Trilogía de la Flota Negra 3 La Prueba del Tirano (50 page)

BOOK: Trilogía de la Flota Negra 3 La Prueba del Tirano
8.77Mb size Format: txt, pdf, ePub

Luke frunció el ceño, irguió la espalda y tensó las manos sobre el borde del respaldo de la silla.

—Bien, entonces por lo menos quizá puedas responder a una pregunta... Si Enara podía ocultar el
Halcón
y crear rehenes fantasma, ¿por qué no pudo proteger a Shoran?

—Lamento enormemente la terrible pérdida que ha sufrido tu amigo —dijo Akanah, y después guardó silencio durante unos momentos—. No sé cuáles son los límites de las capacidades de Enara. Pero crear un reflejo a partir de la superficie de la Corriente y fundir objetos cercanos con la Corriente son dos tareas muy distintas. Hacer las dos cosas al mismo tiempo resulta terriblemente difícil. Y aparte de eso hay algo más, Luke: una persona no puede permanecer inmóvil dentro del flujo de la forma en que sí puede hacerlo un objeto carente de volición.

Un destello de comprensión iluminó los ojos de Luke.

—¿Y ésa es la razón por la que el Círculo sigue en J't'p'tan? ¿Te estabas refiriendo a eso cuando dijiste que no podían irse? —preguntó—. Porque parece como si los fallanassis fueran capaces de esconder el templo a los ojos de los yevethanos y marcharse, y aun así el templo seguiría escondido después de que se hubieran ido...

—Sí. Los objetos inmóviles o que siguen el flujo sin resistirse a él permanecerán en su estado de fusión hasta que se produzca alguna intervención exterior —le explicó Akanah—. Todo el esfuerzo tiene que hacerse al principio, y un solo adepto puede conseguirlo. Pero esconder a la comunidad de los h'kigs requiere la atención constante de un número enormemente grande de adeptos, y el esfuerzo nunca termina.

Mientras la escuchaba, Luke experimentó una especie de repentina iluminación mental.

—Sí —murmuró—. Sí, es la única forma en que podría hacerse. ¿Sabes si...?

—Ya he hablado demasiado —dijo Akanah, meneando la cabeza—. Te ruego que no me hagas más preguntas, Luke. Tanto el responderte como el negarme a hacerlo harían que me sintiese igualmente culpable.

—Lo siento, y te aseguro que lo comprendo —dijo Luke.

—Lo entiendes, y lo utilizaste para obtener tu respuesta —replicó secamente Akanah. Después sus labios se curvaron en una fugaz sonrisa que hizo desaparecer cualquier herida que pudieran haber infligido sus palabras—. Por favor, Luke... Vete.

—De acuerdo —dijo Luke, poniéndose en pie y devolviendo la silla a su posición original. Pero cuando llegó a la puerta del camarote se detuvo y miró hacia atrás—. Lo siento. He de hacerte una pregunta más.

Akanah asintió sin decir nada, como si ya se lo hubiera estado esperando.

—¿Viste a Nashira en J't'p'tan?

—No —dijo Akanah, visiblemente apenada—. No sé dónde está. Todo el mundo estuvo de acuerdo prácticamente desde el principio en que el engaño de la «flota fantasma» debía ser ensayado allí donde pudiera producir el mayor impacto posible..., y eso significaba que debía llevarse a cabo bajo la luz del sol de N'zoth, sobre la capital de la Liga de Duskhan y el hogar del virrey Nil Spaar.

—N'zoth cuenta con la flota yevethana más potente de todas las que hemos localizado hasta el momento..., especialmente después del rescate del comodoro —explicó Corgan durante la sesión de estrategia en la que los planes de ataque fueron expuestos por primera vez—. Si los yevethanos siguen estando al corriente de lo que ocurre en Coruscant gracias a su red de espionaje, entonces saben que la presidenta nos está enviando refuerzos, y eso ayudará a «vender» el engaño.

