Lazos de amor (12 page)

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Authors: Brian Weiss

BOOK: Lazos de amor
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En el transcurso de nuestras existencias cambiamos de sexo, religión y raza con el objetivo de aprender desde todas estas perspectivas. Es como si fuéramos siempre a la escuela. Regresamos repetidas veces para aprender determinadas lecciones o cualidades como el amor, el perdón, la comprensión, la paciencia, la conciencia o la no violencia. Debemos olvidar otros sentimientos que son producto de viejas imposiciones, como el miedo, la ira, la codicia, el odio, el orgullo o el ego. Sólo entonces obtendremos la licenciatura y abandonaremos esta escuela. Tenemos todo el tiempo del mundo para aprender y desaprender. Somos inmortales; somos infinitos; somos de la misma naturaleza que Dios.

Conforme observaba a Jenny y a sus viejos hijos, se me iban ocurriendo más cosas.

«Todo lo que siembre el hombre, lo cosechará algún día.» En todas las grandes religiones se encuentra el concepto de karma prácticamente con las mismas palabras. Es una antigua sabiduría. Somos responsables de nosotros mismos, de los demás, de la comunidad y del planeta.

Impulsada por la necesidad de cuidar y proteger a sus hijos, Jenny se vio arrastrada hacia ellos una vez más. Nunca perdemos a nuestros seres queridos. No dejamos de volver a ellos, de reunimos una y otra vez. El amor, ¡qué energía unificadora tan poderosa!

Capítulo 14

Mi doctrina es: Vive de tal modo que llegues a desear vivir otra vez, éste es tu deber, ¡porque revivirás de todas formas!

NIETZSCHE

Existen muchos métodos o técnicas para ayudar a un paciente, mediante la hipnosis, a recordar sus vidas pasadas. Uno de estos métodos es imaginar una puerta.

Normalmente, hago que mis pacientes entren en un profundo trance hipnótico y después les invito a atravesar la puerta que ellos escogen, una puerta hacia una vida pasada.

——Imagínate a ti mismo de pie frente a un pasillo o un pasadizo con enormes puertas a cada lado y en los extremos. Son las puertas que te conducen al pasado, incluso hasta tus vidas anteriores. Te llevarán a vivir experiencias espirituales. A medida que cuento hacia atrás de cinco a uno, una de las puertas se abrirá, una puerta hacia tu pasado. Esta puerta te arrastrará hacia ella. Te atraerá. Dirígete a ella.

»Cinco. Se abre la puerta. Esta puerta te ayudará a comprender todos los bloqueos u obstáculos que te impiden sentir alegría y ser feliz en tu vida actual. Ve hacia ella.

»Cuatro. Estás ante la puerta. Ves una hermosa luz al otro lado. Avanza un paso, atraviesa la puerta y dirígete hacia la luz. .

» Tres. Atraviesa la luz. Estás en otro tiempo y en otro lugar.

»No importa si es un producto de tu imaginación o tu fantasía, un recuerdo real, un símbolo, una metáfora o cualquier combinación de estos elementos. Lo que cuenta es la experiencia. Déjate llevar por todo lo que acuda a tu mente. Intenta no pensar, juzgar ni criticar. Vive la experiencia. Sea lo que sea lo que penetre en tu conciencia, estará bien. Ya lo analizarás después.

»Dos. Estás llegando, casi has penetrado en la luz. Cuando pronuncie el número uno, entra en ella y únete a la persona o a la escena con que te encuentres al otro lado de la luz. En cuanto llegue al número uno se abrirá el telón.

» Uno! Y a estás allí. Mira tus pies y fíjate en el calzado que llevas. Observa tu ropa, el color de tu piel, tus manos. ¿Son las mismas o son otras? No dejes escapar ni un solo detalle.

