El poder está dentro de ti (6 page)

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Authors: Louise L. Hay

Tags: #Autoayuda

BOOK: El poder está dentro de ti
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Muchas personas me han dicho que mis cintas les han salvado la vida. Deseo que comprendas que ningún libro ni ninguna cinta te va a salvar. Un trocito de cinta en una cauta de plástico no te va a salvar la vida. Lo que importa es lo que «tú» haces con esa información. Yo puedo darte muchísimas ideas, pero lo que hagas con ellas es lo que cuenta. Te sugiero que escuches alguna cinta en particular una y otra vez durante un mes o más para que las ideas que contiene se conviertan en una nueva pauta de comportamiento. Yo no soy tu salvadora ni tu sanadora. La única persona que va a realizar un cambio en tu vida eres tú.

Ahora bien, ¿cuáles son los mensajes que deseas escuchar? Ya sé que esto lo repito una y otra vez: «Amarnos a nosotros mismos es lo más importante que podemos hacer, porque cuando nos amamos, no nos hacemos daño ni tampoco se lo hacemos a ninguna otra persona». Es la receta para la paz mundial. Si yo no me hago daño y no te hago daño, ¿cómo podemos estar en guerra? Cuantas más personas lleguemos a ese lugar, mejor será el planeta. Comencemos a tomar conciencia de lo que sucede escuchando las palabras que decimos, en nuestro diálogo interno y en el diálogo con los demás. Entonces podremos empezar a realizar los cambios que nos ayudarán a curarnos a nosotros mismos y al resto del planeta.

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Reprogramación de cintas viejas

Decídete a dar el primer paso por pequeño

que sea. Concéntrate en el hecho de que estás

dispuesto a aprender. Sucederán verdaderos

milagros.

Las afirmaciones dan resultado

Ahora que sabemos un poco más acerca de lo poderosos que son nuestros pensamientos y palabras, es preciso que requemos nuestra forma de pensar y de hablar, con la práctica de pautas positivas. De esta forma lograremos resultados beneficiosos. ¿Estás dispuesto a cambiar tu diálogo interno y a convertirlo en afirmaciones positivas? Recuerda que cada que tienes un pensamiento y cada vez que dices una palabra, estás haciendo una afirmación.

Una afirmación es un punto de partida. Nos abre el camino hacia el cambio. En el fondo es decirle al subconsciente: «Yo asumo la responsabilidad. Sé que hay algo que puedo hacer para cambiar». Cuando hablo de «hacer afirmaciones» me refiero al hecho de elegir frases o palabras que contribuyan a eliminar algo de nuestra vida o a crear algo nuevo, y esto ha de hacerse de forma positiva. Si dices: «No quiero volver a enfermar», el subconsciente retiene el concepto en el que has puesto el énfasis, es decir, «enfermar». Es preciso decirle claramente lo que uno quiere: «Me siento fabulosamente bien. Irradio buena salud».

El subconsciente es muy directo y honrado. No tiene intenciones ocultas ni usa estrategias. Lo que oye es lo que hace. Si dices: «Odio este coche», no te proporcionará un coche nuevo y maravilloso porque no sabrá qué es lo que quieres. Incluso si compras un coche nuevo probablemente lo vas a odiar muy pronto porque eso es lo que tú has estado repitiendo constantemente. El subconsciente sólo oye: «Odio este coche». Es necesario enunciar los deseos de forma positiva; por ejemplo: «Tengo un fabuloso coche nuevo que se adapta a todas mis necesidades».

Cuando hay en mi vida algo que verdaderamente me disgusta, he descubierto que una de las maneras más rápidas de eliminarlo es «bendecirlo con amor». «Te bendigo con amor y te libero, te dejo marchar. » Esto funciona con personas, situaciones, objetos y casas. Incluso se puede probar con algún hábito del que uno desea librarse y ver qué sucede. Conocí a un hombre que cada vez que fumaba un cigarrillo decía: «Te bendigo con amor y te libero de mi vida». Unos cuantos días después, el deseo de fumar era bastante menor; a las pocas semanas el hábito había desaparecido.

Te mereces el bien

¿Qué es lo que verdaderamente deseas en este momento? ¿Qué anhelas hoy que haya en tu vida? Piénsalo y después di: «Acepto ______ (lo que sea que desees)». Aquí es donde me parece que la mayoría de la gente se queda estancada.

