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Authors: China Miéville

Tags: #Fantástico, #Policíaco

La ciudad y la ciudad (46 page)

BOOK: La ciudad y la ciudad
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CM
: La Brecha siempre fue parte de ella, porque las dos ciudades principales presuponían sus fronteras, lo que presuponía cómo se controlaban. Orciny en cierto modo surgió después. No había ninguna razón para terminar ahí. Una vez que te das cuenta de que puedes describir una rutina de más y más ciudades ocultas en más y más intersticios, te encuentras con una
mise-en-abyme
en potencia, y podría haber tenido una cuarta, una quinta, una sexta ciudad rumoreada, en escalas siempre decrecientes.

CLRH
: La Brecha y Orciny se parecen en muchos aspectos (en efecto, en un punto de la novela, se plantea la posibilidad de que sean lo mismo) pero, al final, los lectores entran dentro de la Brecha, mientras que Orciny sigue siendo desconocida. Lo que me llama la atención de este proceso es que la revelación es un poco anticlimática. Y no solo aquí: una y otra vez en esta novela, cuando llegas a un momento de revelación, uno que un tipo de novela fantástica más tradicional habría abierto hacia lo irreal o sobrenatural, tú lo devuelves todo al mundo de lo real, con toda su cruda particularidad. En ese sentido, ¿no podría considerarse que estamos ante una obra antifantástica?

CM
: Desde luego. Existe una larga tradición de obras antifantásticas, de las cuales algunas de las más estimulantes, para mí, son las de M. John Harrison. Y sí, creo que tienes toda la razón al afirmar que esta obra forma parte de ese linaje. Y ni siquiera me molesta el término «anticlimático». Creo que es muy pertinente y bastante premeditado. Por supuesto, soy consciente de que no servirá a todos los lectores y sé, de hecho, que a algunos no les ha gustado el libro precisamente por eso. Me parece bien. Pero para mí, ese anhelo de la apertura, los secretos detrás de lo cotidiano, a veces puede ser un caso de la falacia de petición de principio. Por supuesto que a mí también me pasa (soy un lector del género fantástico, me gusta la fractura que produce el misterio y lo que haya detrás) pero también es legítimo y, quizá incluso interesante, no dejarse llevar solo por ese impulso sino también investigarlo, toquetearlo, y sí, quizá también como parte de eso, frustrarlo.

CLRH
: Aunque, al mismo tiempo, también fomentas que se especule con lo fantástico, especialmente, o así lo creo, con los artefactos arqueológicos recuperados en la excavación de Ul Qoma, una extraña mezcla de objetos primitivos y lo que parecen ser los restos de una tecnología avanzada.

CM
: Bueno, es cierto que el libro nunca descarta la posibilidad de cualquier elemento fantástico. Las extrañas propiedades de la física arqueológica, por ejemplo: no se prueba, pero tampoco se falsea. Me interesaban no tanto los aspectos de una posible magia (aunque desde luego el interrogante está ahí) como la cuestión de una lógica opaca. Para los investigadores existe claramente una lógica de este en apariencia imposible coágulo de cultura material; por eso la están investigando. Pero es una lógica que se les escapa, es algo que no pueden analizar. Incluso si no consigues ninguna forma de entrar en ello, eso me parece sustancialmente distinto de que algo no tenga ninguna lógica en absoluto.

CLRH
: Tu narrador y personaje principal, Tyador Borlú, es un hombre racional, un escéptico, pero también lo bastante romántico como para dejarse seducir por los misterios: en otras palabras, un tipo habitual en la novela negra. Pero también es un producto de su peculiar entorno. Incluso antes de este caso y de su cercano encuentro con la Brecha, en su vida abunda la intersticialidad, desde sus relaciones con las mujeres a su preferencia por los llamados, maravillosamente, DöplirCaffés, donde los judíos y los musulmanes se sientan uno al lado del otro en un microcosmos de dos ciudades circundantes. La geografía es realmente el destino, ¿no?

CM
: Es un tipo habitual de la novela negra y de otras miles de cosas, incluido el mundo real. La intersticialidad es un término que está tremendamente de moda y resulta fácil situarlo en todos los niveles. Una de las razones del tipo de anticipaciones de la relación entre las ciudades en el DöplirCaffé y demás era precisamente para reducir cualquier posible presagio sobre ellas. Claro, están duplicadas de forma bastante extraordinaria, lo que quiere decir que habrá intersticios y áreas oscuras, etc., pero eso no es más que una versión excepcionalmente extrapolada que funciona así todo el tiempo, en todos los niveles. Esa era la idea. La intersticialidad es un tema que resulta al mismo tiempo genuinamente interesante y potencialmente útil, y también un cliché terrible, así que, ya que vas a usarlo, ayuda ser respetuosamente escéptico sobre las pretensiones más atrevidas de algunos de sus partidistas teóricos, me parece a mí.

