!

VOCES LEJANAS: ¡Dublín está ardiendo! ¡Dublín está ardiendo! ¡Fuego, fuego!

(Surgen llamas de azufre. Densas nubes pasan rodando. Retumban pesados cañones-revólver. Pandemónium. Se despliegan tropas. Cascos al galope. Artillería. Roncas órdenes. Resuenan campanas. Gritan apostadores. Vociferan borrachos. Chillan putas. Sirenas de barco ululan. Gritos de valentía. Aullidos de agonizantes. Picas chocan en corazas. Ladrones roban a los caídos. Aves de presa, volando desde el mar, levantando el vuelo desde tierras pantanosas, cayendo desde sus nidos en riscos, se ciernen gritando; ocas, cormoranes, buitres, azores, chochas trepadoras, peregrinos, esmerejones, chachalacas negras, águilas marinas, gaviotas, albatros, ocas de percebes. Se oscurece el sol de medianoche. Tiembla la tierra. Los muertos de Dublín, de los cementerios Prospect y Mount Jerome, con gabanes blancos de piel de oveja y capas negras de piel de cabra, resucitan y se aparecen a muchos. Se abre un abismo con un bostezo sin ruido. Tom Rochford, el ganador, en camiseta y calzón de atleta, llega a la cabeza de la carrera de vallas handicap nacional y salta al vacío. Le sigue un pelotón de corredores y saltadores, que saltan desde el borde, en actitudes frenéticas. Sus cuerpos se desploman. Chicas de taller con vestidos elegantes lanzan porrombombas de Yorkshire al rojo vivo. Señoras de alta sociedad se levantan las faldas por la cabeza para protegerse. Risueñas brujitas con cortas falditas rojas cabalgan por el aire en escobas. El cuáquero míster Lyster administra un clister. Llueven dientes de dragón. Héroes armados nacen de surcos. Intercambian en señal de amistad el signo de los caballeros de la Cruz Roja y combaten duelos con sables de caballería; Wolfe Tone contra Henry Grattan, Smith O’Brien contra Daniel O’Connell, Michael Davitt contra Isaac Butt, Justin M’Carthy contra Parnell, Arthur Griffith contra John Redmond, John O’Leary contra Lear O’Johnny, Lord Edward Fitzgerald contra Lord Gerald Fitzedward, Los O’Donoghue de los Glens contra Los Glens del Donoghue. En una altura, el centro de la tierra, se eleva el altar de campaña de Santa Bárbara. Velas negras se levantan en sus lados, el del evangelio y el de la epístola. Desde las altas troneras de la torre caen dos lanzadas de luz sobre la piedra del altar cubierta de un palio de humo. Sobre la piedra del altar, la señora Mina Purefoy, diosa de la sinrazón, yace desnuda, encadenada, con un cáliz descansando en su vientre hinchado. El Padre Malachi O’Flynn, en larga enagua y casulla del revés, sus dos pies izquierdos lo de delante atrás, celebra misa de campaña. El Reverendo señor Hugh G. Haines Love, M. A., con sotana simple y birrete académico, sostiene un paraguas abierto sobre la cabeza del celebrante.)

PADRE MALACHI O’FLYNN:
Introibo ad altare diaboli
.

EL REVERENDO SEÑOR HAINES LOVE: Al diablo que es la alegría de mi juventud.

PADRE MALACHI O’FLYNN:
(saca del cáliz y eleva una hostia goteando sangre) Corpus Meum
.

EL REVERENDO SEÑOR HAINES LOVE:
(levanta muy en alto las enaguas del celebrante, mostrando sus nalgas desnudas grises y peludas, entre las cuales está encajada una zanahoria)
Mi cuerpo.

LA VOZ DE TODOS LOS CONDENADOS: ¡Osoredopodot Soid Roñes le anier seup, Ayulela!

(Desde lo alto grita la voz de Adonai.)

ADONAI: ¡Soooooooooooid!

