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Authors: Javier Sierra

Tags: #Divulgación científica

La guía secreta del Prado (5 page)

BOOK: La guía secreta del Prado
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Retrato de un cardenal

R
AFAEL
S
ANZIO

Sala 49. Cat. P299. 1510-1511. Óleo sobre tabla. 79 cm × 61 cm
.

Esta obra nos da pie a contar la historia de una conspiración que implica a libros proféticos y papas.

Oficialmente se desconoce quién es el cardenal retratado en esta tabla, al que Rafael pintó muy influenciado por la
Gioconda
; la postura de ambas figuras, como puede verse, es muy similar. Su identidad es uno de los grandes misterios a los que se enfrentan los expertos del Museo del Prado, pero no para el maestro Fovel. El guía de Javier Sierra defiende que se trata del cardenal
Bandinello Sauli
, el mismo pintado por
Sebastiano del Piombo
en
Cardenal Bandinello Sauli, su secretario y dos geógrafos
(The National Gallery of Art, Washington). Ambos muestran el mismo óvalo facial y una mirada muy parecida.

Cardenal Bandinello Sauli, su secretario y dos geógrafos
. Sebastiano del Piombo (1516). The National Gallery of Art, col. Samuel H. Kress, Washington D. C.

Pero ¿quién fue este cardenal? Nada menos que uno de los cómplices de un intento de asesinato del papa
León X
, a quien Rafael retrató tras el complot en su magistral
El papa León X y dos cardenales
(Galería de los Uffizi, Florencia). Hoy sabemos que el horóscopo personal de Sauli y varias profecías muy populares en su época le hicieron creer que él sería ese Santo Padre que regeneraría la Iglesia del que hablaban ciertos pronósticos que se remontaban a la Edad Media. Por eso decidió atentar contra León X.

Rafael retrató a Sauli antes de que el cardenal urdiera su plan magnicida. Pero sólo dos años antes del intento de envenenamiento, Del Piombo pinta a Sauli ya con atributos «proféticos»: junto a una Biblia, una campanilla y varios consejeros. La elección de esos motivos —de los que no hay ni rastro en la pintura del Prado— no es casual. Biblia y campanilla estaban diciendo que el retratado había sido anunciado por los libros sagrados. Se trata, pues, de un cuadro que forma parte de lo que hoy llamaríamos la campaña de imagen de Sauli.

Precisamente en 1516, el año en el que Del Piombo retrata a Sauli, se editan en Venecia las profecías de Joaquín de Fiore (véase
El jardín de las delicias
, p. 10), en las que se anunciaba la llegada de un nuevo reino espiritual liderado por un hombre que reuniría el poder religioso y el político. Las ideas de este monje del siglo
XII
cristalizarían tres siglos después en la aparición de obras como el
Apocalypsis Nova
.

El papa León X y dos cardenales
. Rafael Sanzio (1518).

Galería de los Uffizi, Florencia
.

El
Apocalypsis Nova
(1502) fue un libro del que se creía que había sido dictado por el arcángel Gabriel —así lo dijo su verdadero autor, el beato Amadeo—, donde, entre otras cosas, se profetizaba la llegada de un
Pastor Angélico
que salvaría al mundo. El papa León X quiso ser identificado con esa figura, y así aparece en el retrato que le pintó Rafael, con las mismas campanillas y la Biblia que antes habíamos visto junto a su oponente, el cardenal Sauli. El dedo del papa en este retrato señala un hueco al final del Evangelio de Lucas. Tanto el papa como Sauli creían que el
Apocalypsis
era la continuación de este Evangelio, verdad revelada que venía a llenar ese vacío al que en el cuadro apunta León X con su gesto y que supuestamente lo señalaba a él como el Pastor Angélico que estaba por venir.

También se ha relacionado a
La Virgen de las Rocas
de Leonardo da Vinci con el
Apocalypsis Nova
del beato Amadeo. Y sobran las razones. Esa tabla se pintó sólo un año después de la muerte de Amadeo, y en teoría fue un encargo para la iglesia de San Francesco el Grande de Milán, donde el beato había predicado y en la que se oficiaron sus funerales. Amadeo sostenía la muy heterodoxa certeza de que Jesús era en cierto modo inferior al Bautista, ya que fue él quien lo bautizó en el Jordán y no al revés. Probablemente eso fuese una metáfora para criticar a la Iglesia de Roma, que vivía en la opulencia; con ello se recordaba la importancia de la figura de Juan, el eremita (no hay que olvidar que el mismo Amadeo era franciscano), pero se daba pie también a interpretaciones temibles sobre quién de los dos era el verdadero Mesías. Uno de los ejemplares del
Apocalypsis
se guarda en la Real Biblioteca de
El Escorial
, fruto de una donación de don Diego Hurtado de Mendoza a Felipe II. Este monarca, además de católico acérrimo, fue también un humanista de vasta cultura que se interesaba por todo tipo de libros y profecías. Un ejemplar de uno de los libros secretos más influyentes de la época no podía faltar en su biblioteca.

