¡
TÚ ERES EL PROTAGONISTA DE LA AVENTURA
!
Te has perdido en una extraña cueva, tenuemente iluminada. Gradualmente empiezas a distinguir dos túneles. Uno de ellos, el de la derecha, forma una curva hacia abajo. El otro sube en pendiente hacia la izquierda.
Piensas que el que desciende puede conducir al pasado y el que sube al futuro. Si tomas el túnel de la izquierda, pasa a la página 20. Si tomas el túnel de la derecha, pasa a la página 61. Si vuelves a salir de la cueva, pasa a la página 21.
¿Qué sucede a continuación? Todo depende de tu elección. ¿Cómo finaliza la aventura? ¡Sólo tú puedes averiguarlo! Y lo mejor es que puedes seguir leyendo y vivir no una, sino muchas aventuras increíbles.
Edward Packard
La cueva del tiempo
Elige tu propia aventura - 1
ePUB v1.2
GusiX
20.11.11
ELIGE TU PROPIA AVENTURA - 1
LA CUEVA DEL TIEMPO
EDWARD PACKARD
Ilustraciones PAUL GRANGER
TIMUN MAS
LA CUEVA DEL TIEMPO
Traducción autorizada de la obra:
The cave of time
Editado en lengua inglesa por: B
ANTAM BOOKS INC. New York, 1979
© Edward Packard
© Ilustraciones: Bantam Books Inc.
I.S.B.N. 0-553-20892-6
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CHOOSE YOUR OWN ADVENTURE
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Es marca registrada por Bantam Books Inc.
©
EDITORIAL TIMUN MAS, S. A. Barcelona. España. 1983
Para la presente versión y edición en lengua castellana
Primera edición
: marzo 1983
Segunda edición
: junio 1983
Tercera edición
: enero 1984
Cuarta edición
: septiembre 1984
I.S.B.N. 84-7176-535-7
Editorial Timun Mas, S. A.
Castillejos, 294. 08025 - Barcelona
Impreso en España - Printed in Spain
MEGRAF, S. A.
Llobregat, 36. Ripollet (Barcelona)
D.L.B. 27. 560-1984
La idea original, el título y la supervisión de
La Cueva del Tiempo
son obra de Andrea Packard.
ADVERTENCIA
¡No leas todo el libro seguido, del principio al fin! En sus páginas hallarás muchas y variadas aventuras. A medida que lo vayas leyendo, te verás obligado a elegir. De tu decisión depende que la aventura constituya un éxito o un fracaso.
Tú serás el responsable del resultado final. Te corresponde a ti tomar las decisiones. Una vez que hayas elegido, sigue las instrucciones para averiguar qué sucede a continuación.
Recuerda que no puedes volverte atrás. Recapacita antes de decidirte por una opción. Tu elección puede conducirte al desastre o... ¡a un magnífico final!
Ya habías pasado en anteriores ocasiones por el Cañón de la Serpiente, cuando ibas en bicicleta a visitar a tu tío Howard en el rancho Red Creek, pero nunca te habías fijado en la entrada de la cueva. Parece como si un desprendimiento de rocas la hubiese dejado al descubierto recientemente.
El sol de la tarde ilumina la entrada de la cueva, pero su interior permanece en la más absoluta oscuridad. Das unos pasos hacia dentro para hacerte una idea de su tamaño. A medida que te vas acostumbrando a la oscuridad, empiezas a vislumbrar una especie de túnel iluminado débilmente por algún tipo de material fosforescente incrustado en las rocas. Las paredes del túnel tienen una forma suave, como si hubiesen sido modeladas por el curso del agua. Cinco o seis metros más adelante, el túnel describe una curva. Te preguntas a dónde conduce. Das unos pasos más. Te pone nervioso estar solo en un lugar tan extraño. Das la vuelta y sales corriendo al exterior.
A juzgar por la oscuridad que reina en el exterior, está a punto de desencadenarse una tormenta. De pronto, te das cuenta que el sol ya se ha puesto y que la única iluminación procede de la pálida luna llena. Quizás has debido quedarte dormido un par de horas. Entonces recuerdas algo que todavía te resulta mucho más extraño: la noche anterior, la luna apenas estaba empezando su cuarto creciente.
Empiezas a dudar del tiempo que has pasado dentro de la cueva. No tienes hambre, ni te parece que hayas podido quedarte dormido. No sabes si intentar volver a casa guiado por la luz de la luna o si esperar a que amanezca para no correr el riesgo de resbalar en el escarpado sendero.
Tienes dos opciones
:
A medida que avanzas hacia el rancho, tienes la sensación de que el sendero no es el que tú recuerdas, aunque desde luego la luz de la luna puede darle un aspecto diferente. De pronto, te das cuenta que no estás caminando por un sendero, sino por algo que se asemeja al cauce seco de un río. Vuelves corriendo a la entrada de la cueva. Miras a tu alrededor y descubres que todo el paisaje ha cambiado. Parece como si una lluvia torrencial hubiese borrado todo el rastro del camino durante el rato que has estado dentro de la cueva, a pesar de que no logras ver un solo charco. Tiemblas; hace frío, mucho más del que corresponde a esta época del año. Te pones la chaqueta que llevabas en la mochila, pero sigues sintiendo un frío terrible.
Por fin, el paisaje empieza a aclararse. Por el este asoma un poco de luz. Pronto saldrá el sol. Echas un vistazo a tu reloj y descubres que se ha parado, a pesar de que sólo hace unas horas que le has dado cuerda. Parece que nada funcione correctamente.
Sabes que debes volver al rancho lo antes posible, pero de algún modo, sientes que la única forma de hacer que las cosas vuelvan a ser como antes es retornar al interior de la cueva.
Tienes dos opciones
:
Si vuelves a entrar en la cueva
.
Esperas hasta la mañana siguiente, pero a medida que los rosados jirones del amanecer iluminan el cielo por el este, empieza a soplar un viento helado y amenazador.
Tienes dos opciones
:
Si decides soportar el viento para ver lo que hay a tu alrededor
.
Buscas refugio en un hueco entre las rocas para protegerte de las terribles ráfagas de viento y te recuestas en su fondo. De repente, la roca se desmorona y resbalas por una pendiente fangosa hasta un estanque.
Cuando logras levantarte, calado hasta los huesos, y llegar hasta la hierba que cubre la orilla, el sol brilla con todo su esplendor. Miras hacia las rocas que se elevan por detrás del estanque, pero no logras descubrir por dónde has podido caer.
Tratas de hacerte una idea de tu situación, cuando de pronto aparece un caballo montado por un caballero con armadura, como los de los libros de historia. La visión te resulta tan inusitada que te dan ganas de echarte a reír. El caballero levanta su casco e irrumpe en sonoras carcajadas.
—¡Menudo sitio para tomar un baño! —grita—. De todos modos, opino que ha valido la pena, ¡Has quedado tan limpio como un cerdo!
Está a punto de caerse del caballo a causa de las fuertes carcajadas.
—Anda, sube y te llevaré de vuelta al castillo —dice—. Veremos qué se puede hacer para que recuperes un aspecto humano.