El año que trafiqué con mujeres (24 page)

BOOK: El año que trafiqué con mujeres
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De hecho, a medida que profundizaba en esta investigación, me veía obligado a reconsiderar una y otra vez mis conocimientos sobre anatomía. Finalmente, concluí que la medicina y la fisiología yerran al considerar que los órganos humanos se sitúan en la misma parte del cuerpo en el caso de las hembras y de los varones. Sin duda, el cerebro masculino no se encuentra alojado dentro del cráneo, sino en algún punto de los genitales, lo que me lleva a la firme convicci6n de que, en nuestro caso, dolencias como la sífilis, la gonorrea o las ladillas podrían considerarse enfermedades mentales...

Políticos, empresarios, futbolistas... los puteros de lujo

A medida que examinaba minuciosamente todos los números de la revista Dígame, publicados entre el año 2000 y el 2002, aumentaba mí asombro y perplejidad. Emilio Rodríguez Menéndez no respetaba a nada ni a nadie. Ya en los primeros números, el dúo dinámico Bleda/Menéndez incluía en las páginas de tan insigne publicación un anuncio en el que buscaban «cazarecompensas» dispuestos a ganar hasta un millón de pesetas, a cambio de cualquier exclusiva, cuanto más cruel y sangrante mejor. Eran los precursores de la tele-mierda actual, pero en formato impreso. De esta forma, justo es reconocerlo, Dígame consiguió algunos documentos gráficos que ni siquiera Interviú se atrevería a publicar. Como por ejemplo, un extenso reportaje en el que Dinio García, famoso por su idilio con Marujita Díaz, aparecía en una orgía celebrada en Valencia, con presuntas menores. Las fotos son realmente fuertes, y ninguna otra revista del corazón osaría divulgar un material como aquél. Una vez más, Dinio, como Malena

Gracia, se beneficiaron del pacto de silencio que pesaba sobre todo lo publicado en Dígame, tanto como de la pésima distribución de la revista, casi limitada a Madrid. No obstante, exclusivas como aquellas sórdidas fotos del cubano confirieron a la revista cierta credibilidad, lo que agravaba aún más los brutales titulares de portada de algunos de sus números. Como muestra, valgan los siguientes:

—Número 14: «El PP se va de putas». Políticos preeminentes del partido del gobierno, señalados como clientes habituales de las rameras famosas.

—Número 22: «Dinio corruptor de menores». Unas jóvenes valencianas ceden a la revista embarazosas fotografías del cubano.

—Número 25: «Putas y famosas». Junto con otras presentadoras y modelos famosas, aparece la primera foto de Patricia del Valle.

—Número 38: «Putas famosas de vacaciones en Marbella». Un conocido vidente es señalado como el intermediario entre las famosas y sus dientes en Marbella.

—Número 55: «Famosos y políticos sadomasoquistas». Periodistas, dirigentes políticos y artistas reconocidos son señalados como clientes de gabinetes SM.

—Número 78: «Famosos grabados en casas de putas». Otra larga lista de futbolistas, políticos o cantantes grabados mediante cámaras ocultas en burdeles españoles de gran lujo.

Como ejemplo del amarillismo salvaje y destructor es más que suficiente. Por supuesto, y a pesar de lo audaz y temerario de estas acusaciones, Menéndez continuaba reafirmándose en las mismas semana tras semana, sin que ningún poder político o judicial quisiese o pudiese evitarlo. Sin embargo, prácticamente ningún medio de comunicación se hacía eco de tan feroces titulares, y un profundo vacío aisló al resto de los medios de comunicación.

—De toda manera preferiré tener cerca a una presentadora, o a una relaciones públicas, o a una tía que sea la imagen publicitaria de mi pueblo, que me pueda tirar, ¿tú no?

—Sí, ya, claro.

