—Me hago una idea.
Otro golpe haciendo eco al primero. Se oyó un estruendo en la sacristía y una forma se movió detrás de una de las ventanas bajas.
—¡Se están reuniendo! —dijo Spike ominosamente—. Será mejor que actúes.
—¡No puedo!
—
Puedes,
Thursday. Te perdono. La mía ha sido una buena carrera. ¿Sabías que de trescientos veintinueve agentes de OpEspec 17 sólo dos llegaron a la jubilación?
—¿Te lo dicen cuando te incorporas al cuerpo?
Se oyó un ruido de piedra contra piedra cuando una de las losas del suelo empezó a apartarse. Al no muerto que golpeaba la puerta se le unió otro… y luego otro más. Oíamos los ruidos del despertar en el exterior. A pesar de la noche de luna, el Tenebroso llamaba a sus servidores y éstos acudían corriendo… o al menos, tambaleándose.
—¡Hazlo! —dijo Spike con más urgencia—. ¡Hazlo
ahora
antes de que sea demasiado tarde!
Alcé el arma y apunté a Spike.
—¡HAZLO!
Incrementé la presión contra el gatillo mientras una forma inestable se alzaba de la tumba que tenía detrás. Apunté a la figura. La criatura patética estaba tan reseca que apenas podía moverse, pero aun así sintió nuestra presencia y se dirigió hacia nosotros.
—¡No le dispares, dispárame a
mí!
—dijo Spike alarmado—. ¡El trabajo del que nos ocupamos, Thursday,
por favor!
Pasé de él y apreté el gatillo. Un golpe sordo del percutor.
—¿En? —dije, cargando de nuevo. Spike fue más rápido que yo y de un disparo desintegró la cabeza de la abominación. Cayó convertida en un montón de piel seca y polvo de huesos. Los sonidos de la puerta se incrementaron.
—¡Maldita sea, Next! ¿Por qué no has hecho lo que te había dicho?
—¿Qué?
—¡Puse una bala de fogueo la primera de tu cargador, idiota!
—¿Por qué?
Se tocó la cabeza. —Para hacer salir a Risitas con un engaño… ¡No se iba a quedar en un anfitrión que estuviera a punto de diñarla! Tú disparas, él sale, bala falsa, Stoker vive, SMS aspirado…
Quod erat demonstrandum.
—¿Por qué no me lo has dicho? —pregunté, enfureciéndome.
—¡Tenías que pretender matarme de verdad! Puede que sea la personificación de la maldad que anida en el corazón del hombre, pero no es ningún idiota.
—Vaya.
—¡Vaya, exacto, tonta! ¡Bien, será mejor que salgamos de aquí!
—¿No hay plan C? —pregunté mientras nos dirigíamos a la puerta.
—¡Mierda, no! —respondió Spike trasteando con las llaves—. ¡Nunca paso del B!
Otra criatura se levantaba detrás de una mesa volcada que en su época servía para exponer parte del festival de la cosecha; le di incluso antes de que se enderezase. Me volví hacia Spike, que había metido la llave en la cerradura y murmuraba lo mucho que deseaba trabajar para Sommeworld™.
—Aléjate de la puerta, Spike.
Reconoció el tono serio de mi voz. Se volvió para encararse con el cañón de mi automática.
—¡Eh, eh! Cuidado, Thursday, ése es el extremo que muerde.
—Esto se acaba esta noche, Spike.
—Es una broma, ¿no?
—No es ninguna broma, Spike. Tienes razón, tengo que matarte. Es la única forma.
—Eh, un momento, Thursday… ¿No te lo estás tomando
un
poco demasiado en serio?
—Es preciso detener al Ser Malvado Supremo, Spike. ¡Tú mismo lo dijiste!
—¡Sé que lo
dije,
pero mañana podemos volver con un plan C!
—No hay plan C, Spike. Terminará ahora mismo. Cierra los ojos.
—¡Espera!
—Ciérralos.
Cerró los ojos, yo apreté el gatillo y al mismo tiempo moví la mano; la bala atravesó tres capas de ropa, rozó el hombro de Spike y se hundió en la madera de la vieja puerta. Funcionó: con un lamento corto y sobrenatural, el ente emergió de las fosas nasales de Spike y se convirtió en una versión etérea de un viejo trapo de fregar.
—¡Buen trabajo! —murmuró Spike con voz temblorosa dando un paso atrás—. ¡No dejes que se te acerque!
Me agaché cuando el espíritu endemoniado se movió hacia mí.
—¡Engañado! —dijo una vocecita—. Engañado por una simple mortal. ¡Qué deprimente!
Los golpes eran cada vez más fuertes y venían de la puerta de la sacristía; las bisagras empezaban a soltarse de la argamasa polvorienta.
—¡Que siga hablando! —gritó Spike mientras agarraba la bolsa y sacaba la aspiradora.
—¡Una aspiradora! —se burló la voz baja—. ¡Spike, me insultas!
Spike no respondió, sino que desenrolló la manguera y activó el electrodoméstico.
—¡Una aspiradora no me contendrá! —volvió a burlarse la voz—.