CLRH
: La Escisión, el acontecimiento que separó a Besźel y a Ul Qoma en el pasado remoto para la historia, permanece, al igual que Orciny, envuelto en misterio. ¿Fue un acontecimiento de ciencia ficción, un fenómeno catastrófico de la física cuántica que envió partes de una única protociudad a dimensiones congruentes y de vez en cuando interconectadas? ¿O hay que entender la Escisión en términos puramente psicológicos? ¿Tiene importancia cómo interpretan los lectores este aspecto del libro?

CM
: Es el acontecimiento que separó a Besźel y a Ul Qoma, o que pudiera ser que las uniera. «Cleave» es una de esas palabras mágicas que semióticamente significan dos cosas exactamente distintas. ¡Y no voy a responder a esa pregunta! En el caso de que tuviera una respuesta, no podría hacer ningún comentario sobre ella. Sé lo que yo pienso, y lo has mencionado antes, en términos del estatus genérico del libro, pero creo que sería bastante inútil para mí dictarle unos términos al lector. Toda la información que es necesaria para la historia está en ella.

CLRH
: Orciny primero parece un mito, después real, después un engaño, y aun así nunca termina refutada por completo. En efecto, el extraordinario intento de Bowden de salir de ambas ciudades caminando, que es al mismo tiempo completamente mundano y concienzudamente extraño, parece mostrar que Orciny existe, al menos en potencia.

CM
: Sí. Esto, supongo, es todo parte de ese mecanismo de jugar con las expectativas del lector del que hablaba antes. No refutan absolutamente nada, solo que uno de los principales sospechosos de haber cometido esos crímenes (una ciudad) resulta que no es culpable de ellos. Por supuesto, una vez dicho esto, también ha habido una exploración de las ideas de por qué puede haber sido una solución posible tan atractiva, de por qué el impulso que lleva hacia esa explicación.

CLRH
: ¿Tienes planes de volver a Besźel y a Ul Qoma, quizá para explorar su prehistoria compartida?

CM
: Es posible. La premisa del libro, al menos para mí, era que había, por supuesto, varias historias ambientadas en Besźel (y que muy posiblemente involucran a Ul Qoma) con Tyador Borlú como protagonista y que han sucedido antes que esta. Que este libro en concreto era la última de sus aventuras. La novela tenía el subtítulo de “El último misterio del inspector Borlú”. Pero todos los que estaban involucrados en la producción del libro me advirtieron con palabras rotundas que eso confundiría a los lectores que, al verlo, querrían empezar con la primera de la serie y saldrían de la tienda sin comprar nada cuando no encontraran el libro anterior. Así que quité el subtítulo. Pero para mí sigue ahí, invisible.

CLRH
: Tiene que haber sido difícil, mientras escribías la novela, evitar esos momentos de brechas involuntarias. ¿Cómo te preparaste para desver y desoír? ¿Y cuál fue el impacto personal de eso? ¿Cambió tu percepción de Londres?

CM
: La verdad es que mi percepción no cambió: todo el libro estaba basado en mis pensamientos sobre esas percepciones urbanas, así que, aunque es posible que haya sido algo más consciente de ellas, seguían siendo las mismas. Sin embargo, parte de lo que ocurre con la ambientación es que es muy difícil, imposible, de hecho, evitar esos momentos de brechas. No puedes enseñarte a ti mismo con éxito y de forma sostenida a desver o a desoír: lo haces todo el tiempo, pero también fracasas y también haces trampas, repetidas veces, de mil formas diferentes. El libro menciona eso en varias ocasiones. Trata absolutamente sobre esa completa fidelidad a esos protocolos urbanos específicos, exageraciones o extrapolaciones de lo que yo creo que nos rodea todo el tiempo en la vida real; pero trata también de cómo hacemos trampas, de cómo fallamos, de cómo nos los tomamos a la ligera, algo que me parece que es una parte inextricable de esas normas.

