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Authors: Kevin J. Anderson

La búsqueda del Jedi (17 page)

BOOK: La búsqueda del Jedi
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Gantoris había desaparecido.

—¡Gantoris! —gritó Luke.

No obtuvo respuesta. Alzó la mirada hacia el chorro de luz diurna que se filtraba desde la superficie, y por fin consiguió ver la silueta de Gantoris cerca del final del pozo. Gantoris estaba trepando por las escarpadas paredes, subiendo tan deprisa como podía y dejando cada vez más atrás a Luke.

Estaba huyendo de algo.

Luke sintió más que oyó la acumulación de presión en las profundidades del planeta, y captó la presencia de la masa de agua recalentada que rozaba el magma escondido cerca de la superficie y que empezaba a hervir e iniciaba el ascenso, buscando el camino más directo para escapar a su confinamiento.

Gantoris llevaba consigo un horario. Los géiseres debían hacer erupción a intervalos de tiempo regulares. Su intención era dejar atrapado a Luke en el subsuelo, donde su cuerpo sería hervido y quemado hasta los huesos por las cortinas de vapor súper recalentado.

Luke extendió el brazo hacia un asidero y empezó a trepar mientras movía la bota buscando un sitio donde apoyar el pie. Fue subiendo por las protuberancias y rincones de la chimenea volcánica que llevaba basta la superficie de Kessel. El calor se iba incrementando a su alrededor, haciendo que cada vez le resultara más difícil respirar. Luke jadeó y parpadeó en un intento de expulsar las lágrimas que ardían en sus ojos. El vapor subía enroscándose y formando nubecillas e hilachas, como si rezumara de las mismas rocas.

Su pie resbaló de repente y estuvo a punto de precipitarse chimenea abajo, pero su mano protésica se movió a la velocidad del rayo y se agarró a un saliente rocoso negándose a soltarlo. Cuando por fin logró recuperar el equilibrio, el saliente se había convertido en fragmentos que se desprendieron de la pared.

Luke había perdido unos segundos preciosos. La luz brillaba con más fuerza sobre su cabeza, apremiándole a seguir subiendo. Se agarró a otro recodo de la chimenea, reptó unos cuantos metros más y volvió a alargar la mano.

Durante una fracción de segundo vio una cabeza que se inclinaba hacia la chimenea del pozo para observarle. Era Gantoris, pero no le ofreció su ayuda.

Luke subió a fuerza de manos, sin prestar atención a los desgarrones que estaba sufriendo su traje de vuelo y trepando tan deprisa como podían llevarle sus miembros..., y un instante después se le acabó el tiempo.

Oyó la explosión muy por debajo de él, y el rugido gorgotearte de un chorro de agua hirviendo que subía a toda velocidad hacia la superficie. Luke se tensó y comprendió que sólo tenía una posibilidad de salir con vida de allí.

Ya lo había hecho en la Ciudad de las Nubes de Bespin, y durante su adiestramiento con Yoda y en otras ocasiones. Luke hizo acopio de todas sus energías y su capacidad de concentración mientras el chorro de vapor y agua letal avanzaba hacia él... y salió repentinamente disparado en línea recta hacia arriba, lanzando su cuerpo fuera del pozo del géiser. Utilizó la Fuerza como si fuera un trampolín para proyectarse a una gran altura, de la misma manera en que lo hubiese hecho si estuviera impulsando un objeto inanimado.

Luke emergió de la chimenea del géiser y agitó frenéticamente los brazos mientras empezaba a caer hacia el suelo rocoso. Relajó el hombro que entraría en contacto con las rocas y rodó sobre sí mismo, pero aun así el impacto fue lo bastante fuerte como para dejarle sin aliento.

Un muro de vapor y agua súper recalentada surgió del géiser un segundo después de que Luke hubiera chocado contra el suelo. Luke protegió las partes de su cuerpo que estaban al descubierto de las gotitas de agua hirviendo, y esperó a que el estallido se fuera disipando.

La erupción del géiser duró varios minutos. Cuando por fin se puso de rodillas. Luke vio a Gantoris y a los otros habitantes de Eol Sha avanzando hacia él con los rostros tan ceñudos e inexpresivos como de costumbre. Le habían tendido una trampa y habían intentado matarle.

Pero la ira se desvaneció rápidamente. ¿Acaso Luke no había desafiado a Gantoris para que le pusiera a prueba y permitiera que demostrara cuáles eran sus intenciones? Luke recogió su empapada capa Jedi del borde del géiser y esperó a que llegaran.

Gantoris cruzó los brazos sobre su pecho y asintió. La ausencia de cejas y pestañas hacía que su rostro pareciese todavía más grande y adusto.

—Has pasado el primer obstáculo que he colocado en tu camino, hombre oscuro. —Luke captó la mezcla de terror y excitación que emanaba de él—. Ahora ven y enfréntate a tu última prueba.

Los habitantes de Eol Sha avanzaron hacia él para agarrarle una vez más, y Luke no opuso ninguna resistencia. Había decidido enfrentarse a cualquier clase de riesgo con tal de poder reconstruir la orden de los Caballeros Jedi.

