Geary esperó, al igual que todos los demás, mientras el tiempo pasaba lentamente y los síndicos se acercaban cada vez más. Lo más seguro era que el comandante síndico no cargase sin más sobre el centro. Sin embargo, el enemigo no estaba maniobrando, no estaba apuntando a ninguna parte de la flota de la Alianza en particular. Veinte minutos para establecer contacto. Quince minutos.
¿Estaba el síndico paralizado por la indecisión, estúpidamente, o, por el contrario, estaba esperando cautelosamente hasta el último momento posible para cambiar el curso de la formación?
Se estaban acercando demasiado, y la caja síndica todavía podía virar en dirección ascendente, descendente, o a un lado para orientarse hacia una subformación de la Alianza en particular. Geary era consciente de que ya no podía esperar más. Recreó mentalmente las diferentes acciones que podía realizar el síndico, para así calcular los movimientos más inteligentes que podía llevar a cabo la Alianza teniendo en cuenta cómo afectaría el ritmo a los vectores de curso después de realizar los cambios. Entonces, esperando haberlo hecho bien, emitió las órdenes.
—Formación Eco Cuatro Dos, viren a la vez y alteren su curso ochenta y cinco grados a babor y diez grados en dirección ascendente en uno cinco. —Aquello haría que la Eco Cuatro Dos dejase de ser una formación plana que recordaba a un muro avanzando a toda velocidad, con todas las naves orientadas hacia el enemigo, y se convirtiese en otra como el filo de una navaja, con todas las naves apuntando hacia el canto, a la vez que cortaba en dirección ascendente izquierda el espacio por el que debería pasar la flotilla síndica—. Formación Eco Cuatro Tres, viren a la vez y alteren su curso ochenta y un grados a estribor y diez grados en dirección descendente en uno seis. —Otra vez lo mismo, con la salvedad de que la formación situada a la izquierda del rombo se iba a deslizar en dirección descendente derecha.
Tuvo que respirar antes de mandar las siguientes dos órdenes.
—Formación Eco Cuatro Cuatro, viren todos juntos y alteren su curso noventa grados en dirección ascendente en uno siete. Formación Eco Cuatro Cinco, viren todos juntos y alteren su curso noventa y cinco grados en dirección descendente en uno ocho. —Aquello haría que las partes superior e inferior del rombo también avanzasen oblicuamente con respecto al centro.
Era el momento de darle la orden a la porción de la flota más grande, a la gran formación situada detrás que contenía al
Intrépido
y a las auxiliares.
—Formación Eco Cuatro Uno, pivoten noventa grados en dirección descendente tomando al buque insignia
Intrépido
como centro y alteren su curso en dirección ascendente diez grados en dos cero. Que todas las unidades de la flota de la Alianza disparen sus misiles y sus lanzas infernales en cuanto el enemigo entre en el área de disparo.
Desjani arqueó las cejas al entender las órdenes.
—Si sigue avanzando hacia el centro, lo machacaremos.
—Ojalá lo haga. —Geary observó el visor, en el que se veía a los síndicos cargar hacia ellos a decenas de miles de kilómetros por segundo. En aquel momento la imagen que tenía era casi en tiempo real. Tan solo había un par de segundos de retraso debido al tiempo que tardaba la luz en recorrer el espacio que separaba a ambas fuerzas—. Mierda. Aquí viene. —Las naves de la caja síndica habían virado ligeramente hacia arriba en el último momento posible, en un intento por atacar la subformación de la Alianza situada en la parte superior del rombo.
No obstante, aquella formación ya no se encontraba allí, puesto que en aquel momento se desplazaba trazando una amplia curva descendente hacia los síndicos. Una descarga de misiles seguida de otra de metralla se dirigió a toda velocidad hacia el lugar donde se supone que debería estar la subformación de la Alianza, pero en lugar de alcanzar algún navío, se encontró con el espacio vacío. Los misiles viraron hasta pisarles los talones, en un intento de atrapar a los objetivos que los habían esquivado echándose a un lado.
Sin embargo, la flotilla enemiga había realizado una modificación en su curso mucho más leve, por lo que las subformaciones de la Alianza avanzaron una tras otra cerca del rumbo de los síndicos momentos antes que ellos, y lanzaron sus ráfagas de misiles. La mayoría de los misiles espectro de la Alianza impactaron sobre los bordes más adelantados de la formación síndica, sembrando la destrucción entre los navíos de combate más ligeros y destrozando a los acorazados y a los cruceros de batalla situados en esa parte de la caja síndica.
—Mierda —dijo Geary entre dientes. La modificación en el rumbo que seguían los síndicos no había sido demasiado sensible, pero sí lo suficiente. Las subformaciones de la Alianza habían conseguido evitar los disparos síndicos, pero también se habían quedado fuera del alcance de las lanzas infernales cuando los síndicos salvaron la descarga de misiles. Por lo menos no habían desperdiciado los suministros limitados de metralla que le quedaban a la flota.
