Read El arte de la ventaja Online
Authors: Carlos Martín Pérez
Para llevar a cabo un buen ataque, deberás causar en el enemigo la sensación de que es acosado en todo momento y lugar. Como no dispones seguramente de ese tiempo, recurrirás a los enemigos de tu enemigo, dándoles razones para atacarlo.
Si no los tiene o no le quieren atacar; entonces, y sin el menor escrúpulo, crearás enemigos artificiales mediante la difamación, la mentira, y los rumores. En la lucha todo medio es lícito, el vencedor rescribe la Historia. Asegúrate en especial de privarlo del descanso, de la tranquilidad, del anonimato. Una persona cansada, intranquila e insegura es una persona débil y propensa a capitular. Como la destrucción de un enemigo suele ser una tarea arduo costosa, y poco frecuente, tu principal objetivo será en todos los casos su capitulación, su rendición.
La rendición incluirá que el enemigo se disculpe por una ofensa cometida, que te retribuya por un daño cometido, o que acceda alguna demanda que consideres justa. Una vez conseguida la capitulación, conseguirás instalar en el enemigo un sano temor hacia ti. Sorpréndelo nuevamente y entrégale obsequios en su humillación. Gánate su amor, ya ganado su temor, y tendrás un aliado de por vida, o al menos una frontera segura. La situación ideal es la de ser amado y temido a un tiempo y sólo debes prescindir de lo primero cuando no es posible la obtención de ambas cosas. Siendo amable con el enemigo en el momento de su derrota, grabarás en su mente la sensación de ser una persona imprevisible, con lo cual su temor aumentará.
Las personas tienen tres temores: lo desconocido, lo imprevisible, y lo irreversible. El resto de los temores deriva de éstos, por tanto si te consideran un ser misterioso, imprevisible y capaz de golpear de manera irreversible, te temerán como al mismísimo diablo. Crea y mantén esa fama y tú mismo prestigio no sólo te evitará problemas sino que te traerá soluciones.