LA VOZ DE TODOS LOS BIENAVENTURADOS: ¡Aleluya, pues reina el Señor Dios Todopoderoso!

(Desde lo alto grita la voz de Adonai.)

ADONAI: ¡Diooooooooooos!

(En discordancia estridente, campesinos y ciudadanos de las facciones Orangista y Verde cantan
Fuera el Papa a patadas
y
Cada día, cada día, cantemos a María
.)

SOLDADO CARR:
(silabeando con ferocidad)
¡Le voy a liquidar, así me ayude el puñetero Cristo! ¡Le voy a retorcer el jodido gañote a ese cabrón hijoputa!

(El sabueso, olfateando alrededor de la multitud, ladra ruidosamente.)

BLOOM:
(corre a Lynch)
¿No se le puede llevar de aquí?

LYNCH: Le gusta la dialéctica, el lenguaje universal. ¡Kitty!
(A Bloom.)
Llévesele usted. A mí no me hace caso.

(Se lleva arrastrando a Kitty.)

STEPHEN:
(señala) Exit Judas. Et laqueo se suspendit
.

BLOOM:
(corre hacia Stephen)
Vente conmigo antes que ocurra algo peor. Aquí tienes tu bastón.

STEPHEN: El bastón, no. La razón. Esta fiesta de la razón pura.

VIEJA ABUELA SINDIENTES:
(alarga un puñal hacia la mano de Stephen)
Quítale de en medio,
acushla
. A las 8.35 de la mañana estarás en el paraíso e Irlanda será libre.
(Reza.)
¡Oh buen Dios, llévale contigo!

CISSY CAFFREY:
(tirando del Soldado Carr)
Vamos allá, estás bebido. Me insultó pero yo le perdono.
(Gritándole al oído.)
Le perdono por insultarme.

BLOOM:
(sobre el hombro de Stephen)
Sí, váyase. Ya ve que está incapaz.

SOLDADO CARR:
(se desprende)
Yo le voy a insultar.

(Se precipita hacia Stephen, con los puños extendidos, y le golpea en la cara. Stephen, vacila, se desploma, cae aturdido. Queda tumbado boca arriba, cara al cielo, el sombrero rodando a la pared. Bloom lo sigue y lo recoge.)

COMANDANTE TWEEDY:
(en voz alta)
¡Armas al hombro! ¡Alto el fuego! ¡Saluden!

EL SABUESO:
(ladrando furiosamente)
Ut ut ut ut ut ut ut.

LA MULTITUD: ¡Déjele levantarse! ¡No le pegue cuando está caído! ¡Aire! ¿Quién? El soldado le pegó. Es un profesor. ¿Se ha hecho daño? ¡No le maltrate! ¡Se ha desmayado!

UNA BRUJA: ¿Con qué derecho le pegó al caballero ese casaca roja, y estando bebido? ¡Que se vayan a luchar con los bóers!

LA ALCAHUETA: ¡Miren quién habla! ¿No tiene derecho el soldado a ir con su chica? El otro le atacó a traición.

(Se agarran del pelo una a otra, arañándose y escupiéndose.)

EL SABUESO:
(ladrando)
Uau uau uau.

BLOOM:
(echándolas atrás, en voz alta)
¡Atrás, échense atrás!

SOLDADO COMPTON:
(tirando de su camarada)
Ea Harry, arreando. Ahí vienen los guardias.

(Dos guardias con capas impermeables, altos, se detienen entre el grupo.)

GUARDIA PRIMERO: ¿Qué pasa aquí?

SOLDADO COMPTON: Estábamos con aquí esta señorita y él nos insultó y atacó a mi compañero.
(El sabueso ladra.)
¿Quién es el amo de este jodido chucho?

CISSY CAFFREY:
(con expectación)
¡Está sangrando!

UN HOMBRE:
(que estaba de rodillas, levantándose)
No. Se desmayó. Volverá en sí.

BLOOM:
(lanza una brusca ojeada al hombre)
Déjemele a mí. Yo puedo fácilmente…

GUARDIA SEGUNDO: ¿Quién es usted? ¿Le conoce?