CHINA MIÉVILLE. Nació en 1972 en Londres, la ciudad en la que ha residido buena parte de su vida. Cuando se dio a conocer como uno de los valores más prometedores, especialmente a raíz de publicar la editorial Tor su novela
El rey rata
—una fantasía oscura de corte urbano que se inspira en una pantomima que vio siendo un niño y, afortunadamente para sus lectores, le impresionó profundamente—, despertó ciertas dudas sobre su sexo que quedaron disipadas cuando explicó los orígenes de su nombre.

Aunque pudiese parecer lo contrario, China es su verdadero nombre. Una reminiscencia del pasado
hippie
de sus padres, sin duda. Fieles al espíritu de la época, estos buscaron en el diccionario una «palabra hermosa». China parecía una buena elección y les decidió el hecho de que, además, significa «amigo» en la jerga popular. La unión no duraría mucho, la pareja se separó cuando él tenía año y medio.

El joven creció publicando lovecraftianas tiras de cómic en blanco y negro en fanzines y prozines, leyendo Interzone y escribiendo relatos de fantasía y ciencia ficción. Si bien se mantiene sumamente atento a la literatura fantástica y de ciencia ficción, admite su desinterés por el terror moderno; en esa materia se ciñe a los clásicos. Entre sus obras favoritas, suele citar
The Borribles
, de Michael de Larrabeiti y
Mother London
, de Michael Moorcock. Otro de los grandes nombres que menciona es M. R. James, sus historias de fantasmas siguen cautivándolo. Entre otras influencias reconocidas destacan el surrealismo —especialmente, su faceta cinematográfica, destacando Breton y Buñuel— y escritores como Lautreamont, Kafka, Bulgakov, Cortázar, Mervyn Peake, Michael Moorcock, Iain Banks, Jack Vance, Kim Stanley Robinson, Steven Brust y Ken Macleod.

China se reconoce un fanático del
jungle
y el
hip hop
, como el que practica uno de sus grupos preferidos: Busta Rymes and the Roots.

Miéville es un hombre muy culto, estudioso y completamente comprometido en el ámbito político y social. Y su interés dista de ser puramente teórico. El 2 de mayo de 2001 fue arrestado por la policía durante una manifestación de protesta para evitar la clausura de una guardería londinense. No es la primera vez; de hecho, suma numerosas detenciones por sus manifestaciones ante el Parlamento británico. Pese a ello, ha sido candidato oficial del Socialist Alliance Party al Parlamento en las elecciones de junio de 2001.

Desde los veinte años estuvo vivamente interesado en el socialismo —doctorado en Relaciones Internacionales y Filosofía de Derecho Internacional, suele precisar que no está interesado en practicar la profesión, sino en desarrollar sus teorías sociales y filosóficas— y la literatura marxista, lo cual no significa que abogue por modelos periclitados como la República Popular China o la antigua Unión Soviética. Ha cursado estudios en Harvard (1996-1997) y Cambridge.

Entre su obra de ensayo llama la atención
The Conspiracy of Architecture: Notes on a Modern Anxiety
, publicada en el número dos de
Historical Materialism
. Es buena prueba de la pasión que siente por los edificios, la arquitectura y los escenarios urbanos en general. No en vano ha calificado su obra, fruto de una peculiar combinación de elite intelectual e inclinación por la parte más vital y oscura de la sociedad, como «gótico urbano». Entre las ciudades en las que le gustaría vivir aparecen siempre Nueva York y El Cairo, lo cual no debe extrañar pues, pesaroso, reconoce su fracaso en su intento de aprender árabe, de cuya cultura se declara admirador.

Heterodoxo y atípico, dueño de una prosa rica —resultado de su particular mezcla de estilos e influencias— y cultivador de una obra fascinante, China Miéville es una de las plumas más apreciadas del panorama literario británico. Su éxito —número uno en ventas en el Reino Unido— avala el espaldarazo que le ha concedido la crítica especializada del Reino Unido y los Estados Unidos.

Notas

[1]
«It takes a village» en el original. Proviene de un proverbio africano: «Hace falta un pueblo para educar a un niño». (
N. de la t.
)
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[2]
En inglés
cleavage
significa tanto «escisión» como «escote». (
N. de la t.
)
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[3]
La expresión inglesa original,
potter’s field
, hace referencia al episodio bíblico (Mateo 27, 3-8) en el que los sacerdotes del templo emplearon las treinta monedas de plata que Judas obtuvo por traicionar a Jesús para comprar un campo que sería destinado a enterrar a los extranjeros. (
N. de la t.
)
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