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Authors: Douglas Coupland

Microsiervos (28 page)

BOOK: Microsiervos
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Bueno, lo cierto es que nos ha entristecido ver toda esa maravillosa infraestructura en ruinas, como un gigante tullido. Hemos desayunado, hemos hojeado el
Manual de ingeniería de autopistas
(1975) y hemos mirado todas esas estructuras derrumbadas.

Mi madre nos ha preparado un chocolate caliente y después nos ha llevado a la oficina de camino a la biblioteca. Ethan ha estado hecho polvo durante todo el día.

Mi padre ha abandonado el curso nocturno de C++ porque todos los demás alumnos tenían diecisiete años y no le quitaban los ojos de encima, incapaces de creer que fuera un estudiante porque era demasiado viejo. Se decían cosas del estilo: «Si se te acerca demasiado, grita lo más fuerte que puedas: "¡Tú no eres mi padre!"» Los chicos son muy crueles. Así que le enseñaremos C++ nosotros.

Momento aleatorio: esta tarde he estado en el McDonald's del Camino Real, cerca de la calle California, y tenían una caja Lucite con una ranura en la parte superior donde la gente metía su tarjeta profesional. Estaba lleno de tarjetas. Lleno hasta los topes.

Pero lo curioso ha sido que no he podido localizar nada en la caja que dijera para qué eran aquellas tarjetas. Así que supongo que es sólo el instinto humano de meter la tarjeta profesional en una ranura. Como si uno fuera a ganar... ¿qué? ¿Una máquina exprimidora de naranjas para su fiesta de cumpleaños? He visto la tarjeta de una mujer de Hewlett-Packard y una tarjeta de un tipo de México que decía «Graduado por la Escuela de Empresariales de Stanford». Un graduado de Stanford en McDonald's, metiendo aleatoriamente su tarjeta en una caja. A veces no entiendo a la gente. ¿No aprendió nada en Stanford?

Esta noche, fiesta geek. ¡Qué alivio! Si no fuera por las fiestas de los geeks, nunca veríamos a nadie más que a NOSOTROS MISMOS, día tras día. Y la gran noticia del día es que Karla y yo hemos encontrado un sitio para vivir: es la casa de una mujer que han despedido de Apple. Nos trasladamos este fin de semana (¡guay!) y la mudanza supone un cierto alivio, pues la cuestión de la falta de comunicación Karla/mi madre nos pesa un poco a todos.

La fiesta: era en San Francisco (la «sité», tal como dicen Bug y Susan, más en la onda que nosotros por el hecho de vivir ahí), en valle de Noé, en casa de Ann y Jorge, unos amigos de Anatole. Jorge trabaja en Sun Microsystems y Ann en 3DO. Había cantidades ENORMES de la típica comida esnob y deliciosa de San Francisco, buena bebida, chismorreos sobre las empresas del lugar, y muchos aparatos de TV que difundían los daños del terremoto por todo el piso. Como los Oopistas estamos en la ruina, ayer ayunamos todo el día para ahorrar dinero. Nunca comemos antes de las fiestas geek.

En el adinerado mundo del Valle del Silicio, no hay nada que mole menos que no tener ni un céntimo. Karla y yo sentíamos curiosidad por ver cómo vivían Ann y Jorge. Al llegar, me he quedado abrumado por lo moderno que era todo. ¿Y dónde estaban los GEEKS? Todo el mundo iba vestido... como gente de verdad. ¿Dónde estaban los irónicos imanes de nevera? ¿Y los rutones? ¿Y los muebles IKEA? ¿Los productos Nerf? La casa parecía decorada por Martha Stewart. Había sofás DE VERDAD, claramente de PRIMERA MANO, tapizados de terciopelo rojo con cojines de seda dorada y plateada; alfombras inspiradas en Matisse; velitas por todas partes; una mesa de comedor DE VERDAD con SEIS sillas alrededor, EN UNA HABITACIÓN APARTE, con jarras y boles llenos de pinas sobre la chimenea. Esos chicos eran como ADULTOS... ¡de una sola pieza!

