The Unknown University (57 page)

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Authors: Roberto Bolaño

Tags: #Poetry, #General, #Caribbean & Latin American

BOOK: The Unknown University
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REENCUENTRO

Esta noche se parece
a un enano que crece

DE ORY

Dos poetas de 20 y 23 años,

Desnudos en la cama con las persianas cerradas

Se entrelazan, se chupan las tetillas y las vergas

Enhiestas, entre gemidos

Vagamente literarios

Mientras la hermana mayor de uno de ellos encogida en el sillón del
televisor,

Los ojos enormes y asustados,

Observa la gran ola metálica del Pacífico,

Aquella que se escande en fragmentos caprichosos y en estelas
discontinuas,

Y grita: el fascismo, el fascismo, pero sólo yo

La escucho, yo

El escritor encerrado en el cuarto de huéspedes

Tratando de soñar inútilmente

Una carta ideal

Llena de aventuras y de escenas sin sentido

Que encubran la carta verdadera,

La carta terrorífica del adiós

Y de cierto tipo de amnesia

Infrecuente,

Mientras la hermana del poeta golpea las puertas de las habitaciones
vacías

Como quien golpea las puertas sucesivas del Pensamiento

Y grita o susurra el fascismo,

Al tiempo que el poeta de 20 encula con dos golpes secos

Al poeta de 23 y éste hace ug ug,

Una verga de 23 centímetros como un gusano de acero

En el recto del poeta de 23,

Y la boca del poeta de 20 se pega como un hisopo

En el cuello

Del poeta de 23

Y los pequeños dientes de nácar del poeta de 20

Buscan los músculos, las articulaciones, el hueso en el cuello,

En la nuca, huelen los cerebelos

Del poeta de 23.

Y la hermana grita

El fascismo, el fascismo, un fascismo extraño, ciertamente, un
fascismo casi translúcido

Como la mariposa de los bosques profundos,

Aunque en las retinas de ella lo que prevalece es la Gran Ola
Metálica

Del Pacífico

Y los poetas gritan

Hartos de tanto histerismo:

¡Acaba de una puta vez tu putañera lectura

De Raúl Zurita!

Y justo en el momento de decir Zurita

Se corren,

De suerte que el apellido de nuestro poeta nacional

Es proferido casi agónicamente

Como una caída libre en la sopa de letras hirviente

De la poesía

Y luego el silencio se instaura en los juguetes

Y el viento, un viento venido de otro continente e incluso puede

Que de otro tiempo, recorre

La casa de madera, se mete

Por debajo de las puertas, por debajo de las

Camas, por debajo de los sillones,

Y los jóvenes poetas se visten y salen a cenar

Al restaurante «Los Meandros», también llamado

«La Sevillana Ilustrada»

En homenaje a la patrona,

Una especialista o tal vez sólo una redicha

En Bocángel y Juan Del Encina

Y la hermana mayor llora

Ovillada en el sillón tocado por la luna

Y sus hipos recorren la casa de madera

Como un pelotón de fantasmas,

Como un pelotón de soldados de plomo,

Hasta arrancarme de mi sueño lleno de candidez y mutaciones,

Mi sueño de vapor

Del que emerjo de un salto

Avisado por un ángel del peligro

Y entonces me aliso el pelo y la camisa floreada

Antes de salir al pasillo a investigar qué sucede,

Pero sólo la brisa nocturna y el sonido del mar

Contestan mis preguntas.

¿Y qué es eso que crece como el pelo en las cabezas muertas?

¿Y qué es eso que crece como las uñas en las garras que el Destino

Se encargó –porque sí– de velar y enterrar

En las faldas de una montaña de ceniza?

La vida, supongo, o esta inercia regida por las estrellas,

La epifanía en la doble boca del degollado.

Y yo vi a los jóvenes poetas caminando de la mano

Por el Paseo Marítimo, alejándose como juncos mágicos del Club de
Yates

Rumbo a la Roca de las Palomas,

La que corta en dos la bahía.

Y vi a la hermana mayor escondida

Debajo de la cama

Y dije sal de ahí, no llores más, nadie le hará daño a nadie, soy
yo,

El que os alquila la habitación de arriba.

Y en sus ojos, en la condensación que eran sus ojos,

Vi a la noche navegar a 30 nudos por hora

Por el mar de los sobresaltos, y vi al amanecer,

Allí, en la vesícula de la luna, emprender la persecución

A 35 nudos por hora.

Y vi salir a las mujeres del «Trianón», del «Eva», del «Ulises»

Con las faldas arrugadas y los escotes inseguros: un café con
leche

Y dos donuts en el «Pitu Colomer» para después volver

A la gran corriente.

Y dije: salgamos, está amaneciendo, que la mañana deshaga los restos
de la pesadilla.

Y los poetas ascendieron hasta el mirador de la Roca de las
Palomas

Y después volvieron a bajar, pero por la pared del mar,

Hasta el acomodo de un saliente

Como un nido de Pájaro Roc

En donde a merced de los vientos, pero protegidos por la piedra,

Se besaron, se acariciaron las revueltas cabelleras,

Hundieron sus rostros en el cuello del otro

Riendo y acezando.

Y la hermana mayor salió conmigo: seguimos

La ruta de los camiones cisterna hasta el deslinde geométrico del
pueblo,

hasta el lugar donde explotaban

Las casas, las flores, los hoyos ayer abiertos por trabajadores
olvidados

Y hoy convertidos en marmitas de un caldo

Más duradero que nosotros.

