Read The Unknown University Online
Authors: Roberto Bolaño
Tags: #Poetry, #General, #Caribbean & Latin American
Te regalaré un abismo, dijo ella,
pero de tan sutil manera que sólo lo percibirás
cuando hayan pasado muchos años
y estés lejos de México y de mí.
Cuando más lo necesites lo descubrirás,
y ése no será
el final feliz,
pero sí un instante de vacío y de felicidad.
Y tal vez entonces te acuerdes de mí,
aunque no mucho.
My gift to you will be an abyss, she said,
but it will be so subtle you’ll perceive it
only after many years have passed
and you are far from Mexico and me.
You’ll find it when you need it most,
and that won’t be
the happy ending,
but it will be an instant of emptiness and joy.
And maybe then you’ll remember me,
if only just a little.
LA FRANCESA
Una mujer inteligente
Una mujer hermosa
Conocía todas las variantes, todas las posibilidades
Lectora de los aforismos de Duchamp y de los relatos de Defoe
En general con un autocontrol envidiable
Salvo cuando se deprimía y se emborrachaba
Algo que podía durar dos o tres días
Una sucesión de burdeos y valiums
Que te ponía la carne de gallina
Entonces solía contarte las historias que le sucedieron
Entre los 15 y los 18
Una película de sexo y de terror
Cuerpos desnudos y negocios en los límites de la ley
Una actriz vocacional y al mismo tiempo una chica con
extraños
rasgos de avaricia
La conocí cuando acababa de cumplir los 25
En una época tranquila
Supongo que tenía miedo de la vejez y de la muerte
La vejez para ella eran los treinta años
La Guerra de los Treinta Años
Los treinta años de Cristo cuando empezó a predicar
Una edad como cualquier otra, le decía mientras cenábamos
A la luz de las velas
Contemplando el discurrir del río más literario del planeta
Pero para nosotros el prestigio estaba en otra parte
En las bandas poseídas por la lentitud, en los gestos exquisitamente
lentos del desarreglo nervioso
En las camas oscuras
En la multiplicación geométrica de las vitrinas vacías
Y en el hoyo de la realidad
Nuestro lujo
Nuestro absoluto
Nuestro Voltaire
Nuestra filosofía de dormitorio y tocador
Como decía, una muchacha inteligente
Con esa rara virtud previsora
(Rara para nosotros latinoamericanos)
Que es tan común en su patria
En donde hasta los asesinos tienen una cartilla de ahorros
Y ella no iba a ser menos
Una cartilla de ahorros y una foto de Tristán Cabral,
La nostalgia de lo no vivido
Mientras aquel prestigioso río arrastraba un sol moribundo
Y sobre sus mejillas rodaban lágrimas aparentemente gratuitas
No me quiero morir susurraba mientras se corría
En la perspicaz oscuridad del dormitorio
Y yo no sabía qué decir
En verdad no sabía qué decir
Salvo acariciarla y sostenerla mientras se movía
Arriba y abajo como la vida
Arriba y abajo como las poetas de Francia
Inocentes y castigadas
Hasta que volvía al planeta Tierra
Y de sus labios brotaban
Pasajes de la adolescencia que de improviso llenaban nuestra
habitación
Con duplicados que lloraban en las escaleras automáticas del metro
Con duplicados que hacían el amor con dos tipos a la vez mientras
afuera caía la lluvia
Sobre las bolsas de basura y sobre las pistolas abandonadas en las
bolsas de basura
La lluvia que todo lo lava
Menos la memoria y la razón
Vestidos, chaquetas de cuero, botas italianas, lencería para volverse
loco
Para volverla loca
Aparecían y desaparecían en nuestra habitación fosforescente y
pulsátil
Y trazos rápidos de otras aventuras menos íntimas
Fulguraban en sus ojos heridos como luciérnagas
Un amor que no iba a durar mucho
Pero que a la postre resultaría inolvidable
Eso dijo
Sentada junto a la ventana
Su rostro suspendido en el tiempo
Sus labios: los labios de una estatua
Un amor inolvidable
Bajo la lluvia
Bajo ese cielo erizado de antenas en donde convivían
Los artesonados del Siglo
XVII
Con las cagadas de palomas del Siglo
XX
Y en medio
Toda la inextinguible capacidad de provocar dolor
Invicta a través de los años
Invicta a través de los amores
Inolvidables
Eso dijo, sí
Un amor inolvidable
Y breve
¿Como un huracán?
