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Authors: Carlos Martín Pérez

El arte de la ventaja (4 page)

BOOK: El arte de la ventaja
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Gozar de prestigio y de consideración es una de las cosas que los hombres ambicionan con más ardor. Evita seguir la senda por la que anduvieron hombres de gran prestigio, tendrás que andar el doble para intentar igualarlo. Debes explorar nuevos caminos para que tu renombre brille donde te mereces. Las grandes figuras son únicas, por definición el triunfo en su senda sólo puede ser para ellos. No pierdas tu tiempo ni tus fuerzas en ese vano empeño.

Para aumentar tu reputación debes ocultar tus acciones deplorables y hacer brillar las honorables. Pero no olvides que si temes que la gente sepa que has hecho algo malo, hay algo bueno en lo malo y que si estás ansioso porque la gente sepa que has hecho algo bueno, entonces hay algo malo en lo bueno. Medita sobre eso y advertirás que el bien y el mal nunca están completos y puros ya que contienen ciertas partes del uno en el otro.

SOBRE LA AMISTAD, LOS ALIADOS Y LOS ADVERSARIOS

La amistad es un concepto muy hermoso, puede que sea más duradero que el amor mundano. Tanto el amor como la amistad debes dejarlo para tu vida privada, es muy peligroso cuando se manejan asuntos públicos. Elige con cuidado tus amigos en la vida privada, pues conociendo con quién te juntas sabrán cómo eres. Desde los clásicos se ha escrito mucho sobre la amistad, no seré yo quien divague mucho más. Si tienes un buen amigo, tienes un tesoro. Debes conservarlo y regar la amistad, pues es una planta frágil que se reseca con la falta de atención. Aún con amigos lejanos, debes tener detalles con ellos y no dejarlos en el olvido ni perder el contacto. Vale más pocos y buenos amigos que sabes te ayudarán en el infortunio que muchas banales amistades que en cuanto se tuerzan las circunstancias te darán la espalda. Cuando todo vaya bien, te ofrecerán su hacienda, su tiempo y hasta su vida, pero cuando tu fortuna sea adversa, huirán de ti olvidando sus promesas.

Los que no te abandonen serán en verdad buenos amigos. Si la amistad surgió en una situación común comprometida, es probable que sea duradera; si nació en una situación sin importancia, no puede ser muy consistente. Las circunstancias difíciles prueban a las personas y también a las amistades. El que no es fiel y sincero con sus amigos, jamás gozará de la confianza de nadie. Es de personas virtuosas ayudar a los amigos en desgracia, siempre debes hacerlo pues te granjeará fama de persona generosa y amigo de sus amigos. Ten cuidado en distinguir al que atraviesa un mal momento del que rara vez sale del infortunio, de éste último debes huir como de la peste.

Hay que evitar a las personas que siempre están en desgracia, sobre todo si son éstos los que fabrican sus infortunios; con el pretexto de la amistad irán sangrando tus energías y el tiempo que dedicarías a otras empresas o a otras amistades. Conoce a los afortunados, para escogerlos, y a los desdichados, para rechazarlos. La mala suerte es, con frecuencia, culpa de la estupidez y no hay contagio más pegadizo para los próximos al desdichado. Nunca debes abrir la puerta al menor mal, pues siempre venderán tras él, a escondidas, otros muchos y mayores. Si tienes alguna duda lo mejor es acercarte a las personas inteligentes y con prestigio, pues tarde o temprano darán con la buena suerte. Con el disfraz de amigo se presentarán quienes pretendan sacar provecho de ti, debes distinguirlos de los verdaderos amigos y darles evasivas para que poco a poco se olviden de ti, pues ya encontrarán a otros que se dejen manejar. Sea un amigo verdadero o un falso amigo, nunca debes acabar la relación con malos modos y de forma violenta, tú eres una persona con clase y elegancia. Los malos modos todo lo destrozan, hasta la justicia y la razón. Las buenas formas todo lo remedian: doran el no y endulzan la verdad. En las cosas que hagas tiene gran importancia el cómo las haces. Un amigo resentido se convertirá en un enemigo peligroso, pensará que eres alguien desleal y lo que es más grave, conocerá muchos de tus puntos débiles por lo que sabrá en que parte de la espalda y cuándo deberá clavar el puñal para que el daño que recibas sea mayor. Es mejor tener un nuevo enemigo que convertir a un amigo en lo contrario. Nunca es bueno perder amigos, es más peligroso que ganar enemigos. Sé extremadamente correcto con tus amigos, demuéstrales la estima que te merecen, sorpréndelos con detalles inesperados y nunca pierdas la compostura en su presencia. Haz que tu prestigio sea grande entre tus amistades, ya se encargarán ellos de difundirlo. Ellos estarán encantados de recibir la amistad de una persona con semejante fama y el simple hecho de que tú seas su amigo ya aumenta su propia fama, así todos ganáis.