»Hemos planeado llevar a cabo una finta en Doornik-319 el día anterior para evitar que bajen la guardia, y además, así quizá podamos atraer una nave o dos de otras zonas. Y cuando llegue el gran día apareceremos con un considerable despliegue de fuerzas en Wakiza, Tizón y Z'fell, y también iremos a por el astillero que acabamos de descubrir cerca de Tholaz. Pero la gran función tendrá lugar en N'zoth..., y ahí es donde tendremos que acabar con la amenaza yevethana de una manera o de otra.

Llevar el
Intrépido
a N'zoth significaba que habría que transferir a Han de la sala médica del navío insignia a una fragata del cuerpo médico que permanecería en la retaguardia junto con las otras naves que no tomarían parte en el combate. La transferencia, a su vez, significó los primeros momentos de consciencia para Han desde que había subido a bordo.

Tanto Chewbacca como Luke aprovecharon aquella oportunidad. El wookie tuvo una reunión altamente emotiva con Han mientras los médicos y el K-1B lo sometían a un rápido pero concienzudo examen. Luke prefirió dejar que pasaran ese rato a solas, y esperó hasta que pudo viajar con Han a bordo de la lanzadera de transferencia.

—Eh —dijo Han, volviendo la cabeza hacia la dirección de la que le había llegado la voz de Luke—. Hace tiempo conocí a un tipo que se parecía mucho a ti.

—¿Y qué ha sido de él? —preguntó Luke, replicando a su broma con otra mientras encontraba un sitio donde sentarse al lado de la camilla y sostenía la mano derecha de Han con la suya—. ¿Qué tal te van las cosas?

—Cuando empiezas a preguntarte qué será lo que por fin acabe matándote, enseguida sabes que estás empezando a hacerte viejo —dijo Han con una débil sonrisa—. Supongo que tendré que hacer reposo durante algún tiempo, ¿eh?

—Sí, a menos que experimentemos una repentina necesidad de disponer de algunos comandos subacuáticos —dijo Luke—. Me han dicho que todavía tendrás que pasar cinco días más dentro del tanque.

La preocupación ensombreció las facciones de Han.

—Oye, ¿crees que podrías utilizar tus poderes de persuasión para conseguir que me dejaran hablar con Leia antes de que vuelvan a meterme en el tanque? ¿Sabes si alguien la ha informado de...?

—Todo estará preparado para acogerle en cuanto lleguemos a la fragata, comodoro —dijo el médico sentado a la cabecera de la camilla que observaba las lecturas.

—Por supuesto que la han informado de todo —dijo Luke—. El general envió un mensaje apenas subiste a bordo, y Chewie habló con ella más tarde.

Luke vio que Han se había dado cuenta de la omisión.

—Bueno, pues cuando hables con ella asegúrate de que no se te olvida decirle que he estado intentando conquistar a todas las doctoras..., porque de lo contrario se preocupará —dijo—. Eh, ¿qué tal está el chico de Chewie? Por fin ha conseguido convertirse en todo un adulto, ¿verdad? Chewie me contó que aquello fue alguna especie de rito de iniciación, y parece ser que ahora ha adoptado un nuevo nombre... Creo que me dijo que había pasado a llamarse Lumpawaroo.

—Con Waroo como el apellido familiar —dijo Luke—. Me parece que significa «hijo del coraje».

—Bueno, es un nombre muy adecuado..., en ambos sentidos —dijo Han—. He oído decir que Waroo también vendrá a la fragata. Creo que eso deja al
Halcón
con un asiento vacío.

—Y yo creo que el comité de reclutamiento no vería con buenos ojos que intentara ocuparlo —dijo Luke, apretando suavemente la mano de Han y soltándola después—. Chewbacca parece pensar que te abandoné a los yevethanos.

—Oh, vamos... Ya se le pasará. Sigue estando un poco tenso, eso es todo. No conseguí quitarle de la cabezota esa loca idea de que debe volver a N'zoth contigo. Piensa que se lo debe a Shoran, o algo por el estilo.

—Nadie puede discutir con un wookie —dijo Luke—. No le pasará nada. Habrá tan pocos disparos que no tendremos que preocuparnos por él.

