Excalibur (69 page)

Read Excalibur Online

Authors: Bernard Cornwell

BOOK: Excalibur
6.05Mb size Format: txt, pdf, ePub

Me apeé del caballo, tomé a Ceinwyn por el brazo y la lleve a la cima de la duna más próxima. El cielo de poniente se encendió con un fiero resplandor rojo, pues el sol acababa de ocultarse, y permanecimos juntos, envueltos en la sombra del mundo contemplando el subir y bajar de la
Prydwen
entre las olas. Navegaba ya a toda vela, pues el viento del anochecer soplaba del oeste y la proa de la nave rompía el agua blanca mientras la popa dejaba tras de sí una estela cada vez más ancha. A toda vela se alejaba, luego viró hacia poniente a pesar de que el viento soplaba de poniente y ningún barco puede navegar directo hacia el corazón del viento; pero juro que así fue. Navegaba hacia poniente y el viento soplaba de poniente, con la vela completamente hinchada, cortando las aguas blancas
con
la orgullosa proa; o a lo mejor no sabía lo que veía porque las lágrimas me anegaban los ojos y las mejillas.

Y mientras mirábamos, vimos que una bruma de plata se levantaba del agua.

Ceinwyn me apretó el brazo. La bruma era sólo un retal, pero crecía y brillaba. El sol se había ocultado, la luna no había aparecido, no había más que estrellas, el cielo del crepúsculo, el mar con encajes de plata y la nave de oscura vela, y sin embargo la bruma brillaba. O tal vez fueran sólo las lágrimas de mis ojos.

—¡Derfel! —me llamó Sansum secamente. Había llegado con Meurig y se acercaba por la arena torpemente hacia nosotros—. ¡Derfel! —insistió—. ¡Te estoy llamando! ¡Ven aquí! ¡Ahora mismo!

—Mi señor bienamado —dije, pero no a Sansum. Me refería a Arturo. Y seguí mirando y llorando, enlazando a Ceinwyn con el brazo, mientras la titilante bruma de plata engullía la nave clara.

Así partió mi señor.

Y nadie ha vuelto a verlo desde entonces.

NOTA HISTÓRICA

Gildas, el historiador que probablemente escribió la
De Excidio et Conquestu Brittaniae
(De la destrucción y conquista de Britania) una generación después de la época artúrica, cuenta que la batalla de Badonici Montis (traducido actualmente como Monte Badon) fue un sitio, pero curiosamente omite la mención de Arturo en la gran victoria que fuera, según lamenta el autor, «la última gran derrota de los desdichados». La
Historia Brittonum
(Historia de los britanos), que pudo o no haber sido escrita por un tal Nennius y que fue compilada al menos dos siglos después de la época de Arturo, es el primer documento que adjudica el protagonismo britano a Arturo en «Mons Badonis», donde, «en un día sucumbieron ciento sesenta hombres a un ataque de Arturo, y nadie sino él los abatió». En el siglo x, unos monjes del oeste de Gales compilaron los
Anuales Cambriae
(Anales de Gales), donde se recoge la «batalla de Badon, en la que Arturo llevó la cruz de nuestro Señor Jesucristo a hombros durante tres días y tres noches, y los britanos salieron victoriosos». El venerable Beda, un sajón cuya
Historia Ecclesiastica Gentis Anglorum
(Historia eclesiástica de los ingleses) apareció en el siglo VIII, reconoce la derrota pero no nombra a Arturo, detalle poco sorprendente habida cuenta de que Beda parece haberse documentado casi exclusivamente en Gildas. Estos cuatro documentos son prácticamente las únicas fuentes tempranas de información sobre la batalla (y tres de ellos no son suficientemente antiguos). ¿Tuvo lugar, realmente? Los historiadores, aunque reticentes a aceptar la existencia del legendario Arturo, parecen estar de acuerdo, no obstante, en que en los alrededores del año 500 a. C, los britanos libraron y ganaron una gran batalla contra los sajones que los asediaban en un lugar denominado Mons Badonicus, Mons Badonis, Badonici Montis, Mynydd Baddon o Monte Badon, o sencillamente, Badon. Además, dejan entrever que fue una batalla importante porque se supone que detuvo la conquista de Britania por los sajones durante una generación. También parece haber sido, según lamenta Gildas «la última derrota de los desdichados» pues, a lo largo de los doscientos años que siguieron a la mencionada derrota, los sajones se extendieron por el territorio de la actual Inglaterra, desposeyendo así a los britanos nativos. Durante el período oscuro de la más negra época de la historia de Britania, dicha batalla destaca como acontecimiento de importancia, aunque desgraciadamente no tenemos idea de dónde sucedió. Existen unas cuantas posibilidades: Liddington Castle, en Wiltshire, y Badbury Rings, en Dorset, son posibles candidatos, mientras que Geoffrey de Monmouth, que escribió en el siglo XII, sitúa la batalla en Bath, probablemente porque Nennius se refiere a las fuentes termales de Bath como
balnea Badonis.
Más tarde, los historiadores han propuesto Little Solsbury Hill, al oeste de Batheaston, en el valle del Avon, cerca de Bath, como campo de batalla y yo me he suscrito a tal suposición para la descripción de mi novela. ¿Fue un sitio? Nadie lo sabe en realidad, como tampoco sabemos quién sitió a quién. Sencillamente, parece haber un consenso generalizado sobre el hecho de que se librara una batalla en Monte Badon, fuera cual fuese su ubicación, que probablemente se tratara de un sitio, aunque tal vez no, que seguramente tuviera lugar en los alrededores del año 500 de nuestra era, aunque ningún historiador fundaría su reputación en semejante aserto, que los sajones sufrieron una gran derrota y que posiblemente fuera Arturo el artífice de tan sonada victoria.

