Read El arte de la ventaja Online
Authors: Carlos Martín Pérez
¿Temes sufrir? Ya sufres por temer. Por mucho que te preocupe por el futuro no cambiará nada. No hay que confundir preocupación, con hacer planes para el futuro; sólo es preocupación cuando de alguna manera te encuentras inmovilizado por algo que ocurrirá en el futuro. La preocupación es endémica en esta época. Casi todo el mundo pierde un tiempo enorme en preocuparse. Esto no te sirve para nada ya que ni un solo minuto de preocupación puede mejorar el futuro; al contrario, te restará eficiencia para vivir el presente. Modifica este aspecto de tu pensamiento ya que te hace desperdiciar muchos momentos presentes en comportamientos que no te brindan retribuciones positivas. La preocupación sólo te sirve para agregar angustia innecesaria a tu vida y no te aporta nada. Preocupación encierra dos palabras: pre y ocupación. Ocúpate del asunto y sáltate el pre.
Si te sientes deprimido cuando ocurren ciertos hechos, no es a causa de estas circunstancias, sino porque te estás diciendo cosas negativas con respecto a ellas. Esto no quiere decir que te debas engañar diciéndote cosas que te hagan disfrutar de estos hechos, sino que más bien te preguntes por qué vas a escoger la depresión, si no te va a ayudar a enfrentarse a estos hechos de la mejor forma posible. Eres responsable de lo que sientes. Sientes lo que piensas y puedes aprender a pensar diferente sobre cualquier cosa, si decides hacerlo. Pregúntate si vale la pena, si te compensa ser infeliz, estar deprimido o sentirte herido u ofendido. Entonces examina profundamente el tipo de pensamientos que te están llevando hacia esos sentimientos de debilidad que no te sirven para nada más que para paralizarte y evitar que disfrutes del momento presente por unas pérdidas que por más que lamentes nunca podrás cambiar. La depresión la originas tú mismo con tus pensamientos negativos con respecto a la pérdida. Por más que te deprimas no lograrás recuperar lo perdido, deprimirte sólo te va a servir para agregar a la pérdida el malestar que te causes deprimiéndote.
Otra forma de perder el autocontrol son los prejuicios. Se basa no tanto en lo que odias o te desagrada, sino en el hecho de que es más fácil y más seguro quedarse con lo conocido. Esta forma de pensar trabaja en tu contra ya que evita que explores lo desconocido. Al ser espontáneo eliminas tus prejuicios y te permite conocer y tratar con la gente y con ideas nuevas. Puedes decidir vivir cada día de una manera diferente, siendo espontáneo y vital o puedes temer a lo desconocido y quedarte igual siendo el mismo de siempre. Lo opuesto al crecimiento es la igualdad o monotonía. Tú eliges lo que quieres para tu vida.
La ira es una reacción inmovilizante que experimentas cuando te falla algo que esperabas. En general proviene del deseo de que el mundo y la gente sean diferentes a lo que realmente son. Cuando te enfrentas con circunstancias que no son las que quieres, dices que las cosas no deberían ser así y eliges la reacción de ira. Aprende a pensar de manera diferente cuando notes este sentimiento. Lo más probable es que sigas sintiendo rabia, irritación y desilusión ya que el mundo no será nunca como quieres que sea. Pero la ira puede ser eliminada si cambias el enfoque. Gran parte del tiempo las cosas y la gente serán distintas a lo que quisieras que fueran. Así es el mundo. Cada vez que optes por la ira te dejas herir de alguna manera por la realidad. ¿No es una tontería molestarse por cosas que no pueden cambiar? En lugar de elegir la ira, puedes empezar a pensar en los demás como en seres que tienen derecho a ser diferentes a lo que quisiera que fueran. Puede no gustarte lo que ves o como actúan otros pero no por ello enfadarse, sentir ira.
Buscar la justicia es como buscar la fuente de la eterna juventud. La decisión de luchar contra la injusticia puede ser muy admirable sin duda, pero la elección de dejarse perturbar por ello es tan irracional como la culpa, la búsqueda de aprobación o cualquiera de los otros comportamientos anteriores. Si dejas de buscar la justicia, hacer cuentas y compararte con los demás, es seguro que tus relaciones mejorarán. En lugar de perder el tiempo en pensar que las cosas son injustas, puedes decidir lo que realmente quieres y ponerte a buscar las maneras para lograrlo de forma independiente de lo que el resto del mundo quiere o hace. Pensar sobre si la vida es justa contigo es abrir la puerta al sentimiento de la envidia.
