Las brujas de Salem (6 page)

Read Las brujas de Salem Online

Authors: Arthur Miller

Tags: #Teatro contemporaneo

BOOK: Las brujas de Salem
12.4Mb size Format: txt, pdf, ePub

Hale
(entrecerrando los ojos)
: Trata de volar.

Putnam
: No puede soportar que se pronuncie el nombre del Señor; esto es un claro indicio de que hay brujería, señor Hale.

Hale
(levantando las manos)
: No, no. Permitidme que os instruya. No podemos caer en supersticiones. El Diablo es preciso; los rastros de su presencia son tan definidos como la piedra, y debo preveniros que no pondré manos a la obra si no estáis dispuestos a creerme en caso de que no la encuentre
(por Betty)
chamuscada por el fuego del Infierno.

Parris
: Está convenido, señor...; está convenido...; nos someteremos a vuestro juicio.

Hale
: Bien entonces. (Va
hacia el lecho y observa a Betty. A Parris)
: Decidme, ¿cuál fue el primer síntoma que advertisteis en este extraño caso?

Parris
: Os diré, señor...; la descubrí a ella
(indicando a Abigail)
... y a mi sobrina y a diez o doce de las otras muchachas, bailando en el bosque, anoche.

Hale
(sorprendido)
: ¿Vosotros permitís la danza?

Parris
: No, no, era en secreto...

Ann
(incapaz de esperar)
: La esclava del señor Parris sabe cómo conjurar.

Parris
(a Ann)
: No podemos estar seguros de eso, señora Putnam...

Ann
(asustada, muy suavemente)
: Yo lo sé, señor. Envié a mi hija... para que Títuba le dijera quién mató a sus hermanitas.

Rebecca
(horrorizada)
: ¡Ann! ¿Enviaste a una niña a invocar muertos?

Ann
: ¡Cúlpeme Dios, Rebecca, pero no tú, no tú! ¡No dejaré que tú me juzgues más!
(A Hale)
: ¿Es cosa natural perder siete hijos antes de que alcancen a vivir un día?

Parris
: ¡Shhh!

(Rebecca, muy dolorida, vuelve el rostro. Hay una pausa.)

Hale
: Siete muertos al nacer.

Ann
(suavemente)
: Así es.
(Su voz se quiebra; lo contempla. Silencio. Hale está impresionado. Parris lo mira. Hale va hacia sus libros, abre uno, lo hojea, y luego lee. Todos esperan ávidamente.)

Parris
(en voz baja)
: ¿Qué libro es ése?

Ann
: ¿Qué dice allí, señor?

Hale
(
con la fruición de quien saborea un ejercicio intelectual)
: Aquí está todo el mundo invisible, atrapado, definido y calculado. En estos libros está el Diablo desnudado de todos sus torpes disfraces. Aquí están todos los espíritus que os son familiares; vuestros íncubos y súcubos; vuestras brujas que viajan por tierra, por aire y por mar; vuestros hechiceros de la noche y del día. No temáis...; lo encontraremos si es que se ha mezclado entre nosotros, y me propongo destrozarlo por completo en cuanto muestre la cara!
(Va hacia el lecho.)

Rebeca
: ¿Dañará a la niña, señor?

Hale
: No puedo decirlo. Si realmente está en las garras del Diablo, tal vez haya que rasgar y arrancar para poder liberarla.

Rebeca
: Entonces creo que me iré. Soy demasiado vieja para esto.
(Se levanta.)

Parris
(tratando de ser convincente)
: ¡Vamos, Rebecca, hoy podemos dar con la clave de todos nuestros trastornos!

Rebeca
: Esperémoslo así. Rogaré a Dios por vos, señor.

Parris
(con agitación y resentimiento)
: ¡Supongo que no quieres decir que aquí rogamos al Diablo!
(Breve pausa.)

Rebeca
: Ojalá lo supiera.
(Sale; los demás se sienten resentidos por su nota de superioridad moral.)

Putnam
(bruscamente)
: Venid, señor Hale, prosigamos. Sentaos aquí.

Giles
: Señor Hale, siempre quise preguntarle a un hombre ilustrado... qué significa la lectura de libros extraños.

Hale
: ¿Qué libros?

Giles
: No podría decirlo; ella los esconde.

Hale
: ¿Quién los esconde?

Giles
: Martha, mi mujer. Me he despertado más de una noche y la he sorprendido leyendo un libro. ¿Qué opináis vos de esto?

Hale
: Bueno, esto no es necesariamente...

Giles
: Me incomoda. Anoche..., notad esto..., lo intentaba y lo intentaba y no podía decir mis oraciones, y entonces ella cierra su libro y sale de la casa y de repente..., notad esto..., ¡de repente puedo rezar nuevamente!

