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Authors: Carlos Martín Pérez

El arte de la ventaja (11 page)

BOOK: El arte de la ventaja
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Si tienes varios enemigos y están peleando entre ellos, no hagas nada, deja que se destruyan entre ellos. Hay que aprovechar las contradicciones de los adversarios. Uno de ellos quedará destruido y el otro muy desgastado, lánzate inmediatamente sobre el que haya sobrevivido y derrótale. Con muy poco esfuerzo habrás vencido a varios enemigos. Nunca emplearás tu fuerza para separar varios contendientes. Eso es absurdo y sólo conseguirás recibir golpes por muchos sitios sin conseguir nada a cambio. Si quieres que haya paz entre ellos, debes vencerlos a todos, imponer tu voluntad y luego convertirlos en aliados tuyos. Una vez son tus aliados, también lo pueden ser entre ellos; pero deberás vigilarles no sea que se alíen contra ti. Sólo los mantendrás unidos si les presentas un enemigo común que encauce su agresividad latente y que bajo tu dirección deban combatir. Con el tiempo irán olvidando el enemigo común y se fundirán en un solo proyecto para el futuro. Así hizo Roma con todos los pueblos que peleaban entre sí y así los civilizó.

Ocultarás tu daga tras tu mejor sonrisa. La poca prudencia de los hombres ve la bondad inmediata de una cosa, sin reparar en el veneno que esconde. Ganarás la confianza del contrincante y actuarás solamente cuando haya bajado la guardia. Aparenta ser aliado de tu enemigo, hazle regalos, favores, que crea que le eres fiel. Cuando estés seguro que confía en ti, desencadena un violento ataque por sorpresa, tu victoria está asegurada. Por lo tanto, tú también debes desconfiar de tus aliados y tratarlos como enemigos en potencia. Tendrás previstos planes para reaccionar para este tipo de contingencias, y sobre todo, estarás informado de sus verdaderas intenciones, ya que en estos casos es mucho mejor prevenirse que defenderse.

En algunas ocasiones tendrás que hacer sacrificios parciales en aras de la victoria total, hacer concesiones para conseguir el objetivo principal. Harás un cuidadoso cálculo de beneficios parciales y globales, así como de ganancias a largo y a corto plazo. Antes de recoger es necesario entregar. No te importe perder algo si vas a ganar mucho más. Es fundamental que lo que vayas a dejar por perdido tenga para ti poco valor y sin embargo el contrario crea que tiene mucha importancia. Regala humo y recoge leña.

Aprovecha las oportunidades que te surjan. Cualquier error del enemigo debe ser para ti una ventaja. Serán pequeñas picaduras de avispa, y un enjambre de avispas puede acabar con un oso. Sé cuidadoso con los errores que pudieran no serlo, pueden ser trampas. Si estás seguro que no encierran engaño, sácale partido sin dudarlo. No cometas errores, el adversario no dudará en aprovecharlos. Aunque es humano el error, tendrás los menos posibles, para ello planificarás con detalle y controlarás todo lo que hagas.

Siempre que realices una acción ofensiva, tendrás un desgaste. Este desgaste puede ser preocupante si es tal que quedas exhausto tras alcanzar el éxito, ya que otro puede aprovechar tu debilidad y entonces serás muy vulnerable. Por lo tanto, minimizarás el daño que sufras en el ataque, ya que es la fase más expuesta de la acción y que mayor desgaste produce.