La Perla

R
AFAEL
S
ANZIO

Sala 49. Cat. P301. 1519-1520. Óleo sobre tabla. 147,4 cm × 116 cm × 2,8 cm
.

La pintura más querida por Felipe IV (de ahí el nombre de
La Perla
, la joya de la colección real) presenta a dos niños,
Jesús y Juan Bautista
, jugando juntos bajo la mirada de sus madres, un episodio que no figura en la Biblia. En los Evangelios sólo se señala que María e Isabel estuvieron juntas durante su embarazo; el primer encuentro entre sus hijos se produce ya de adultos, durante el bautismo de Jesús.

La
mirada de Jesús
va más allá del lienzo: nos indica que también nuestra mirada debe buscar más allá de lo obvio, descifrando las claves ocultas y dejando que la obra nos hable. Éste y otros cuadros están pensados para transmitir y recordar ideas que en su tiempo era peligroso poner por escrito. Una clave importante para comprender el secreto de
La Perla
descansa en que el encuentro de los niños no figura en los Evangelios oficiales, pero sí en el
Apocalypsis Nova
del beato Amadeo. El cuadro es un guiño a los que sepan reconocer esa fuente.

En 1518, cuando fueron pintados este cuadro y
La Sagrada Familia del Roble
, toda Europa creía estar llegando al colapso, con el debilitamiento de la Iglesia, la aparición de Lutero o el descubrimiento de América. Además, una gran conjunción planetaria que iba a tener lugar en 1524 convenció a muchos de que se aproximaba el fin de los tiempos. Fue una época en la que toda la población estuvo especialmente atenta a augurios y profecías. Rafael no fue ni mucho menos ajeno a esto; ya había demostrado su erudición y su profundo conocimiento simbólico en la deslumbrante
Escuela de Atenas
de los Museos Vaticanos, y tanto
La Perla
como
La Sagrada Familia del Roble
son excelentes ejemplos de su sabiduría y pericia.

La Sagrada Familia del Roble

R
AFAEL
S
ANZIO

Sala 49. Cat. P303. 1518-1520. Óleo sobre tabla. 144 cm × 110 cm × 3 cm
.

¿Por qué este cuadro, pese a su apacible motivo, provoca cierta inquietud y desazón? Según explica el maestro Fovel a Javier Sierra, porque su mensaje es tan equívoco como el de
La Virgen de las Rocas
, de Leonardo da Vinci: presenta a una familia con dos hijos. Los dos niños tienen un pie en la cuna de mimbre, símbolo obvio de que los dos son de la misma madre. Y eso, en la trama de
El maestro del Prado
, termina por conducirnos hasta una insólita teoría. La tesis de los «dos niños Jesús» de
Rudolf Steiner
.

Según sostuvo este polifacético filósofo austriaco (creador, entre otras muchas cosas, de las escuelas Waldorf), hubo
dos niños Jesús
. Dos mesías que nacieron simultáneamente en el siglo
I
en Tierra Santa, uno en Belén y el otro en Nazaret. Ambos fueron de la estirpe del rey David. Uno fue el niño adorado por los Reyes (según Mateo), y otro el niño adorado por los pastores (según Lucas). Según Steiner, el primer niño fue inteligente y culto, y tuvo más hermanos; el segundo fue retraído, solitario e hijo único. Cuando cumplieron los doce, este Jesús silencioso se pierde en el templo (episodio del que habla Lucas) y, mediante un complicado proceso espiritual, el alma de los dos muchachos se fundió en una sola. Este niño salió del templo transfigurado, convertido en un experto en las Escrituras; el otro niño, el de Mateo, se debilitó y murió. Este dato, conocido por las primeras comunidades cristianas, sobrevivió a los siglos para aparecer plasmado en multitud de imágenes en las que se solía disfrazar al segundo Jesús como si fuese Juan. Muy elocuente en este sentido es el estuco del
Bergognone
que luce en la iglesia de San Ambrosio de Milán,
Jesús entre los doctores del templo
, y que nos presenta a un Jesús en un trono y a otro arropado por María a punto de salir del templo. También destaca
La Sagrada Familia
de Bernardino Luini, con dos niños Jesús abrazados por una María ligeramente bizca (recordemos el significado del estrabismo) bajo la mirada de un plácido José. Según Romano Giudicissi, la cruz de palo largo típica del Bautista que figura en este cuadro fue un añadido posterior para que se identificase a uno de los infantes con san Juan de modo que no se ofendieran las creencias de Felipe II. Este tipo de retoque, muy habitual en el pasado, aparece también en
La Virgen de las Rocas
, de Leonardo, y se hace muy obvio comparando las dos versiones de la obra, la del Louvre de París y la de la National Gallery de Londres. En esta última, la cruz y los halos fueron añadidos con posterioridad para disimular el mensaje oculto.

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