La Cueva del Tiempo (3 page)

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Authors: Edward Packard

Tags: #GusiX

BOOK: La Cueva del Tiempo
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Sigue...
.

Das la vuelta y sales de la cueva. A estas horas, ya debería estar amaneciendo. Sin embargo, no logras ver ni rastro de luz y tienes que buscar a tientas tu camino hasta la entrada. Tanteas las paredes tratando de encontrar alguna abertura. Tus manos tocan algo húmedo, frío y duro: ¡hielo! La entrada está totalmente cubierta y los bloques de hielo llegan hasta el interior de la cueva.

Retrocedes, totalmente confuso y desalentado. Desearías estar soñando. Vuelves sobre tus pasos intentando pensar con claridad. Sabes que la única posibilidad de salir de la cueva es seguir uno de los pasadizos que tienes delante.

Tienes dos opciones
:

Si sigues el de la derecha
.

Si sigues el de la izquierda
.

El alegre caballero te ayuda a subir a su caballo y emprende el galope campo a través haciéndote sentir bastante incómodo. Después de recorrer un par de kilómetros llegáis a un gran castillo. El caballo trota alegremente cruzando el puente levadizo hasta el establo.

—¡Salta! —dice el caballero.

Te deslizas por la parte trasera del animal y el caballero te conduce hasta el aposento principal del castillo. Éste está abarrotado de sirvientes, consejeros y caballeros. Poco después saludas con una reverencia al rey.

Después de oír tu relato, el rey con expresión severa se dirige a sus sirvientes, consejeros y caballeros.

—¿Alguno de vosotros se ha creído este cuento? —pregunta.

Todos contestan:

—No, majestad.

—Por supuesto que no, majestad.

—Ahora, dinos la verdad —grita el rey, dirigiéndose a ti.

Tienes dos opciones
:

Si afirmas que estás diciendo la verdad
.

Si tratas de inventar una historia más verosímil
.

Sigues el pasaje de la izquierda. Subes por la pendiente hasta la superficie. Delante de ti se extiende una verde pradera hasta un riachuelo claro, de rápidas aguas y, al otro lado, laderas cubiertas de pinos que se pierden en la distancia hasta unos picos blanqueados por la nieve. Podrías estar en Wyoming en tu propia época. De todos modos, la época a la que has llegado parece bastante tranquila.

Hay una manada de búfalos paciendo, pero no logras distinguir ninguna casa, valla o carretera, es decir, ningún signo de presencia humana. Puede ser que te encuentres a cientos, quizá miles, de años de tu época.

Miras hacia arriba. Una de las hinchadas nubes que pueblan el cielo se mueve de una forma muy extraña. ¡Está bajando! Con tus propios ojos presencias el aterrizaje de una nave espacial a sólo unos metros de distancia.

Tienes dos opciones
:

Si te escondes para no ser visto
.

Si te diriges a la nave espacial
.

Recorres bastante distancia por el pasaje de la derecha con la esperanza de encontrar un túnel que conduzca a tu época. Escoges uno de los muchos pasadizos que cruzan y lo sigues. En lugar de subir hasta la superficie, entras en una estancia brillantemente iluminada en el centro de la cual está sentado un anciano con barba.

—¡Bienvenido! —dice, como si estuviera esperándote.

—Gracias —respondes—. ¿Puedes ayudarme a regresar a mi época?

—Ante todo, dime por qué quieres volver a tu tiempo, ¿No te gustaría ir a otro cualquiera? —dice el anciano sonriendo.

Tienes cuatro opciones
:

Si le dices que deseas volver a tu época para estar con tu familia y tus amigos
.

Si dices que no quieres correr el riesgo de ir a parar a una mala época
.

Si le dices qque te gustaría conocer otra época, pero sólo si te garantiza que podrás volver a la tuya
.

Si le preguntas quién es
.

Adoptas una actitud amistosa. El hombre que sostiene la liana retrocede y sonríe. Los otros se dirigen a ti dando muestras de simpatía, pero no logras entender lo que dicen ni tampoco ellos pueden entenderte a ti. Te sientes un poco violento, pero contento de estar a salvo y caliente.

Algunos hombres vuelven a su pintura. Decides intentar comunicarte por medio del dibujo. Te dibujas a ti mismo comiendo y los habitantes de la cueva se ríen, pero te traen un pedazo de carne casi cruda. No tiene muy buen sabor, pero estás tan hambriento que no te importa.

Poco a poco entablas amistad y aprendes unas cuantas palabras. Unos hombres van de caza y vuelven con carne. Otros hacen ropas con pieles de animales. Ayudas cocinando y limpiando, haciendo todos los días algún dibjo en la pared. Los habitantes de la cueva sienten fascinación por tus dibujos de barcos, aviones y coches, objetos que sólo pueden apreciar como diseños abstractos ya que no pueden comprender cuál es su función.

Un día reciben la visita de otras gentes. Tú no los habías visto anteriormente, pero tus amigos los reciben calurosamente y celebran una gran fiesta en su honor. Al terminar la comida, la conversación se acalora. Comprendes que están hablando de algún problema serio. Poco a poco se van quedando dormidos. Sales de la cueva para ver si logras averiguar algo. La tierra está cubierta por una espesa capa de nieve y el implacable viento helado levanta remolinos.