Perturba al enemigo para que revele su fuerza. Mueve la hierba para asustar la serpiente y que salga de su escondrijo. Haz mucho ruido para que se mueva el jabalí y revele su posición. Ataca un blanco secundario, asusta al enemigo para que haga públicos secretos importantes. Provoca al adversario y estudia su respuesta antes de lanzar la verdadera y definitiva ofensiva. Emplea pocos medios para realizar esta treta, los suficientes para que consigas la información que necesitas. No cedas ante provocaciones similares que te puedan hacer, y si lo haces, responde sin forma para confundir al contrario. Haz la valoración sobre tus rivales para averiguar sus planes, y determinar qué estrategia puede tener éxito y cuál no. Incítalo a la acción para descubrir cuál es el esquema general de sus movimientos y descansa. Haz algo por o en contra de él para su captar su atención, de manera que puedas descubrir sus hábitos de comportamiento de ataque y de defensa y para conocer sus puntos flacos. Pruébale para averiguar sus puntos fuertes y sus puntos débiles. Por lo tanto, el punto final de la disposición de tus medios es llegar a la no forma. Cuando no tienes forma, los informadores no pueden descubrir nada, ya que la información no puede crear una estrategia. Una vez que no tienes forma perceptible, no dejas huellas que puedan ser seguidas, los informadores no encuentran ninguna grieta por donde mirar y los que están a cargo de la planificación no pueden establecer ningún plan realizable. En consecuencia, el éxito no es repetitivo, sino que adapta su forma continuamente.

Emplea medios, tácticas y métodos que ya nadie usa, que por estar en el reino del olvido nadie espera que utilices. Así lograrás la sorpresa. Esto es sacar del armario la ropa usada.

Haz que el enemigo venga hacia ti y que luche en tu terreno. Es mejor hacer salir al enemigo para luchar que adentrarse en territorio peligroso y desconocido para combatirle. Hay que sacarle de su entorno para hacerlo más vulnerable al ataque. Lo que impulsa a los adversarios a venir hacia ti por propia decisión es la perspectiva de ganar. Lo que desanima a los adversarios de ir hacia ti es la probabilidad de sufrir daños. Siempre que puedas evita luchar en el territorio enemigo, en el peor de los casos, elige terreno neutral

Deshazte del enemigo permitiéndole escapar. Lo utilizarás para evitar pérdidas innecesarias de medios y energía. Funciona mejor que intentar arrinconarle y provocar una lucha desesperada. No se debe presionar demasiado al enemigo.

Cualquier asedio debe dejar una escapatoria para que el enemigo no se sienta decidido a luchar hasta las últimas fuerzas. A un enemigo cercado debes dejarle una vía de salida. Si carece de todo debes prever su desesperación. No te encarnices con un enemigo acorralado. Una rata es muy peligrosa si está arrinconada.

Siempre que puedas, intentarás neutralizar al jefe contrario, pues una fuerza se deshace cuando se pierde lo que la mantiene unida. En organizaciones muy rígidas y jerarquizadas, la ausencia de su jefe crea una gran parálisis pues ningún subordinado está acostumbrado a ejercer la iniciativa. Por lo tanto, la neutralización del jefe contrario es vital por los efectos morales que produce y el desorden que se crea. Cuando el árbol se cae, lo monos huyen.

En otras ocasiones te moverás en ambientes confusos. En esta situación, las circunstancias y el ambiente son caóticos. Tendrás que compaginar una serie de intereses y relaciones. Ciertas alianzas con intereses a corto plazo pueden hacer transigir con un enemigo y romper pactos con aliados. Emplearás tácticas de aperturas de negociación y ofertas de paz, mezcladas con amenazas, manipulación de terceros y conspiraciones para dividir alianzas.

Erosionarás la logística de contrario, mermando sus recursos y minando su moral. Privarás al enemigo de su sostén físico y también del psicológico. No se trata de atacar la fuerza contraria, sino su apoyo, la sangre que lo nutre. No desperdicies ninguna ocasión para menguar sus recursos, o todo lo que le dé fuerza. Atacarás su mente, haciéndole desconfiar, dudar, flaquear, desconfiar de ellos mismos. No consiste en atacar a sus caballos, sino en destruir su pienso y su paja, haciendo esto eliminarás todos los jinetes sin destruirlos. Un líder inteligente lucha por desproveer al enemigo de sus recursos. Cada porción de recursos tomados al adversario equivale a veinte que te suministras a ti mismo.