Siempre hay un conflicto entre lo que es y lo que debería ser. Sólo cuando la mente no busca estímulos en ninguna forma, ya sean externos o internos, puede estar completamente quieta y libre; y la creación existe únicamente en esa libertad. Te han enseñado desde la infancia las reglas del juego en sociedad, qué se debe y qué no se debe hacer. Nada ocurre si no guardas la compostura. Nadie te está llevando la cuenta ni nadie te va a castigar por no ser algo que otra persona dijo que deberías ser. Nunca puedes ser nada que no quieras ser todo el tiempo. Hacer lo que quieras es libertad, siempre y cuando no atentes contra la libertad del otro. Recuerda que la idea es decidir por ti mismo, no influenciado por los demás. Puedes equivocarte en tu elección, pero es asunto tuyo, por lo tanto no debes rendir cuentas de tus errores que te ayudan a crecer.
Trata con quien siempre puedas aprender. El trato debe ser una escuela de conocimiento, y la conversación una enseñanza. Frecuenta la compañía de las personas con inteligencia. Complementa lo útil del aprendizaje con lo mundano de la conversación. Aprende a razonar, a penetrar en los secretos del alma humana, y más en asuntos en los que puedes decidir el éxito o el fracaso. No serás entendido si no sabes entender. Las verdades que más te importan siempre las oirás a medias, tú sabrás comprenderlas. No prestes más atención a las cosas más agradables que a las desagradables, atiéndelas con el mismo trato. Debes ser una persona agradable y de amable conversación. Usarás una galante y gustosa erudición, saber práctico de todas las cosas corrientes, más inclinado a lo gustoso y elevado que a lo vulgar. Ten una buena reserva de frases ingeniosas y comportamientos corteses y aprende a emplearlos en el momento adecuado. Te valdrá más la habilidad en el trato social que todos los conocimientos teóricos.
Conoce las insinuaciones, usa y abusa de ellas, pues nada se pierde con su continuo empleo. Es la forma más sutil del trato humano y a la vez la más eficaz. Las emplearás para ver de qué están hechas las personas, y de forma más disimulada y penetrante para inclinar voluntades a tu favor. Con la insinuación dices todo y no dices nada, Así, de nada te podrán acusar y todo lo podrás decir. Cuando emplees esta forma de comunicarte, sabes que estás diciendo dos o más cosas a la vez: una es la que se oye y otra la que se debe entender. Asegúrate que con lo que dices has puesto en la mente del que escucha una semilla que hará germinar la idea que en el fondo quieres instalar: su imaginación y el tiempo se encargarán de hacerla crecer. Riega la primera insinuación con otras que la refuercen, emplea el doble lenguaje. Al igual que insinúas, usarás evasivas. Es tu recurso en situaciones difíciles. Empleadas con acierto y elegancia, saldrás de muchos contratiempos. Evita con una sonrisa y una evasiva el entrar en situaciones comprometidas. Otras veces debes no darte por enterado; si no lo has oído, es como si no se hubiera dicho. Usa, pero no abuses, de las segundas intenciones. Evita mostrarlas y darlas a entender. Encubre cualquier artificio, pues es sospechoso, y más las segundas intenciones, pues son odiosas. El engaño es muy frecuente, por lo tanto, evita la confianza y aumenta el recelo, pero sin que se note. El recelo distancia e invita a la venganza, causando males inesperados.
Muchas veces tendrás que emplear la palabra no. Nunca más la uses, hay otras formas de hablar que ofenden y duelen menos al que escucha. Aprende a saber negar. No debes conceder todo lo que te pidan, ni a todos aquellos que te pidan. Tanto te importa saber negar como saber conceder. Guarda las formas, ya que más se estima una cortés negación que un sí sin gracia, porque un no disfrazado satisface más que un sí a secas. Cambia de conversación para decir que no, es una forma cortés de endulzar lo inevitable. Deja siempre algunos restos de esperanza para que haga más llevadera la decepción de la negativa. La cortesía será tu magia, con ella fascinarás a todo el mundo. Actúa primero y después emplea las palabras corteses. La cortesía que debe presidir tus actuaciones cotidianas, guarda el respeto y comprensión hacia todos, nunca ofendas a nadie con tus palabras. En una sociedad que aprecia en demasía las formas y en poco valora el fondo, serás en extremo cuidadoso con tus formas y maneras. De poco te pueden valer grandes hechos si los hechas a perder por descortesía; en el mejor de los
casos, empañarán tu triunfo. Sé educado, poco cuesta y mucho ganas, aumenta el prestigio y abre puertas. Si en verdad eres galante y cortés, fascinarás a las gentes y con poco esfuerzo recogerás muchos beneficios. Lo que en un ambiente se considera cortesía, en otros puede parecer debilidad. Serás cuidadoso y la adaptarás a cada entorno o lugar. La palabra cortesía proviene de la Corte, siempre que puedas y debas actúa como un cortesano. Evita la exageración y hablar con superlativos, para no faltar a la verdad y no dañar tu propia reputación. Las exageraciones dan indicio de poco conocimiento y gusto. Usa la alabanza, pues despierta la curiosidad y excita el deseo. No tengas prejuicios contra nadie, incluso antes de conocer sus supuestas cualidades. Debes corregir esa inclinación, pues creas una imagen en tu mente que no coincide con la realidad, actitud que es muy peligrosa y nada razonable.