Una puerta es simplemente una de las maneras de llegar al pasado. Todas ellas conducen al mismo lugar, a una vida anterior o una experiencia espiritual importante para la situación actual de la persona. Otras maneras pueden ser ascensores que viajan hacia atrás en el tiempo, una carretera, un sendero o incluso un puente que penetra en las nieblas del pasado; también un riachuelo, un arroyo, un torrente o un río que hay que atravesar para llegar a una vida anterior, una máquina del tiempo que el paciente dirige ante un panel de control. Son algunos ejemplos de los infinitos caminos o métodos que conducen al pasado.

Con Pedro utilicé las puertas. Cuando intentó mirarse
los pies
después de atravesar la luz, se encontró a sí mismo observando fijamente la inmensa cara de piedra de un dios.

—Tiene la nariz larga y unos dientes grandes y puntiagudos. La boca... los labios... son raros, grandes y muy anchos. Tiene los ojos redondos, hundidos y muy separados. Su mirada es perversa... Los dioses pueden ser crueles.

—¿Cómo sabes que es un dios? —Es muy poderoso.

—¿Hay más dioses o es el único?

—Hay muchos, pero éste es el más poderoso... Tiene poder sobre la lluvia. Sin agua no podemos cultivar la tierra —explicó Pedro sencillamente.

—¿Estás allí? ¿Sabes dónde estás? —le pregunté.

—Sí, estoy aquí. Soy una especie de sacerdote. Tengo conocimientos sobre los cielos y el sol, la luna y las estrellas. Colaboro en la elaboración de los calendarios.

—¿Dónde trabajas?

—En un edificio de piedra. Hay en él unas escaleras de caracol y unas ventanas pequeñas desde donde observamos. y hacemos nuestros cálculos. Es muy complicado, pero yo sé hacerlo muy bien. Me encargo de realizar las mediciones... Sé perfectamente cuándo se producen los eclipses.

—Parece que perteneces a una civilización versada en las ciencias —le comenté.

—Sólo en algunos aspectos, como la astronomía y la arquitectura. El resto es superstición y subdesarrollo —aclaró—. Hay otros sacerdotes y sus seguidores; pero todos ellos sólo. están interesados en el poder. Utilizan las supersticiones y el miedo para engañar a la gente y mantener su puesto en la jerarquía. Cuentan con el respaldo de los nobles, que controlan a los guerreros. Es una alianza para concentrar el poder en manos de unos pocos.

La época que recordaba Pedro podía ser muy antigua, pero las estrategias de control y los pactos políticos que se hacían sólo con el fin de obtener y preservar el poder eran atemporales. Las ambiciones humanas no parecen cambiar con el tiempo.

—¿Cómo utilizan la superstición para engañar al pueblo?

—Responsabilizan a los dioses de los fenómenos de la naturaleza. Luego culpan a la gente de enfurecer o contrariar a los dioses... y en consecuencia, les hacen responsables de manifestaciones de la naturaleza como las inundaciones, las sequías, los terremotos o las erupciones volcánicas. Cuando en realidad la gente no es culpable de ello; ni tampoco los dioses. Son fenómenos de la naturaleza y no actos de dioses enfurecidos; pero la gente no se da cuenta. Son ignorantes y están aterrorizados... porque creen que son los culpables de estas catástrofes.

Pedro guardó silencio durante unos segundos y luego prosiguió: I

—Atribuir nuestros problemas y nuestros infortunios a los dioses es un error. Esto otorga mucho poder a los sacerdotes ya los nobles... Nosotros entendemos mejor los fenómenos naturales que la gente corriente. Normalmente sabemos cuándo empezarán y cuándo acabarán. Comprendemos los ciclos. Un eclipse es un fenómeno natural que puede predecirse y calcular
se.
N o es un acto de cólera o de castigo de los dioses, pero así se lo explican a la gente.

Pedro hablaba rápido. Las palabras y los conceptos le brotaban a raudales sin necesidad de que yo lo estimulara.