A la mañana siguiente, la gente de la cueva empaqueta sus pertenencias y te recomienda que hagas lo mismo. Sin lugar a dudas, se proponen emigrar a un clima más cálido. Probablemente deberías ir con ellos, pero quieres volver a tu casa y saber que la única posibilidad de lograrlo es encontrando el camino de vuelta a través de la Cueva del Tiempo.

Tienes dos opciones
:

Si vas con la gente de la cueva
.

Si intentas volver a la Cueva del Tiempo
.

No ves ninguna posibilidad de futuro entre estas gentes primitivas, por lo que echas a correr de vuelta hacia la Cueva del Tiempo. Afortunadamente no te persiguen y logras rehacer el camino.

Estás de nuevo en la cueva, agotado y hambriento. La luz es incluso más tenue que antes y te ves obligado a buscar a tientas el camino. Tropiezas y te caes de cabeza por un terraplén lastimándote ligeramente. Al levantar la vista, ves la luz del día. Poco después sales de la cueva a un terreno cálido y húmedo cercano a un bosque de frondosos árboles. Pasa volando un pájaro. No sabes en que época estás, pero el paisaje parece bastante agradable.

 

Sigue...
.

Cuando caes sobre él, el mamut se sacude como un caballo que ahuyenta las moscas. Empieza a avanzar pesadamente por el valle, aparentemente sin notar que sigues abrazado a su peludo lomo disfrutando del calor y del paseo.

Llega a un terreno elevado, mordisquea una corteza y sigue adelante. Quizá te lleve hasta algunos habitantes de las cuevas que puedan darte comida y abrigo.

De pronto, se para y vuelve la cabeza como para oír mejor. Levantas la vista y descubres unas figuras humanas que se acercan desde dos lados distintos. Llevan lanzas y mazas. El mamut empieza a correr y tú te agarras fuertemente. Los cazadores os persiguen dando alaridos. No puedes ver hacia dónde se dirige el animal y temes que los cazadores traten de despeñarlo por algún barranco. Sin embargo, si saltas en plena carrera podrías hacerte mucho daño.

Tienes dos opciones
:

Si saltas
.

Si sigues agarrado
.

Cabalgar sobre un mamut podría ser muy divertido si no estuvieses hambriento, helado y perdido. Además, ¿a dónde te llevaría? Sigues andando, desanimado y triste. Estás a punto de sentarte y ponerte a llorar cuando descubres un agujero en el suelo. Te metes por él a gatas esperando encontrar refugio o un camino hacia la Cueva del Tiempo.

Desembocas en un túnel cruzado por otros de distintas direcciones. Ahora estás seguro de haber vuelto a la Cueva del Tiempo. Sientes el impulso de seguir el primer túnel que salga a la superficie, pero si quieres volver a tu época tienes que avanzar considerablemente en el tiempo, por lo que piensas que quizá sería conveniente esperar y seguir otro túnel.

Tienes dos opciones
:

Si escoges el primer túnel
.

Si sigues alguno de los otros túneles
.

Entras en el primer túnel y sigues andando hasta que empiezas a pensar que estás dando vueltas en círculo. ¿Tendrá esto algún significado? Quizá el tiempo esté transcurriendo con más lentitud. Estás al borde del agotamiento y empiezas a sentir mucho frío. Descubres una abertura en el techo, a través de la cual brillan las estrellas. Sales a un mundo desierto y desolado. El frío es intenso. Aunque no hace viento, vas a quedarte helado en pocos minutos. El aire casi no tiene consistencia como sucede en las cumbres de las montañas muy elevadas. Respiras con gran dificultad. Elevas la vista hasta el cielo frío y nocturno, cuajado de estrellas; entre ellas logras distinguir un disco del tamaño del sol que emite una pálida luz roja como la de un fuego en extinción.

 

FIN
.

Después de recorrer una considerable distancia por el pasadizo, entras en un amplio túnel que tiene tantas posibilidades de devolverte a tu época como cualquier otro. Continúas avanzando y notas que el suelo está formado por arena. Quizá llegues a una playa. De pronto el suelo resbala bajo tus pies y te deslizas sobre la arena levantando una nube de polvo. No puedes parar, el terreno es demasiado inclinado. No hay nada debajo y, al cabo de un instante, te sumerges en aguas profundas. Vuelves nadando a la superficie y tratas de recobrar el aliento. Estás en una gruta sumergida, totalmente cerrada excepto por una pequeña abertura en el techo que deja ver el cielo azul. Vas nadando hasta una gran roca que sobresale del agua.

La arena es blanca y el agua totalmente transparente. Las rocas están formadas por un material cristalino con delicadísimos tonos azulados. Por un momento, te dejas cautivar por la belleza del paisaje, pero enseguida empiezas a pensar en cómo salir de allí. No existe ninguna posibilidad de trepar hasta la abertura del techo. Decides bucear con la esperanza de encontrar algún pasaje submarino que te conduzca a la libertad. ¡Logras encontrarlo! Pero... ¿podrás llegar hasta el final sin quedarte sin aire?

Tienes dos opciones
:

Si intentas bucear por el pasaje submarino
.

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