No pasaría lo mismo cuando la caja síndica estableciera contacto con la gran formación de la Alianza situada detrás. Las auxiliares de la Alianza, situadas en la parte trasera, habían pivotado hacia arriba a la vez que el muro de la Alianza rotaba en plano y viraba en dirección ascendente, lo que las protegió del primer ataque de las naves síndicas que pasaron justo por debajo de las naves de la Alianza.
—Exacto y preciso —murmuró Desjani, con los ojos todavía clavados en el visor.
—Puede que demasiado preciso —respondió Geary, al tiempo que manipulaba a toda prisa el circuito de comunicaciones de mando—. A las naves de la formación Eco Cuatro Uno, utilicen todo el armamento, incluida la metralla.
El
Intrépido
y el resto de naves de la Alianza que la acompañaban lanzaron sus misiles, seguidos de las esferas formadas por rodamientos apelotonados. La caja síndica contenía más navíos de combate que la subformación del
Intrépido
, sin embargo, casi todas las naves de la Alianza que conformaban aquella moneda plana podían atacar a los síndicos, mientras que solo las capas situadas en la parte superior de la caja síndica podían abrir fuego contra el enemigo.
Los navíos de combate situados en la parte superior de la caja síndica temblaban al recibir una oleada tras otra de misiles enemigos, seguidas de una lluvia de metralla mientras su formación pasaba a toda velocidad a lo largo de la Alianza, prácticamente dispuesta en horizontal. Casi llegaron a tocarse cuando la parte trasera de los navíos de esta última sobrepasó al enemigo. Los síndicos no habían tenido tiempo para recargar los lanzamisiles que habían utilizado contra la primera subformación de la Alianza, pero pudieron realizar una descarga de metralla.
Durante la breve fracción de segundo en la que sucedió eso, también se expulsaron lanzas infernales, que hicieron blanco sobre escudos debilitados por impactos anteriores, o sobre navíos de combate cuyas defensas habían sufrido averías debido a los ataques recibidos.
Geary sabía que no podía pararse a evaluar los resultados del choque, por lo que, pese a que el
Intrépido
todavía temblaba por los impactos y los consultores estaban anunciando los informes de daños, volvió a dar más órdenes.
—Formación Eco Cuatro Dos, vire ciento diez grados a estribor y dos grados en dirección ascendente en dos cuatro. Formación Eco Cuatro Tres, vire ciento dieciocho grados a babor y dieciséis grados en dirección ascendente en dos cuatro. Formación Eco Cuatro Cuatro, vire cinco grados a estribor y ciento treinta y un grados en dirección descendente en dos cinco. Formación Eco Cuatro Cinco, vire ocho grados a estribor y ciento cincuenta y dos grados en dirección ascendente en dos cinco. —Tomó aire y siguió adelante—. Formación Eco Cuatro Uno, vire tres grados a estribor y ciento sesenta grados en dirección ascendente en dos cinco.
La combinación de todas las maniobras debería hacer que todas las piezas que formaban la flota de la Alianza se diesen la vuelta y volviesen a dirigirse hacia la caja síndica. Debería haber ajustado las órdenes al ver lo que el enemigo estaba haciendo, pero por el momento era suficiente como para que, grosso modo, avanzasen correctamente.
Finalmente, cuando tuvo un momento para comprobar los resultados del encuentro, Geary se tranquilizó al ver los informes del estado de sus naves. La mayor parte de los misiles síndicos que habían ido contra la formación Eco Cuatro Cinco habían sido destruidos por las defensas de la Alianza mientras intentaban alcanzar a sus objetivos, aunque algunos habían conseguido dar en el blanco. El crucero pesado
Cuchillo
había perdido la propulsión, los cruceros ligeros
Koté
y
Abrojo
habían quedado fuera de combate, el destructor
Mayal
había volado en mil pedazos debido a todos los impactos que había recibido, y los cruceros de combate
Atrevida
y
Osada
habían sufrido daños pero podían seguir a la formación.
El brutal intercambio de disparos entre la Eco Cuatro Uno y la caja síndica había tenido un coste superior para estos últimos que para la Alianza, pero aun así los destructores
Ndziga
y
Tabar
habían sido destruidos, el crucero ligero
Cercle
había quedado reducido a un montón de restos, y los cruceros pesados
Almete
y
Schischak
habían quedado inservibles. El acorazado de reconocimiento
Aguerrida
había perdido tanto la propulsión como el armamento, y se alejaba de la formación a la deriva. Muchas otras naves de la Alianza habían sufrido daños, aunque, naturalmente, los acorazados eran los que menos.