Los tiempos de crisis te proporcionarán oportunidades excepcionales. Además de aprovecharte de las adversidades concretas de cualquier competidor, sacarás beneficio de cualquier situación general de confusión y de caos. Una crisis está compuesta a partes iguales de peligro y de oportunidad. Cuando esto ocurre, el ambiente y las circunstancias que todos daban por válidas se desvanecen y todo el mundo está desorientado. Sólo los que se adaptan a estos cambios sobreviven y aún salen más fuertes. Serás tan hábil que convertirás situaciones desfavorables o confusas en ventajas incontestables. Grandes civilizaciones han desaparecido en tiempo de crisis y otras que nada parecían las han sustituido. En los cambios caóticos podrás demostrar tu capacidad e inteligencia. Aprende a vivir y luchar en el caos, fuera del orden habitual de las cosas. Una vez que dominas este orden, debes crear el caos donde te interese, y muchos rivales reales o potenciales desaparecerán por sí mismos. Crea la anarquía para destruir a los que no se adapten y después podrás imponer tu orden. Altera y desequilibra sustancialmente las cosas para que no les quede más remedio que cambiar. Para curar un cuerpo enfermo es necesario alterar su composición: crea la enfermedad y aplica tu remedio. No provoques desorden si no tienes muy claro como beneficiarte después.

Confunde al competidor con una apariencia falsa. Aparenta lo que no eres, haz que creas que estás en un lugar diferente al que te encuentras. Si eres bajo, aparentas gran altura; si eres alto, rebájate. Nunca muestres tu imagen real. Si eres reflexivo, aparece como persona de gran pasión e impetuosidad; si eres rápido, muéstrate lento. Cualquiera que tenga forma puede ser definido, y cualquiera que pueda ser definido puede ser vencido.

Por lo tanto, no mostrarás ninguna forma o adoptarás la que te convenga.

Si la ocasión es propicia, cerca al enemigo y cierra todas sus vías de escape. Todo esto exige algunos requisitos previos: debes tener al menos una concentración superior de fuerzas en el lugar, o una superioridad absoluta y tendrás que tender alguna especie de trampa, ya sea física o psicológica. Trae hacia ti al enemigo con algún engaño y cierra la trampa en el momento adecuado para que realmente el adversario pueda ser atrapado dentro. Si éste percibe alguna posibilidad de escape, seguirá luchando desesperadamente, pero si sabe que su lucha no tiene sentido, acabará entregándose. Es fundamental que se sienta derrotado, en ese momento, cierra el dispositivo. Estudia detenidamente esta decisión, pues puede volverse contra ti.

Piensa que personas con diferentes sueños pueden compartir la misma cama. Si te alías con adversarios lejanos o personas simplemente neutrales, mientras atacas a oponentes cercanos, puedes minimizar las dificultades logísticas y consolidar además cada victoria. Piensa que se trata de alianzas, no de paz perpetua. Existen intereses permanentes, pero no amigos eternos.

Habrá momentos en que el objetivo es conseguir de la forma que sea lo que otros controlan. Para alcanzarlo, usa tácticas de reemplazo, de diversión, falsificación y trampa. En ocasiones tendrás que ir sustituyendo personas de la organización contraria por elementos que te son fieles. Una vez que el adversario esté infiltrado en puestos de responsabilidad por el personal que tú controlas, es el momento de iniciar el ataque desde fuera y desde dentro. Es el empleo de la “quinta columna”.

Otras veces tendrás que usar tácticas para producir miedo, amenazar, asustar o plegar a otros a la sumisión. Elige un objetivo claro y definido y acaba con él de forma rápida y brutal. El resto de adversarios o de quien tuviera en mente serlo en un futuro se lo pensará dos veces antes de actuar contra ti. Recuerda que a los hombres se les ha de mimar o aplastar, pues se vengan de las ofensas ligeras ya que de las graves no pueden: la afrenta que se hace a un hombre debe ser, por tanto, tal que no haya ocasión de temer su venganza. Si debes actuar de forma cruel y despiadada, harás todas esas acciones al principio y de una sola vez. Posteriormente, podrás crearte fama de benévolo y compasivo, pues pensarán que no eres tan cruel como parecías en un principio y además te guardarán el temor del recuerdo de tus primeras acciones. Sin embargo, si estas acciones las haces poco a poco, nunca podrás poner orden y serás odiado y despreciado por tus constantes desmanes. Si has logrado conquistar una organización enemiga debes observar dos máximas: destituir rápidamente todos los antiguos súbditos y no cambiar las leyes, costumbres e intereses particulares. Así, en poco tiempo se une la nueva conquista y se convierte en un solo cuerpo. Es conveniente que delegues estas acciones de inusitada violencia. Una vez que consideres que ya es suficiente, puedes castigar públicamente al autor de los desmanes y crecerá tu fama de benevolente a la par que poderoso.