Y Luke intentó convencerse de que no perdería la vida antes de alcanzar su meta final.

Era como una procesión religiosa. Con Gantoris al frente, los habitantes de Eol Sha iniciaron un largo ascenso por la ladera hasta las grietas de lava. Luke caminaba orgullosamente erguido, decidido a no mostrar ninguna señal de miedo a pesar de que quienes le rodeaban ya habían dejado bien claras sus intenciones de acabar con él. Luke corría un peligro muy real a pesar de todo su adiestramiento Jedi. La luna colgaba sobre sus cabezas, y su presencia resultaba tan opresiva como la de un gigantesco puño amenazador.

Torres de lava brotaban de la ladera como otros tantos dientes podridos. Gantoris no aflojó el paso cuando llegaron a un punto en el que la ladera se deslizaba bruscamente hacia un lado, pero acabó deteniéndose delante de una abertura protegida por rebordes rocosos que se abría en la pared del volcán. Una cortina de humo y cenizas flotaba en el aire.

—Sígueme —le dijo a Luke.

Los demás continuaron avanzando en fila india por el escarpado sendero. Luke le siguió. Tenía que ganarse el respeto de Gantoris, ya que no su confianza. Dadas las circunstancias, era Gantoris quien dictaba todas las reglas.

Gantoris avanzó con paso rápido y seguro de sí mismo por el angosto pasadizo, dirigiéndose hacia las densas sombras que llenaban el tubo de lava abierto en un lado del cono volcánico por una antigua erupción. Un resplandor anaranjado iluminaba el camino por delante de él. Luke sentía una creciente expectación mezclada con miedo a cada paso que daban.

El tubo de lava se ensanchó revelando un hirviente lago de fuego. La fisura estaba abierta al cielo y había otras aberturas que permitían la entrada de un sinfín de corrientes de aire que chocaban y se entrecruzaban, pero aun así el lugar estaba tan caliente como el interior de un horno. Luke inclinó la cabeza tratando de protegerse el rostro con la tela humedecida de su capuchón Jedi, pero Gantoris no parecía afectado por el calor.

Gantoris tuvo que alzar la voz para hacerse oír por encima de los gruñidos que brotaban de la masa de magma en continuo movimiento.

—Camina a través del fuego, hombre oscuro. Si llegas al otro lado sano y salvo, permitiré que me enseñes lo que desees.

Gantoris volvió a desaparecer en la oscuridad del tubo de lava sin esperar respuesta.

Luke le siguió con la mirada durante un momento mientras se preguntaba si había hablado en serio, pero un instante después empezó a distinguir unos objetos oscuros entre el resplandor llameante de la lava. Eran piedras de una roca más densa que no se derretía, y formaban un precario sendero que permitía atravesar el lago de fuego.

Luke se preguntó si Gantoris estaría poniendo a prueba su valor. ¿Qué quería aquel hombre de él, y qué significado podían tener los sueños en los que Gantoris había visto a un demoníaco «hombre oscuro»?

Luke tragó saliva, pero tenía la garganta tan reseca como si se hubiera vuelto de pergamino. Fue hasta el borde del lago de lava que hervía y se agitaba en una incesante ebullición. Las piedras parecían estar haciéndole señas, pero el sentido común le advertía de que debía retroceder, volver a su lanzadera y alejarse lo más deprisa posible de Eol Sha. Siempre podría encontrar a otros candidatos para su Academia Jedi. A esas alturas Cetrespeó y Erredós ya debían de haber descubierto algunas pistas, y él mismo tenía otra posibilidad en Bespin. Luke ni siquiera había sondeado a Gantoris. ¿Por qué debía arriesgar la vida por alguien que podía tener el potencial necesario para convertirse en un Jedi..., o no tenerlo? La respuesta era que tenía que hacerlo. Formar una nueva orden de Caballeros Jedi sería una labor muy difícil, ¿y cómo podría considerarse Luke digno de tratar de llevarla a cabo si rehuía la primera prueba de sus propios poderes?

Remolinos invisibles de un calor imposiblemente intenso giraban a su alrededor. Luke fue hasta el borde del lago de fuego y alzó la mirada hacia el trozo de cielo visible entre los rebordes rocosos. Después puso un pie sobre la primera piedra.

La piedra sostuvo su peso. Luke miró hacia adelante, clavando los ojos en el otro lado. Las siluetas que se habían congregado allí no apartaban la vista de él.

La lava hervía a su alrededor, formando burbujas que se hinchaban y lanzaban chorros de gases nocivos al aire. Luke intentó respirar haciendo inspiraciones breves y rápidas. Dio un segundo paso hacia adelante. El otro lado parecía estar muy lejos.

Contó las piedras que había delante de él mientras se limpiaba las lágrimas que inundaban sus ojos irritados por los vapores. Todavía quedaban catorce piedras. Luke saltó a la siguiente.

Gantoris apareció de repente al otro lado y se reunió con los otros refugiados de Eol Sha. Luke no esperaba que lanzaran vítores animándole a seguir avanzando, pero todos permanecían sumidos en un extraño silencio.