Intenta relacionarte con quien tenga gran agudeza e ingenio, siempre se aprende y te mejoras como persona. Algo se pega de la fama con quien te juntas, sea bueno o malo. Es forzoso entonces saber elegir y elegir bien. Tal como los padres vigilan las amistades de sus hijos, así debes obrar tú respecto a las tuyas. Hay amigos que son para toda la vida, presta atención con quién compartirás una parcela de la tuya. Elegir amigos es un asunto casi tan importante como elegir tu pareja, y sin embargo, casi nadie le presta atención. Mucho te debes a tus amigos, favores, lealtad y aún la vida si fuera preciso. La amistad es un lastre ligero y gustoso de soportar si los demás son de buen carácter y harían por ti lo mismo que tú por ellos; pero puede ser pesado y desagradable si son todo lo contrario. Eres libre para elegir, nadie te impone las amistades, según quien escojas como amigo condicionarás en gran parte tu vida.

Es conveniente que tus amigos sean de parecido nivel al tuyo, pues aunque no hay reglas fijas, es extraño que un rey sea amigo de un mendigo. Para que pueda trabarse una verdadera amistad, es preciso prescindir de la superioridad que puedan otorgar la edad, los honores, las riquezas o el poder. El único motivo que te debe incitar a la amistad es la búsqueda de las virtudes y el mutuo perfeccionamiento.

No emprendas empresas con los amigos, éstos son para disfrute de la mutua compañía, nunca para lograr grandes hazañas. Muchas amistades se han quebrado por exponerlas a la dura prueba del desgaste frente a objetivos comunes. Al igual que tú intentas mostrar tu mejor cara ante tus amistades y esconder tus defectos, lo mismo hacen ellos contigo. Es raro que un amigo critique los defectos de otro, hará como que no los ve, ya que te acepta como eres y no intenta cambiarte. No digas a tu amigo lo que no quiere oír. Raras veces los hombres reconocen los defectos de aquellos a quienes aman, y no acostumbran tampoco a valorar las virtudes de aquellos a quienes odian. En cierta manera, la amistad se basa en muchos autoengaños. No guardes rencor al amigo por una falta leve. Desconfía del amigo que te habla mal de otros amigos, lo mismo hará contigo cuando estés ausente. Desconfiar de un amigo es una clara señal sobre una herida mortal en una amistad, debes poner fin a esta relación. Confianza, respeto y lealtad son los pilares de cualquier relación entre amigos, si falla alguna, ya no se puede hablar de amistad.

La amistad no existe en la vida pública, el creerlo es una ponerte en medio de una tremenda trampa. Conviene no confundir aliados, socios, colegas y compañeros con lo que es una verdadera amistad. De semejante confusión pueden surgir muchas situaciones desagradables y perjudiciales. Un aliado o un socio es un socio temporal para lograr determinados objetivos comunes, en cuanto cesan los motivos que los juntaron, acaba la alianza. Y una vez acabada la relación puede desembocar o en un grato recuerdo y disposición a volver a aliarse, o en indiferencia o en clara enemistad. Un colega es alguien que ejerce la misma profesión que uno mismo, sus intereses y los propios pueden ser coincidentes, siempre habrá cierta competitividad, y las relaciones pueden ser buenas, indiferentes o francamente malas. Un compañero es alguien con quien compartimos tareas y vivencias comunes en nuestra vida pública, las relaciones pueden ser idénticas a las que tenemos con los colegas. Para diferenciar colega de compañero valga el símil de que un compañero es una persona que trabaja en la misma empresa que nosotros y ostenta una responsabilidad y cargo similar, el colega es lo mismo, pero en otra empresa.