(El viejo Giles debe ser presentado aunque sólo sea porque su destino fue tan notable y tan diferente del de los demás. En esta época había pasado los ochenta y fue el héroe más gracioso de la historia. Nadie fue jamás culpado de tanto. Si faltaba una vaca, la primera idea era buscarla cerca de la casa de Corey; un incendio provocado en la noche, trajo hasta su puerta la sospecha de que fuera incendiario. Se le importaba un pito la opinión pública y sólo en sus últimos años —después de que se casó con Martha—, prestó alguna atención a la iglesia. Es muy probable que Martha le interrumpiese cuando rezaba, pero él se olvidó de decir que hacía bien poco tiempo que había aprendido sus oraciones y que no se requería mucha cosa para hacerlo tropezar en ellas. Era un maniático y un fastidioso pero, con todo, un hombre valiente y profundamente inocente. En el tribunal le preguntaron una vez si era verdad que había sido alarmado por la extraña conducta de un cerdo y él contestó que sabía que se trataba del Diablo en forma de animal. «¿Qué fue lo que os asustó?», se le preguntó. Y él olvidó todo, menos la palabra «asustó» y replicó instantáneamente: «Que yo sepa, no he dicho esa palabra en toda mi vida».)

Hale
: Ah, oración interrumpida... es raro. Hablaré con vos de esto.

Giles
: Aclaremos; no digo que ella haya sido tocada por el Diablo, pero me gustaría saber qué libros lee y por qué los esconde. A mí no me contesta, ¿sabéis?

Hale
: Comprendo; ya lo discutiremos.
(A todos)
: Ahora escuchadme: si el Diablo está en ella seréis testigos, en esta habitación, de algunos portentos indecibles; conque os ruego que os mantengáis serenos. Señor Putnam, permaneced cerca por si vuela. Y ahora, Betty querida, ¿quieres sentarte?
(Putnam se acerca, listo para ayudar. Hale sienta a Betty, pero ella yace inerte en sus manos.)
Humm.
(La observa atentamente. Los otros miran sin aliento.)
¿Me oyes? Soy John Hale, párroco de Beverly. He venido para ayudarte, querida. ¿Recuerdas a mis dos hijitas, en Beverly?
(Ella no se mueve.)

Parris
(asustado)
: ¿Cómo puede ser el Diablo? ¿Por qué habría de elegir mi casa? ¡En el pueblo tenemos toda clase de gente licenciosa!

Hale
: ¿De qué le serviría al Diablo ganar un alma ya corrompida? El Diablo quiere a los mejores, ¿y quién mejor que el ministro mismo?

Giles
: Eso es profundo, señor Parris, profundo, profundo.

Parris
(resueltamente ahora)
: ¡Betty, respóndele al señor Hale! ¡Betty!

Hale
: ¿Alguien te hace mal, niña? No tiene por qué ser mujer —¿sabes?—, ni hombre. Tal vez viene a ti un pájaro que es invisible para los demás...; tal vez un cerdo, un ratón, o una bestia cualquiera. ¿Hay alguna aparición que te incita a volar?
(La niña permanece inerte. En silencio él vuelve a depositarla sobre la almohada. Ahora, extendiendo las manos hacia ella, entona)
: In nomine Domine Sabaoth sui filiique ite ad infernos.
(Ella no se mueve. El encara a Abigail, entrecerrando los ojos)
: Abigail, ¿qué era lo que bailabas con ella en el bosque?

Abigail
: Pues... bailes corrientes, eso es todo.

Parris
: Creo que yo debería decir que... que vi una marmita sobre la hierba, en donde estaban bailando.

Abigail
: Si eso no era más que sopa.

Hale
: ¿Qué clase de sopa había en esa marmita, Abigail?

Abigail
: Nada, eran habas... y lentejas, creo, y...

Hale
: Señor Parris, no habéis notado nada vivo en la marmita, ¿no es cierto? ¿Un ratón, por ventura, una araña, un sapo...?

Parris
(temeroso)
: Yo... sí creo que algo se movía... en la sopa.

Abigail
: ¡Eso habrá saltado adentro...; nosotras no lo pusimos!

Hale
(rápidamente)
: ¿Qué es lo que saltó adentro?

Abigail
: Nada...; saltó un sapito muy pequeño...

Parris
: ¡¿Abby, un sapo?!

Hale
(aferrando a Abigail)
: Abigail, tu prima tal vez se está muriendo. ¿Convocasteis al Diablo, anoche?

Abigail
: ¡Yo no lo llamé! Títuba, Títuba...

Parris
(palideciendo)
: ¿Ella llamó al Diablo?

Hale
: Me gustaría hablar con Títuba.

Parris
: Señora Ann, ¿queréis traerla?
(Ann Putnam sale.)

Hale
: ¿Cómo lo llamó?

Abigail
: No sé...; hablaba en su idioma de Barbados.

Hale
: ¿Sentiste algo extraño cuando lo llamó? ¿Tal vez una repentina brisa helada? ¿Un temblor bajo la tierra?

Abigail
: ¡No vi a ningún Diablo!
(Sacudiendo a Betty)
: ¡Betty, levántate! ¡Betty! ¡Betty!

Hale
: No puedes evadirme, Abigail. ¿Tu prima bebió la mezcla que había en esa marmita?

Abigail
: ¡Ella no bebió nada!

Hale
: ¿Bebiste tú?

Abigail
: ¡No, señor!

Hale
: ¿Te pidió Títuba que bebieras?

Abigail
: Lo intentó, pero yo rehusé.