Los bordes delanteros de la formación síndica habían recibido el grueso de la ráfaga de misiles, y la siguiente zona más dañada era la parte superior que se había enfrentado a poca distancia contra la Eco Cuatro Uno. La ventaja numérica de la que gozaba la Alianza se había hecho notar, sobre todo entre los cruceros ligeros síndicos, mucho menos numerosos, y las naves de caza asesinas. De los veinticinco cruceros ligeros con los que contaba la fuerza síndica al comenzar el combate, veinte o más habían sido destruidos o estaban en tan mal estado que no podían seguir luchando, mientras que de las cuarenta y dos naves de caza asesinas síndicas habían desaparecido veinte. Cinco cruceros pesados enemigos estaban fuera de combate. Y lo mejor de todo era que cuatro cruceros de combate síndicos habían quedado inservibles; uno había sido destruido y los otros tres estaban hechos trizas. Además, un acorazado síndico había perdido casi toda su capacidad de propulsión y se estaba quedando atrás mientras la formación síndica comenzaba a girar hacia uno de los lados para volver a enfrentarse con los navíos de la Alianza.
La he fastidiado, pensó Geary, disgustado. El comandante síndico reaccionó tan tarde que no pude concentrar el ataque correctamente.
No obstante, Desjani parecía contenta.
—¡Mire cómo están! ¡No van a sobrevivir a otra pasada como esta!
Geary no contestó. Permaneció concentrado en los movimientos de los síndicos. Estos últimos seguían dando la vuelta, trazando una gran curva, algo normal cuando las naves se mueven a cero con uno c. Estaba seguro de que iban a atacar a la Eco Cuatro Uno de nuevo, quizá con la intención de disparar la próxima vez sobre las auxiliares de la Alianza. Envió las órdenes al resto de formaciones, haciendo que se cruzasen con el rumbo que seguirían los síndicos para interceptar a la Eco Cuatro Uno de nuevo, mientras Desjani lo miraba con cierto recelo al notar su tono de voz.
En aquella ocasión, sus previsiones se cumplieron. Mientras la maltrecha caja síndica se acercaba a la Eco Cuatro Uno desde popa y ligeramente abajo, las otras cuatro subformaciones de la Alianza destrozaron todo a su paso desde corta distancia, una tras otra. Cada pasada infligía más daño a las unidades síndicas que iban delante, por lo que la parte frontal de la caja síndica saltaba en pedazos y era reemplazada progresivamente por los navíos de combate que estaban detrás. Muchos de los cruceros pesados enemigos, cruceros ligeros, y naves de caza asesinas explotaron, quedaron hechos añicos, o simplemente a la deriva con los sistemas básicos destruidos. Otros dos cruceros de batalla síndicos salieron despedidos de la formación, a los que luego siguió un tercero, mientras los acorazados situados más adelante seguían recibiendo más y más impactos.
Los síndicos tan solo podían devolver los disparos a cada formación una vez, y, aunque algunas veces alcanzaban a su objetivo, no conseguían hacerle un daño considerable a ninguna nave.
—Eco Cuatro Uno —dijo Geary con tono serio—, viren ocho grados a babor y catorce grados en dirección ascendente en cuatro tres.
Por su parte, la caja síndica seguía su curso. O bien el comandante síndico no había visto a tiempo la maniobra, o su buque insignia había sufrido daños y no podía transmitir las órdenes lo suficientemente rápido. La formación de la Alianza centrada en el
Intrépido
se colocó sobre el borde superior del desgastado frente de la caja síndica. Entonces pudo impactar reiteradamente sobre las naves síndicas sin recibir demasiados disparos a cambio.
Desjani lanzó un pequeño grito de alegría al ver cómo, según avanzaba la Eco Cuatro Uno descargando su munición sobre el enemigo, un acorazado síndico explotaba en mil pedazos, y acto seguido los núcleos de otra nave del mismo tipo y del crucero de batalla que quedaba se sobrecargaban.
No obstante, Geary tenía los ojos clavados en el visor, intentando reconstruir el panorama de lo que había sucedido y pensando en cómo volver a unir las distintas piezas. Los síndicos estaban dando la vuelta de nuevo hacia estribor, inclinados ligeramente hacia abajo. Por su parte, las subformaciones de la flota de la Alianza trazaban curvas, separándose, siguiendo vectores bastante diferentes, y a distancias variables con respecto al buque insignia. Geary había intentado que todos avanzasen a la vez, coordinar las acciones en la primera pasada, y en aquel momento se encontraba con que se le escapaba de las manos. Se había puesto nervioso por haber dado mal las órdenes de aquella primera ofensiva, y en aquel momento los movimientos y las maniobras que había que llevar a cabo, que debían ordenarse en tiempos distintos, se habían vuelto demasiado complejas como para llevarlas a cabo. Sin embargo, no podía permitirse liberar sin más a la flota para perseguir al enemigo. Las naves se lanzarían como un enjambre sobre la flotilla síndica en combate cuerpo a cuerpo, que incrementaría de forma drástica el riesgo de colisión y les quitaría en gran medida la ventaja en número y en potencia de artillería de la que gozaban. Tampoco podía contar con dejar que la inteligencia artificial de los sistemas de navegación se ocupase del movimiento de las subformaciones, puesto que se centraría en los movimientos con la mayor probabilidad, por lo que sería muy previsible y muy proclive al error.