En aquel momento el médico vio en sus lecturas la misma fatiga que Luke estaba viendo en el rostro de Han y les ordenó que pusieran punto final a la conversación. Completaron el viaje hasta la fragata en silencio, salvo por el suave canturreo desentonado del piloto de la lanzadera y el jadeo que se oía al final de cada exhalación de Han. Durante el último tercio del viaje pareció que Han estaba dormido.

Pero cuando la escotilla se hubo abierto y los enfermeros estaban soltando la camilla de sus sujeciones para llevarse a Han, éste abrió los ojos y clavó la mirada en el rostro de Luke.

—Eh..., chico.

—¿Sí?

—Si lo hubieras sabido habrías venido a rescatarme, ¿verdad?

—Sabes que lo habría hecho —dijo Luke, y después permitió que sus labios se fueran curvando en una sonrisa burlona—. Es una mala costumbre adquirida en los viejos tiempos.

Han dejó que su cabeza fuera inclinándose hacia atrás y que sus ojos se cerraran.

—Y espero que nunca te libres de ella —dijo—. Haz que esos bastardos lamenten haber nacido, chico. Se lo han ganado.

La conferencia táctica final de la operación Última Partida incluyó no sólo a los comandantes de los dieciséis grupos de combate —mediante la hipercomunicación holográfica, ya que los grupos se habían desplegado en sus puntos de salto— sino también a Luke, Wialu y los cinco edecanes de Ábaht.

—Empezaré exponiendo las buenas noticias —dijo el coronel Corgan—. La finta de Doornik-319 no sólo se llevó a cabo sin ninguna pérdida, sino que además, de propina, conseguimos una oportunidad de atacar a un Gordo que se dirigía hacia el exterior del sistema y sacamos el máximo provecho posible de ella. El mérito de esa pequeña victoria corresponde básicamente al capitán Ssiew y al
Nube de Tormenta
, y me gustaría agradecerles que nos hayan enseñado el camino que debemos seguir.

—Vamos a por las noticias interesantes —dijo el coronel Mauit'ta—. Después de haber examinado los datos de la acción de hoy y haberlos cotejado con los del enfrentamiento que tuvo lugar en ILC-905, creemos que los yevethanos han decidido crear su propia variante del viejo juego de encontrar-el-caramelo. Es decir, ahora estamos convencidos al noventa por ciento de que existen dos versiones del tipo-I yevethano: una de ellas es un navío de combate, y la otra es un transporte desarmado. De momento todavía estamos intentando encontrar alguna pista identificadora que podamos comunicar a las dotaciones de sus sistemas sensores, pero creemos que los riesgos involucrados justificarían seguir una regla bastante sencilla: no se molesten en disparar sobre ningún objetivo que no esté disparando contra ustedes.

—Y ahora, las malas noticias —dijo el general Ábaht—. La última exploración de los sistemas de N'zoth y Z'fell muestra que las flotas yevethanas destacadas en esa zona siguen siendo reforzadas por naves procedentes de otros puntos del Cúmulo de Koornacht. Ahora N'zoth cuenta con cuarenta y seis navíos de combate de gran tamaño, y Z'fell cuenta con treinta y cuatro. Eso significa que si deciden plantarnos cara y acabamos teniendo que luchar, sólo dispondremos de una ventaja de seis a cinco..., e incluso es posible que estuviéramos numéricamente igualados para cuando llegáramos allí. Recibiremos un sondeo más de nuestras sondas de éxtasis justo antes del salto. —Ábaht miró a Wialu—. Muchas cosas van a depender de usted, señora. Si existe alguna razón para pensar que...

—Estoy preparada —dijo Wialu en voz baja y suave.

—Entonces partiremos en los momentos establecidos dentro de la revisión nueve del plan coordinado —dijo Ábaht—. Buena suerte a todos..., y si la suerte decide jugárnosla, entonces buena cacería para todos. —Ábaht se volvió hacia Luke mientras los hologramas empezaban a disolverse uno detrás de otro—. ¿Podríamos hablar un momento?