El problema esencial es la creencia de que no nos merecemos lo que deseamos. Nuestro poder personal reside en la manera como consideramos nuestro merecimiento. Nuestra falta de merecimiento nos viene de los mensajes que recibimos en la infancia. Vuelvo a repetir, no pensemos que apodemos cambiar debido a estos mensajes. Con frecuencia se me acercan personas y me dicen: «Louise, las afirmaciones no dan resultado». En realidad no es que las afirmaciones no den resultado, sino que no nos creemos merecedores del bien.

La manera de descubrir si crees que te mereces algo que es hagas una afirmación y te fijes en los pensamientos que surgen al hacerla. Entonces anótalos, porque cuando se ven escritos sobre el papel se vuelven muy claros. Lo único que nos impide sentirnos merecedores, o amarnos, o lo que sea, es la creencia u opinión de otra persona que hemos aceptado como verdad.

Cuando no nos creemos merecedores de un bien, solemos practicar una especie de autosabotaje, lo cual se puede conseguir de diversas maneras: creando una situación caótica perdiendo cosas, haciéndonos daño o teniendo problemas físicos, como una caída o un accidente. Empecemos a que nos merecemos todo el bien que tiene la vida para ofrecernos.

Con el fin de reprogramar una creencia falsa o negativa, ¿cuál es el primer pensamiento que necesitaremos para comenzar a crear una nueva creencia, sea la que sea, en nuestra vida? ¿Cuál será el elemento esencial o el cimiento que necesitaremos para apoyarnos? ¿Cuál será el tipo de pensamiento que necesitaremos para conocernos, creer en nosotros y aceptarnos?

Algunos pensamientos para comenzar podrían ser:

• Soy valioso.

• Soy merecedor.

• Me amo.

• Me doy permiso para realizarme.

Estos conceptos forman el fundamento mismo de las creencias sobre las cuales se puede edificar. Sobre estos cimientos haz tus afirmaciones para crear lo que deseas.

Siempre que hablo en algún sitio, se me acerca alguien al final de la charla o me escribe para decirme que mientras estaba en la sala experimentó una curación. A veces se trata de algo sin importancia, y a veces es bastante espectacular. No hace mucho se me acercó una mujer y me contó que tenía un bulto en un pecho y que literalmente desapareció durante la charla. Escuchó algo y decidió liberar algo, dejarlo marchar. Éste es un buen ejemplo del poder que poseemos. Cuando no estamos dispuestos a dejar marchar algo, cuando realmente deseamos aferrarnos a ello porque de alguna manera nos sirve, hagamos lo que hagamos, lo más probable es que no resulte. Sin embargo, cuando estamos dispuestos a marchar, como lo estaba esa mujer, es sorprendente como la más insignificante circunstancia nos ayuda a liberarlo.

Si Todavía tienes algún hábito que no has liberado, pregúntame para qué te sirve. ¿Qué sacas de él? Si no logras obtener una respuesta, haz la pregunta de otro modo: «¿Qué pasaría si ya no tuviera este hábito?» Con mucha frecuencia la respuesta es: «Mi vida sería mejor». Y volvemos al hecho de que, en cierto modo, no nos creemos merecedores de una vida mejor.

Encargando la comida en la cocina cósmica

La primera vez que hagas una afirmación puede que te parezca que no es cierto. Pero recuerda que las afirmaciones son como semillas que se plantan en la tierra. Cuando siembras una semilla no tienes una planta hecha y derecha al día siguiente. Es preciso que seamos pacientes durante la época cimiento. Al continuar haciendo la afirmación, o bien dispuesto a dejar marchar aquello que no deseas y la afirmación se hará realidad, o se abrirá un nuevo camino ante ti. También es posible que tengas de pronto una idea muy luminosa o que algún amigo te llame y te diga: « ¿Has probado con esto?». Y de este modo serás llevado al siguiente paso que te ayudará.

Haz tus afirmaciones en tiempo presente. Puedes cantarlas, poner1es una melodía pegadiza para que se vayan repitiendo una y otra vez en tu cabeza. Recuerda que con tus afirmaciones no puedes influir en los actos de otra persona. Afirmar por ejemplo: «John está enamorado de mí», es una de manipulación, es tratar de controlar la vida de otra persona. Por lo general tendrá un efecto de bumerang sobre ti: te sentirás muy desgraciada al no obtener lo que deseas. En cambio puedes decir: «Ahora me ama un hombre maravilloso, que es...». Y enumera todas las cualidades que deseas que tenga tu amado, así como tu relación con él. De esta forma permites a tu Poder interior que te presente a la persona que cumpla todos esos requisitos, e incluso puede ser John.