—Pero tranquilo, a mí me conocen en todas las agencias, y si vas conmigo, no tendrás problema en que te enseñen los books, ni en tirarte a un famosa. ¿A qué famosa te gustaría tirarte?

No le contesté. No podría. Todos los hombres, y más los profesionales de la televisión que compartimos con ellas sala de maquillaje, comedor o cafetería en las cadenas nacionales, hemos divagado más de una vez sobre lo atractiva que es tal o cual presentadora, tal o cual actriz, o tal o cual azafata. Pero Manuel no divagaba. El empresario me estaba preguntando realmente a cuál de las estrellas de la televisión, que pueblan las fantasías nocturnas de los adolescentes, y no tan adolescentes, deseaba hacer mía.

De repente, se estaba abriendo ante mí un mundo completamente desconocido. Un mundo clasista, elitista y corrupto en el que no existe ni el respeto ni la dignidad; en el que un puñado de escogidos, poderosos por su dinero y por conocer las vidas secretas de otros poderosos, pueden plantearse en la vida real cuestiones que para el resto de los mortales tan sólo son una fantasía onanista.

«¿A qué famosa te gustaría tirarte?»

Ni siquiera me podía imaginar, en aquel momento, las implicaciones de aquel descubrimiento. ¿Qué tipo de personas puede gastarse 1, 2 o 7 millones de pesetas en acostarse con una estrella de televisión? Evidentemente, hombres poderosos, pero no necesariamente por actividades legales. Poco a poco, iría conociendo a algunos de los clientes que han disfrutado de los encantos de esas divas de la pantalla. Sus testimonios terminaron por convencerme absolutamente de que todo aquello era cierto, porque los comentarios de un empresario sevillano o de un narcotraficante gallego, que no) se conocían entre sí, resultaban ser exactamente los mismos al valorar la habilidad con el «francés», o el dominio del «griego», de una, conocida presentadora y actriz latinoamericana afincada en España. Y no hablo de conocimientos idiomáticos precisamente. Sin especificar el precio justo de ese servicio...

Merecería el espacio de todo un libro detallar el lamentable desenlace de uno de estos servicios, que terminó con la muerte de un famosísimo empresario en una suite de lujo, a causa de una sobredosis de viagra. El corazón del millonario no pudo soportar la excitación de poseer a aquella famosa presentadora de televisión.

Definitivamente, Manuel sería una pieza clave en esta investigación. Acordamos que visitaríamos las agencias de famosas en mi próximo viaje a Barcelona. Necesitaba un poco de tiempo para preparar un plan. Si ya resulta arriesgado introducir una cámara oculta en un burdel de carretera, profanar los secretos sexuales de los personajes más poderosos del país podría ser algo doblemente peligroso, y necesitaba meditar mi próximo movimiento.

¿Productor cinematográfico y traficante de menores?

Pensaba en regresar a Murcia para continuar mi investigación sobre Sunny, cuando de pronto me encontré una nueva pista inesperada, que me retuvo unos días más en Barcelona. Desgraciadamente todo se complicaría, y me vería obligado a salir precipitadamente de la ciudad y a finalizar mi relación con Jesús.

Jesús es un putero de la vieja escuela. Su trabajo en la oficina de Correos de Barcelona nutre su adicción a las pelanduscas, de la misma forma que la agencia de noticias de Paulino alimenta su dependencia de las furcias en Galicia. Probablemente porque ninguna mujer se relacionaría con tipos tan abyectos y lamentables sin una gratificación económica por adelantado. Pero sospecho que Jesús va más allá. Desgraciadamente no lo puedo demostrar.

Yo he bebido mucho con ellos. Formaba parte del trabajo de siembra, del que luego podría recoger frutos más o menos interesantes.

No recuerdo la visita a ningún lupanar de la que no aprendiese algo. Entre copa y copa siempre se les escapaba algún comentario, alguna indiscreción, que yo podría utilizar posteriormente... a pesar de las atroces resacas del día siguiente.