¿Crees de verdad que me puedes atrapar en una bolsa con el polvo?
En un periquete Spike aspiró al pequeño espíritu.
—No parecía muy asustado —murmuré mientras Spike jugueteaba con los controles de la máquina.
—No es una aspiradora cualquiera, Thursday. James, de Investigación y Desarrollo, la inventó para mí. Verás, al contrario que las aspiradoras convencionales, ésta actúa según un principio de doble ciclón que atrapa el polvo y los espíritus malignos por medio de una potente fuerza centrífuga. Como no hay bolsa, no se pierde succión. Puedes usar un motor de menos vatios; tiene una manga de succión… y un cepillito para la moqueta de las escaleras.
—¿Encuentras espíritus malignos en la moqueta de las escaleras?
—No, pero hay que limpiar mis escaleras como las de todos los demás.
Miré el contenedor de vidrio y vi un pequeño vestigio de blanco dando vueltas muy rápidamente. Spike diestramente tapó el depósito y lo sacó de la máquina. Lo levantó y en su interior había el espíritu muy cabreado del Tenebroso… total y absolutamente atrapado.
—Como dije —añadió Spike—, no es ingeniería aeronáutica. Pero me has asustado; ¡creía que ibas a
matarme
de verdad!
—¡Ése —respondí— era el plan D!
—¡Spike… eres… eres… eres… un
cabrón
! —dijo la vocecita del interior—. ¡Por esto sufrirás los peores tormentos del infierno!
—Sí, sí —respondió Spike metiendo el frasco en la bolsa—, contigo y todos los demás.
Se echó la bolsa al hombro, reemplazó el cartucho gastado de la escopeta con otro que se sacó del bolsillo y le quitó el seguro.
—Vamos, esos golpes están empezando a ponerme nervioso. El que se cargue a menos es un gallina.
Abrimos las puertas de golpe. Un montón muy sorprendido de cadáveres resecos cayeron hacia dentro en una masa retorcida de torsos putrefactos y miembros como palos. Spike fue el primero en abrir fuego y, después de ocuparnos de ese grupo, salimos, esquivamos a los no muertos más lentos y nos encargamos de los otros a medida que nos acercábamos a las verjas.
—Sobre el problema con Cindy —dije mientras la cabeza de un cadáver largo tiempo muerto explotaba con un escopetazo de Spike—, ¿hiciste lo que te sugerí?
—Claro que lo hice —respondió Spike, disparando a otro cadáver andante—. He puesto estacas y crucifijos en el garaje y todos mis ejemplares atrasados de
La gaceta de Van Helsing
en el salón.
—¿Ha captado el mensaje? —pregunté, sorprendiendo a otro cadáver andante, que había intentado no meterse en líos ocultándose tras una tumba.
—No ha dicho nada —respondió, decapitando a dos cadáveres resecos —, pero lo curioso es que ahora encuentro ejemplares de la revista
Francotirador
en el baño… y en la cocina ha aparecido un ejemplar de
Grandes asesinos de los bajos fondos.
—¿Quizás
intenta
decirte algo?
—Sí —admitió Spike—, pero ¿qué?
Esa noche me cargué a diez y Spike sólo a ocho… así que él fue el gallina. Nos tomamos una sopa de abadejo con pan recién horneado en un restaurante de carretera y bromeamos sobre la noche mientras un SMS nos maldecía desde su frasco de vidrio. Yo conseguí mis seiscientas libras y mi casero no se quedó con
Pickwick.
En resumen, fue una noche productiva.
Paga en función del rendimiento,
Miles Hawke y Norland Park
La paga en función del rendimiento era la perdición de OpEspec, tanto entonces como sigue siéndolo ahora. ¿Cómo se puede valorar tu trabajo cuando es tan extraordinariamente ecléctico? Me hubiese encantado ver el panel de revisión del agente Stoker escuchando sus logros. No sorprendía a nadie que su revisión rara vez durase más de veinte segundos y que le concediesen, como siempre, una «A++». «Servicio excepcional, se recomienda una bonificación mensual.»
T
HURSDAY
N
EXT
Una vida en OpEspec
Totalmente agotada, esa noche dormí bien. Esperaba ver a Landen pero soñé con Humpty Dumpty, lo que resultaba raro. Fui a trabajar, evité a Cordelia una vez más y luego tuve que ocuparme de la comisión de revisión de empleo, que era parte del sistema de paga de OpEspec. Victor nos habría dado a todos «A++», pero por desgracia no era cosa suya. El presidente del grupo de revisión era el comandante de zona, Braxton Hicks.
—¡Ah, Next! —dijo jovialmente cuando entré—. ¡Qué agradable verla! Tome asiento.
Le di las gracias y me senté. Él miró mi informe de rendimiento de los últimos meses y se atusó pensativo el bigote.
—¿Cómo le va con el golf?
—No llegué a empezar.
—¿En serio? —dijo con sorpresa—. Parecía muy interesada cuando nos vimos por primera vez.
—He estado ocupada.