Hale
: ¿Por qué finges? ¿Te has vendido a Lucifer?

Abigail
: ¡No me he vendido! ¡Soy una buena chica! ¡Soy una chica decente!

(Ann Putnam entra con Títuba e instantáneamente Abigail señala a Títuba.)

Abigail
: ¡Ella me obligó a hacerlo! ¡La obligó a Betty a hacerlo!

Títuba
(sorprendida y enojada)
: ¡Abby!

Abigail
: ¡Me hace beber sangre!

Parris
: ¡¡Sangre!!

Ann
: ¿La sangre de mi hijita?

Títuba
: No, no, sangre de pollo. ¡Yo darle sangre de pollo!

Hale
: Mujer, ¿has reclutado a estas criaturas para servir al Diablo?

Títuba
: ¡No, no, señor! ¡Yo no tratar con ningún Diablo!

Hale
: ¿Por qué no puede despertar ella? ¿Eres tú quien hace callar a esta criatura?

Títuba
: ¡Yo querer a mi Betty!

Hale
: Has desencadenado tu espíritu sobre esta niña, ¿no es cierto? ¿Estás reclutando almas para el Diablo?

Abigail
: ¡Ella me pasa su espíritu en la iglesia; ella hace que me ría durante las oraciones!

Parris
: ¡Se ha reído a menudo durante las oraciones!

Abigail
: ¡Viene a buscarme todas las noches para que salgamos a beber sangre!

Títuba
: ¡Tú pedir a mí que conjure! Ella pedir a

para hacer hechizo...

Abigail
: ¡No mientas!
(A Hale.)
¡Ella viene mientras duermo; siempre me hace soñar perversidades!

Títuba
: ¿Por qué decir eso, Abby?

Abigail
: ¡A veces me despierto y me encuentro parada ante el portal abierto sin una prenda encima! Siempre la oigo reír en mis sueños. La oigo cantar sus cantos de Barbados y tentarme con...

Títuba
: Señor reverendo. Yo nunca...

Hale
(resueltamente)
: Títuba, quiero que despiertes a esta niña.

Títuba
: Señor, yo no tener poder sobre esta niña.

Hale
: ¡Por cierto que sí, y ahora mismo la dejarás en libertad! ¿Cuándo pactaste con el Diablo?

Títuba
: ¡Yo no pactar con ningún Diablo!

Parris
: ¡Has de confesar, Títuba, o te llevaré afuera y te azotaré hasta la muerte!

Putnam
: ¡Esta mujer tiene que ser colgada! Hay que arrestarla y colgarla!

Títuba
(aterrorizada, cae de rodillas)
: ¡No, no, no colgar a Títuba! Yo, señor, decirle que no querer trabajar para él.

Parris
: ¿Al Diablo?

Hale
: ¡Lo has visto, pues!
(Títuba llora.)
Vamos, Títuba, yo sé que cuando nos ligamos al Infierno es muy difícil romper con él. Te ayudaremos a desembarazarte de él...

Títuba
(asustada por el procedimiento inminente)
: Señor Reverendo, yo sí creer que algún otro embrujar estas chicas.

Hale
: ¿Quién?

Títuba
: No sé, señor, pero el Diablo tener muchas brujas.

Hale
: Muchas, ¿eh?
(Es una pista.)
Títuba, mírame a los ojos. Ven, mírame.
(Ella levanta sus
ojos
hacia él, asustada.)
Querrías ser una buena cristiana, ¿no es cierto, Títuba?

Títuba
: Sí, señor, una buena cristiana.

Hale
: ¿Y amas a estas niñitas?

Títuba
: ¡Oh, sí, señor! ¡No quiero lastimar niñitas!

Hale
: ¿Y amas a Dios, Títuba?

Títuba
: Amo a Dios con todo mi ser.

Hale
: Pues bien, en el sagrado nombre de Dios...

Títuba
: Bendito sea, bendito sea...
(Se hamaca sobre sus rodillas, sollozando aterrorizada.)

Hale
: Y por su gloria...

Títuba
: Gloria eterna. Bendito sea... Bendito sea Dios...

Hale
: Confiesa, Títuba..., confiesa y deja que la sagrada luz de Dios te ilumine.

Títuba
: Oh, bendito sea el Señor.

Hale
: Cuando se te aparece el Diablo, ¿viene con alguna otra persona?
(Ella lo mira a la cara.)
¿Tal vez otra persona del pueblo? ¿Alguien a quien conoces...

Parris
: ¿Quién vino con él?

Putnam
: ¿Sarah Good? ¿Viste alguna vez a Sarah Good con él? ¿O a Osborn?

Parris
: ¿Era hombre o mujer quien venía con él?

Títuba
: Hombre o mujer. Era... era mujer.

Parris
: ¿Qué mujer? Dijiste una mujer. ¿Qué mujer?

Other books

You Might Just Get It by Julia Barrett, Winterheart Design
Miriam's Heart by Emma Miller
Kiss Your Elbow by Alan Handley
Sea of Shadows by Kelley Armstrong
The Eye of Neptune by Jon Mayhew
Wax by Gina Damico
An Accidental Tragedy by Roderick Graham