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Authors: Paul Ekman

Tags: #Ensayo, Psicología

Como detectar mentiras en los niños (28 page)

BOOK: Como detectar mentiras en los niños
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La segunda salvaguarda que Besharov recomienda es filtrar las denuncias antes de proseguir con la investigación. Las líneas de atención telefónica sobre abusos infantiles están cargadas de denuncias que en realidad reflejan malas acciones adolescentes, problemas escolares y expresiones de sexualidad, no abusos reales
[22]
.

En el caso de
Mammo contra Arizona
, la Agencia de Protección Infantil fue declarada culpable por no haber seguido adelante con una denuncia cursada por un padre, que no tenía la custodia del niño, sobre una madre peligrosa. La madre asesinó a su hijo. Esta decisión ha sembrado el miedo en los corazones de los encargados de filtrar las demandas, pero es imprescindible que sea una persona experta quien separe las denuncias legítimas de aquellas que son frivolas y que canalice las llamadas inapropiadas hacia el servicio social pertinente.

USO CORRECTO DEL TESTIMONIO INFANTIL

Los casos que han recibido mucha publicidad, como los de McMartin y Jordan, han hecho que el público sienta recelo hacia la credibilidad de los testigos infantiles. Incluso se ha revelado al público el confuso mundo de las denuncias por abusos infantiles en los casos de custodia. Uno de los programas de televisión más populares del país, «La ley de Los Angeles», mostraba un incidente en que una hija era persuadida por su vengativa madre de acusar falsamente a su padre por abusos sexuales. En la serie, naturalmente, la madre confesaba y se llegaba a un acuerdo.

De hecho, los investigadores que actualmente están estudiando la credibilidad infantil como testigos describen un cuadro más optimista. Las investigaciones apuntan a que incluso niños de sólo cuatro años pueden presentar un testimonio fiable. No obstante, existen algunas advertencias. Cuanto más pequeño es el niño, menos detalles puede recordar. Ello es en parte porque el niño pequeño no puede prestar atención a tantos detalles. También es debido a que la capacidad de comprensión, en especial de acontecimientos nuevos o inusuales, no está tan desarrollada. Pero cuando el incidente a recordar trata de un terreno familiar, como acordarse de los detalles de una tira cómica vista por primera vez, puede que el niño recuerde más detalles que un adulto
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.

Uno de los principales problemas del testimonio de los niños de diez años o menos es que cuánto más pequeños son, más les cuesta recordar libremente. Para conseguir despertar su memoria, el entrevistador necesita guiar el proceso de rememorar
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. Proceso que lleva a las peligrosas aguas de la sugestividad.

La capacidad de sugestión se refiere a hasta dónde se puede hacer creer a un testigo en unos detalles de un acontecimiento que en realidad no ocurrió. En un procedimiento legal, la preocupación es que los repetidos interrogadores sugerirán nueva información que el testigo entonces empieza a creer que forma parte de su memoria real.

Por supuesto, la capacidad de sugestión no es solamente un problema para los niños. Una vez fui sujeto de una demostración realizada por una de las principales investigadoras sobre este tema, Elizabeth Loftus. Se pasó una película en la que se ve a un coche rojo circulando por una calle tranquila y al final choca con otro vehículo. En el interrogatorio posterior, me preguntaron dónde estaba la señal de stop, cuando en realidad era un ceda el paso. Dije con toda seguridad donde estaba, y más adelante respondí que había visto una señal de stop. Lo mismo que hizo la mayoría del público.

El tema no es pues si los niños son vulnerables ante una información falsa, sino si lo son mucho más que los adultos. Se están llevando a cabo muchas investigaciones sobre este tema, con algunos resultados contradictorios. En general existe un consenso de que hacia la edad de diez u once años los niños no son más vulnerables que un adulto ante una información engañosa o incorrecta. Existe polémica sobre los niños entre seis y diez años. Algunas investigaciones indican que no lo son más que los adultos, pero otras sostienen que sí lo son. Con los niños menores de siete años, las investigaciones indican que son especialmente vulnerables a las informaciones incorrectas sobre datos periféricos, pero no sobre el acontecimiento principal. Los preescolares también se ven muy influidos por los adultos que les interrogan
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.

Cuando Varondeck pidió a los niños que describieran el color de la barba de su profesor, cuando de hecho éste no llevaba barba, los niños probablemente respondieron con un color para complacer al interrogador. Se han hecho muchos experimentos en los cuales el interrogador ofrece información falsa sobre un acontecimiento después de que el niño lo presenciara. Se puede ver un claro patrón de sugestión. Los niños son más vulnerables ante la falsa información si su memoria original del tema que trata la información falsa es débil; la información falsa trata sobre un acontecimiento periférico, no central; y el interrogador que ofrece la información falsa es un adulto que el niño respeta. En un experimento realizado, cuando era un niño el que ofrecía la información falsa, era aceptada en un 50 % menos
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.