No, un amor breve como el suspiro de una cabeza guillotinada
La cabeza de un rey o un conde bretón
Breve como la belleza
La belleza absoluta
La que contiene toda la grandeza y la miseria del mundo
Y que sólo es visible para quienes aman
LA FRANCESA
An intelligent woman
A beautiful woman
Knew all the variants, all the possibilities
Reader of Duchamp’s aphorisms and the stories of Defoe
In general possessing an enviable self-control
Except when she got depressed and got drunk
Something that could last two or three days
A succession of Bordeaux and Valium
That would give you goose bumps
Then she’d usually tell you what happened to her
Between the ages of 15 and 18
A pornographic horror film
Naked bodies and business deals that skirted the law
A vocational actress and at the same time a girl with strange strokes
of greed
I met her when she’d just turned 25
In a tranquil period
I suppose she feared old age and death
Old age for her was thirty
The Thirty Years’ War
Christ’s thirty years when he started to preach
An age like any other, I told her while we dined
By candlelight
Pondering the flow of the planet’s most literary river
But for us prestige lay elsewhere
In bands possessed by slowness, in exquisitely slow gestures of
nervous dishevelment
In dark beds
In the geometric multiplication of empty shop windows
And in the grave of reality
Our luxury
Our absolute
Our Voltaire
Our philosophy of the bedroom and boudoir
Like I said, an intelligent girl
With that rare virtue of foresight
(Rare for us Latin Americans)
So common in her country
Where even the assassins have bankbooks
And she wasn’t going to be any less
A bankbook and a photo of Tristan Cabral,
Nostalgia for the unlived
While that prestigious river trailed a dying sun
And down her cheeks rolled seemingly gratuitous tears
I don’t want to die, she whispered while coming
In the shrewd darkness of the bedroom
And I didn’t know what to say
I really didn’t know what to say
Except to caress her and support her while she moved
Up and down like life
Up and down like the poets of France
Innocent and punished
Until she returned to planet Earth
And from her lips sprouted
Passages from her adolescence that filled our bedroom on the spot
With copies crying on metro escalators
With copies making love to two guys at once while rain was falling
outside
Over garbage bags and over abandoned pistols in the garbage bags
Rain that washes everything
Except for memory and reason
Dresses, leather jackets, Italian boots, lingerie to drive you mad
To drive her mad
They appeared and disappeared in our phosphorescent, throbbing
bedroom
And quick strokes of other less intimate adventures
Flashed in her wounded eyes like fireflies
A love that wouldn’t last long
But that by dessert would have become unforgettable
That’s what she said
Seated by the window
Her face suspended in time
Her lips: a statue’s lips
An unforgettable love
Beneath the rain
Beneath that sky bristling with antennas in which
17th-century coffers coexist
With the shit of 20th-century pigeons
And in the middle
All the inextinguishable capacity to inflict pain
Undefeated through years
Undefeated through loves
Unforgettable
Yes, that’s what she said
An unforgettable love
And brief
Like a hurricane?
No, a love brief as the sigh of a guillotined head
The head of a king or Breton count
Brief like beauty
Absolute beauty
Which contains all the world’s majesty and misery
And is only visible to those who love
OJOS
Nunca te enamores de una jodida drogadicta:
Las primeras luces del día te sorprenderán
Con sangre en los nudillos y empapado de orines.
Ese meado cada vez más oscuro, cada vez
Más preocupante.
Como cuando en una isla griega
Ella se escondía entre las rocas o en un cuarto
De pensión en Barcelona, recitando a Ferrater
En catalán y de memoria mientras calentaba
La heroína en una cuchara que se doblaba
Como si el cabrón de Uri Geller estuviera
En la habitación vecina.
Nunca, nunca te encoñes
De una jodida puta suicida: al alba tu rostro
Se dividirá en figuras geométricas semejantes
A la muerte.
Inútil y con los bolsillos vacíos
Vagarás entre la luz cenicienta de la mañana
Y entonces el deseo, extinguido, te parecerá
Una broma que nadie se tomó la molestia
De explicarte, una frase vacía, una clave
Grabada en el aire.
Y luego el azur.
El jodido
Azur.
Y el recuerdo de sus piernas sobre tus
Hombros.
Su olor penetrante y extraño.
Su mano
Extendida esperando el dinero.
Ajena a las confesiones
Y a los gestos establecidos del amor.
Ajena al dictado
De la tribu.
Un brazo y unos pies pinchados
Una y otra vez: espejeantes en la raya que separaba
O que unía lo esperado de lo inesperado, el sueño
Y la pesadilla que se deslizaba por las baldosas
Como la orina cada vez más negra: whisky, coca-cola
Y finalmente un grito de miedo o de sorpresa, pero no
Una llamada de auxilio, no un gesto de amor,
Un jodido gesto de amor a la manera de Hollywood
O del Vaticano.
¿Y sus ojos, recuerdas sus ojos detrás
De aquella cabellera rubia?
¿Recuerdas sus dedos sucios
restregando
Esos ojos limpios, esos ojos que parecían mirarte desde otro
Tiempo?
¿Recuerdas esos ojos que te hacían llorar
De amor, retorcerte de amor en la cama sin hacer
O en el suelo, como si el mono lo tuvieras tú y no ella?
Ni siquiera deberías recordas esos ojos.
Ni un segundo.
Esos ojos como borrados que parecían seguir con interés
Los movimientos de una pasión que no era de este jodido planeta:
La verdadera belleza de los fuertes brillaba allí,
En sus pupilas dilatadas, en las palpitaciones de su
Corazón mientras la tarde se retiraba como en cámara rápida,
Y en nuestra pensión de mierda se oían de nuevo los ruidos,
Los vagidos de la noche, y sus ojos se cerraban.