Insisto en que en todas estas relaciones no tiene cabida la amistad, si alguien lo cree y actúa así, tardará poco en darse cuenta de ello. Con las amistades te sientes confiado y admites cierta vulnerabilidad; en ocasiones, hasta te pones en sus manos. Sería una locura hacerlo con quienes dejan que actúes así pero que nunca lo harían ellos por ti. Conocerán tus puntos débiles y encontrarán la palanca con la que tenerte a su merced empleando el mínimo esfuerzo. Son relaciones profesionales, no hay nada personal, y puesto que no hay nada personal, no tiene cabida la amistad. Por supuesto que es necesario tener buenas relaciones con las personas con las que actúas en tu vida pública, pero hay que tener muy clara la línea donde acaba esta relación y empieza la amistad. Nunca debes cruzar ese límite, o el daño que puedas recibir será enorme. Ser amigo de alguien es abrirle tu corazón, no lo hagas con quien no le concedas el privilegio de tu amistad, evita la confusión.

Ni un aliado es bueno ni un enemigo es malo, los papeles se pueden invertir con más facilidad de lo que crees. Con ambos debes aprender. De hecho, tus enemigos harán por ti lo que no harán tus amigos: señalar tus debilidades y ponerte a prueba. Te harán más fuerte. A la persona inteligente le son más útiles sus enemigos que al necio sus amigos. El litigio con adversarios te hará llegar donde nunca te llevaría el trato con amigos. A muchas personas, sus enemigos les fabrican su grandeza. Es más peligrosa la adulación que el odio, pues éste señala defectos que se pueden corregir, pero aquélla los disimula.

Serás muy cauteloso cuando vivas junto a la lisonja y junto a la malevolencia. Que no te desalienten las frecuentes críticas que te le hagan, ni los defectos que te señalen. Escucha las palabras del crítico, te revelarán lo que tus amigos tratan de ocultarte.

Pero no te dejes abrumar por lo que el crítico diga. Nunca se ha erigido una estatua en homenaje a un crítico, las estatuas son para los criticados. Vale más enemigo conocido que amigo a la fuerza. Al igual que conviene saber elegir a tus amigos y aliados, lo mismo se aplica para los enemigos. Muchos desastres y desgracias han surgido por una mala elección de los adversarios. Claro que en muchas ocasiones no se pueden elegir, surgen solos. Como en esta vida es inevitable que aparezcan enemigos si tus objetivos chocan con los de ellos, debes estar preparado para hacerles frente y aún derrotarles. Siempre que puedas, debes crearte un enemigo que sea relativamente fácil de derrotar, de esta forma aumentará tu prestigio. Posteriormente debes convertir a esta persona en aliado, ya que siempre te será fiel por el temor que te tenga tras la derrota y el agradecimiento de haberle convertido en aliado. Una persona sin enemigos o es un santo o su vida carece de interés, pues sus metas son tan cortas que con nadie choca. Y si alguna vez ha chocado, ha sido rápidamente neutralizado por otra voluntad más fuerte. Aunque quizás sea una forma de alcanzar la felicidad. No tener conflictos con nadie es en verdad un fenómeno extraño. Hasta Jesucristo tenía enemigos, ellos le crucificaron. Así que ve pensando que es inevitable la confrontación. Hay otras vías relacionarse con los enemigos; las usaron Jesucristo, Gandhi, Buda, Sócrates y muchos otros grandes maestros de la Humanidad. En el fondo, el final fue el mismo: querer, poder y saber cómo hacer que el enemigo desapareciera, puesto que el fin último de acabar con un enemigo es englobándolo, haciendo que sea parte de ti. Si conviertes al enemigo en tu aliado, ya no es tu enemigo. Esa es la verdadera sabiduría, puesto que el enemigo desaparece definitivamente.

