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Authors: Carlos Martín Pérez

El arte de la ventaja (10 page)

BOOK: El arte de la ventaja
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Si tienes la sensación de estar estancado y de no hacer ningún progreso, abandona tu estado de ánimo y piensa en tu corazón que estás empezando algo nuevo. Cuando consigues el ritmo, ya sabes cómo ganar. En cualquier ocasión en que sientas cómo aumenta la tensión y la fricción entre tú y los demás, si cambias tu estado de espíritu en ese mismo momento, puedes ganar por la ventaja de una diferencia radical. Si tienes la sensación de estar estancado en pequeñas maniobras, recuerda que cuando te hallas en medio de cosas insignificantes, tienes que cambiar de repente a una gran perspectiva.

Piensa en los adversarios como si fuesen tus propios medios, comprendiendo que debes de obrar con ellos según tu propia voluntad, e intenta manipularlos libremente. Tú eres el jefe, y los adversarios tus subordinados.

SOBRE LAS ESTRATEGIAS PARA VENCER

En ocasiones casi tendrás clara tu propia superioridad, pero necesitarás un pequeño empuje para que con poco esfuerzo y desgaste lograr el éxito. Estas estrategias son las más directas y fáciles de descubrir. Para alcanzar el éxito necesitas estar al comienzo en una posición de mayor fuerza, pero aún así puedes fracasar. En este caso posees recursos para asediar a otros, tiempo y medios para relajarte mientras esperas los movimientos del enemigo y la suficiente capacidad de disimulo para enmascarar la verdadera dirección de tu ataque.

Cuanto más obvia parece una situación, más secretos profundos puede esconder. La gente tiende a ignorar lo que les es familiar y espera que los secretos estén escondidos. Se tiende a descuidar las actividades abiertas que esconden estrategias subyacentes. Esconderás tus fuerzas a la vista de todos, de forma que acostumbrados a percibirlas, llegue un momento en que no las vean. Si vas a hacer algo, publícalo a los cuatro vientos, hazlo infinidad de veces, hasta que crean que no lo vas a hacer. En ese momento, te habrás vuelto invisible a la vista de todos y entonces puedes emprender tu acción. Es como el joyero que guarda bajo siete llaves las peores piezas de su catálogo y que tiene a la vista y sin protección sus joyas más valiosas. Así, cuando llegue el ladrón, robará lo que está oculto, por considerarlo más valioso que lo que permanece al alcance de la mano, que abandonará por considerarlo sin importancia. Eso es esconder algo a la vista de todo el mundo. Debes entender perfectamente esta idea. De la misma manera, declarar tus intenciones en incontables ocasiones sin llegarlas a ejecutar llegará a nublar la mente de todos. Un pastor siempre estaba de broma y en muchas ocasiones avisaba a todo su pueblo que el lobo venía a comerse sus ovejas. Todos sus vecinos acabaron por no dar crédito a sus palabras hasta que un día apareció el lobo. El pastor dio la alarma, pero nadie en el pueblo le hizo caso, con el resultado que el lobo pudo atacar con entera libertad y sin oposición. Haz como el pastor y ataca como el lobo. Piensa que otros pueden emplear la misma treta contigo y debes estar preparado para eludirla. Si alguien pregona de manera insistente algo y nunca lo realiza, ten cuidado, quizás quiere hacer lo mismo. Debes estar siempre vigilante, y ya que la otra parte ha sido tan cortés que ha avisado con anticipación, habrás previsto planes para hacerle frente y detectar a tiempo la verdadera acción.

Otra estratagema parecida consiste en hostigar y hacer que las acciones ajenas caigan en vacío. Prepararás una acción contra alguien y amagarás como si la empezaras a ejecutar. En el caso anterior no realizabas ninguna actividad, simplemente lo difundías. Ahora ya pasas a la acción. La otra parte se verá obligada a tomar medidas y a emplear medios, tiempo y energía en responder a tus intenciones. Cuando veas que se ha desgastado tras el amago, y sin llegar nunca a chocar con él, retiras tu dispositivo y das marcha atrás. Puedes hacerlo las veces que quieras, hasta que veas que la respuesta es cada vez más débil. Simplemente el tenerlo esperando el siguiente hostigamiento destrozará sus nervios. Así, todo lo haces, sin hacer nada. Entonces tienes que evaluar si la finalidad inicial era cansarlo inútilmente, lo que ya habrás conseguido, o aplicar lo anteriormente explicado y realizar el ataque verdadero. Este ataque logrará la sorpresa y además le alcanzará agotado y desmoralizado. Toda esta treta tiene un inconveniente, tú también te desgastas en cierta manera ya que empleas parte de tus recursos en la acción. Por lo tanto, actuarás de tal forma que con un mínimo esfuerzo por tu parte lograrás un gran quebranto y gasto inútil de energía a la otra parte. Si eres el objetivo de esta artimaña, tienes dos opciones, responder con una serie de acciones similares, hasta que la otra parte comprenda que a nada conduce o preparar un ataque tan contundente que logre que este tipo de tácticas ya no tenga validez. Recuerda que siempre debes ser tú el que lleve la iniciativa, si la entregas al contrario, nunca lograrás reponerte.