—Los sacerdotes se presentan ante el pueblo como los mediadores entre los hombres y los dioses. Dicen a la gente que ellos son los únicos intermediarios y que conocen los deseos de los dioses. Yo sé que esto no es cierto: porque soy un sacerdote.

Se quedó pensativo y en silencio. —Continúa —le sugerí.

—Los sacerdotes han creado un cruel y elaborado sistema de sacrificios para apaciguar a los dioses.

Bajó la voz y empezó a susurrar.

—Incluso sacrifican a seres humanos.

—¿A seres humanos? —repetí.

—Sí —musitó—. No necesitan hacerla a menudo porque siembran el pánico entre la gente. Existen rituales en los que se ahoga a las víctimas y también rituales de matanza. ¡Como si los dio
ses
necesitaran sangre humana!

El tono de su voz se elevaba a medida que su rabia crecía.

—Manipulan a la gente con rituales de terror. Incluso escogen a la persona que van a sacrificar. Esto les concede el mismo poder que a sus dioses. Deciden quién debe morir y quién debe vivir.

—¿Tienes que participar en estos rituales de sacrificio? —le pregunté con cautela.

—No —contestó—. Yo no creo en ellos. Me dejan que me dedique a mis observaciones y mis cálculos —añadió—. Ni siquiera creo que existan estos dioses —me susurró a modo de confesión. —¿No?

—No. ¿Cómo es posible que los dioses sean tan necios y mezquinos como los humanos? Cuando observo el cielo, la bella armonía que existe entre el sol y la luna, los planetas y las estrellas, me pregunto cómo es posible que tanta inteligencia y sabiduría sea al mismo tiempo necia y mezquina. Es absurdo. A estos supuestos dioses les atribuimos nuestras propias características. El miedo, la ira, los celos, el odio..., estas debilidades son nuestras, pero las proyectamos sobre estos dioses. Yo creo que el dios verdadero está mucho más allá de las emociones humanas. El dios verdadero no necesita nuestros rituales ni nuestros sacrificios.

Esta antigua encarnación de Pedro poseía una gran sabiduría. Hablaba sin trabas, incluso sobre temas tabú, y no parecía cansado, así que decidí presionarle un poco más.

—¿Te conviertes en algún momento en un sacerdote influyente? —le pregunté—. ¿Se te concede más poder en esta vida?

—No —respondió—. Yo no gobernaría así si tuviera poder. Educaría a la gente. Dejaría que aprendiera por sí misma. Prohibiría los sacrificios.

—Pero los sacerdotes y los nobles podrían perder su poder —objeté—. ¿Qué ocurriría si la gente dejara de escucharles?

—No quieren hacerlo —dijo—. El verdadero poder proviene del conocimiento. La auténtica sabiduría consiste en aplicar el conocimiento con cautela y benevolencia. La gente es ignorante, pero puede cambiar. No es estúpida.

El sacerdote me estaba dando una lección de política espiritual y yo percibía la autenticidad de sus palabras.

—Sigue —dije, tras un momento de silenció.

—Ya no hay más —contestó Pedro—. He salido de este cuerpo y ahora estoy descansando.

Me sorprendió.

Yo no le había pedido que dejara el cuerpo.

No habíamos sido testigos de ninguna escena ni se había producido ningún acontecimiento desagradable o traumático que pudiera obligarle a salir fuera de su cuerpo.

Me acordé de que Pedro había entrado en aquella vida pasada de un modo inusual, enfrentándose a aquella roca inmensa que era el rostro del dios de la lluvia.

Tal vez ya no quedaba nada que aprender de aquella vida y la mente superior de Pedro lo sabía. Por lo tanto, decidió dejada atrás.

Él hubiera sido un gran gobernante.

