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Authors: Isaac Asimov

Tags: #Divulgación científica

El Sol brilla luminoso (28 page)

BOOK: El Sol brilla luminoso
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Mientras tanto, los franceses, que ya no se atrevían a enfrentarse con los ingleses en el campo de batalla, habían emprendido una especie de acciones de guerrilla a las órdenes de un jefe brillante, Bertrand du Guesclin, y recuperado muchas de las conquistas inglesas. Los franceses nunca copiaron el arco largo, aunque Du Guesclin lo intentó en una batalla contra los ingleses, al otro lado de la frontera de España, y fue derrotado.

No fue hasta el reinado del hijo de Enrique IV, Enrique V, cuando Inglaterra volvió a enfocar una vez más toda su atención hacia Francia.

El 14 de agosto de 1415, Enrique V desembarcó una fuerza de 30.000 hombres en Harfleur, principal puerto francés en Normandía, 24.000 de los cuales eran arqueros largos. Éstos, sin embargo, no eran de mucha utilidad para demoler las murallas de una ciudad, y Enrique se trajo un cañón con este propósito. (En realidad, Eduardo III ya había empleado un cañón muy primitivo en Crécy.)

El cañón era aún un arma bien precaria, que ofrecía un peligro mayor para los artilleros que disparaban que para el enemigo, por lo que le costó cinco semanas someter la ciudad; semanas durante las cuales las fuerzas de Enrique se vieron muy debilitadas a causa de los enfrentamientos y de las enfermedades.

Una vez Harfleur fue tomada, Enrique V se mostró determinado a abrirse camino por tierra hasta Calais, la cual Eduardo III había tomado después de la batalla de Crécy, y que era ahora la plaza fuerte más importante de Inglaterra en Francia. Allí, Enrique tenía el propósito de permitir que sus hombres descansasen y se recuperasen, mientras reunía más refuerzos procedentes de Inglaterra.

Sin embargo, la marcha hacia Calais fue muy dura. Llovía constantemente y el ejército inglés siguió mermándose y sufriendo mucho a causa de la disentería.

Los franceses persiguieron al ejército inglés, aguardando a que se debilitase lo suficiente y, finalmente, lo cercaron a Agincourt, a unos cincuenta kilómetros al sur de Calais (y sólo a unos treinta al noroeste de Crécy). Para entonces, los ingleses se habían reducido a unos lastimosos 9.000 hombres, aspeados y enfermos, mientras que debían enfrentarse a más de 30.000 franceses. La fecha fue el 25 de octubre de 1415.

Habían pasado sesenta años desde Poitiers y los franceses se mostraron confiados de nuevo.

Enrique era un buen general. Eligió el sitio de la batalla cuidadosamente, disponiendo su delgada línea de hombres en un frente no superior a los dos mil metros de anchura, con ambos flancos bloqueados por densos bosques. Los franceses se verían forzados a reunir a sus hombres para atacar y serían muy fáciles de alcanzar de una u otra forma.

Y lo que es más, el pequeño ejército de Enrique estaba casi todo él formado por arqueros largos, y éstos aguardaron a su presa con unas trampas delante de ellos, con palos aguzados clavados en el suelo, con las puntas hacia arriba para dar cuenta de cualquier caballo que llegase.

Enrique había notado también que, a causa de aquellas constantes lluvias que tanto habían hecho sufrir a sus hombres, el campo de batalla se había convertido en un tremedal. No creía que los pesadamente armados caballeros, ya fuesen a pie o a caballo, pudiesen avanzar con demasiada rapidez.

Naturalmente, si los franceses elegían aguardar a los ingleses se verían forzados a rendirse, o a abandonar sus líneas para enfrentarse a la destrucción. Sin embargo, los franceses no aguardarían demasiado tiempo enfrentados con un ejército tan pequeño (como Enrique sabía que harían).

Agincourt es considerado, en ciertos relatos, como casi un milagro, pero no lo fue. Los franceses no tenían la menor posibilidad; hubiera sido en realidad un milagro que los ingleses hubiesen perdido.

Los franceses se lanzaron a la carga, o lo intentaron, y al instante se vieron atrapados en el barro. Se produjo un gran desorden y, una vez hubieron conseguido abrirse paso dentro del radio de tiro, Enrique dio la señal y 8.000 flechas silbaron y se abrieron camino hacia el enemigo, aterrizando en aquellas atestadas filas. Resultaba imposible fallar el blanco, y según los jubilosos relatos de los ingleses murieron 10.000 franceses por trece ingleses. Sin embargo, aunque disminuyeran las exageraciones, fue una inmensa victoria para uno de los bandos.

Enrique V, dos años después, siguió adelante y consiguió tomar Normandía y París. Forzó al rey francés Carlos VI a reconocer a Enrique V como su sucesor.

Pero Enrique V murió en 1422, a la edad de treinta y cinco años, y no hubo ningún inglés que pudiese dirigir los ejércitos tan bien como él lo hubiese hecho. De todos modos, los franceses perdieron una batalla importante más contra los arqueros largos ingleses en Verneuil, el 17 de agosto de 1424.

