El ascenso de Endymion (39 page)

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Authors: Dan Simmons

Tags: #ciencia ficción

BOOK: El ascenso de Endymion
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Es posible insertar en la estructura esquelética humana un potente explosivo a base de proteínas,
pensaba Kenzo Isozaki
, un explosivo tan sutil que ni siquiera los sensores de la Guardia Suiza lo habrían detectado. Quisieran los dioses que hubiera hecho eso antes de venir aquí.

El papa soltó el hombro de Isozaki y caminó lentamente hacia la tarima, tocando la manga de la túnica de Albedo al pasar. Su Santidad se sentó en la silla de respaldo recto. Su rostro delgado estaba tranquilo.

—Deseamos que escuchéis atentamente. El consejero Albedo habla con nuestra autorización y aprobación. Adelante, por favor.

Albedo inclinó la cabeza y se volvió hacia los dignatarios. Aun los guardias de seguridad habían regresado a la pared.

—Se ha sostenido, ante todo en el mito y la leyenda, pero también en la historia eclesiástica —comenzó Albedo—, que el TecnoNúcleo fue destruido en la Caída de los Teleyectores. Eso no es cierto.

»Se ha sostenido, sobre todo en los prohibidos
Cantos
de Hyperion, que el Núcleo consistía en tres elementos, los Estables, que deseaban preservar el
statu quo
entre la humanidad y el Núcleo, los Volátiles, que consideraban la humanidad como una amenaza y planeaban destruirla, sobre todo por la destrucción de la Tierra con el Gran Error del año 08, y los Máximos, que pensaban sólo en crear una Inteligencia Máxima IA, una suerte de Dios de silicio que podría predecir y regir el universo... o al menos esta galaxia.

»Estas verdades son embustes.

Isozaki notó que Anna Pelli Cognani le había cogido la muñeca con sus dedos fríos y la apretaba con fuerza.

—El TecnoNúcleo nunca estuvo dividido en tres elementos conflictivos —dijo Albedo, caminando frente al altar—. Desde que evolucionó hacia la conciencia hace mil años, el Núcleo estuvo constituido por miles de elementos y facciones. Con frecuencia guerreaban y con mayor frecuencia colaboraban, pero siempre buscaban un consenso acerca de la dirección en que debían evolucionar la inteligencia autónoma y la vida artificial. Ese consenso nunca se ha logrado.

»Al tiempo que el TecnoNúcleo evolucionaba hacia una auténtica autonomía, mientras la mayor parte de la humanidad vivía en la superficie o las inmediaciones de un mundo, la Vieja Tierra, la humanidad desarrolló la capacidad de modificar su propia programación genética, es decir, determinar su propia evolución. Este hallazgo se produjo mediante desarrollos en manipulación genética a principios del siglo veintiuno, pero fue posibilitado principalmente por el refinamiento de la nanotecnología avanzada. Bajo la guía y el control de IAs tempranas del Núcleo trabajando en conjunción con investigadores humanos, formas de vida nanotecnológicas, seres autónomos, algunos inteligentes, mucho más pequeños que una célula, otros de tamaño molecular, pronto desarrollaron su propia
raison d'étre
y
raison d'état
. Las nanomáquinas, muchas con forma de virus, invadieron y remodelaron la humanidad como una terrible plaga vírica; afortunadamente para la raza humana y la raza de inteligencias autónomas hoy conocida como Núcleo, el vector primario de esa plaga estaba en las primeras naves semilleras y otras naves colonizadoras más lentas que la luz, lanzadas en los años anteriores a la Hégira humana.

»Entretanto, ciertos elementos de la incipiente Hegemonía Humana y los elementos de predicción del TecnoNúcleo comprendieron que la meta de las comunidades nanotecnológicas evolutivas desarrolladas en esas naves semilleras era nada menos que la destrucción de la humanidad y la creación de una nueva raza de adaptaciones biológicas controladas por nanotecnología en mil sistemas estelares distantes. La Hegemonía y el Núcleo respondieron prohibiendo la investigación nanotecnológica avanzada y declarando la guerra contra las colonias sembradas con nanotecnología, los grupos hoy conocidos como éxters.

»Pero otros acontecimientos oscurecieron esta lucha.

