Confirmación (28 page)

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Authors: Aurora Seldon e Isla Marín

Tags: #Erótico

BOOK: Confirmación
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—Vamos, responde —Tommy deseaba desquitarse por la improvisada sesión sado de Sasha, semanas atrás, de modo que volvió a darle un cachete y una sonrisa maligna apareció en sus labios—. ¿De quién es este culito?

—Hum… ¿tuyo? —respondió Sasha, sin mucha convicción.

—¿No estás seguro? —preguntó Tommy, para luego dar una lenta y larga lamida en la zona enrojecida—. Vamos, es una pregunta fácil. —Le metió dos dedos de golpe—. ¿De quién es este trasero? ¿Acaso alguien más tiene derecho a hacer esto que te estoy haciendo?

—No… Nadie más —dijo Sasha lanzando un nuevo gemido. Le estaba gustando mucho esa faceta de Tommy dominante—. Sólo tú puedes… sólo tú.

—Eres mío, solo mío… sólo yo puedo follarte —empezó a decir Tommy mientras lo preparaba con apremio—. Mío. —Se colocó sobre él y comenzó a penetrarlo lentamente. Tommy no había necesitado ni siquiera tocarse para volver a estar completamente empalmado.

12

Los azotes y el jueguito habían despertado por completo la erección de Sasha, y un ronco gemido se le escapó cuando fue penetrado.

—Tuyo… —jadeó—. Sólo tú… —Sasha no se detuvo a pensar en el por qué Tommy sí follaba y se dejaba follar por otros. En esos momentos estaba completamente entregado a su amigo.

—Mío. —Tommy terminó de introducirse. Luego comenzó a moverse, con sus embestidas lentas y profundas—. Sólo yo tengo ese derecho… es mi derecho y mi privilegio. Eres mío. Mío. Mío —repitió al ritmo de sus empujes. Decía «sólo mío», pero pensaba: mi amigo, mi familia, mi vida, mi amor.

La noche se llenó de gemidos y de palabras de amor que Sasha decía en ruso. Sus manos aferraron las sábanas con fuerza y sus caderas se alzaron en muda invitación para que Tommy intensificara sus movimientos.

Con Tommy dentro, Sasha se sentía pleno, se sentía invencible. Era en parte porque en el simbolismo de su entrega le decía que él era el único, que no había ni habría nadie más. Y en parte porque sentía que había algo grande entre ellos, algo que nada ni nadie podría romper.

La mano de Tommy masturbando su erección y los movimientos cada vez más rápidos hicieron que Sasha eyaculara por tercera vez en esa noche. Hundió el rostro sobre las sábanas y un pétalo rojo se le pegó en la mejilla. Con los ojos cerrados, no quería que la noche acabara jamás.

Segundos después Tommy se corría con un ronco gemido y colapsaba sobre el sudoroso y pálido cuerpo de su amigo.

Tras recuperar un poco la respiración salió con cuidado de él y se tumbó a su lado, aún un poco jadeante, estiró la mano y con suma delicadeza retiró el pétalo de la mejilla de Sasha. Con el revés de los dedos, acarició el lugar que la rosa había tocado y le dedicó una dulce sonrisa.

—Ven —dijo Sasha, acomodando las almohadas para dormir—. Quiero que estés a mi lado.

Abrazados, se acomodaron entre las sábanas y volvieron a besarse.

Tommy no tardó en abrazarlo como un oso, con la pierna sobre sus caderas y el rostro contra su pecho. Minutos después, las respiraciones eran tranquilas y el silencio reinaba en la habitación.

—Te amo —dijo Tommy en un murmullo muy, muy bajo, con su boca sobre el corazón del ruso, para instantes después dormirse.

Sasha alzó la cabeza para mirarlo, pero la respiración de Tommy indicaba que se había quedado profundamente dormido. ¿Habría dicho lo que creyó oír? No estaba seguro, pero quiso creerlo y con ese pensamiento cerró los ojos.