En noviembre de 1992 Galileo fue exculpado por la Iglesia de su «detestable herejía.»: la Tierra no es el centro del universo sino que gira alrededor del Sol. La investigación que absolvió a Galileo se inició en 1980 y se prolongó durante doce años y medio. La sentencia de la Inquisición de 1633 fue por fin anulada trescientos cincuenta y nueve años más tarde. Por desgracia, la estrechez de miras a menudo se corrige todavía más lentamente. Por lo visto todas las instituciones son muy cerradas, y también lo son las personas que nunca se cuestionan sus premisas y sistemas de creencias. ¿Cómo pueden asimilar nuevos conocimientos y observaciones si sus mentes están cegadas por viejas creencias e ideas no probadas?

Hace años, en un profundo trance, Catherine me dijo: «Nuestro deber es aprender, volvemos parecidos a Dios por medio del conocimiento. Sabemos tan poco... El conocimiento nos acerca a Dios, y después podemos descansar. Más tarde, regresamos para enseñar y ayudar a los demás.»

El conocimiento sólo puede penetrar en las mentes abiertas.

Capítulo 15

Sé que soy inmortal. No hay duda de que he muerto unas diez mil veces en el pasado. M e río de lo que llamáis extinción y conozco la amplitud del tiempo.

WALT WHITMAN

Los sueños cumplen muchas funciones. Ayudan a procesar e integrar los acontecimientos diarios. N os suelen dar indicaciones a menudo en forma de símbolos y metáforas, que nos ayudan a resolver los problemas de la vida cotidiana (las relaciones, los miedos, el trabajo, los sentimientos, las enfermedades, etc.). Nos ayudan a conseguir nuestros deseos y objetivos, si no físicamente, al menos oníricamente. N os sirven para recapacitar sobre los hechos pasados, recordándonos sus paralelos en el presente. Protegen nuestro sueño enmascarando estímulos, como la ansiedad, que de lo contrario nos despertarían.

Los sueños también cumplen cometidos más profundos. Pueden proporcionamos caminos que nos lleven a recuperar recuerdos reprimidos u olvidados de la infancia, de experiencias vividas en el útero materno o de vidas pasadas. Fragmentos de recuerdos de vidas anteriores surgen a menudo en los sueños, particularmente en aquellos en que el soñante ve escenas que transcurren años o siglos antes de su nacimiento.

Los sueños pueden ser «psíquicos» o premonitorios. Con frecuencia, estos sueños predicen el futuro. La exactitud varía, porque el futuro parece ser un sistema de probabilidades y fatalidades y porque la capacidad humana de interpretar los sueños con precisión es enormemente variable.

Toda persona, de cualquier cultura y educación, puede tener sueños «psíquicos» o premonitorios. Sin embargo, mucha gente se queda atónita cuando sus sueños se convierten en realidad.

Otro tipo de sueño «psíquico» es el que tiene lugar cuando nos comunicamos con otra persona a distancia. Esta persona puede estar viva y lejos de nosotros geográficamente, o quizá se trate del alma o la conciencia de alguien que ha muerto, como un pariente o un amigo íntimo. De la misma manera, podemos comunicarnos con un espíritu angelical, un maestro o un guía. Los mensajes que se emiten y reciben en estos sueños suelen ser auténticos, conmovedores y muy significativos.

También existen los sueños «itinerantes». Durante estos sueños visitamos lugares en los que nunca hemos estado físicamente. Más tarde podemos confirmar detalles de lo que hemos visto. Cuando visitamos ese lugar geográfico en la realidad, aunque ocurra meses o años más tarde, experimentamos una sensación de familiaridad.

A veces el soñante viajero visita lugares que tal vez no existan en nuestro planeta. En ocasiones, estos sueños son mucho más que meras fantasías nocturnas. Se trata de experiencias místicas o espirituales a las que accedemos porque el ego y las barreras cognitivas se relajan durante el sueño y mientras soñamos. Los conocimientos y la sabiduría que se adquieren mediante estos sueños itinerantes son susceptibles de transformar toda una vida.

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