Si en tu vida hay muchas pérdidas o muchas cosas que van mal, podrías examinar de qué formas robas tú. Algunas personas que jamás soñarían siquiera con robar cosas, se sienten con todo el derecho de robar tiempo o autoestima a otras personas. Cada vez que hacemos sentir culpable a alguien le estamos robando su sentido de valía personal. Para ser verdaderamente honrados en todos los aspectos, necesitamos examinarnos profundamente con el fin de llegar a conocernos a nosotros mismo.
Cuando cogemos algo que no nos pertenece, lo que hacemos en realidad es decirle al Universo que no nos sentimos dignos de ganarlo, no somos capaces, no valemos demasiado, o queremos que nos roben, o que no hay suficiente a nuestro alrededor. Creemos que tenemos que robar y arrebatar para obtener nuestros bienes. Esta creencia se transforma en un verdadero muro que nos aprisiona y nos impide experimentar la abundancia y la alegría en nuestra vida.
Las creencias negativas no son la realidad de nuestro ser. Somos seres magníficos y nos merecemos lo mejor. Hay en abundancia en nuestro planeta. Nuestro bien siempre nos llega por razón de la conciencia. El trabajo que hacemos en la conciencia es siempre el de refinar lo que decimos, pensamos y hacemos. Cuando comprendemos claramente que nuestros pensamientos crean nuestra realidad, entonces usamos nuestra realidad como un mecanismo de respuesta que nos diga cuál es el próximo cambio que necesitamos hacer. Ser absolutamente honrado, hasta el último alfiler, es una elección que hacemos por amor a nosotros mismos. La honestidad nos sirve para que nuestra vida transcurra con mayor facilidad y sin baches.
Si vas a una tienda y no te cobran algo que has comprado y te das cuenta, es tu deber espiritual decirlo. Si te das cuenta en ese momento, dijo. Si no lo adviertes o te das cuenta al llegar a casa o dos días después, entonces es diferente.
Si la deshonestidad desarmoniza nuestra vida, imagínate lo que pueden crear el amor y la honestidad. El bien que hay en nuestra vida, las maravillosas sorpresas que tenemos, todo eso también lo hemos creado. Cuando miremos dentro de nosotros con honestidad y amor incondicional, descubriremos muchas más cosas sobre nuestro poder. Lo que podemos aprender a crear con nuestra conciencia tiene muchísimo más valor que cualquier cantidad de dinero que pudiéramos robar.
Tu hogar es tu santuario
Todo es un reflejo de lo que crees que te mereces. Mira tu casa. ¿Es un lugar donde realmente te gusta vivir? ¿Es cómoda y alegre, o es estrecha, sucia y está siempre desordenada? Lo mismo respecto a tu coche. ¿Te gusta? ¿Refleja el amor que sientes por ti?
¿Son tus ropas una carga, una molestia, algo que tienes que soportar? Tu ropa es un reflejo de lo que piensas de ti mismo. Y los pensamientos que tenemos de nosotros mismos, como ya he dicho, los podemos cambiar.
Si deseas encontrar una nueva casa, comienza por abrirte para hallar el lugar adecuado, y afirma que lo estás esperando. Cuando yo buscaba una nueva casa en Los Ángeles, no podía creer que encontrara sólo lugares horrorosos. Continué firme pensando: «Esto es los Ángeles y está lleno de apartamentos maravillosos; así pues, ¿dónde están?».
Me llevó seis meses encontrar el apartamento que deseaba, y es magnífico. Durante la época de mi búsqueda, el edificio estaba en construcción, y cuando lo terminaron, encontré el apartamento esperándome. Si buscas algo y no lo encuentras, probablemente haya algún motivo.
Si deseas mudarte del lugar donde vives porque no te gusta, agradece a tu actual hogar que esté ahí. Dale las gracias por protegerte de la intemperie. Si francamente ves que te resulta muy difícil que te guste, empieza por una parte de la casa en la que te sientas bien, como un rincón de tu dormitorio, por ejemplo. No digas «Odio este lugar», porque así no vas a encontrar un sitio que puedas amar.