Tú no sabes cuáles son las enseñanzas espirituales que ha de aprender otra persona, y no tienes ningún derecho a entrometerte en el proceso de su vida. Ciertamente no te gustaría que otra persona hiciera eso contigo. Si alguien está enfermo, bendícelo, envíale amor y paz, no pidas que se ponga bien.

Me gusta pensar que hacer afirmaciones es como encargar la comida en la «cocina cósmica». Cuando vamos a un restaurante y se acerca el camarero a tomar nota de lo que deseamos, no lo seguimos hasta la cocina para comprobar que el chef reciba el pedido o ver cómo prepara el plato. Nos quedamos sentados bebiendo agua, conversando con nuestro acompañante o incluso comiéndonos el panecillo. Suponemos que están preparando la comida y que cuando esté lista nos la traerán. Lo mismo sucede cuando hacemos afirmaciones.

Cuando encargamos lo que queremos a la «cocina cósmica», el gran chef que es nuestro Poder Superior se pone a trabajar en ello. De modo que continuamos con nuestra vida sabiendo que están preparando lo que hemos encargado. Está en curso. Está ocurriendo. Ahora bien, si te traen la comida y resulta que no es lo que has pedido, ¿qué haces? Si tienes amor propio, la devuelves. Si no, te la comes. También puedes hacer lo mismo con la cocina cósmica. Si no recibes exactamente lo que deseas, puedes decir: «No, no, no es eso; esto es lo que quiero». Tal vez no te expresaste bien cuando hiciste tu encargo.

Aquí también se trata de dejar marchar, de liberar. Al final de mis tratamientos y meditaciones empleo las palabras «Y así es». Es una manera de decir: «Poder Superior, ahora está en tus manos, a ti te lo dejo». El tratamiento espiritual de la mente, que es el que enseña la Ciencia de la Mente, es muy efectivo. Si necesitas más información, puedes investigar si existe en tu localidad una Iglesia de la Ciencia Religiosa, u obtenerla leyendo los libros de Ernest Holmes.

Reprogramación del subconsciente

Nuestros pensamientos se van acumulando, y de la forma más inesperada reaparece en la superficie algún viejo pensamiento. Cuando estamos en el proceso de reprogramación de nuestra mente es normal y natural que avancemos un poco, retrocedamos otro poco, y volvamos a avanzar otro poquito. Esto forma parte de la práctica. No creo que haya ningún oficio, arte o técnica que se pueda aprender completo, al cien por ciento, en veinte minutos.

¿Recuerdas cuando comenzaste a aprender a usar un ordenador? ¿Recuerdas lo frustrante que era? Requería práctica. Antes que nada, necesitabas aprender cómo funcionaba, sus leyes y sistemas. A mi primer ordenador le puse por nombre la Dama Mágica, porque cuando aprendí sus reglas me entregaba cosas que a mí se me antojaban mágicas. Sin embargo, cuando estaba aprendiendo, la forma que tenía de indicarme que me había despistado o había seguido una dirección equivocada, era devorar páginas y páginas de trabajo que yo tenía que volver a hacer. Todos esos errores me enseñaron a fluir con el sistema.

Para fluir con el sistema de la Vida es preciso comprender que el subconsciente es como un ordenador: basura que entra, basura que sale. Si introduces pensamientos negativos, salen experiencias negativas. Sí, lleva tiempo y práctica aprender las nuevas formas de pensar. Ten paciencia contigo mismo. Cuando estés aprendiendo algo nuevo y vuelvan las antiguas pautas, ¿dirás: «Pero, vamos, parece que no haya aprendido nada»?, ¿o dirás: «Muy bien, de acuerdo, lo probaré otra vez de la forma nueva»?

O también, digamos que has arreglado un asunto y crees que ya no tendrás que ocuparte de ello nunca más. ¿Cómo sabes que realmente lo has solucionado si no te pones a prueba? Así pues, haz reaparecer la vieja situación una vez más y observa tu reacción ante ella. Si inmediatamente reaccionas según la antigua pauta, entonces sabrás que aún no has aprendido bien esa lección y que necesitas ejercitarte un poco más. Eso es lo que quiere decir. Comprende que se trata de una pequeña prueba para ver hasta dónde has llegado. Si repites tus afirmaciones, tus nuevas declaraciones sobre ti mismo, entonces se te ofrecerá la oportunidad de reaccionar de diferente modo. Ya se trate de un problema de salud, económico o de relación, si reaccionas de forma nueva a la situación, entonces estarás en camino para dedicarte a otra cosa, a otros aspectos de tu vida.

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