Realidad aumentada

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Authors: Bruno Nievas

Tags: #Ciencia ficción, Fantástico

BOOK: Realidad aumentada
7.07Mb size Format: txt, pdf, ePub

 

Alex Portago recibe en su ciudad natal, Almería, una visita inesperada: un gurú de la tecnología le ofrece un contrato millonario —y con estrictas cláusulas de confidencialidad— para resolver unos «problemas» que han surgido en un proyecto de realidad aumentada, un desarrollo innovador de alta tecnología en el que la realidad virtual interactúa con el mundo real. Entre el equipo de investigación Alex encuentra a Lia Santana, el amor que se le escapó una vez y que no está dispuesto a perder de nuevo. Juntos comienzan a buscar respuestas, aunque éstas no parecen arrojar otra cosa que nuevos interrogantes. El misterioso origen de uno de los engranajes del proyecto y la evolución del romance de los protagonistas constituyen los dos ejes principales de la intriga que se tejen en esta fabulosa e inquietante novela que Bruno Nievas pone ahora a nuestra disposición en papel —mejorada y con escenas nuevas—, tras haber sido un éxito de descargas en Internet. «Realidad Aumentada» es un thriller que atrapa desde la primera palabra, una historia frenética que cautivó a más de 42.000 personas en Internet en tan sólo cuatro meses, con un final sorprendente y no apto para cardíacos.

Bruno Nievas

Realidad aumentada

ePUB v1.1

Wertmon
25.08.12

Título original:
Realidad aumentada

Bruno Nievas, 2010.

Editor original: Wertmon (v1.0 a v1.1)

ePub base v2.0

A mis padres, que nos dieron la vida.

A mi abuelo, que nos llenó de alegría la vida.

A mis cuñados, María y Antonio, que se unieron a nuestras vidas.

A mis sobrinos, Antonio y María, que nos dan la vida.

A mis hermanos, Chiki y Tati, que son parte de mi vida.

Y a Sonia, que es mi vida.

Agradecimientos

La historia de esta novela es curiosa: comencé a escribirla para aprender a utilizar un programa enfocado a la escritura —el
Scrivener—
, que encontré por casualidad en Internet. Al poco tiempo de haberlo adquirido había «vomitado» más de cien mil palabras y algo más tarde, el disco duro de mi iMac albergaba mi ópera prima, que envié a varias editoriales. Fue rechazada en todas.

Entonces conocí a Juan Gómez-Jurado (por Internet, por supuesto): nada menos que un
best-seller
internacional, y también una gran persona, que se ofreció a leer mi novela. Para mi sorpresa le gustó y me regaló una frase: «
Realidad aumentada
es un viaje salvaje a los confines de la tecnología y de la mente, narrado con el pulso de un escritor que dará mucho que hablar. No se la pierda.»

Es difícil imaginar lo que pudo suponer para mí leer eso: fue uno de esos momentos en los que te das cuenta de que tu vida, de alguna forma, ha cambiado. Pero Juan, no contento con eso, también me apoyó y me animó a retocarla, cambiar pasajes, leer libros sobre estilo, trama, personajes, etc., con el fin de mejorar no solo la novela (a la que aún le faltaba mucho) sino mi escritura en general (a la que le faltaba aún más). Le hice caso. Pero siguieron llegando las cartas de rechazo.

Juan insistió, me dijo que no desesperara, que el libro era bueno (al menos para su gusto, el cual yo empezaba a sospechar que podía estar un poco adulterado), que encontraría «su sitio». Mi familia, pareja y amigos me apoyaron igualmente, y comencé a bromear con la posibilidad de regalarla por Internet. A todos les pareció genial, y lo que empezó como una broma se convirtió en realidad: colgué la novela y en solo cuatro meses superó las 42.000 descargas… ¡y todas mis expectativas!