Susan dice que se han limitado a disfrazar la evidencia de que carecen de vida propia: «Vamos, es como si vas a casa de alguien el día de Acción de Gracias y se han pasado dieciocho horas llenando las habitaciones de trochos de piel de naranja, membrillo y papel de seda, y la comida es propia de Enrique VIII, y tú no puedes comer porque tienes la malsana sensación de que la persona que ha hecho la cena no tiene nada mejor que hacer con su vida. Es el lado oscuro de
Martha Stewart's Living.»

Ethan ha dicho que Susan todavía se siente culpable por haber dedicado demasiado trabajo y dinero a las cestitas que nos regaló por Navidad.

Me ha parecido que el exceso de decoración y las casas bonitas podrían ser el equivalente local del kayak sin estrenar en el garaje de los empleados de Microsoft; pero se me ha ocurrido una idea más siniestra: tal vez eran informáticos con VIDA PROPIA y están poniendo el listón más alto para todos los demás.

Susan, a pesar de haberse burlado con nosotros de la decoración, ha empezado a lamerle el culo a Ann, la anfitriona, en relación con el tema de las casas. Se han puesto a hablar de una tienda muy cara de Pacific Heights de la que, sin duda, proceden todos sus muebles.

Ann: «Fillamento, está en Fillmore con Sacramento. Tienen lo mejor. Acabo de comprar una colcha increíble para la cama. Han tenido que encargarla a Alemania, pero es tan preciosa... ¿quieres verla?»

Susan: «¡Claro que sí!»

Y se han marchado, dispuestas a comparar adquisiciones decorativas. Uno no diría nunca que Ann es diseñadora de chips.

La moda local consiste ahora en poner vodkas poco conocidos y caros: es el no va más de lo que mola en las fiestas
geek
. Más tarde, Susan, Karla y yo estábamos por ahí bebiendo Ketel-1 cuando un tipo que había estado examinando a Karla se nos ha acercado y ha dicho: «Qué hay, soy Phil, soy PDA.» PDA es un acrónimo de Personal Digital Auxiliar.

«Pues pareces más analógico que digital», ha contestado Susan; oh, qué ingeniosa.

«¡Quiere decir Peones De Apple!», ha dicho Phil con una risa ahogada, sin hacer el menor caso a Susan y clavando los ojos en KARLA. Resultaba bastante violento porque Susan no se estaba enterando de que Phil no le hacía ni caso. Phil estaba acosando a Karla y yo me había puesto en alerta roja porque aquel grandullón estaba echándosele encima. Me he metido entre él y Karla. «Quizá quiere decir Pública Demostración de Afecto.» He rodeado a Karla con mi brazo y he hecho las presentaciones.

Susan se reía con las bromas de Phil: qué desesperada está por ligar con alguien. Cuando Phil ha mirado hacia otro lado, Karla ha dicho con el movimiento de los labios: QUÍTAMELO DE ENCIMA dirigiéndose a Susan, después me ha agarrado por el hombro y hemos salido hacia el estudio para maravillarnos por la cantidad de cosas que poseían nuestros anfitriones. Nos sentíamos como si fuéramos alemanes orientales visitando por primera vez la República Federal. Entre tanto, Phil ha advertido su derrota, ha reparado por fin en la presencia de Susan y ha empezado a intentar ligársela con sus historias.

Durante la hora siguiente, hemos contemplado cómo Phil deleitaba a Susan con apasionantes historias de reuniones de producción, fechas límite de entrega, crisis de ingeniería y nombres en clave para productos.

No puedo dejar de maravillarme de lo juntos que están los
geeks
en el Valle. En Microsoft, los colegas sólo te presionaban para que trabajaras y entregaras las cosas a tiempo. Si lo hacías, tenías un premio. Fácil. Blanco y Negro.