SOLDADO CARR:
(avanza tambaleándose hacia los guardias)
Insultó esta señorita amiga mía.

BLOOM:
(colérico)
Usted le golpeó sin provocación. Yo soy testigo. Guardia, tome su número en el regimiento.

GUARDIA SEGUNDO: No necesito sus instrucciones para el cumplimiento de mi deber.

SOLDADO COMPTON:
(tirando de su camarada)
Vamos, arreando, Harry. O si no, Bennett te mete en el calabozo.

SOLDADO CARR:
(tambaleándose mientras tiran de él)
¡Me la trae floja el viejo Bennett! Es un maricón de culo blanco. Me importa una mierda.

GUARDIA PRIMERO:
(sacando su bloc)
¿Cómo se llama?

BLOOM:
(mirando por encima de la multitud)
Precisamente veo ahí un coche. Si me echa una mano un momento, sargento…

GUARDIA PRIMERO: Nombre y dirección.

(Corny Kelleher, crespón negro en torno al sombrero, corona fúnebre en la mano, aparece entre los circunstantes.)

BLOOM:
(rápidamente)
¡Ah, el que hacía falta!
(Susurra.)
El hijo de Simon Dedalus. Un poco bebido. Haga que estos guardias pongan en marcha a estos mirones.

GUARDIA SEGUNDO: Buenas, señor Kelleher.

CORNY KELLEHER:
(al Guardia, con ojos soñolientos)
Todo está bien. Le conozco. Ha ganado un poquito en las carreras. La Copa de Oro.
Por ahí. (Se ríe.)
Veinte a uno. ¿Me entiende?

GUARDIA PRIMERO: (Se vuelve a la multitud) Vamos ¿qué miran ahí pasmados? Fuera de aquí, circulen.

(La multitud se dispersa lentamente, murmurando, por el callejón abajo.)

CORNY KELLEHER: Déjemelo a mí, sargento. Todo se arreglará.
(Se ríe, moviendo la cabeza.)
Muchas veces también nosotros nos hemos portado mal, ya lo creo, y aún peor. ¿No? ¿No, eh?

GUARDIA PRIMERO:
(se ríe)
Imagino que sí.

CORNY KELLEHER:
(da un codazo al Guardia Segundo)
Vamos, borrón y cuenta nueva.
(Canturrea, balanceando la cabeza.)
Con el tralará tralará tralará. ¿Qué, me entiende, no?

GUARDIA SEGUNDO:
(con simpatía)
Ah, claro, también en nuestros tiempos.

CORNY KELLEHER:
(guiñando el ojo)
La juventud es la juventud. Tengo un coche aquí a la vuelta.

GUARDIA SEGUNDO: Muy bien, señor Kelleher. Buenas noches.

CORNY KELLEHER: Ya me ocupo yo de esto.

BLOOM:
(da la mano a los dos guardias sucesivamente)
Muchas gracias, caballeros, gracias.
(Musita confidencialmente.)
Más vale que no haya ningún escándalo, ya comprenden. El padre es un ciudadano muy conocido, altamente respetado. Locurillas de juventud, ya comprenden.

GUARDIA PRIMERO: Ah, ya comprendo, señor.

GUARDIA SEGUNDO: Está bien, señor.

GUARDIA PRIMERO: Era solamente en caso de lesiones corporales cuando tendríamos que dar parte en la comisaría.

BLOOM:
(asiente rápidamente)
Naturalmente. Muy bien. Solamente su deber profesional.

GUARDIA SEGUNDO: Es nuestro deber.

CORNY KELLEHER: Buenas noches, muchachos.

LOS GUARDIAS:
(saludando a la vez)
Buenas, caballeros.

(Se alejan con paso lento y pesado.)