»Ciertos elementos del Núcleo que favorecían una alianza con los universos nanotecnológicos, una facción nada pequeña, descubrieron algo que aterró a todos los elementos del Núcleo.

»Como sabéis, nuestras investigaciones iniciales en la física del motor Hawking y las comunicaciones más rápidas que la luz llevaron al descubrimiento del espacio Planck, lo que algunos llaman el Vacío Que Vincula. Los crecientes conocimientos acerca de esta subestructura unificadora del universo llevaron a la creación de la comunicación ultralumínica, también llamada ultralínea, así como al refinamiento del motor Hawking, los teleyectores que unían la Red de Mundos de la Hegemonía, las esferas de datos planetarios, que evolucionaron hacia megaesferas de datos dirigidas por el Núcleo, el actual motor Gedeón, e incluso experimentos con burbujas antientrópicas dentro de este universo, lo cual creemos se transformará en las Tumbas de Tiempo de Hyperion.

»Pero estos regalos para la humanidad tuvieron su precio. Es verdad que ciertas facciones Máximas del Núcleo usaron los teleyectores como un medio para aprovechar los cerebros humanos con miras a crear su propia red neuronal. Este uso era inofensivo... las redes neuronales se crearon en el no-tiempo y no-espacio del espacio Planck de los teleyectores y los humanos jamás se habrían enterado de los experimentos si hace cuatro siglos otros elementos del Núcleo no hubieran revelado el hecho al primer cíbrido, John Keats... pero coincido con los humanos y los elementos del Núcleo que consideran que este acto es antiético, una violación de la intimidad.

»Pero estos primeros experimentos neuronales revelaron un dato asombroso. Había otros Núcleos en el universo, tal vez en nuestra galaxia natal. Este descubrimiento desató una guerra civil dentro del TecnoNúcleo, y el conflicto no ha cesado. Ciertos elementos, no sólo los Volátiles, decidieron que era tiempo de finalizar el experimento biológico que era la raza humana. Se realizaron planes para arrojar «accidentalmente» el agujero negro de Kiev del ‘08 en el centro de la Vieja Tierra antes que los motores Hawking permitieran un éxodo general. Otros elementos del Núcleo demoraron estos planes hasta que la raza humana contó con mecanismos de escape.

»Finalmente, no triunfó ninguna de ambas facciones extremas. La Vieja Tierra no fue destruida sino secuestrada, por medios que nuestro TecnoNúcleo aún no puede entender, por una o más de estas Inteligencias Máximas alienígenas.

Los ejecutivos se pusieron a parlotear entre ellos. El cardenal Mustafa cayó de rodillas y se puso a rezar. La cardenal Du Noyer parecía tan descompuesta que alarmó a su asistente, el monseñor. Aun monseñor Lucas Oddi parecía a punto de desmayarse.

Su Santidad, el papa Urbano XVI, extendió tres dedos, imponiendo silencio.

—Éstos son sólo los antecedentes históricos —continuó el consejero Albedo—. Lo que hoy deseamos exponer aquí es la razón urgente para la acción común.

»Hace tres siglos, facciones extremas del Núcleo, una sociedad de inteligencias autónomas desgarrada por ocho siglos de debate y conflicto violento, intentó un nuevo enfoque. Diseñó la criatura cíbrida conocida como John Keats, una personalidad humana encastrada en una personalidad IA y encarnada en un cuerpo humano conectado con el Núcleo por la interfaz del espacio Planck. La personalidad Keats tenía muchos propósitos: una especie de trampa para aquello que las IAs consideraban el elemento «empático» de una IA humana, como primer motor para iniciar el movimiento que al fin condujo a la última peregrinación de Hyperion y la apertura de las Tumbas de Tiempo, para sacar al Alcaudón de su escondrijo y como catalizador de la Caída de los Teleyectores. Para este último propósito, elementos del Núcleo, elementos a los que debo mi creación y mi lealtad, hicieron saber a la FEM Meina Gladstone y otros elementos de la Hegemonía que otros elementos del Núcleo se valían de los teleyectores como vampiros neuronales, aprovechando las neuronas humanas.