Y en un bar junto a los riscos pronunciamos

Nuestros nombres

Y comprendí que el vacío podía ser

Del tamaño de una nuez.

Ella acababa de llegar de Madrid y en su cansancio

Crecían pesadillas y fantasmas.
¿Qué

Edad tienes?, dijo riendo.
39, respondí.

¡Qué viejo!
Yo tengo 25, dijo.

Y tu nombre empieza por L, pensé,

Una L como un bumerang que vuelve una y otra vez

Aunque sea arrojado al Infierno.

 

REUNION

Esta noche se parece
a un enano que crece

DE ORY

Two poets 20 and 23 years old,

Naked in bed with the shades drawn

Intertwine themselves, suck nipples and

Erect cocks, between

Vaguely literary moans

While one’s older sister curled up in the armchair by the TV,

Eyes enormous and scared,

Observes the great metallic wave of the Pacific

In scans of capricious fragments and discontinuous trails,

And screams: fascism, fascism, but only I

Hear her, I

The writer locked in the guest room

Uselessly trying to dream up

An ideal letter

Full of adventures and pointless anecdotes

To cover up the real letter,

The terrifying letter goodbye

And a certain kind of

Occasional amnesia,

While the poet’s sister bangs the doors of empty rooms

Like someone banging the successive doors of Thought

And screams or whispers fascism,

At the moment when, with two dry bangs, the 20-year-old poet butt
fucks

The 23-year-old poet who goes ugh ugh,

A 23-centimeter cock like an iron worm

In the 23-year-old poet’s rectum,

And the 20-year-old poet’s mouth clings like hyssop

To the 23-year-old poet’s

Neck

And the 20-year-old poet’s little ivory teeth

Seek out muscles, joints, the bone in the neck,

In the nape, smell the cerebellums

Of the 23-year-old poet.

And the sister screams

Fascism, fascism, a strange fascism, sure, a fascism nearly
translucent

Like the butterfly of deep forests,

Though what prevails in her eyes is the Great Metallic Wave

Of the Pacific

And the poets scream

Fed up with such hysteria:

Once and for fucking all stop reading fucking

Raúl Zurita!

And at the very moment they say Zurita

They come,

So that the surname of our national poet

Is proffered almost in agony

Like a free fall into the boiling alphabet soup

Of poetry

And then silence settles on the toys

And the wind, a wind from another continent and even maybe

From another time, passes through

The wooden house, slips

Under doors, under

Beds, under armchairs,

And the young poets get dressed and go out for dinner

At Los Meandros restaurant, also called

La Sevillana Ilustrada

In homage to the owner,

A specialist or maybe just well versed

In Bocángel and Juan Del Encina

And the older sister cries

Curled up in the armchair touched by the moon

And her hiccups move about the wooden house

Like a squad of ghosts,

Like a squad of lead soldiers,

Till they tear me from my dreams full of naivety and mutations,

My vaporous dreams

From which I emerge with a start

Warned of danger by an angel

And then I smooth my hair and my flowered shirt

Before stepping into the hallway to see what’s going on,

But only the night breeze and the sound of the sea

Answer my questions.

And what is it that grows like hair on dead skulls?

And what is it that grows like nails on talons,

The talons that Destiny took upon herself — just because — to hold a
wake over

And bury in the foothills of a mountain of ash?

Life, I suppose, or this star-governed inertia,

The epiphany in the double mouth of one whose throat has been slit.

And I saw the young poets walk hand in hand

Along the Paseo Marítimo, moving away from the Yacht Club like magical
junks

Straight toward Pigeon Rock,

Which cuts the bay in two.

And I saw the older sister hidden

Beneath the bed

And said come out of there, stop crying, no one will hurt you, it’s
me,

The guy who rents the room upstairs.

And in her eyes, in the condensation of her eyes,

I saw the night travel at 30 knots an hour

Through the sea of horrors, and saw sunrise,

There, in the moon’s vesicle, embarking on the chase

At 35 knots an hour.

And I saw women leaving Trianón, Eva, Ulises

With wrinkled skirts and disheveled necklines: a café con
leche

And two donuts in Pitu Colomer so they could return

To the great current.

And I said: let’s go, it’s getting light, let morning wipe away what’s
left of the nightmare.

And the poets climbed to the lookout on Pigeon Rock

And then descended again, but down the wall facing the sea,

Until they reached the comfort of a ledge

Like a Rock Bird nest

Where at the mercy of winds, but protected by stone,

They kissed, caressed disheveled locks,

Buried their faces in each other’s necks

Laughing and panting.

And the older sister went out with me: we followed

The tanker trucks’ route toward the town’s geometric limit,

To where there was an explosion of

Houses, flowers, pits opened yesterday by forgotten workers

And today converted to stock pots for a soup

More lasting than ourselves.

And in a bar beside the cliffs we said

Our names

And I realized the void could be

The size of a nut.

She’d just arrived from Madrid and in her exhaustion

Nightmares and ghosts were mounting.
How

Old are you?
she said laughing.
39, I responded.

You’re old!
I’m 25, she said.

And your name begins with L, I thought,

An L like a boomerang that comes back again and again

Even if it’s thrown to Hell.

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