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Authors: Isaac Asimov

Tags: #Histórico

Guía de la Biblia. Nuevo Testamento (7 page)

BOOK: Guía de la Biblia. Nuevo Testamento
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Pero se trataba de algo más que de una simple conquista. Los macabeos terminaron por imponer el judaísmo a los idumeos conquistados; hicieron lo que no querían que les hiciesen a ellos. En la historia se ha visto muchas veces el caso de una minoría religiosa que se convierte en opresora nada más acceder al poder. Considérense, por ejemplo, los puritanos que huyeron de la opresión en Inglaterra y emigraron a Norteamérica a causa de la libertad religiosa; entonces se mostraron más dispuestos a negársela a otros que a sí mismos. En todas las épocas, el pretexto habitual es que los vencedores no hacen sino exaltar la Verdad sobre la Mentira, salvando desinteresadamente las almas de los vencidos. Sin embargo, los perdedores suelen tener dificultades para reconocer las buenas intenciones de quienes tan cuidadosamente los convierten a punta de espada.

Galilea

Las fuerzas de Judas atacaron en todas direcciones, no sólo hacia el sur, contra Idumea, sino hacia el este, contra los amonitas. También hubo problemas en el norte. Los griegos de Galad (al oriente del Jordán y al norte de territorio amonita) se agruparon contra los judíos que vivían allí, cercándolos en una de las ciudades galaditas. Los judíos sitiados enviaron cartas a Judas y sus hermanos, invocando ayuda:

1 Macabeos 5.14.
Estaban leyendo estas cartas, cuando llegaron ... otros mensajeros de Galilea,

1 Macabeos 5.15.
los cuales comunicaron que se habían juntado contra ellos ... los gentiles de toda Galilea...

Galilea se refiere a la sección más al norte de lo que una vez fue Israel; territorio en que, en tiempos de los jueces, se asentaron las tribus de Neftalí y Zabulón.

Los israelitas jamás dominaron firmemente esa zona norteña. Los cananeos siguieron sólidamente asentados en el norte durante mucho tiempo después de la conquista de Josué, tal como prueban los relatos de la batalla contra Sisara (v. cap. I, 7). En la época del propio David, las ciudades fenicias de la costa (habitadas por los cananeos, recuérdese) dominaban el norte.

Para los que estaban en el centro del poder israelita —más al sur, entre las tribus de Raquel de Efraím, Manases y Benjamín—, el norte bien podía considerarse como
galil haggoyim.
Lo que significa, literalmente, «distrito de las naciones» o «distrito de las tribus (no israelitas)».

El término latino que describía la tribu o el clan era
gens,
y los miembros de la misma tribu o clan eran «gentiles». En latín,
galil
se convirtió en
Galilea,
dejándonos con «Galilea de los gentiles».

Pese a no ser hebreo, el término «gentil» se emplea continuamente en 1 Macabeos, y en ese sentido ha llegado hasta los tiempos modernos. Sin embargo, los mormones aplican esa palabra a los que no lo son, de modo que un judío es gentil para un mormón.

En la Biblia no se hallan referencias a Galilea antes de la época de la conquista asiria y de la destrucción del Reino del Norte. Antes de esa etapa, se alude en cambio a los territorios de Neftalí y Zabulón. El momento llega en Isaías, donde se describen las depredaciones de Asiria para designar la zona se utilizan los dos términos, preasirio y postasirio:

Isaías 9.1. ...
al principio cubrió de oprobio a la tierra de Zabulón y de Neftalí, a lo último.. la Galilea de los gentiles.

En la época macabea, colonos judíos empezaron a penetrar nuevamente en Galilea, pero sus moradores continuaron siendo gentiles en su mayoría.

Tolemaida

Frente a aquel peligro doble. Judas dividió sus fuerzas. Él y su hermano menor Jonatán, avanzaron con el ejército más pequeño hacia Galad. Su hermano mayor. Simón (otra versión del nombre Simeón, por cierto), dirigió el ejército más numeroso hacia Galilea. Por una vez, la división de fuerzas demostró no ser fatal. Ambos resultaron victoriosos, pudiendo evacuar a los judíos sitiados a la seguridad de Judea:

1 Macabeos 5.21.
Partió Simón para Galilea, y después de muchos encuentros con los gentiles, los ... persiguió hasta las puertas de la Tolemaida.
[9]

Tolemaida estaba en la costa fenicia a unos cuarenta kilómetros al sur de Tiro, la más sureña de las ciudades fenicias. Su nombre más antiguo era Acó, y estaba en el territorio teóricamente asignado a Aser. Las tribus norteñas nunca afirmaron su teórica supremacía sobre la costa fenicia, por supuesto; es un hecho que se reconoce en la Biblia:

Jueces 1.31.
Aser no expulsó a los habitantes, de Acó, ni a los de Sidón...

Los primeros tolomeos dominaron la zona y, en el 260 aC, Acó fue rebautizada en su honor como Tolemaida. Conservó ese nombre después de que la zona fuera arrebatada de manos egipcias por Antíoco III y a todo lo largo de la época romana, mucho después de que tolomeos y seléucidas hubiesen desaparecido.