Cientos de webs (entre las que destaco con cariño algunas como
Meristation
,
TerritoriMac
,
Abandonmac
,
Mackinando
,
Negro sobre Blanco, Ipadízate, Tu Blog de Cine, Faq-Mac, Tierra de Bardos, Moragana Huxley, Retazos de Luna, Un Pedacito de mi Alma, Libros & Letras, Libros que hay que leer, Te escribo estas cuatro letras, Actualidad Literatura, Lo que leo, El Club de la Bibliotecaria Emboscada, El Rayo Catódico, Esfera iPhone, Perdidas entre Páginas, Pensódromo 21, Filosaletra, Urielmania, Librosintinta, Dreaming in Wonderland, Blogesfera, Zona Fandom, Lecturalia, Manzana Mágica o Irondrake’s Den
) y medios como la Cadena Ser,
20 Minutos
,
La Vanguardia
, Canal Sur,
La Voz de Almería, Heraldo de Soria, Que.es, Europa Press, Terra.es, Lainformacion.com, Ideal.es,
ABC
y muchos más se hicieron eco de la iniciativa. Así conocí a personas entrañables, como Dani González (Save the Children); Armando Rodera; Anika Lillo (
Anika entre libros
); Aitor Grandes y Ángel Luengo (
24Symbols
); Cristina Monteoliva (
La Biblioteca Imaginaria
); Javier Ruiz (Canal Sur); Evaristo Martínez, jefe de la sección de cultura de
La Voz de Almería
, periódico que me apoyó desde el principio y al que tanto le debo; y un largo etcétera imposible de enumerar.

Personas maravillosas que se entusiasmaron con la novela y con la iniciativa de colgarla gratis. Algunos me ayudaron con correcciones, como Amparo Luque y José María Jiménez de Haro. Otros, como Javier Pellicer, Óscar Retortillo y muchos más, con apuntes y sugerencias. Y hubo hasta quien me sugirió nombres para los personajes (como José Luís Sánchez, que me propuso el apellido del protagonista; o
@JuMaFaS
, que a través de
Twitter
me sugirió el de Lia). Y así, con la ayuda de los lectores se convirtió en una novela 2.0… pero de las de verdad.

También debo recordar a los muchos miles que se hicieron eco a través de
Facebook
o
Twitter
: entre ellos conocidos como Juan Ramón Lucas, Santiago Segura, Íker Jiménez, el grandísimo (y también almeriense) David Bisbal y, por supuesto, el cada día más influyente Juan Gómez-Jurado, que lidera una «revolución» en favor de lo digital en la que también se encuentra el entrañable e increíble persona —además de genial escritor—, Manel Loureiro, que tanto ha conseguido gracias a otra iniciativa literaria (y apocalíptica) que también nació en la red. A Manel además le debo muchas y muy grandes cosas…

Por desgracia es imposible nombrar a todos los seguidores de
Facebook
y
Twitter
(
@BrunoNievas
); pero disfruto de hablar con ellos día a día: han vivido de primera mano todo lo referente a la novela. Y me han ayudado, apoyado, consolado y alegrado en esas largas horas frente al
Scrivener
. Les debo muchísimo, también.

Son muchos a los que les tengo que dar gracias y me resulta desalentador comprobar que no puedo citarlos a todos. Sí debo hacer una mención a José Luís Sánchez (
@jlsf
) y Javier Sánchez, de
qualitycenter.es
, grandes amigos; a mi hermano Antonio y a Tomás Hidalgo, amigos y compañeros en
padelalmeria.es
, que me prestaron alojamiento cuando mi servidor se vio desbordado por las descargas. A mi hermana, Tati. A mi pareja, Sonia, por la infinita paciencia que ha mostrado ante mis largas horas sentado frente a la pantalla de mi iMac. Y a Alejandro Roque Hermida y Mónica Mesa, que editaron una primera versión de este libro en papel tras un duro proceso de reescritura que me llevó seis meses.

Y por fin, debo dar gracias a Lucía Luengo, de Ediciones B, que un día se puso en contacto conmigo para presentarme un proyecto fascinante, que incluía editar
Realidad aumentada
en algunos los sellos de su grupo editorial, en digital y en físico. Su impresionante trato, su propuesta, y sobre todo su cariño y su ilusión —altamente contagiosos—, enseguida me hicieron creer en ella y en su proyecto. Y gracias a Lucía y a la inmensa ayuda de dos grandes amigos —ellos saben quiénes son—, ahora la novela está en tus manos.