Jesús, como casi todos los puteros, bebe más de la cuenta, y gracias a su indiscreción tuve conocimiento de la presunta implicación de un conocido director y productor cinematográfico barcelonés en el tráfico de menores rumanas, explotadas sexualmente en el barrio de San Antoni. Inmediatamente me puse a seguir esa pista.

Como siempre, primero exploré la zona donde debería haberse desarrollado esa parte de mi investigación. Para ello, utilicé a una amiga personal de Jesús, que sin tener idea de lo que yo me proponía me condujo a la plaza de Pes de la Palla, en plena Ronda de San Antoni. Allí, cada noche, un puñado de rameras, muchas de ellas rumanas menores de edad, esperan pacientemente su turno para ser mancilladas por algún españolito que no quiera internarse en los alrededores del Nou Camp, zona de putas mucho menos discreta. Recorrí aquellas calles, la del Tigre, Joaquín Costa, Paloma, etc., estudiando las posibles rutas de escape en caso de contratiempos, y marcando los dos miserables hoteluchos presuntamente cómplices del delito. Y digo delito porque para subir a la habitación con el cliente, son las rumanas las que deben dejar su documento de identidad en la recepción —lógicamente los puteros, mayormente casados, no desean identificarse en ningún momento—, y se tratará del documento de una menor.

Todo estaba preparado y cierta noche yo debía reunirme con Jesús para conocer al productor y director cinematográfico en cuestión, quien ha participado en algunas de las películas más taquilleras del cine español de los últimos años. Llevaba ya varios días frecuentando el restaurante que hace esquina entre las calles de Floridablanca y Villarroel, justo debajo del domicilio de Jesús, y muy cerca de Pes de la Pau” donde suelen reunirse. Y de pronto, todo se fue al gárrete.

Fue una lamentable coincidencia. Jesús conservaba un ejemplar de la revista en la que había aparecido mi fotografía meses atrás. Al principio no había relacionado a Tiger88 conmigo, ya que jamás habíamos hablado del tema, ni tampoco existía ninguna razón para hacerlo. Pero aquella noche, y de forma casual, Jesús escuchó una entrevista al autor de Diario de un skin en la radio barcelonesa. La única condición que pongo para conceder entrevistas es que mi identidad continúe en el anonimato, y en este caso el técnico de sonido, un tal julio Perea, que me había prometido que manipularía mi voz para hacerla irreconocible, no lo hizo. 0 al menos no lo hizo lo suficientemente bien. Jesús reconoció mi voz y toda la operación se fue a la mierda por la incompetencia profesional de aquel técnico de sonido.

Estoy seguro de que toda la historia es real. De que aquel productor cinematográfico participa de alguna manera en el negocio de la prostitución, e intuyo que Jesús también, pero no tengo ninguna prueba. No pude obtenerlas a causa de que un preclaro técnico de sonido se atrevió a opinar que mi exigencia de alterar la voz durante las entrevistas a Tiger88 era sólo una cuestión de marketing, para parecer más misterioso y vender más libros. Su actuación irresponsable e incompetente podría haberme costado la vida, si en vez de un Jesús furioso a través del teléfono, hubiera sido un proxeneta armado el que me hubiera identificado por culpa de aquella entrevista. Suponiendo, claro, que julio Perea, como Luís Alfonso Gámez y otros periodistas afines al movimiento neonazi, no desease intencionadamente que alguien le pegue un tiro a cualquier persona identificada como , fuese yo o no.

Ante aquel imprevisto, me vi obligado a abortar toda la operación de las rumanas y salir precipitadamente de Barcelona. Imagino que ahora, esas menores continuarán siendo prostituidas en los alrededores de Pes de la Palla, pero yo no pude hacer nada por evitarlo, a causa de un técnico radiofónico. Quizá ahora comprenda que si renuncio al reconocimiento a mi trabajo, y exijo que mi imagen y mi voz sean distorsionadas en todas las entrevistas, es porque tengo buenas razones para hacerlo.