No crees enemigos tan poderosos que no puedas vencer ni resistir. Evita si puedes a estas personas. Haz aliados entre los enemigos de tus enemigos, los ataques que reciban vendrán en varias direcciones. Ten siempre presente que los aliados de hoy pueden ser los enemigos de mañana, y los que ahora son tus adversarios, mas tarde pueden ser tus aliados. No confíes ni en el enemigo ni en tus aliados, compañeros, socios ni colegas. Confía sólo en ti, y aún sin excederte.

Aún tiene otra utilidad el tener enemigos, debido al carácter agresivo de las personas. Un enemigo común da cohesión a un grupo de personas. Duran más en el ser humano los sentimientos negativos que los positivos; permanece más el odio y el temor que el amor y el valor. Cualquier sociedad, secta, religión o grupo humano que se precie tiene un enemigo común al que achaca todos sus males y desgracias, y por lo tanto por todos es odiado. Mientras odien a un enemigo común, olvidarán sus rencores hacia el líder y le seguirán ciegamente, unos por convencimiento y otros por no ser tachados de traidores. Por eso, siempre hay enemigos; y mientras el poder se base en el miedo y el odio generado por la agresividad humana, no habrá paz en el mundo. Y como nunca ha habido paz entre los hombres y es probable que siga siendo así durante mucho tiempo, debes prepararte para situaciones sin paz. Debes tener tu mente presta para la inevitable lucha.

SOBRE LAS VIRTUDES Y LOS DEFECTOS

Cultiva tu carácter e inteligencia, ya que son los dos polos para lucir las cualidades; el uno sin el otro no te llevarán muy lejos. No basta ser inteligente, se precisa también del carácter. No se nace hecho. Cada día te vas perfeccionando en lo personal y en lo laboral, hasta llegar al punto más alto, a la plenitud de cualidades, a la eminencia. Algunos nunca llegan a ser cabales, siempre les falta algo; otros tardan en hacerse. Sujeta las variaciones del ánimo. Conocerse es empezar a corregirse.

No seas muy severo en criticar los defectos de la gente; considera hasta qué punto pueden aguantar. No seas demasiado altanero al disfrutar de la virtud, de manera que los demás puedan practicarla. No juzgues y no serás juzgado, porque serás medido con la misma medida con la que midieses. Es nuestro destino tener defectos. Pocos viven sin ellos, tanto en lo moral como en el carácter. Debes adquirir habilidad en convertirlos en motivo de estimación, convertir tus debilidades en fuerza. Ninguna nación se escapa de algún defecto innato, incluso la más culta, defecto que censuran los países vecinos como consuelo. Corrige, o por lo menos disimula estos defectos propios de tu entorno; así conseguirás el crédito de ser único entre los tuyos, pues siempre se estima más lo que menos se espera.

Cuando el hígado está enfermo, la vista decae; cuando el riñón está enfermo, el oído se ve afectado de manera adversa. La enfermedad no es visible, pero sí sus efectos. Por ello, para liberarte de las imperfecciones evidentes, elimina primero las imperfecciones ocultas. Elude los defectos de tu familia, de tu sociedad, de tu nación. Tenderás a la perfección en el cambio. Hay dos tipos de perfección, la que cambia permanentemente y la que tras haber alcanzado ese estado, permanece inmutable. La primera es vida, la segunda es mortal; pues como toda la vida es cambio y ésta ya no cambia, está fuera del reino de la vida. La perfección no consiste en la cantidad, sino en la calidad. Todo lo muy bueno fue siempre poco y raro: usar mucho lo bueno es abusar. Busca la perfección, pero sin pasión; ya que si te afanas demasiado buscando la virtud, caerás en su opuesto. Para disparar una flecha, el arco debe estar en su justa tensión; poco tenso no llega la flecha al blanco y demasiado tenso hace temblar a la mano que apunta, errando el tiro. Así debe ser tu voluntad: ni muy tensa, ni muy floja. La perfección debe ser máxima, pero su ostentación moderada. Una vela encendida por los dos lados, se consume más rápido y dura menos. Una exhibición limitada se premia con una mayor estima.

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