Si estás leyendo esto es gracias a todas estas personas. Pero sobre todo, gracias a los miles de internautas que han apoyado este proyecto. Ellos son parte fundamental de esta obra. A ellos, a Juan Gómez-Jurado, a Manel Loureiro, a mi pareja, familia y amigos… A todos, de verdad, gracias.

Te agradezco que me des la oportunidad de darte a conocer este libro. Si no te agradara el único culpable seré yo. Pero si te gustara, nunca olvides que ha llegado a tus manos gracias a todas estas personas. Me encantaría lograr que esta historia te hiciera reír, llorar, reflexionar… Es decir, que «sientas» la historia como si estuvieras dentro de los personajes. Si fuera así, entonces habría conseguido llegar hasta lo más hondo de tu alma. Y eso, para mí, sería un sueño.

Muchas gracias.

BRUNO NIEVAS

Introducción

15 de junio de 1952.

Templo de las Inscripciones. Chiapas, México.

Tres metros bajo el nivel del suelo.

—Señor… la hemos abierto.

Ruz L’Huillier levantó la vista, sin creérselo aún. Llevaba mucho tiempo esperando aquel momento. Al mirar a su ayudante, este asintió, confirmándoselo. El arqueólogo de cuarenta y seis años le dio un empujón y avanzó hacia la entrada de la tumba. Sintió el olor a moho, y la humedad de la cripta hizo que el sudor de su espalda se le pegara a la camisa. Respirando agitadamente, introdujo la cabeza por la angosta abertura.

—Linterna… —dijo, estirando su brazo derecho.

Enseguida sintió el objeto en su mano y, al encenderla, se dio cuenta de que el haz de luz temblaba. Intentando tranquilizarse, hizo un rápido barrido, respirando un aire que había estado encerrado durante más de mil años. De repente, frenó en seco su mano, que apuntaba al techo.

—No puede ser… —murmuró, avanzando un paso.

Cientos de estalactitas poblaban la cámara. Un crujido, bajo su pie, le hizo enfocar al suelo, plagado de estalagmitas.
Esto no es lógico…
, pensó. Según sus estudios previos la cámara tenía unos mil seiscientos años de antigüedad; sin embargo la presencia de esas formaciones parecía indicar mucho más tiempo, y eso no tenía sentido. Murmurando en voz baja recorrió el interior con la luz. Calculó que debía de tener unos cuatro metros de ancho y unos seis de altura. Entonces vio algo más. En el centro de la estancia, sobre el suelo, había una gran lápida de piedra y sobre ella se distinguía, perfectamente, un grabado. Con cuidado para no estropear nada, avanzó y enfocó con la linterna.

—Pero… ¿qué demonios es esto? —masculló.

Dio un paso hacia atrás, sin dar crédito a lo que veía. El movimiento de la linterna hizo que en la pared de la derecha se dibujara una sombra que parecía una silueta humana. Se le aceleró el corazón. Rápidamente enfocó hacia el bulto y distinguió los restos de varios cadáveres, dispersados por el suelo. Algo más aliviado, exhaló el aire que había retenido. Algo más le llamó la atención y se acercó, cautelosamente, a uno de los cuerpos. De pronto se dio cuenta de que fuera no se oía ningún ruido, y todos los hombres de su equipo permanecieron en silencio, algo inédito en los tres años que llevaban trabajando en esa cripta.

Enfocó el cráneo de uno de los cadáveres y Ruz L’Huillier ahogó un grito. A pesar de su amplia formación académica, y una experiencia de nueve años como arqueólogo, nada —ni nadie— le había preparado para ese hallazgo: ante él descansaban los restos óseos de un cuerpo que parecía humano, pero con un cráneo extremadamente alargado, y sin dientes en las mandíbulas. Enfocó los otros especímenes y los pelos se le pusieron de punta: tenían exactamente la misma estructura ósea. Dejando caer la linterna, dio media vuelta hacia atrás y, oyendo el crepitar de varias estalagmitas bajo sus pies, salió apresuradamente de la cavidad.

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