El espinoso tema de la capacidad de sugestión empieza con el interrogatorio inicial. Puede que la persona que lo lleva a cabo sea un asistente social o un oficial de policía, con poco o ningún entrenamiento. Incluso aquellos que están bien entrenados pueden engañar a un niño. Una de las técnicas estándar de interrogación es dar al niño dos muñecas anatómicamente correctas y pedirle al niño que les muestre lo que pasó. Varios estudios se han cuestionado qué es lo que realmente ocurre. Un estudio comparó a veinticinco niños que habían sufrido abusos sexuales con otros veinticinco que no los habían sufrido y se descubrió que las diferencias entre ellos no eran tan marcadas. En otro estudio hecho con cien niños que no habían sufrido abusos, casi el 50 % se relacionó con las muñecas de tal manera que muchos investigadores lo hubieran podido interpretar como prueba de abusos sexuales
[27]
. Los genitales prominentes y los orificios de las muñecas posiblemente sugieren un patrón de juego para los niños pequeños.

Es evidente que hace falta más investigación y trabajo sobre el tema crucial de desarrollar técnicas que no impliquen sugestión y enseñarlas a todos los investigadores. King y Yuille, expertos en el tema de sugestión infantil, recomiendan dejar a un lado las muñecas y sustituirlas por varias técnicas basadas en lo que sabemos del desarrollo infantil. Una posibilidad es utilizar escenarios, maquetas a pequeña escala de habitaciones y muebles que se puedan mover y que puedan ayudar a recordar a los niños; otra sería practicar cosas como identificación de fotografías, para que el niño pueda comprender mejor el concepto. Aunque los niños pequeños puede que todavía necesiten apuntes verbales para fomentar el recuerdo, la información que el investigador debe comunicar al niño es que no hace falta que lo recuerden todo, que pueden decir tranquilamente: «No me acuerdo»
[28]
.

Si los niños, aun los de corta edad, pueden relatar adecuadamente un acontecimiento pasado si se les pregunta correctamente, ¿es necesario que un juez dictamine sobre su competencia? Desde el siglo XVIII quedó bien establecido que el juez de cada caso concreto debe determinar mediante interrogatorio si el niño muestra una veracidad, inteligencia, memoria y capacidad verbal adecuadas. Los jueces formulaban preguntas como: «¿conoces la diferencia entre el bien y el mal?», «¿sabes lo que significa un juramento?» Dependiendo de la edad del niño, el juez también podía pedirle al niño que recitara el alfabeto, o que recordara direcciones y números de teléfono o el nombre de sus profesores.

Debido a la presión por el creciente número de casos por abusos sexuales en los que el niño es el único testigo, existe una tendencia a eliminar el examen de competencia y dejar que el niño testifique como lo haría cualquier otro testigo. (Hasta ahora ocho estados han eliminado el requisito). El jurado o el juez deben decidir si el testimonio es creíble. Pero no se ha investigado suficientemente si un jurado puede decidir de manera adecuada la competencia de un testigo infantil. Es evidente que el jurado necesita instrucciones claras sobre cómo tratar con el testimonio de un niño.

También existe un movimiento para ampliar las normas sobre pruebas de oídas, o crear una nueva excepción para el niño que ha sufrido abusos sexuales. El propósito de las leyes que excluyen las pruebas de oídas es que las declaraciones hechas fuera de la sala del tribunal son por su propia naturaleza poco fiables. Solamente cuando las declaraciones se hacen en la sala, bajo juramento, en un lugar donde el acusado puede repreguntar, se consideran fiables. En casos de abusos sexuales, puede que las declaraciones de oídas sean la única prueba si el niño es considerado incompetente para testificar. Las tres maneras más comunes por las cuales se permiten las pruebas de oídas en un juzgado son si el niño presenta una prueba médica, si el niño se queja específicamente de violación, o si el niño hace algún comentario exaltado. Normalmente se hacen este tipo de comentarios en el momento en que tiene lugar el acontecimiento, por ejemplo: «¡Este hombre acaba de meter la mano debajo de mi vestido!». Pero los tribunales han sido muy indulgentes en casos de abusos sexuales, admitiendo «comentarios exaltados» que se dan días, semanas o incluso meses después. Algunos estados incluso han aceptado una excepción especial de las pruebas de oídas para los casos de abuso sexual, mediante la cual otro testigo puede presentar la declaración del niño si existen pruebas que la corroboren
[29]
. Estas extensiones de las reglas sobre declaraciones de oídas todavía no han sido puestas a prueba por el tribunal supremo.