BLOOM:
(respirando)
Providencial su llegada a la escena. ¿Tiene un coche?…

CORNY KELLEHER:
(ríe, señalando con el pulgar por encima del hombro derecho hacia el coche parado junto al andamiaje)
Dos viajantes de comercio que convidaban a champán en Jammet. Como príncipes, de veras. Uno de ellos perdió dos pavos en la carrera. Ahogando su dolor; y luego iban a probar con las niñas alegres. Así que les cargué en el coche de Behan y les descargué en el barrio éste.

BLOOM: Yo iba a casa simplemente por la calle Gardiner cuando por casualidad…

CORNY KELLEHER:
(ríe)
Claro que querían que me metiera con ellos con las furcias. No, por Dios, digo yo. No para veteranos como usted y como yo.
(Se vuelve a reír y mira burlón con ojos opacos.)
Gracias a Dios lo tenemos en casa; ¿qué, me comprende, no? ¡Ja, ja, ja!

BLOOM:
(trata de reír)
¡Je, je, je! Sí. En realidad yo venía a visitar a un viejo amigo de por aquí, Virag, usted no le conoce (el pobrecillo lleva una semana en cama) y tomamos un trago juntos y yo me marchaba ya para casa…

(El caballo relincha.)

EL CABALLO: ¡Cahahahahaha! ¡Cahaaaaahasa!

CORNY KELLEHER: En realidad fue Behan, nuestro cochero, ahí, que me lo dijo después que dejamos a los dos viajantes en casa de la Cohen y yo le dije que parara y me apeé a ver.
(Ríe.)
Cocheros fúnebres abstemios, es mi especialidad. ¿Le llevo a éste a casa? ¿Por dónde vive? Por ahí por Cabra, ¿no?

BLOOM: No, en Sandycove, me parece, por lo que dejó caer.

(Stephen, boca arriba, respira hacia las estrellas. Corny Kelleher, mirándole de soslayo, gruñe algo al caballo. Bloom sombrío contempla el suelo.)

CORNY KELLEHER:
(se rasca la nuca)
¡Sandycove!
(Se inclina y llama a Stephen.)
¡Eh!
(Vuelve a llamarle.)
¡Eh! Está cubierto de virutas, de todos modos. Tenga cuidado no le hayan mangado algo.

BLOOM: No, no. Tengo aquí su dinero y su sombrero.

CORNY KELLEHER: Ah, bueno, se le pasará. No hay huesos rotos. Bueno, me las piro.
(Ríe.)
Tengo una cita por la mañana. Enterrar a los muertos. ¡A casa a salvo!

EL CABALLO:
(relincha)
Cahahahahasa.

BLOOM: Buenas noches. Yo esperaré un poco y me le llevaré dentro de…

(Corny Kelleher vuelve al coche y sube. Tintinean los aparejos del caballo.)

CORNY KELLEHER:
(desde el coche, de pie)
Buenas.

BLOOM: Buenas.

(El cochero sacude las riendas y levanta el látigo estimulando. El coche y el caballo retroceden lenta, torpemente y giran. Corny Kelleher en el asiento lateral mueve la cabeza de un lado para otro en señal de regocijo por la situación de Bloom. El cochero le acompaña en mudo regocijo pantomímico desde su más lejano asiento. Bloom mueve la cabeza en muda respuesta regocijada. Con pulgar y palma Corny Kelleher le tranquiliza de que los dos guardias le dejarán seguir durmiendo, porque qué otra cosa hay que hacer. Con lento asentimiento de cabeza Bloom transmite su gratitud en cuanto que eso es exactamente lo que necesita Stephen. El coche tintinea tralará volviendo la esquina del callejón tralará. Corny Kelleher vuelve a tranquilitralará con la mano. Bloom con la mano aseguralará a Corny Kelleher que está tranquilitralarado. Los repiqueteantes cascos y los tintineantes aparejos se van haciendo más débiles en su tralaralarirear. Bloom, sosteniendo en la mano el sombrero de Stephen festoneado de virutas y el bastón, se queda indeciso. Luego se inclina hacia él y le sacude por él hombro.)

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