Aquí es mucho más complicado: se supone que tienes un trabajo interesante, creador de valor añadido, que utiliza tu creatividad, un guardarropa de Nordstrom o, por lo menos, de Banana Republic, una casa de 400.000 dólares, un coche fenomenal, japonés o europeo, una relación perfecta con una persona tan ambiciosa, lista y bien vestida como tú, y dinero de sobra con el que montar fiestas para que todo el mundo pueda observar el tipo de vida que llevas. Hace que eche de menos Redmond pero, al mismo tiempo, resulta en cierto modo sugerente. Estoy hecho un mar de dudas.

Incluso Michael se ha dado cuenta y ha hecho una incursión, poco frecuente en él, en la cultura pop: «Quizá David Byrne hablaba de que los
geeks
heredarían la tierra en aquella canción de Talking Heads,
This is not my beautiful house!
This is not my beautiful wife! My God! How did l get here?»

Bug ha hablado con un tipo que es productor de juegos de una compañía llamada PF Magic. (¿Qué les pasa a todas estas compañías llamadas «Magic»? ¿Se trata de algún pacto tipo New Age/George Lucas o algo así? Esto sólo pasa en el norte de California.) Bug piensa que el tipo puede ser gay, pero es difícil saberlo. «Todos los tíos de por aquí visten lo bastante bien como para que su heterosexualidad esté bajo sospecha... la ropa no me es de gran ayuda.»

Bug se ha maltratado un poco en el Stanford Shopping Center, como parte de su programa para «endoculturarme en mi nuevo estilo de vida».

Debe de ser tan raro tener que asimilar de repente todos los mitos, los estereotipos y la información sobre un tipo de orientación sexual distinto y, de un modo u otro, abrirte paso entre ellos para construirte dentro de esa imagen. En cierto modo, Susan lo está haciendo también, pero dentro de la heterosexualidad: de repente, es un Ser Sexual, y me parece que tiene tanto que aprender sobre el sexo como Bug, aunque, al menos en teoría, ha sido heterosexual toda su vida.

Muchos
geeks
no tienen sexualidad: sólo tienen trabajo. Creo que la secuencia es la siguiente: encuentran trabajo en Microsoft o donde sea en cuanto terminan los estudios y están tan entusiasmados por tener un trabajo «de verdad» y por tener dinero que piensan que ias relaciones aparecerán de modo natural, pero un día se levantan y tienen treinta años, y hace ocho que no han tenido una relación sexual. Siempre están esas canas al aire en las reuniones y los congresos, y todo el mundo alardea de ellas, pero no desembocan en nada y la vida regresa a la relación primaria: el
geek
y la Máquina.

Es como si los varones
geeks
no supieran cómo tratar a las mujeres de carne y hueso, de modo que dan por hecho que se trata de un problema de la interfaz de usuario. Que no es culpa suya. Esperarán a que salga la siguiente versión: algo más «amigable».

Hacia el atardecer, Ethan ha conseguido ponerse en contacto con sus padres a través de un teléfono celular; se ha enterado de que estaban pasándoselo en grande, asando hamburguesas y maíz en la barbacoa, en el jardín de su casa, reunidos con los vecinos por primera vez en muchos años. «Mi madre dice que a la Biblioteca Ronald Reagan no le ha pasado nada. Como si eso me preocupara.» Creo que quería más dramatismo. Creo que habría estado más contento si hubiera oído que su madre estaba atrapada bajo una chimenea desplomada y se desangraba sobre el auricular que su padre le sostenía junto a la oreja.

Todd no ha ido a la fiesta. Esta noche tiene una CITA-cita, real, verdadera, genuina, auténtica.

Estoy llegando a una conclusión sobre el inconsciente humano... Se mire como se mire, las máquinas son nuestro inconsciente. Me refiero a que no llegaron seres del espacio exterior a la Tierra y nos hicieron las máquinas... las hemos hecho nosotros. De modo que las máquinas sólo pueden ser producto de nuestro ser y, como tales, ventanas a nuestras almas... si examinamos las máquinas que construimos y la clase de cosas que metemos en ellas, tenemos un dato único y fiable de cómo estamos evolucionando.