—Cierto, cierto. Bien, lleva tres meses con nosotros y en general su rendimiento parece excelente. Ese asunto de
Jane Eyre
fue un logro asombroso; hizo mucho bien a OpEspec y demostró a esos contables de Londres que la oficina de Swindon podía hacer mucho bien.
—Gracias.
—No, lo digo en serio. Todo ese trabajo de relaciones públicas que ha estado haciendo… La Red le está muy agradecida y, más aún,
yo
le estoy agradecido, porque podría haber acabado en la cola del paro de no haber sido por usted. Me encantaría darle un apretón de manos y… sepa que esto no lo hago muy a menudo… hacerla socia de mi club de golf. Socia
de pleno derecho,
nada menos… lo que normalmente se reserva para los hombres.
—Es muy generoso por su parte —dije, poniéndome en pie para irme.
—Siéntese, Next… Eso sólo era un preámbulo amistoso.
—¿Hay más?
—Sí —respondió, perdiendo la sonrisa—.
A pesar
de todo eso, su conducta durante las últimas dos semanas no ha sido nada satisfactoria. Tengo quejas de la señora Hathaway
34
, que dice que no identificó su copia falsa del
Cardenio
.
—Le dije categóricamente que era una falsificación.
—Ésa es
su
versión, Next. No he podido encontrar el informe sobre el asunto.
—No pensé que valiese la pena redactarlo, señor.
—Tenemos que respetar el papeleo, Next. Si se aprueba la nueva legislación sobre la responsabilidad de OpEspec, nos examinarán con lupa cada vez que demos un paso, así que acostúmbrese. ¿Y qué es eso de golpear a un neandertal?
—Una confusión.
—Hum. ¿Esto también es una confusión? —Colocó sobre la mesa una denuncia de la policía—. «Permitir que una persona de dudosa catadura moral conduzca un coche.» Le prestó el coche a una conductora lunática y luego la ayudó a escapar. ¿Qué creía que hacía?
—El bien mayor, señor.
—Eso no existe —me respondió, entregándome un formulario de material de OpEspec—. Me lo entregó el agente Tillen de Suministros. Es su petición de una nueva automática Browning.
Miré la hoja sin decir nada. Mi Browning, la que había tenido desde el primer momento, la había dejado en la zona de descanso de la autopista durante la racha de Mal Tiempo.
—Me parece un asunto muy serio, Next. Dice aquí que «perdió» una propiedad de OpEspec mientras llevaba a cabo un trabajo
sin la autorización
de OE-12. El flagrante desprecio por la propiedad de la Red me pone furioso, Next. Tenemos que pensar en nuestro presupuesto, ya lo sabe.
—Sabía que acabaríamos llegando a esto —murmuré.
—¿Qué ha dicho?
—He dicho que acabaré recuperándola, señor.
—Quizá. Pero los artículos perdidos corresponden a la partida de gastos actuales
mensuales
y el presupuesto de suministros es
anual
. Desde hace poco vamos justos. Su aventura con
Jane Eyre
fue un éxito pero no salió gratis. Teniendo todo esto en cuenta, lo lamento, pero tendré que calificar su rendimiento de «F». «Definitivamente necesita mejorar.»
—¿Una «F»? Señor, ¡debo protestar!
—Se ha acabado la charla, Next. Lo siento de verdad. No está en mis manos.
—¿Así es como OE-1 me castiga? —preguntó—. ¡Sabe que nunca he estado por debajo de «A» en ocho años de servicio!
—Levantándome la voz no queda mejor, joven —respondió Hicks agitando el dedo como podría hacerlo un hombre con un spaniel—. La entrevista ha terminado. Realmente lo lamento, créame.
Me puse en pie, murmuré una respuesta y me dispuse a marcharme.
—¡Espere! —dijo Braxton—. Hay algo más.
Regresé.
—¿Sí?
Me entregó un paquete de ropa envuelta en polietileno.
—Ahora la Toast Marketing Board patrocina al departamento. En ese paquete encontrará gorra, camiseta y chaqueta. Póngaselo siempre que sea posible y prepárese para algo de entretenimiento corporativo.
—¡Señor!
—No se queje. Si no se hubiese comido esa tostada en
El programa de Adrian Lush
nunca nos habrían llamado. Más de un millón de libras en fondos… que no se pueden rechazar cuando hay gente como usted gastándoselo todo. Cierre la puerta al salir, ¿vale?
La diversión matutina no había terminado. Salía del despacho de Braxton cuando casi choqué con Flanker.
—¡Ah! —dijo—. Next. Unas palabritas, si no le importa.
No era una petición… era una orden. Le seguí a una sala de interrogatorios vacía y él cerró la puerta.
—Me parece que está tan hundida en la mierda que los ojos se le pondrán marrones, Next.
—Ya los tengo marrones, Flanker.
—Entonces ya tiene medio trabajo hecho. Iré directamente al grano. Anoche ganó seiscientas libras para pagar el alquiler.
—¿Y?
—El servicio no ve con buenos ojos el pluriempleo.
—Fui con Stoker de OE-17 —le dije—. Me convertí en su ayudante… todo legal.