Existe aún otro movimiento para proteger al niño y que éste no pueda ver al acusado en los juicios penales. Aquellos que desean cambiar el procedimiento creen que el niño estará tan nervioso que ello afectará a su testimonio. Aparte de ello, consideran que es cruel y posiblemente traumático que un niño tenga que enfrentarse a su atacante. Algunos estados han introducido circuitos cerrados de televisión, que el acusado puede ver desde otra sala. Otros estados permiten los testimonios grabados en cinta de vídeo en lugar del testimonio directo del niño para evitar la confrontación entre el niño y el acusado. Algunos estados han decidido que no hace falta que el niño testifique y que un testigo adulto puede relatar lo que el niño le contó sobre el acontecimiento. Esto crea una excepción a la regla habitual sobre pruebas de oídas que dice que sólo un testigo presencial puede relatar el acontecimiento.

El tribunal supremo de los Estados Unidos, en el caso
Coy contra Iowa
(junio de 1988) dijo tener serias dudas sobre la constitucionalidad de esos intentos de evitar que el niño viera al acusado. En este caso, dos niñas de trece años fueron asaltadas sexualmente mientras acampaban en su propio jardín. El acusado, John Avery Coy, era el vecino de al lado. Una ley de Iowa destinada a proteger a las víctimas de abuso sexual permitió que se utilizara un biombo entre el acusado y las chicas, que hacía que ellas no le pudieran ver pero le permitía a él verlas tenuemente y escucharlas.

Siguiendo la opinión de la mayoría, el juez Scalia defiende rotundamente el «derecho a la confrontación» que se contempla en la sexta enmienda. Sostiene que la base de este derecho es que es más difícil para un acusador mentir cuando se encuentra frente al acusado y dice: «…Existe algo profundo en la naturaleza humana que tiene que ver con el enfrentamiento cara a cara entre acusador y acusado y que es "esencial para un juicio justo en un caso penal"»
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.

No obstante, la jueza O'Connor, en una opinión coincidente, está de acuerdo en que la ley de Iowa no permite una confrontación, pero insiste en que con muchos de los nuevos procedimientos de otros estados, incluyendo la utilización de testimonios grabados en vídeo ante un tribunal, ya se testifica en presencia del acusado. También sostiene que todavía hay espacio para una ley que cubra el tema de la confrontación con un enfoque concreto para cada caso. «Pero si un tribunal decide que un caso específico tiene una necesidad concreta, como se indica en algunos estatutos estatales, […] nuestros casos sugieren que las restricciones de la cláusula de confrontación pueden dar lugar al interés estatal obligatorio de proteger a los testigos infantiles.»
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Esta importante decisión del tribunal supremo deja a las nuevas leyes aprobadas por muchos estados en una especie de limbo. Casi seguro que tendrán que ser revisadas y probablemente ser escritas de nuevo para asegurar que cumplen con las normas de esta decisión más bien confusa.

En mi opinión, el tribunal supremo estuvo acertado tanto legal como moralmente al decir que no podemos olvidarnos de los derechos constitucionales. La simpatía pública naturalmente se inclina hacia el posible sufrimiento e incomodidad que un niño tiene que soportar en esta situación, pero de muchas maneras se trata de la misma situación para la cual se creó la sexta enmienda. En un delito donde la palabra del acusado suele ser la única prueba, éste tiene todo el derecho a protegerse de una falsa acusación.

Douglass Tarrant, de cuarenta y un años, supervisor adjunto de finanzas de las escuelas Pinellas County, de Saint Petersburg, Florida, se suicidó antes de saber que la muchacha de quince años que le había acusado de actos libidinosos y lascivos se había retractado dos días antes
[32]
. El caso de Tarrant no es el único. Centenares de miembros de la asociación VOCAL sostienen que han sido acusados falsamente. Una falsa acusación por abuso sexual puede arruinar la vida y la reputación de una víctima inocente mucho más que cualquier otro tipo de acusación.

Además, uno de los principales investigadores de este tema, Gary Melton, sostiene que la necesidad de estas reformas no está documentada ni estudiada. No sabemos con seguridad si un niño testificará mejor si el acusado no está presente, y no tenemos pruebas reales de que el enfrentarse con el acusado resulte siempre traumático para todos los niños. De hecho, sugiere Melton, para algunas víctimas puede ser como una catarsis enfrentarse al atacante y sentir que un daño puede ser reparado
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.

Existen otros procedimientos que no desafían a la Constitución y que pueden hacer que el testimonio de un niño resulte más cómodo. Se puede preparar mejor al niño para que él o ella sepa qué puede esperar en un juzgado. Para ayudar en el proceso, se le puede mostrar la sala del juicio con anterioridad y explicarle qué personas estarán allí. Una vez esté el niño en el estrado de los testigos, los abogados pueden formular preguntas simples y directas, utilizando el vocabulario del propio niño, para extraer el testimonio. Por ejemplo, el abogado tiene que saber cómo llama el niño a los órganos genitales. El juez puede dirigir las repreguntas, controlando la intimidación y los intentos de confundir al testigo.

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