Ama la casa donde vives para poder abrirte y recibir un maravilloso nuevo hogar. Si tu casa está hecha un desorden y atiborrada de cosas, entonces comienza por limpiarla y despejarla. Tu casa es un reflejo de ti.
Relaciones afectuosas
Soy una gran admiradora del doctor Bernie Siegel, el oncólogo de Connecticut que ha escrito
Amor, medicina milagrosa y Paz, amor y autocuración
. El doctor Siegel ha aprendido muchísimo de sus enfermos de cáncer. Me gustaría citar lo que dice sobre el amor incondicional:
Muchas personas, sobre todo enfermos de cáncer, llegan a adultas con la creencia de que hay algún defecto terrible en el centro de su ser, defecto que deben ocultar para tener la oportunidad de ser amadas. No se sienten amadas y se creen indignas de ello, condenadas a la soledad si se llega a conocer la verdad de su ser. Estas personas se crean defensas que las protejan de compartir sus sentimientos más íntimos con nadie. Debido a que sienten un profundo vacío interior, llegan a considerar todo tipo de relación y de transacción como medio de obtener algo que llene ese vacío interior vagamente comprendido. Viven sólo con la condición de obtener algo de ello. Yo lleva a una sensación de vacío aún mayor, lo cual perpetúa el círculo vicioso.
Siempre que doy alguna charla y ofrezco la oportunidad de hacer preguntas, casi invariablemente he de contar con que se me preguntará una cosa en especial: «¿Cómo puedo crear relaciones sanas y duraderas?».
Todas las relaciones son importantes porque reflejan lo que pensamos de nosotros mismos. Si te pasas la vida castigándote porque piensas que todo lo que va mal es por culpa tuya, o que siempre eres una víctima, entonces vas a atraer el tipo de relaciones que te refuercen esa creencia.
Una mujer me contó que mantenía relaciones con un hombre muy cariñoso y atento, pero que ella sentía la necesidad de poner a prueba su amor.
—¿Por qué quieres poner a prueba su amor? —le pregunté.
Me contestó que se sentía indigna de su amor porque no se amaba a sí misma lo suficiente. De modo que le sugerí que tres veces al día, de pie y con los brazos abiertos, dijera: «Estoy dispuesta a dejar entrar el amor. Puedo dejar entrar el amor con toda confianza. Estoy a salvo». Después le dije que se mirara a los ojos y dijera: «Lo merezco. Estoy dispuesta a “tener” aun cuando no lo “merezca”».
Con mucha frecuencia uno se niega lo bueno porque cree que no puede alcanzarlo. Pongamos por caso que quieres casarte o formar una relación estable. la persona con quien sales tiene cuatro de las cualidades que deseas en tu pareja. Sabes que estás bien encaminado. Entonces quieres un poquito más, o necesitas añadir algo nuevo a la lista. Según el mucho o poco amor que creas merecer, es posible que tengas que pasar por varias personas antes de conseguir lo que realmente quieres.
Del mismo modo, si crees que un Poder Superior te ha rodeado de personas verdaderamente amorosas, o que toda la gente que conoces sólo aporta bien a tu vida, entonces ésas serán las personas que en último término atraerás hacia ti.
Relaciones codependientes
Por lo visto las relaciones personales son las que tienen mayor prioridad para la mayoría de la gente. Tal vez eres una persona que anda siempre en busca del amor. Y la vida no te trae a la pareja adecuada porque tus razones para desear el amor no son claras. Seguramente piensas: «Ay, si tuviera a alguien que me amara, mi vida sería muchísimo mejor». No es así como funciona esto.
Un ejercicio que recomiendo hacer es escribir las cualidades que uno desea en una relación, por ejemplo: diversión, intimidad, comunicación franca y positiva, etcétera. Mira tu lista. ¿Son imposibles de cumplir estos requisitos? ¿Cuál de ellos podrías aportar tú mismo?
Hay una gran diferencia entre la «necesidad de amor» y la «falta de amor». Si te falta el amor, eso sencillamente quiere decir que no tienes el amor y la aprobación de la persona más importante que conoces: tú mismo. Por ello entablas relaciones que son codependientes e inútiles para ambas partes.