Los ingleses sitiaron Orleáns en 1428, y parecía que sólo era necesario tomar aquella ciudad para forzar una completa dominación sobre una Francia del todo desmoralizada. No obstante, Inglaterra había llegado al límite de sus fuerzas y ya no pudo conseguir cerrar las líneas de sitio en torno de la ciudad. Los soldados franceses lograron entrar en Orleáns, y pronto fue sólo el miedo y el terror supersticioso a los ingleses y a sus arcos largos lo que impidió a los franceses derrotarles.

Fue en este momento cuando apareció Juana de Arco en escena, y suministró la inspiración necesaria para que los franceses expulsaran a los ingleses de Orleáns. Para los muy cansados ingleses, su temor reverencial a la «bruja» fue el golpe de gracia final.

La guerra siguió durante un cuarto de siglo más, sin embargo, y lo que la decidió al fin fue algo que superó al arco largo. Carlos VII, el nuevo rey de Francia, fue ayudado por dos hermanos, Jean y Gaspard Bureau, que mejoraron el diseño del cañón y superaron la calidad de la pólvora.

Carlos comenzó a hacerse con una elaborada arma de Artillería, la primera en la Historia. Los artilleros fueron entrenados para manejar los cañones y (lo más importante de todo) los caballeros franceses se vieron forzados a tratar con respeto a los artilleros que, a fin de cuentas, eran de tan baja cuna como los arqueros. A partir de este momento fue la artillería la que decidió las batallas, y terminó el reinado del arco largo.

Los ingleses fueron incapaces de ajustar sus pensamientos a la nueva artillería, como antes los franceses se habían visto impotentes para moldear su forma de pensar al arco largo. Hacia 1453, los ingleses se vieron expulsados de Francia (de todas partes menos de Calais, que conservaron durante un siglo más). Tampoco se imaginaron por qué habían cesado las victorias; la teoría general inglesa atribuyó la pérdida de Francia a una combinación de traición en el hogar y brujería en Francia. (El
Enrique VI,
Parte primera, de Shakespeare, expresó a la perfección este punto de vista un siglo y medio después del final de la guerra.)

XVI. ¡MÁS ATESTADOS!

No hago a menudo promesas de largo alcance en estos ensayos. A veces, digo, específicamente, que discutiré un tema en particular más adelante en el siguiente ensayo, es decir, a corto plazo. En ocasiones, me refiero a que hablaré de un tema «otra vez», es decir, de una forma determinada.

En mi ensayo «¡Atestados!» (véase
Science, numbers and I,
«Doubleday», 1968), no obstante, discutí algunos aspectos del problema de la población, relacionado con las grandes ciudades del mundo, y concluí el artículo con el siguiente párrafo:

«Dónde acabará todo, no lo sé. Sólo puedo aguardar aterrorizado que cada día esté más atestado todo que el anterior. Diez años a partir de ahora —si aún vivimos—, volveré a hablar sobre este tema y veré cómo han progresado las cosas.»

Bien, ya ha llegado el momento, dado que acabo de recibir un muevo libro de estadísticas,
The Book of World Rankings,
por George Thomas Kurian («Facts on File», 1979).

Mr. Kurian facilita las mejores estadísticas internacionales disponibles (algunas veces admitidas como imperfectas) y emplearé, con gratitud y agradecimientos, sus trabajos. Con su ayuda, quiero ver lo que nos ha sucedido respecto de la población ciudadana en doce años. En primer lugar, debo establecer el telón de fondo (y esto no es material de Kurian)… Por lo que ha podido reunir, la población mundial ascendía algo así como a 3,3 mil millones en 1967, Y algo parecido a 4,12 mil millones en 1979. Hemos incrementado la población mundial, en los últimos doce años, en 800 millones de bocas, o el 25 %. Para ponerlo de otra forma, hemos añadido otra China a la población del mundo.

Es del todo probable que acabemos la década de 1980 con una población mundial que se aproximará a los 5 mil millones, habiendo añadido una China más. El crecimiento de población de los años 1970 ya ha sido bastante terrible, y ha contribuido enormemente al cambio hacia peor en la economía mundial y la estructura social durante los últimos doce años.

El crecimiento de población que ocurrirá durante la década de 1980 es muy probable que sea catastrófico. Y una vez dicho esto, sigamos con el asunto de las ciudades.