13

Sasha despertó envuelto en la tibieza del cuerpo de Tommy, que dormía con una de sus piernas sobre su cadera y la cabeza apoyada en su hombro.

Habían dormido abrazados. No era la primera vez que lo hacían, pero la noche anterior había tenido un significado especial y la mañana le traía los recuerdos de la velada, tan vívidos que su corazón se volvió a acelerar de emoción.

Sí… había bajado su guardia permanente y le había dicho a Tommy que lo amaba. Él no había respondido nada, aunque Sasha ya no estaba tan seguro de si lo habría oído. Y tampoco estaba seguro de haber oído bien a Tommy decir que lo amaba antes de quedarse dormido.

La noche había sido maravillosa en todos sus detalles, incluso cuando fue atrapado por Tommy y su romántico secreto fue descubierto.

Pero Tommy no le había preguntado por qué lo hizo, y era una suerte, ya que interrogado a fondo y con la guardia baja, el ruso habría terminado por confesar su amor.

Se sentía feliz. Esa noche maravillosa había consolidado algo más entre ellos, fortaleciendo los eslabones de la cadena que sabía lo ataría para siempre a Tommy.

Lo miró con ternura. Nunca se cansaría de mirarlo despertar.

14

Tommy despertó lentamente, tal vez por haber sentido la fija mirada de Sasha. Abrió los ojos con cuidado. La habitación estaba en penumbras así que no le hizo daño la luz. Cuando el rostro del ruso se definió ante sus ojos, sonrió ampliamente.

—Buenos días —murmuró y tras darle un suave beso, se estiró como un gato sobre la cama. En el instante en que se movió, toda la habitación giró a su alrededor y sintió como si le hubieran dado un mazazo en la cabeza—. ¡Ayyyyyy! —se quejó, llevándose las manos a la cabeza.

—Bebiste demasiado —observó Sasha—. Te lo dije.

—¡No me riñas! —lloriqueó Tommy sin dejar de apretarse la cabeza. Un exagerado puchero se dibujó en sus labios—. Duele.

—Tranquilo —Sasha lo abrazó. Tommy solía comportarse como un niño cuando estaban solos y a él le encantaba mimarlo—. Pediré algo para la resaca… Podemos quedarnos a desayunar en la cama. La habitación es nuestra hasta mediodía. —Uniendo la acción con la palabra, llamó al comedor.

—Que traigan cantidades ingentes de café —murmuró Tommy—. Y pastel de chocolate, y zumo de naranja —añadió rápidamente—. Y un Bloody Mary… Dicen que es bueno para la resaca. Y tostadas, y mantequilla y azúcar. —Siguió pidiendo— ¡Ah…! Y aspirinas.

Sasha le dio una severa mirada y habló con el empleado del hotel. Cuando colgó, volvió a los brazos de Tommy.

—Traerán el desayuno. Café con tostadas y zumo de naranja. Pero nada de pastel… Te traerán sal de frutas y aspirinas.

—¿No hay pastel? —Tommy frunció el ceño y amplió su pucherito.

Sasha comenzó a darle ligeros besos en la mejilla.

—Quiero decir esto antes de que me arrepienta: Fue la mejor noche que he pasado en mi vida —declaró sinceramente.

—También para mí. Estar contigo es lo mejor del mundo y anoche todo fue… perfecto.

Sasha onduló suavemente en la cama, pegando sus caderas a Tommy, pero no con el deseo apasionado de la víspera, sino simplemente por sentirlo cerca. Aún se sentía vulnerable por lo ocurrido y quería estar junto a él antes de que tuvieran que volver.

—No entiendo por qué tanta resaca, no bebí tanto… —Se quejó Tommy. Con movimientos lentos soltó su cabeza y se recostó sobre Sasha, dejándose abrazar y mimar.

—Bebiste demasiado rápido —dijo Sasha—. Y tú estás más habituado a la cerveza que al champán.