Champaign-Urbana

Los padres de ella son ingenieros, pero eso no ha sido suficiente para mantenerlos unidos.

Arranca los cables de la pared

Chellabinsk-70

Martes

Agitación: Todd ha empezado a salir con una culturista llamada Dusty, así que supongo que el Armagedón está cerca. Y lo alucinante es que Dusty se dedica a hacer programas. Ha hecho sistemas para Esprit y para Smith & Hawken. Aunque es la mujer con menos aspecto de programadora que he visto en mi vida.

«Nos conocimos junto al puesto de bebidas proteínicas del Gold's Gym», ha dicho Todd con una sonrisa radiante, exhibiendo a Dusty, que ha aparecido en nuestra oficina como un Encuentro en la Tercera Fase. «Dusty —la ha llamado Todd—. ¡Posa!» Desde bastidores, un radiocasete ha lanzado una atronadora música eurodisco que parecía sacada de un anuncio de pintalabios.

Dusty: veintitantos o treinta y pocos, tendones de titanio (y tal vez demasiado tiempo pasado en cabinas bronceadoras), vestida con pantalones cortos deshilachados y una camiseta rota, ha empezado a exhibirse en las posturas oficiales de la Federación Internacional de Culturismo. Nos hemos quedado boquiabiertos. ¡Qué posturas tan descaradas!

Después, Dusty ha agarrado a Misty, que mi madre había traído a la ciudad y había dejado con nosotros mientras hacía unas compras, la ha cogido por las patas y le ha hecho dar vueltas por nuestro parque Lego. Sólo faltaban las burbujas y una máquina de hacer humo; Misty, poco acostumbrada a que nadie la levante así, estaba encantada y se ha convertido al instante en fan vitalicia de Dusty.

Dusty ha dejado en el suelo a la mareada Misty y ha dicho: «Eso es... —Con voz de Chesterfields fumados a través de la raja de una traqueotomía (Dusty tiene esa voz de tanto gritar ya que, según nos ha informado Todd, da clases de aerobic)—. Junto a unos de esos barreños de plástico llenos de envases de letras doradas con mejunjes proteínicos: Todd y yo nos pusimos a pelear por el último envase de MetMax.»

Se han mirado el uno al otro y se han apretado la mano: es bueno que se gusten porque, si no, sería como dos megacamiones destrozándose en el KingDome.

Karla y Susan han sido maliciosas con Dusty:

Karla: «Dusty... suena a nombre de alguien que trabaje en el helicóptero de la emisora de radio dedicada a la información del tráfico.»

Susan: «Parece que acabe de escaparse de un espectáculo de patinaje sobre hielo de algún centro comercial: cabello alborotado a lo galería comercial, prendas de fibras sintéticas y sonrisa enérgica y permanente.»

Michael ha cerrado su puerta. No le gusta este aspecto de la naturaleza humana pero, más tarde, Karla ha dicho que ha actuado así porque le atraen las mujeres superfuertes. «Créeme —ha dicho—, yo me doy cuenta de esas cosas.»

Ethan está construyendo una autopista con un cruce en trébol con las piezas del Lego. Cuando lo termine todo, lo destrozará y lo arreglará. Está horrorizado por el terremoto de Northridge en Los Ángeles. Desde luego, es hijo del Valle.

En la tienda de fotocopias Canon, ha ampliado varias veces una foto de la derruida autopista del valle de Antelope hasta que ha alcanzado el tamaño suficiente para ocupar toda la pared y la ha colgado en la oficina para tomarla como modelo. Supongo que debería haber utilizado el dinero para pagar la FACTURA DE SU CANAL DE CABLE, pero Karla cree que le gusta tener una excusa para venir a vernos a la oficina con mayor frecuencia.

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