Guarda siempre la compostura, nunca la pierdas. Es la parte visible del control de uno mismo. En público, compórtate siempre como si estuvieras ante un personaje muy distinguido. Debes ser tan dueño de ti mismo que ni en la mayor prosperidad ni en la mayor adversidad nadie pueda criticarte por haber perdido la compostura.
Te adaptarás a todos. Serás como el agua que a cualquier terreno se adapta, a nada se resiste y nada se le resiste, pues a todo se acomoda. Evita mostrarte igualmente inteligente con todos, no emplees más fuerzas de las necesarias, ni derroches sabiduría ni méritos. Es el gran arte de ganar a todos, porque la semejanza atrae la simpatía. Observa los caracteres y ajústate al de cada uno. Vuélvete serio con el serio, idealista con el idealista, cínico con el cínico; transformándote siempre cortésmente. Hazlo con naturalidad y sin fingimientos, pues rápido se captan estas tretas y el efecto suele ser el contrario. No te avergüences de preguntar a alguien para resolver tus dudas, y medita las respuestas que te hayan sido dadas. El que pregunta pasa por ignorante una sola vez; el que no lo hace, lo será siempre.
No conviene estar siempre de broma. Conocerán tu sabiduría en tu seriedad. El que siempre está bromeando no es hombre de veras. Si así actúas te igualarán con los mentirosos por no creerlos; a los unos por recelo de su mentira y a los otros por su burla. Con los bromistas nunca se sabe cuándo hablan con juicio, lo que equivale a carecer de él. Otros ganan fama de chistosos y dañan su reputación. Hay un momento para las bromas y otro para evitarlas. Si has de hacer bromas, no serán a costa de nadie. Las palabras en sí mismas son inocuas, pero sus consecuencias pueden ser funestas si son despectivas. Con moderación, el carácter jovial es una cualidad y no un defecto. Es la pimienta que adereza el guiso. Su empleo con mesura atrae la gracia de todo el mundo, pero respetando la prudencia y guardando las formas. Puedes hacer una gracia con elegancia como la forma de salir airosamente de un problema, pues hay cosas que se deben tomar en broma, incluso a veces las que el otro toma más en serio.
No trates lo insignificante, ni entres en pormenores, aún menos en las cosas desagradables. Es ventajoso darse cuenta de todo, pero no lo es quererlo averiguar todo con demasiado interés. En muchas ocasiones no conviene darse por enterado. Hay que dejar pasar la mayoría de las cosas entre familiares, amigos y especialmente entre enemigos. Si eres áspero y agresivo, serás como fuego que quema todo lo que toca; si eres desagradecido, como hielo que congela cuanto encuentra. Siendo obsesivo e irreflexivo, serás como agua estancada o madera podrida, vacío ya de vida. Cualquiera de estas conductas te acarreará dificultades en realizar tus tareas y en relacionarte con la gente.
Las circunstancias de la gente pueden ser estables o inestables; ¿cómo podrías garantizar que únicamente tú eres estable? Tus propios sentimientos pueden ser razonables o irrazonables; ¿cómo podrías esperar que los demás sean siempre razonables? Es muy útil ver las cosas bajo esta luz y corregir de este modo las contradicciones de tus expectativas hacia ti mismo y hacia los demás. En tiempos de orden debes ser preciso; en tiempos turbulentos debes ser flexible. En tiempos de degeneración has de combinar precisión y flexibilidad. Al tratar con buena gente serás magnánimo; al tratar con mala gente serás estricto. En el trato de la gente normal combinarás la magnanimidad y el sentido de lo estricto. No hables mal del amigo ni bien del enemigo: es señal de falta de reflexión.
Si antes de ponerte a hablar determinas y escoges previamente tus palabras, tu conversación no será vacilante ni ambigua. Aprende a escuchar sin descanso para disipar tus dudas. Mide tus palabras, para que nada de lo que digas sea superfluo; sólo de este modo lograrás evitar todo error. Controla tus acciones, y así no tendrás que arrepentirte con frecuencia de ellas. En cuanto hayas conseguido que tus palabras sean normalmente conformes a tu pensamiento, y no debas arrepentirte con frecuencia de tus acciones, nada malo te ocurrirá por lo que digas.
Serás hombre de tu época. Los hombres dependen de la época en que viven. Cada cosa tiene su tiempo; incluso las personas más lúcidas dependen de las modas de su época. Si tienes sabiduría llevas ventaja: Ésta es eterna, y si éste no es su tiempo lo será en otros. Si vas a contracorriente te será imposible descubrir los engaños y esto es peligroso. La verdad es de pocos, pero el engaño es tan común como vulgar.
Inevitablemente tratarás con personas con mayor poder que el tuyo, deberás intentar no indisponerte con ellos, y aún ganártelos y merecer su confianza. De hecho, debes tender a que aunque sean ellos los que ostenten el poder visible, seas tú el que los manejes desde la sombra.