Se acariciaron nuevamente, disfrutando esos momentos de intimidad que les eran tan poco frecuentes, absorbidos ambos por el día a día que les exigía cada vez más.

Los pétalos de rosa ya estaban perdiendo su frescura y Sasha sacudió las sábanas, haciéndolos caer al piso.

—Qué nochecita —dijo, para volver a abrazar a Tommy, que se encogió entre las mantas.

—Aunque tenga resaca, no me arrepiento —dijo él, tratando de sonreír, pero tuvo que volver a agarrarse la cabeza— ¡Ay!

El servicio de habitaciones trajo el desayuno en un carrito rodante y Sasha lo empujó junto a la cama. Lo primero que hizo fue preparar la sal de frutas y le alcanzó a Tommy el vaso y las aspirinas.

—Bébetelo ya, antes de que pierda las burbujas.

—Vale. —Tommy hizo un gesto de asco y se tomó el vaso de un trago y sin respirar, para segundos después escapársele un eructo que casi hizo retumbar las paredes—. ¡Perdón! —exclamó totalmente sonrojado.

—Perdonado —dijo Sasha, sonriéndole—. Y que eso te sirva para hacerme caso la próxima vez.

El ruso sirvió el café y se sentó al borde de la cama con una taza humeante.

—¿Deseas café y tostadas o prefieres esperar? Yo me muero de hambre.

—¿Una tostadita con mantequilla y azúcar por encima? —pidió Tommy, mimoso—. ¿Y un café con leche y mucha azúcar? —Sus ojos se asomaron tras la manta que lo cubría hasta la nariz.

—Nada de leche —regañó Sasha—. Te hará daño… tendrás que conformarte con el café solo.

El ruso preparó la tostada y sirvió una nueva taza de café, que le alcanzó.

—Pero a mí me gusta el café con leche… —Se quejó Tommy pero de todos modos tomó la taza y dio un sorbito para luego comenzar a mordisquear la tostada. Sentía su estómago mucho más asentado, pero la cabeza seguía doliéndole.

—Lo sé, cielo. Pero no te hará bien si has bebido. Lo más probable es que luego vomites el desayuno.

—Bueno… —Tommy terminó de comerse la tostada a bocaditos y se bebió lo que le quedaba de café. Tras dejar la taza en la mesilla se volvió a tumbar y se arrebujó bajo las mantas.

Sasha terminó de desayunar con lentitud. Pocas veces podía permitirse tomar el desayuno en la cama y lo disfrutó plenamente.

Cuando volvió a acostarse, Tommy había vuelto a dormirse y lo abrazó. El muchacho se acurrucó junto a él y murmuró algo entre sueños, mientras una dulce sonrisa se dibujaba en su rostro.

Sasha lo contempló, adorándolo en silencio. Sus ojos grises volvieron a recorrer la estancia y se detuvieron en el enorme globo rojo con forma de corazón, que estaba ya perdiendo aire.

«Te amo», decía la leyenda y el ruso sonrió.

Había descubierto una inesperada veta romántica en la mina profunda de su carácter. Una veta que, oculta como el metal más precioso, había salido a la luz ese memorable 14 de febrero, y aunque seguirían actuando como amigos, sabía que no sería el último Día de los Enamorados que pasaría con Tommy.

Capítulo 14
1

A mediados de marzo Sasha comenzó a sentir el peso de su próxima partida a Oxford. Se había comunicado por correo con su tutor para la orientación inicial y ese simple hecho hizo tangible algo que antes veía lejano. Era su sueño hecho realidad, pero también era consciente de que lo separaría más de Tommy.

Estaba de mal humor. Luego de la romántica celebración que habían tenido el 14 de febrero, habían estado actuando como enamorados hasta hacía unos días, en que Sasha decidió que si no hacía algo al respecto, terminaría arrodillado a los pies de Tommy en el patio del
college
pidiendo su mano.