Capítulo 8

Cómo importar esclavas y no morir en el intento

(Son infracciones muy graves) Inducir, promover, favorecer o facilitar, formando parte de una organización con ánimo de lucro, la inmigración clandestina de personas en tránsito o con destino al territorio español siempre que el hecho no constituya delito.

Ley de Extranjería, art. 54, b.

Paulino mantiene su agencia de noticias y su productora de televisión en A Coruña, pero en realidad nació y se crió en el pueblo de Villagarcía de Arosa, en Pontevedra, una localidad conocida en el ámbito policial como una de las entradas de droga más importantes de España. Por eso le creí cuando me telefoneó para invitarme a que le acompañase en una de sus habituales «rutas», para celebrar que había conseguido una exclusiva periodística relacionada con el narcotráfico gallego. Cuando Paulino, cuya productora llegó a trabajar para El Mundo—TV en algún reportaje, hablaba de «salir de ruta» se refería a recorrer todos los burdeles de la zona, desembolsándose auténticas fortunas que lapidaba con las rameras. Era su forma de celebrar un éxito profesional. Yo le he acompañado en muchas ocasiones y he sido testigo de su incontenible adicción. Después de visitar todos los locales de alterne, y tras haber subido hasta con tres prostitutas en el mismo burdel, aún tenía ganas de más sexo. Al final, a las 6 de la madrugada, y cuando todos los clubes habían cerrado ya sus puertas, lo acompañaba a la calle del Orzán, para terminar la noche con alguna furcia callejera. 0, en el caso de no encontrar a ninguna, lo dejaba en cualquiera de los pisos clandestinos dedicados a la prostitución de A Coruña. Las conoce todas, e incluso, me indicaba cuáles de ellas pertenecían al mismo proxeneta, cuál era la especialidad de cada apartamento, o quiénes eran las mejores mesalinas y las especialidades profesionales de cada una de ellas.

—Mira, en Casa Blanca, tienes un gabinete de sadomasoquismo de la hostia en la tercera planta. La Casa Muñecas en San Diego es del mismo dueño que la que está en Vereda del Polvorín y en la calle de San Luís. Si lo que te molan son las brasileñas, en Adelaída Muro te puedes tirar a dos a la vez por 60 euros...

Paulino es un tipo lamentable, pero confieso que me resultó extremadamente útil en esta investigación. Por eso, cuando me telefoneó y me preguntó si estaba en Galicia, le mentí.

—Sí, estoy en Santiago, ¿por qué? —Porque tengo pasta. Unos amigos míos de Villagarcía me han dejado acompañarles en un desembarco de coca, y que les grabase, y esto va a ser un pelotazo. Voy a ver si se lo vendo a Tele 5 o al Mundo, así que tenernos que celebrarlo. Te invito a cenar esta noche y te presento a unas putas que he adoptado...

—¿Que has adoptado? —Sí, una está viviendo en mi casa. Así follo gratis. Y no veas las historias que cuenta...

Evidentemente no podía dejar pasar aquella oportunidad. Tomé el primer avión para Santiago y allí alquilé un coche. Tres horas después aparcaba frente a su productora de la calle del Alcalde Sanjurjo. Tuve que esperarle casi dos horas en el coche, pero no era la primera vez. Como todos los adictos, Paulino es un mentiroso compulsivo y carece completamente de sentido de la responsabilidad. No importaba que tuviese una entrevista profesional importante, una cita o un compromiso. De pronto, sufría un «mono» y necesitaba una dosis de sexo imperiosamente. Su adicción obnubilaba completamente su juicio y sólo podía pensar en sexo. En esos casos, acudía, según su propia confesión, a cualquiera de los pisos clandestinos en los alrededores de su productora, para conseguir una dosis de lujuria. Después volvía a la normalidad... durante un rato.

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