Volvió a adoptar su nombre original a raíz de la conquista musulmana, en el 638 dC. En tiempos de las Cruzadas, cinco siglos después, los cristianos conocían la ciudad como San Juan de Acre o, de modo más sencillo, Acre. Ahora es una ciudad del Israel moderno, llamada Akko, y tiene unos treinta mil habitantes.

Antíoco V Eupator

Los ataques macabeos tuvieron éxito, en parte porque el imperio seléucida estaba más o menos paralizado por los acontecimientos de Partia. Antíoco IV no lograba allí su objetivo. El autor de Macabeos narra el fracaso de su intento de saquear un templo en Elimaida y de su postración consecuente; cayó enfermo de tristeza, pena que se exacerbó al tener noticia de las derrotas de Lisias en Judea.

La historia del saqueo del templo es sin duda un error. Se trata de un incidente trasladado de Antíoco III (v. este mismo cap.) a su hijo, tal vez por el deseo del autor de ver sumido en el fracaso total a Antíoco IV. Según parece por fuentes seglares, no cayó enfermo de tristeza, sino de tuberculosis, algo que tenía más probabilidades de resultar fatal.

El saqueador del templo murió en Gabae, ciudad actualmente conocida como Isfahán, en el centro de Irán, a mil quinientos kilómetros al oriente de Jerusalén.

1 Macabeos 6.16.
Murió Antíoco allí en el año 149
(163 aC).

1 Macabeos 6.17.
Al saber Lisias la muerte del rey, entronizó en lugar del padre a Antíoco, su hijo ... y le apellidó Eupator.

Antíoco V Eupator («de noble cuna») tenía nueve años cuando subió al trono. Le dominaba Lisias, que gobernó el imperio a través de él.

La coronación del joven rey se hizo con el fin de frenar a los judíos rebeldes de Judas Macabeo. Eran previsibles luchas dinásticas y, mientras los diversos candidatos al trono y al poder peleaban entre sí, los judíos podrían lanzar una ofensiva con toda tranquilidad.

En el 162 aC, año siguiente a la muerte de Antíoco IV, Judas se atrevió a atacar la ciudadela de Jerusalén; es decir, la fortaleza a cuyo interior se había retirado la guarnición seléucida más de un año antes, cuando fue tomado el barrio principal de la ciudad y vuelto a consagrar el Templo.

Pero aquel ataque inquietó a Lisias, que decidió arriesgarse en cuanto a los problemas dinásticos permaneciendo a la expectativa y lanzando un sólido contraataque (algo a que le impulsaban unos grupos de judíos leales: los colaboracionistas de la rebelión macabea).

Un ejército seléucida de refresco avanzó hacia el sur. Era más numeroso que cualquiera de los anteriores y llevaba un nuevo tipo de arma que hasta entonces no se había utilizado contra los rebeldes: elefantes. Eleazar, uno de los hermanos de Judas, se abrió paso hasta uno de los animales, lo apuñaló en el abdomen y lo mató, pero al morir cayó el elefante sobre Eleazar, matándolo a su vez. Fue el primero en morir de entre los cinco hijos de Matatías.

Eleazar demostró que los elefantes también eran mortales, pero a pesar de ello el ejército judío se enfrentaba con un adversario que era demasiado grande para él. Lucharon a la desesperada, pero poco a poco fueron llevados por el hambre a los límites del agotamiento.

Pero entonces el movimiento de Lisias fracasó. Se vio obligado a enfrentarse con un problema dinástico. Un noble que había estado con Antíoco IV en el Este había vuelto con los restos del ejército de Antíoco tratando de hacerse con el poder. Ante esa amenaza al meollo mismo de su política. Lisias se vio forzado a volver la espalda al problema periférico.

Por consiguiente, ofreció a los judíos un acuerdo de paz. Se incluyeron dos términos, libertad religiosa e independencia política. Lisias pensó que, dadas las circunstancias, podía ceder en el primero si los judíos transigían en el segundo. En el ejército rebelde había elementos importantes, como los asideos, por ejemplo, a quienes sólo interesaba la libertad religiosa, y Judas tuvo que aceptar el compromiso. Al menos, de momento.

Demetrio I Soter

Lisias volvió a Antioquía, que ahora estaba bajo el dominio de su rival. Lo derrotó y volvió a tomar la ciudad, pero la situación siguió inestable. Había otros competidores en la arena.

Seleuco IV Filopator, predecesor y hermano mayor de Antíoco IV, había enviado a su hijo Demetrio como rehén a Roma (v. este mismo cap.). Según los criterios modernos, ese hijo de un hermano mayor poseía más méritos para el trono que el monarca reinante Antíoco V, que sólo era hijo de un hermano menor. Cuando Demetrio se enteró de la muerte de su tío Antíoco IV, pidió en seguida permiso al Senado romano para volver a Antioquía y asumir el trono. Roma, que prefería un niño débil en el trono seléucida que un joven capaz, denegó el permiso y Demetrio no tardó en escapar, llegando por su cuenta y riesgo a la costa seléucida.