Cuando necesitamos a otra persona para que nos llene, somos codependientes. Cuando confiamos nuestro cuidado a otra persona para no tener que hacerlo nosotros, nos convertimos en codependientes. Muchos de nosotros que procedemos de familias problemáticas, hemos aprendido la codependencia de la forma en que nos criamos. Durante muchos años yo creí que no valía lo suficiente y buscaba el amor y la aprobación dondequiera que fuese.
Si te pasas la vida diciendo a otras personas lo que tienen que hacer, entonces posiblemente es que tratas de manipular tus relaciones. Por otro lado, si trabajas para cambiar tus pautas internas de comportamiento, entonces estás permitiendo que las cosas sigan su debido curso.
Tómate un momento y ponte frente al espejo. Piensa en algunas de las creencias de tu infancia que han influido negativamente en tus relaciones. ¿Logras ver cómo continúas recreando esas mismas creencias? Piensa en algunas creencias positivas de tu infancia. ¿Tienen el mismo peso para ti que las negativas?
Dite a ti mismo que las creencias negativas ya no te sirven y reemplázalas por afirmaciones nuevas y positivas. Tal vez te convenga escribir las nuevas creencias y colocarlas en un lugar donde las veas cada día. Ten paciencia contigo mismo, ya lo he dicho antes. Persevera en la nueva creencia tanto como perseveraste en la antigua. Yo solía deslizarme a mis viejos hábitos muchas veces antes de que mis nuevas creencias echaran raíces.
Cuando seas capaz de contribuir a la satisfacción de tus propias necesidades, entonces no sentirás esa falta, no serás tan codependiente. Todo comienza por el amor a uno mismo. Cuando nos amamos de verdad, estamos centrados, tranquilos, seguros, y nuestras relaciones son fabulosas, tanto en casa como en el trabajo. Comprobarás cómo reaccionas de forma diferente ante las diversas situaciones y personas. Cosas que alguna vez importaron desesperadamente, ya no te parecerán tan importantes. Entrarán nuevas personas en tu vida y tal vez desaparecerán otras, lo cual al principio es terrible, pero también es maravilloso, renovador y estimulante.
Una vez que sepas lo que deseas en una relación, sal de casa y reúnete con gente. Nadie va a aparecer de pronto en tu puerta. Una buena forma de conocer gente es en algún grupo de apoyo o en clases vespertinas. Esto te permitirá conocer a personas de mentalidad parecida a la tuya o que se interesan por las mismas cosas. Es increíble la rapidez con que puedes hacer nuevos amigos. Hay muchos grupos y clases en todas las ciudades del mundo. Lo único que necesitas hacer es buscarlos. Resulta muy útil asociarse con personas que van por el mismo camino. Te sugiero esta afirmación: «Estoy abierto y receptivo a que entren en mi vida experiencias buenas y maravillosas». Eso es mejor que decir: «Ando en busca de un nuevo amor». Muéstrate abierto y receptivo, y el Universo te contestará con el mayor bien para ti.
Descubrirás que a medida que crece tu autoestima también va creciendo el respeto que sientes por ti mismo; cualquier cambio que consideres necesario hacer te será más fácil de realizar cuando sepas qué es lo que te conviene. El amor no está nunca fuera de ti, está siempre dentro. Cuanto más ames, más digno de amor serás, más amable.
Creencias respecto al dinero
El miedo con respecto al tema del dinero nos viene de nuestra temprana programación durante la infancia. En uno de mis talleres, una mujer contó que su padre, que era muy rico, siempre vivió con el temor de arruinarse, y se lo transmitió a ella, que creció con el miedo de que nadie la cuidara. Su libertad con el dinero estaba atada al hecho de que su padre manipulaba a su familia mediante la culpa. Ella tuvo muchísimo dinero toda su vida; la lección que debía aprender era liberar el miedo de que no sabría cuidar de sí misma. Aun sin tanto dinero podía muy bien cuidar de sí misma.
Los padres de muchos de nosotros crecieron durante la época de la Depresión, por lo cual hemos heredado creencias como «Podríamos morir de hambre», «Tal vez nunca encontremos trabajo», «Podríamos perder la casa, el coche...», o lo que sea.
Muy pocos niños dicen: «No, eso son tonterías». Los niños generalmente lo aceptan y dicen: «Sí, tienes razón».