El concepto consiste en crear una ilusión en la mente del contrario, haciendo que no vea lo evidente. Cualquier situación nueva causa sorpresa y alarma, hay que esperar a que se incorpore a lo que la mente del otro considera normal. Este proceso suele durar normalmente una tres semanas, aunque no hay regla fija.

Atacar directamente a un enemigo poderoso y unido es una invitación al desastre. Nunca uses en estos casos una confrontación directa, emplearás una confrontación indirecta: concentrarás tus fuerzas para golpear en el punto más débil del enemigo y aprovecharás sus fallos. Es como resolver un problema mediante la concentración en un aspecto que parece al margen pero que en calidad es la clave o desviar el problema sobre otra circunstancia. Analizarás convenientemente todos los matices de cualquier problema o situación, pues los problemas, o no tienen solución o llevan en sí mismos su respuesta. Aprenderás a distinguir los que no tienen solución, para evitarlos o por lo menos paliar sus consecuencias, de los que si la tienen, que suelen tener varios remedios. Cuando veas claramente las diferentes líneas a seguir puede ocurrir que tengas que elegir la solución menos mala, que aceptarás como buena o que tengas que escoger entre varias buenas, entonces optarás por la mejor de ellas. Entender y practicar esto es en verdad ser sabio.

Si un problema tiene solución, no te preocupes; y si no la tiene, tampoco te preocupes. Por lo tanto, no deben preocuparte los problemas, sino estimularte, ya que el destino te los envía para ponerte a prueba y fortalecerte. Debes siempre ser original en la resolución de cuantas pruebas se te presenten, ya que si las resuelves como haría un necio o una persona normal, nada adelantas y sigues en la medianía. No dejes un problema sencillo para mas tarde, pues crecerá y pasará de ser una cuestión simple y poco trabajosa a causarte grandes fatigas y dolores de cabeza. Un incendio se apaga con una jarra de agua, pero sólo cuando empieza. Con los problemas suele ocurrir como con las enfermedades: al principio suelen ser difíciles de diagnosticar y fáciles de curar, pero conforme el mal avanza, son fáciles de diagnosticar y difíciles de curar. Lo que aún no aparecido es fácil de eliminar, trata con las cosas antes de que aparezcan. Al igual que >hay problemas que hay que solucionar cuanto antes, existen otros a los que no debes prestar atención, pues el tiempo se encargará de hacerlos disolver como el humo en el viento. Tendrás buen criterio para discernir a qué problemas dar inmediata solución, cuáles pueden esperar cierto tiempo y cuáles puedes dejar olvidados para que se pudran en el olvido. Cualquier asunto tiene cierto grado de urgencia y de importancia. Resolverás rápidamente los casos más urgentes e importantes, después los más importantes pero menos urgentes y posteriormente los más urgentes y menos importantes, desdeñando los menos importantes y urgentes. Así serás eficaz enfrentándote a los problemas, sólo debes decidir a qué categoría pertenece cada uno; actuar cuando convenga y no actuar cuando no sea necesario, pues los dos conceptos —actuar y no actuar- son igual de importantes. Cuando hayas entendido y practicado todo esto, empezarás a actuar con sabiduría. Las personas verdaderamente sabias no solucionan los problemas, sino que crean las circunstancias para que el problema se arregle por sí mismo, con suavidad y de forma natural. Sin hacer nada, todo lo hacen.

Cuando tengas verdadero dominio sobre todo tipo de problemas, podrás encontrar automáticamente la solución más original y genial a cada cuestión. Recuerda que las ideas geniales suelen ser en extremo simples, consisten en ver lo evidente que nadie percibe. Haz memoria sobre muchos inventos e ideas geniales y te asombrarás de su simplicidad; por eso, la persona sabia aparenta sencillez y hasta cierta estupidez. Ante varias soluciones, siempre elegirás la más simple y sencilla, así tiendes a la genialidad. Porque cuánto más complicada es una solución, más probable es que pueda fallar.

Por lo tanto, cuando te enfrentes a algo o a alguien, emplearás este método para analizar y resolver las situaciones. Lo adaptarás a tu mente y lo harás tuyo. Y te fijarás en aspectos en apariencia simples y anodinos que son la solución más simple y eficaz para su resolución. Buscarás el mejor punto de apoyo para que con la mejor palanca logres grandes resultados con ínfimo esfuerzo. Arquímedes de Siracusa pidió un punto de apoyo y prometió mover el mundo. Encuentra los adecuados puntos de apoyo y moverás a todo el mundo.