Ya sabes que un hombre verdaderamente sabio, suele parecer poco ingenioso. Te harás el tonto sin dejar de ser listo. Las personas más inteligentes no dejan ver siempre lo inteligentes que son. Deberás tener mucho talento y habilidad para esconder tu talento y tu habilidad. Las personas que son menos listas y piensan que son muy listas, actúan de forma temeraria. Hay que esperar, hacerse el tonto y aprovechar la oportunidad. Muchas veces conviene que el adversario te menosprecie. Estudia cuándo merece la pena y actúa en consecuencia. Por lo tanto, desconfía de quien parezca en exceso simple y ordinario, puede ser un disfraz.

Atrae al enemigo a una trampa y después córtale la vía de escape: al codicioso, con promesa de ganancia; al inflexible, con argucias; al arrogante, con apariencia de debilidad. También puedes sumergir a los propios aliados en una situación de crisis que les obligue a inventar nuevas soluciones al problema. Cuando no tengas nada que perder, tienes todo para ganar. En otras ocasiones te convendrá presentar una apariencia poderosa, incluso si tus fuerzas reales son mínimas. Si eres fuerte te presentarás como más fuerte para disuadir a tus rivales, o más débil para confundirlos. En general, cuando se es débil, hay que hacer ver que se tienen mas fuerzas que las que se poseen.

Emplea la táctica del cuco. Este animal es un pájaro que pone un huevo en el nido de otro pájaro y cuando éste sale, tira del nido a las crías de los otros huevos. Los padres de éstos últimos siguen alimentándolo al creer que es su hijo. Haz tú lo mismo con tu adversario.

Espero que no te ocurra, pero te puedes encontrar en situaciones desesperadas, en situaciones de gran debilidad. Tendrás dar golpes bajos, defenderte con fanfarronerías y faroles e incluso con la auto-destructividad. Pueden ser los últimos recursos en caso de emergencia. Si falla todo lo anterior, siempre puedes intentar la última opción: retirarte.

Siempre que puedas intentarás utilizar una mujer para tender una trampa a un hombre o un hombre para tender una trampa a una mujer, usarás la fuerza incontrolable del sexo. En un sentido más amplio, ofrecerás al adversario cualquier clase de tentación irresistible, a la que no se pueda negar. No todas las personas se mueven por el sexo, llegando a cierta edad, es poco eficaz. Orgullo, poder, drogas, instintos inconfesables, todo ser humano tiene un rincón oscuro en su alma. No lo juzgarás, sólo lo emplearás. Conocerás las secretas pasiones de las personas y aplicarás la solución que más convenga para satisfacerlas. Una vez que tengas el control y el monopolio de la satisfacción de sus deseos, serán un juguete en tus manos y a nada se te negarán. Debes conseguir que te entreguen tu alma como Fausto a Mefistófeles. A veces será eficaz hacer chantaje, pero es una forma burda de emplear esta ventaja ya que el chantajeado guarda gran rencor hacia el chantajista y sólo piensa en librarse de él. Es mucho mejor que entienda que tú eres su mejor fuente de placer porque sacias sus ansias secretas. Cuando ya dependa totalmente de ti, conviene a veces cerrar el grifo temporalmente para que sienta la desagradable situación que se puede crear si te vuelve la espalda. Una vez convencido de su absoluta dependencia hacia ti, hará lo que sea para seguir a tu lado. También intentarán hacerlo contigo, el remedio es fácil: no puede ser chantajeado quién no tiene nada que ocultar, nadie puede ser adicto de lo que no necesita.

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