Y lo que se le ocurrió hacer fue tener una cita con el cabeza hueca de Dylan en el Heaven, y besarse con él delante de Tommy. Luego de eso, y aunque se odió a sí mismo, sus relaciones se enfriaron notablemente.

Pensaba en Tommy, para variar, cuando la señora Mitchell, secretaria de Alex, le preguntó con quién iría a la fiesta de aniversario del laboratorio.

Sasha gruñó algo. Ese año el laboratorio cumplía cincuenta años en el mercado y Alex deseaba celebrarlo por todo lo alto con una cena de gala con baile incluido, para los accionistas y principales funcionarios, y un almuerzo más informal al día siguiente con el resto del personal en Gran Bretaña. En los Estados Unidos también habría celebraciones en los laboratorios de Filadelfia y California, e incluso se otorgaría una importante bonificación a los médicos que participaron en el proyecto del Angerix-B, que se lanzaría en julio.

La señora Mitchell y Arnold Lamb, encargado de relaciones públicas, habían contratado a una empresa que organizaría todo e insistían en el protocolo. La cena se celebraría el 30 de junio y era lo último en lo que Sasha habría pensado, preocupado como estaba por Tommy.

Pero la señora Mitchell insistió en que debía asistir acompañado y quería que le diera el nombre de su pareja para preparar las invitaciones. En el fondo, lo hacía por una malsana curiosidad, ya que en el laboratorio circulaban varias historias sobre Sasha y su cercana amistad con Angel.

Eso supuso una dificultad para Sasha. No tenía amigas, salvo las chicas del grupo, pero no se veía yendo al baile con ninguna de ellas. También descartó a las chicas que trabajaban en el laboratorio, porque no tenía una verdadera química con ellas, y luego de darle vueltas, se decidió por invitar a Juliette o enfermarse repentinamente el día señalado.

2

Para Tommy ver a Sasha liándose con Dylan fue un duro golpe. Le hizo más daño del que quiso admitir y aunque seguían coincidiendo en el apartamento de Richie, procuraba no ir si sabía que Sasha iba a estar. Se sentía traicionado en lo más profundo, sin ningún motivo ni explicación.

Había hecho todo lo posible por disimular, por eso cuando Patrick lo llamó para quedar los cuatro, trató de negarse al inicio, pero ante su insistencia terminó por aceptar. Patrick le había tocado la vena sensible diciendo que tal vez fuera la última vez que podrían reunirse, ya que él y Alan se mudarían a Birmingham y Sasha iría a Oxford, y quedaron para tener una cita en un hotel al cual habían acudido varias veces.

Tommy llegó primero y mientras esperaba en la habitación se sirvió un whisky doble del mueble-bar. Lo necesitaba. No sabía cómo enfrentar a Sasha.

El rubio apareció a los cinco minutos y apenas vio a Tommy, esbozó una sonrisa forzada y se sentó sobre la cama. Él también había sido acosado por Patrick y había terminado por aceptar porque no podía soportar la idea de que él notara que estaba evitando a Tommy y le hiciera preguntas. Patrick solía ser muy insistente cuando pensaba que estaba haciendo lo correcto por sus amigos.

—¿Qué tal? —preguntó para romper el silencio.

—Bien, bueno… estudiando mucho con vista a los exámenes —respondió Tommy con cierta timidez. No sabía cómo actuar, así que tras beberse lo que le quedaba del vaso de un trago, se fue al minibar y se sirvió otro doble.

—No deberías beber así —observó Sasha en tono neutro.

—No importa —respondió Tommy con cierto matiz de derrota en la voz y dio un buen trago al vaso.

—No es bueno follar con sólo alcohol en el estómago —dijo Sasha, apenado y avergonzado al mismo tiempo. Sabía que Tommy estaba lastimado y que era su culpa, y tenía unas ganas enormes de acercarse a besarlo, pero se contuvo, rogando porque Alan y Patrick llegaran pronto. Había creído que sólo se dedicarían a follar, pero acababa de darse cuenta de que primero tendría que aclarar las cosas con Tommy.

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