Otro paso. La lava gorgoteaba a su alrededor como el estómago de una gigantesca bestia hambrienta.

Luke dio otro paso, y otro más. Un zarcillo de euforia empezó a desenroscarse en su interior. No era tan difícil como se había temido. Conseguiría pasar aquella prueba. Luke siguió avanzando con una velocidad y un valor temerarios, y llegó a la mitad del trayecto.

Y de repente los siseos y el hervor de la masa de lava se intensificaron, y todo el lago de fuego se agitó como si algo se removiera en sus profundidades. La cámara volcánica palpitó con un sonido que se encontraba justo por debajo del límite inferior de la capacidad auditiva de Luke pero que era lo suficientemente poderoso para hacer vibrar sus dientes. Luke sintió el repentino vacío del temor en su estómago, y se tensó preparándose para ver qué horror le aguardaba.

Había algo vivo dentro del lago de lava. Algo se estaba moviendo dentro de él.

Una criatura parecida a una serpiente se abrió paso súbitamente a través de la superficie, siseando como el combustible de cohete al incendiarse.

El gusano de fuego tenía la cabeza triangular y las orejas puntiagudas. y hasta el último centímetro de su cuerpo estaba protegido por escamas cristalinas. Sus grandes ojos eran joyas que ardían con los destellos de su propio fuego interno. Los conductos aspiradores aislados absorbieron la atmósfera recalentada, llenando vejigas ocultas en las entrañas de la criatura y haciendo que aquel ser inmenso y temible subiera hasta la superficie del lago de lava. Las placas de silicio que formaban su armadura relucían como espejos a la luz de las llamas.

Luke logró mantener su precario equilibrio sobre la piedra evitando la muerte repentina en la roca fundida, y después saltó a la piedra siguiente. El gusano de fuego se alzó sobre él empezando a enroscarse, y Luke comprendió que jamás podría dejar atrás al monstruo. Se detuvo y buscó los puntos de la piedra en los que sus pies estarían más seguros. Después reaccionó instintivamente cogiendo su espada de luz y activándola con un chasquido sibilante. El resplandor verdoso del arma se enfrentó al anaranjado llameante de la cámara de lava.

Al otro lado del lago de lava, los habitantes de Eol Sha lo contemplaban todo en silencio y sin moverse.

El gusano de fuego inclinó su cabeza de víbora para contemplar a Luke. Abrió su enorme boca metálica y escupió un chorro de lava que chocó contra la pared y empezó a congelarse rápidamente. Los conductos blindados seguían absorbiendo aire, haciendo salir a la superficie nuevos anillos del cuerpo del leviatán. Luke alzó su espada de luz, pero el arma parecía lastimosamente pequeña y débil para enfrentarse en combate con un dragón de lava.

El gusano de fuego volvió a sumergirse debajo del magma con un alarido ultrasónico, esparciendo salpicaduras de roca fundida en el aire. Luke bailó de una piedra a otra, intentando evitar la precipitación mortífera que caía sobre él. Gotas de lava prendieron fuego a su capa Jedi, pero Luke consiguió arrancársela de los hombros y arrojarla al lago burbujeante, donde quedó envuelta en llamas cegadoras.

Luke alzó su espada de luz ante él y abrió mucho los ojos. Desplegó sus sentidos Jedi intentando averiguar qué iba a hacer el monstruo. Todos los nervios de su cuerpo estaban tensos y preparados para reaccionar, pero sólo consiguió ver la superficie en continuo movimiento del lago de lava.

—¿Dónde estás? —susurró.

La cabeza del gusano de fuego surgió repentinamente del otro extremo del lago de lava y se alzó preparándose para el ataque. Después se desplomó sobre Luke, abriendo su inmensa boca para revelar colmillos tan grandes como estalactitas. Luke giró sobre sí mismo, alzando su espada de luz y retrocediendo con grácil agilidad hacia la piedra anterior a la que había estado ocupando hasta aquel momento.

El gusano de fuego atacó, y Luke lanzó un mandoble con su zumbante hoja verde. Pero cuando la espada de luz chocó con las placas cristalinas de la coraza, el reluciente filo verde se refractó en un millar de componentes que se desparramaron y rebotaron por toda la cámara. Un diluvio de chispas se esparció alrededor de Luke. La hoja de energía que se suponía era capaz de abrirse paso a través de cualquier sustancia sólo había conseguido hendir una pequeña placa de silicio del blindaje.

Los habitantes de Eol Sha se agacharon al otro extremo de la cámara para esquivar los fragmentos de energía verde que volaban por los aires, y un rociado de astillas de roca cayó en el lago de magma. Luke sabía que no podría volver a utilizar la espada de luz contra el monstruo.

El gusano de fuego lanzó un chillido en el que había mucha más sorpresa que dolor, y después se hundió en el lago buscando refugio bajo la lava. Luke se agazapó, pensando a toda velocidad en un desesperado intento de decidir cuál debía ser su próximo movimiento. Después se dio la vuelta y se preparó para correr hacia el otro extremo del lago, donde le aguardaban los habitantes de Eol Sha.

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