Nennius, si fue verdaderamente el autor de la
Historia Brittonum,
atribuye doce batallas a Arturo, la mayoría en ubicaciones imposibles de identificar, y no nombra Camlann, la batalla con la que tradicionalmente termina el relato de Arturo. En los
Anuales Cambriae
encontramos la referencia más temprana a dicha batalla, pero fueron escritos con tanta posterioridad que no pueden ser considerados autoridad en la materia. Así pues, la batalla de Camlann es más misteriosa incluso que la de Monte Badon, y resulta imposible identificar el lugar en que pudo haberse librado, caso de haberse librado realmente. Geoffrey de Monmouth dice que ocurrió a orillas del río Camel a su paso por Cornualles, mientras que Sir Thomas Malory, en el siglo xv, la localiza en Salisbury Plain. Otros autores sitúan Camlann en Merioneth, Gales, en el río Cam a su paso cerca de South Cadbury (Caer Cadarn), en la muralla de Adriano o incluso en algunos lugares de Irlanda. Yo he situado Camlann en Dawlish Warren, al sur de Devon, por el único motivo de que en una ocasión tuve una barca en el estuario del Exe y llegué al mar pasando por Warren. El nombre Camlann podría significar «río sinuoso», y el canal del estuario del Exe es sinuoso como el que más, pero la elección ha sido caprichosa por mi parte.

En los
Annales Cambriae
lo único que se nos dice de Camlann es: «la batalla de Camlann, en la que Arturo y Medraut (Mordred) perecieron». Y ral vez hiera así, pero la leyenda siempre ha insistido en que

Arturo sobrevivió a sus heridas y fue transportado a la mágica isla de Avalon donde aún duerme con sus guerreros. Nos hemos internado claramente en dominios en los que no se aventuraría jamás cualquier historiador que se precie, salvo para insinuar que la creencia en la supervivencia de Arturo refleja la honda nostalgia del pueblo por el héroe perdido, y en toda la isla de Britania no hay leyenda más persistente que la idea de que Arturo continúa con vida. «Una tumba para Mark», recoge el Libro Negro de Carmarthen, «una tumba para Gwythur, una tumba para Gwgawn de la espada roja, mas, no lo vean nuestros ojos, una tumba para Arturo». Probablemente Arturo no fuera rey, tal vez no existiera siquiera, sin embargo, a pesar de todos los esfuerzos de los historiadores por negar su existencia, continúa siendo para millones de personas en el mundo lo que el copista dijo de él en el siglo xiv,
Arturus Rex Quondam, Rexque Futurus:
Arturo, una vez rey y futuro rey.

BERNARD CORNWELL vivió su infancia en el sur de Essex. Después de graduarse en la Universidad de Londres, trabajó para la cadena de televisión BBC durante siete años, principalmente como realizador del programa Nationwide. Posteriormente se hizo cargo del departamento de noticias de actualidad de la BBC en Irlanda del Norte, y en 1978 pasó a dirigir el programa Thames at Six para la Thames Television. Actualmente vive en los Estados Unidos.

Other books

Race of Scorpions by Dorothy Dunnett
Spellbound by Michelle M. Pillow
Winter’s Wolf by Tara Lain
Storm Surge by Celia Ashley
Sisters of Misery by Megan Kelley Hall
The Christmas Wager by Jamie Fessenden
Planet of Pain by B. A. Bradbury