En otras ocasiones, tendrás que utilizar los recursos ajenos en provecho tuyo. Es matar con un puñal prestado. Si otro puede hacerte el trabajo o resolver un problema, ¿por qué hacerlo tú?. Si tu adversario tiene un subordinado competente y capacitado que molesta grandemente a tus planes y quieres deshacerte de él, puedes lograr que el contrario haga el trabajo por ti. Filtra información de que se prepara para traicionar a su jefe, que está pensando en cambiar de bando, haz que su jefe pierda la confianza en esa persona y que lo destituya. Ya has conseguido que otro, en este caso el adversario, trabaje para ti. Puede ser que te interese hostigar o atacar abiertamente a alguien. Si conoces a un tercero que tenga motivos para hacerlo, le instigarás para que realice todas las acciones. Por supuesto, le obligarás a hacerlo sin que sospeche que tú eres el interesado en crear ese conflicto. Para ello, le harás ver las pruebas que le interese ver; si es necesario, las crearás. Si eres muy cuidadoso, crearás un pequeño incidente que parezca proviene de quien te interese. Este incidente puede hacer que le parezca a una parte que el origen ha sido la otra y viceversa. Si gana el tercero, ha trabajado para ti; y si no lo consigue, por lo menos ha debilitado a quien te interesa. Después puedes decidir si continúas aprovechando la ventaja inicial o te conformas con los resultados obtenidos. En cualquier caso, es esencial que no se vea la mano que tira la primera piedra, que es tu mano. Cuando alguien emprenda acciones contra ti, es fundamental saber si las realiza por si mismo o es la marioneta de alguien. En ese caso, debes averiguar quién mueve los hilos, y si es posible, aliarte con el actual contendiente contra el actor oculto.

Te relajarás mientras el enemigo se agota a sí mismo. Lo que parece blando y flexible puede ser fuerte y firme, mientras lo que parece invencible puede ser débil. El tierno sauce se pliega al fuerte viento y se mantiene en pie, el robusto roble se quiebra y cae. El agua se adapta a cualquier terreno, pero desgasta la roca más dura. Es esencial mantenerse fresco mientras los demás se cansan sin lograr nada. El que espera al enemigo está descansado y gana la iniciativa, mientras que el que llega tarde y se lanza a la acción está cansado y se ve forzado a adoptar una posición pasiva. Si ves que los enemigos muestran ardor, espera a que éste se aplaque y se vean abrumados bajo el peso y el fastidio de la fatiga. No emprendas acciones contra alguien que se muestra muy activo y lleno de energía, no durará mucho en este estado, espera a que se le pase y observa cómo se cansa. Por lo tanto, si eres tú el que avanzas y vas contra un enemigo descansado, no caerás en el mismo error, guardarás las distancias y repondrás tus fuerzas sin perder la iniciativa que te quieren arrebatar.

Sabrás que el enemigo con problemas internos está maduro para ser conquistado. Los adversarios que ya tienen problemas son más fáciles de vencer que los que no tienen tales distracciones. Aprovecharás totalmente las desgracias del contrario e incluso las aumentarás para restarle fuerza. Si sabes cuándo atacar harás que tu adversario no sepa cuándo defenderse. Crearás una falsa impresión para hacer pensar al enemigo que el ataque viene de un lado, cuando en realidad está llegando por otro. El oponente no debe descubrir las intenciones de los falsos movimientos: si no se hace con inteligencia, puede volverse contra ti.

Cuando los dos adversarios tenéis una potencia similar existe confrontación. Inclinar la situación a tu favor requiere más tretas y de mayor complejidad. Actuarás basándote en el sigilo y la astucia, harás que el enemigo te subestime, emplearás ataques por sorpresa por retaguardia, usarás la infiltración y aprovecharás los puntos débiles del contrario.

En ocasiones tendrás que jugar con la ilusión y crear algo a partir de nada. Si se es capaz de crear algo a partir de nada, las circunstancias más insignificantes te pueden conducir al éxito. La mentira mil veces repetida puede llegar a aceptarse como verdad. Convertirás algo pequeño en enorme, creado a partir de actitudes preexistentes para avivar los miedos, aumentar los prejuicios o desviar la percepción de los hechos. Una variante es hacer pensar a los demás que uno no tiene nada cuando en edad se tiene algo. En resumen, harás creer a todos que tienes todo cuando no tienes nada y que no tienes nada cuando tienes todo. Harás que tu debilidad, que no es aparente, sino real, aparente ser una treta y que los demás desconfíen pensando que tienes mucho más poder del que parece. De esta forma, puedes parar un ataque empleando medios que no existen. También puedes hacerlo justamente al contrario, ser muy poderoso y hacer como si se aparentara dicho poder, el adversario creerá que es un engaño y te atacará con poca fuerza pensando que eres débil, cuando en realidad no lo eres. Esto es la economía de medios llevada a su extremo.

Aparentarás tomar un camino cuando se entres sigilosamente por otro. Opondrás maniobras abiertas, predecibles y públicas, a otras encubiertas, sorpresivas y secretas. Atraerás la atención sobre un itinerario y desarrollarás rutas alternativas. Amagarás golpes con poca fuerza en un lugar, y en secreto concentrarás tu ataque en otro lugar. Es fundamental que el otro traslade su centro de gravedad donde tú quieres que crea que viene el ataque principal. Entonces tu emplearás toda tu fuerza donde haya descuidado su defensa. Debes simular el ataque con muy pocos medios y guardar una reserva muy potente para emplearla donde el adversario ha descuidado su defensa tras haberla concentrado donde creía que se iba a desarrollar el ataque.

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