Aquella conversación sí fue realmente privada, porque Luke y el general hablaron a solas detrás de la puerta cerrada del despacho de Ábaht.

—He estado retrasando el momento de sacar a relucir este tema porque pensaba que era preferible que usted viniera a verme cuando le pareciese adecuado y me informara de qué clase de papel quiere jugar en todo esto —dijo Ábaht—. Pero nos estamos aproximando al momento en el que tendremos que dejar de hablar, así que iré directamente al grano. Si acabamos teniendo que librar una guerra abierta, me gustaría poder beneficiarme de su experiencia y su liderazgo.

»Sé que existen algunos problemas burocráticos concernientes a cuál es exactamente su situación y su rango militar actual, pero eso me da igual. Me gustaría ofrecerle el mando del Escuadrón Rojo E. Está formado por doce de los mejores pilotos de ala-E de esta nave, y sé que nadie se tomará a mal el que asuma el mando de esta manera tan poco ortodoxa. Puede usar mi caza personal. Los técnicos lo tienen siempre a punto en...

—Lo siento —dijo Luke—. Le agradezco la confianza que está depositando en mí, pero debo responderle con un no.

Ábaht frunció el ceño.

—No estoy muy seguro de entenderle. ¿Cuáles...? Eh... ¿Cuáles son sus planes entonces?

Luke se levantó.

—Tengo intención de estar en la cubierta de observación con Wialu y Akanah. Las obligaciones que he contraído con ellas tienen preferencia sobre todo lo demás.

Ábaht le contempló en silencio durante unos momentos, observándole con los ojos entrecerrados y sin saber qué decir.

—Si lo que le preocupa es su seguridad, puedo enviar a todos los hombres armados que quiera a esa cubierta, y eso le dejaría libre para...

—Los hombres armados no servirán para hacer que se sientan seguras —le interrumpió Luke—. La respuesta es no. Si mi contestación ha supuesto una desilusión para usted, lo lamento.

—Más que desilusionarme me confunde —dijo Ábaht—. La elección le corresponde únicamente a usted, por supuesto..., pero le agradecería que me diera una explicación, si es que existe.

Luke sintió cómo el terrible peso de las expectativas caía sobre sus hombros. «Si no permites que elijan por ti, entonces te exigen que te justifiques ante ellos... Ah, Ben, ¿conseguiste aprender a decirles que no sin que te remordiera la conciencia por ello?»

—Las obligaciones de que he hablado no incluyen proteger a los fallanassis —dijo por fin—. No puedo tener un pie en su mundo y el otro en el suyo. Les pedí que se involucraran en nuestro conflicto por una cuestión de principios. Ahora he de demostrarles que yo también respeto esos principios.

—Sí, pero entonces... ¿A quién considera que debe lealtad exactamente?

—Es una pregunta engañosamente simple, general, y no disponemos del tiempo que se necesitaría para explorarla —replicó Luke—. Debe ser explorada, desde luego..., porque sospecho que es la pregunta que acabó impulsando a Palpatine a ordenar la eliminación de los Caballeros Jedi.

—No tenía ninguna intención de cuestionar su sentido del honor —dijo Ábaht.

—Ya lo sé, general —dijo Luke—. En última instancia, todo acaba reduciéndose a un hecho muy simple: el que me siente en esa carlinga nos haría perder mucho más de lo que usted podría sacar de que me sentara en ella. Dispone de buenos pilotos y buenas tripulaciones, y es capaz de ofrecerles todo el liderazgo que haga falta. Celebraré la victoria con usted sea cual sea la manera en que se haya obtenido, pero el papel que interprete en su obtención no será el de un guerrero.

Other books

The Angelus Guns by Max Gladstone
Extinguish by J. M. Darhower
Rex Stout_Tecumseh Fox 01 by Double for Death
Haunting Rachel by Kay Hooper
No Safe Secret by Fern Michaels
Unraveled (Woodlands) by Frederick, Jen
Silent Dances by A. C. Crispin, Kathleen O'Malley
The Three by Sarah Lotz