1 Macabeos 7.1.
El año 151
(161 aC)
salió de Roma Demetrio, hijo de Seleuco, con unos cuantos hombres, y desembarcó en una ciudad marítima, logrando ser en ella reconocido por rey.

En la guerra civil que se desató a continuación, Demetrio venció con rapidez. Antíoco V y Lisias fueron capturados y muertos; el nuevo rey tomó el nombre de Demetrio I Soter. Roma aceptó los hechos consumados y reconoció a Demetrio como rey.

Demetrio trató de reinstaurar la posición seléucida respecto a Judea, no tanto por una acción militar inmediata como por la creación de una base de apoyo para su causa entre los judíos colaboracionistas, de quienes había muchos.

1 Macabeos 7.5.
Luego se llegaron a él
(Demetrio)
todos los malvados e impíos de Israel, con Alcimo a la cabeza, que pretendía el sumo sacerdocio.

1 Macabeos 7.6.
y presentaron al rey muchas acusaciones contra el pueblo
(las fuerzas rebeldes)...

Con los colaboracionistas en el bando del rey y los asideos neutrales, Demetrio creyó que era el momento adecuado para enviar otro ejército a Judea. A su frente fue Nicanor, general que había estado en Roma con el rey y que, según Josefo, había escapado con él.

Pero Judas no había olvidado su habilidad de martillador. Tras reunir una vez más sus fuerzas contra un enemigo superior, salió al encuentro del ejército seléucida en Betorón, a unos veintidós kilómetros al noroeste de Jerusalén, donde logró la victoria más sobresaliente de su carrera (y también, según resultó, la última). Nicanor halló la muerte y, una vez más, las fuerzas del imperio seléucida tuvieron que retirarse con el rabo entre las piernas.

Los romanos

Judas Macabeo y sus hermanos ya llevaban cinco años enfrentándose con ejércitos superiores y venciendo mediante la sorpresa y maniobras rápidas, sacando ventaja de las preocupaciones seléucidas por otras rebeliones y guerras civiles. Pero no se puede esperar que la buena suerte, e incluso la buena organización, duren para siempre. Lo que se necesitaba era ayuda externa, y en aquella época las naciones más pequeñas del este hallaron su aliado en el nuevo gigante del oeste, que al final las devoraría a todas:

1 Macabeos 8.1.
Llegó a oídos de Judas la fama de los romanos...

Incluso en época tan tardía como la de Alejandro Magno, Roma sólo había sido para los griegos otra tribu bárbara de una región alejada. Posiblemente, ningún judío había oído siquiera el nombre de Roma.

En realidad, hasta el 281 aC. Roma no se inmiscuyó en el mundo griego. Entonces eran los monarcas macedonios quienes parecían ostentar la supremacía. Uno de ellos, Tolomeo II Filadelfo, reinaba en Egipto y bajo su apacible gobierno los judíos traducían la Biblia al griego. Otro, Antíoco I Soter, regía el territorio seléucida. Otros macedonios dominaban Grecia misma y los distritos del norte. En particular, un macedonio llamado Pirro gobernaba Epiro, una región al noroeste de Grecia. De todos los dirigentes macedonios de su época, Pirro era el general más capacitado.

La zona más occidental del mundo griego tenía como representantes principales a una serie de ciudades prósperas en la costa sur de Italia. Tales ciudades se habían asentado cinco o seis siglos antes, cuando Amos, Oseas e Isaías predicaban en Israel y Judá. Siempre habían tenido problemas con las tribus pobremente organizadas del interior, y ahora la bélica ciudad de Roma había conquistado toda Italia hasta la costa, y las ciudades griegas estaban aterrorizadas.

Pidieron ayuda a Pirro. El general respondió con energía y venció a los romanos en dos batallas. Pero éstos perseveraron y acabaron por vencer a Pirro; hacia el 270 aC se habían apoderado de todas las ciudades griegas del sur de Italia.

En ese momento, el mundo griego debió de alarmarse y unirse para derrotar al recién llegado, extrañamente poderoso. Lamentablemente para ellos, no calcularon bien. La ciudad occidental de Cartago midió sus fuerzas contra Roma en dos guerras importantes, y los dos reinos macedonios quizá creyeran que las dos ciudades estaban tan igualadas que se destruirían mutuamente.

Durante un tiempo pareció que los macedonios habían calculado sagazmente, porque tanto Cartago como Roma habían llegado, por turnos, al borde del desastre. Pero al final no se alcanzó un punto muerto, sino una completa y absoluta victoria romana, y hacia el 200 aC Roma era la potencia más fuerte del mundo.

Incluso entonces, los reinos macedonios pudieron vencer, de haberse unido, pero las rivalidades que habían surgido entre ellos a lo largo de un siglo de guerras eran demasiado poderosas para enterrarse.

Los galacianos

Por tanto, Roma prosiguió con sus victorias, que se resumen en este capítulo de 1 Macabeos:

1 Macabeos 8.2.
Le contaron
(a Judas Macabeo)
de sus guerras ... en Galacia, apoderándase de ella...

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