En 1967 vivía en un suburbio de Boston y, careciendo de estadísticas específicas, supuse que Boston no estaba por debajo del puesto 15 en el orden de las ciudades mundiales. Creía que era una suposición bastante buena, pero Kurian, en su tabla núm. 313, nos da la lista de las ciudades con una población por encima de los 500.000 habitantes en el mundo. Existen 287 ciudades en la mencionada lista, y Boston, con una población de 636.725 habitantes, se encuentra en el lugar número 207.
[35]

En mi primer artículo, definí una gran ciudad como aquella que contenía una población de más de un millón de habitantes, y, en 1967, puse en la lista a seis ciudades norteamericanas como grandes ciudades. En el momento actual, esas seis son unas ciudades aún mayores, y otras nuevas se han añadido en los Estados Unidos. He aquí las estadísticas comparativas:

Hay que fijarse en que cinco de las seis ciudades han decrecido en estos últimos doce años. Detroit es el caso más extremo, pues ha perdido una sexta parte de su población, y ha caído por detrás de Houston, la única gran ciudad norteamericana que ha ganado población en el intervalo.

El fenómeno de la pérdida de la población urbana es muy común en muchas ciudades norteamericanas. Así, en 1967, pregunté a los lectores que identificasen la mayor ciudad norteamericana que no fuese una gran ciudad. La respuesta fue Baltimore, y dicha respuesta aún sigue en pie, pero la población de Baltimore también ha decrecido, desde 925.000 a 851.698, una pérdida de casi el 8%.

La población total de las grandes ciudades norteamericanas era, en 1967, de 19.070.000. En 1979, fue de 17.800.000, con un declive de casi el 7%.

Esto no significa que toda la población norteamericana esté descendiendo. Aún crece, aunque a un índice más bajo que el del mundo en general. En 1967, la población de Estados Unidos era de unos 197.600.000 habitantes y, en 1979, ha sido de unos 218.000.000, con una ganancia superior al 10%.

El porcentaje de norteamericanos que viven en las grandes ciudades ha descendido desde el 9,65% en 1967, al 8,17% en 1979, pero esto no significa que Estados Unidos esté creciendo de una forma menos urbanizada o más rural.

La población que está abandonando las grandes ciudades (y las grandes ciudades en general), se extiende por los suburbios de la ciudad, que son una parte del «área metropolitana», señalada desde la parte central de la ciudad por unas arbitrarias líneas políticas, previstas para conceder a los suburbios los beneficios de la ciudad sin la responsabilidad por sus problemas.

Las áreas metropolitanas han continuado creciendo, y hay unas cuarenta, en Estados Unidos, que tienen poblaciones por encima del millón.

En mi ensayo de 1967, hablé de tres naciones que tenían más población que Estados Unidos. Eran entonces China, la India y la Unión Soviética, en este orden, y ello sigue siendo cierto hoy. He aquí la estadística comparada de las cuatro naciones principales:

En el momento actual, China posee el 23,6% de la población mundial y la India el 15,7%. Las cuatro naciones más populosas del mundo albergan una población total de más de 2.100.000.000, o casi exactamente la mitad del número de personas del mundo.

Cada una de las tres naciones, con una población que excede de la de Estados Unidos, tenían más grandes ciudades en 1967 que Estados Unidos, y las siguen teniendo.

En 1967, con las estadísticas que tengo a mano, he localizado no menos de dieciséis grandes ciudades en China, cada una con una población de más de un millón de habitantes. En el libro de Kurian encuentro listadas sólo catorce grandes ciudades.
[36]
Sospecho que esto refleja un mejoramiento general en la exactitud de las estadísticas chinas disponibles respecto del resto del mundo en los últimos doce años.

No obstante, existe una imposibilidad en la tabla de Kurian. En 1967, puse la ciudad de Shanghai como la mayor de las grandes ciudades de China, con una población de unos 7.000.000, Y las últimas cifras de que dispongo, diferentes a la lista de Kurian, le atribuyen en la actualidad una población por encima de los 10.000.000. Sin embargo, en la lista de Kurian, Shanghai está colocado en el lugar 97 (!) entre las grandes ciudades del mundo, con una población de 1.082.000. Sólo puedo dar por supuesto que ha desaparecido un cero de esa cifra, y que la computadora que preparó la lista siguió sus instrucciones, y situó a Shanghai en un imposible bajo lugar, y ningún corrector de pruebas humano se percató de ello. Me parece que la población debería ser de 10.082.000, y ésa es la cifra que voy a emplear, cambiando las cifras de «orden del mundo», que Kurian proporciona correspondientemente.

Ahorraré espacio dando el listado de sólo las grandes ciudades chinas con una población por encima de los 2.000.000. Son seis de las mismas comparadas con cuatro de los Estados Unidos.

Harbon y Cantón, listadas por encima de los 2.000.000 en 1967, aparecen ahora en las listas de Kurian por debajo de esas cifras. Sospecho que mis cifras de 1967 no eran necesariamente muy exactas en conexión con las ciudades chinas.

La población total de las catorce grandes ciudades de China en la lista de Kurian es de 39.500.000, comparando con los 38.000.000 para las dieciséis grandes ciudades que yo había listado en 1967.

La población de la ciudad de China más grande es 2,2 veces mayor que la población de la mayor ciudad de Estados Unidos, pero esto no es tan grande como uno esperaría de la disparidad respecto de la población total. A fin de cuentas, la población total de China es 4,2 veces mayor que la de Estados Unidos.

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