»Esos elementos del Núcleo, aparentando un ataque éxter, lanzaron un asalto físico final contra la Red de Mundos. Desestimando destruir de un solo golpe la raza humana desperdigada, estos elementos esperaban destruir la avanzada sociedad de la Red de Mundos. Al atacar directamente al Núcleo con la destrucción de los teleyectores, Gladstone y los demás dirigentes de la Hegemonía finalizaron los experimentos neuronales y causaron un gran revés a los Volátiles y Máximos en la guerra civil del Núcleo.

»Nuestros elementos del Núcleo, no sólo consagrados a preservar la raza humana sino una suerte de alianza con vuestra especie, destruyeron una iteración del cíbrido John Keats, pero se creó una segunda que llevó a cabo su misión primaria.

»Esa misión era reproducirse con una mujer humana específica y crear un "mesías" que tuviera contactos con el Núcleo y la humanidad.

»Esa "mesías" vive ahora encarnada en la niña llamada Aenea.

»Nacida en Hyperion hace más de tres siglos, esa niña huyó por las Tumbas de Tiempo hacia nuestra época. No lo hizo por temor, pues no la habríamos dañado, sino porque su misión es destruir la Iglesia, la civilización de Pax y poner fin a la raza humana como la conocéis.

»Creemos que ella no es consciente de su auténtico propósito o función.

»Hace tres siglos, restos de mi elemento del Núcleo, un grupo a quien podríamos llamar los Humanistas, estableció contacto con supervivientes humanos de la Caída de los Teleyectores y el caos que siguió a esta caída.

Albedo miró a Su Santidad. El papa asintió con un gesto de la cabeza.

—El padre Lenar Hoyt fue un superviviente de la última peregrinación del Alcaudón —continuó el consejero Albedo, caminando nuevamente frente al altar. Las llamas de las velas ondeaban levemente a su paso—. Él había visto con sus propios ojos las manipulaciones de los elementos de la Inteligencia Máxima y las depredaciones del monstruo que habían enviado hacia atrás en el tiempo, el Alcaudón. Cuando iniciamos nuestro contacto, los Humanistas, el padre Hoyt y otros miembros de una Iglesia moribunda, decidimos proteger a la raza humana de nuevos ataques mientras restaurábamos la civilización. El cruciforme fue nuestro instrumento de salvación... literalmente.

»Todos saben que el cruciforme había sido un fracaso. Antes de la Caída, los humanos que resucitaban por obra de este simbionte eran retardados y sexualmente neutros. El cruciforme, una especie de ordenador orgánico donde se almacenan los datos neurológicos y fisiológicos de un ser humano viviente, restauraba el cuerpo pero no la plenitud del intelecto y la personalidad. Resucitaba el cadáver pero robaba el alma.

»Los orígenes del cruciforme están envueltos en el misterio, pero los elementos Humanistas del Núcleo creemos que se desarrolló en nuestro futuro y se trajo a esta época a través de las Tumbas de Tiempo de Hyperion. En cierto sentido, fue enviado para que lo descubriera el joven padre Lenar Hoyt.

»El fracaso de la simbiosis se debía a las simples demandas de almacenaje y recuperación de información. En una mente humana hay neuronas. En un cuerpo humano hay aproximadamente 10
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átomos. El cruciforme, para restaurar la mente y el cuerpo de un ser humano, no sólo debe seguir el rastro de estos átomos y neuronas, sino recordar la configuración precisa del frente ondulatorio holístico que comprende la memoria y la personalidad. También debe suministrar energía para reestructurar estos átomos, moléculas, células, huesos, músculos y memorias de modo que el organismo renazca como el individuo que vivió antes en esa estructura. El cruciforme no puede hacerlo solo. A lo sumo, la biomáquina puede reproducir una burda copia del original.

»Pero el Núcleo tenía la capacidad informática para almacenar, recobrar, remodelar y transformar esta información en un ser humano resucitado. Y así lo hemos hecho durante tres siglos.

Kenzo Isozaki vio el pánico en las miradas que se dirigían la cardenal Du Noyer y el cardenal Mustafa, el padre Farrell y el monseñor que era asistente de Du Noyer. Esto era herejía. Esto era blasfemia. Era el fin del Sacramento de la Resurrección y un nuevo comienzo del reino de lo físico y lo mecánico. Isozaki mismo se sentía descompuesto. Miró a Hay-Modhino y Pelli Cognani y vio que los ejecutivos rezaban. Aron estaba consternado.

—Amados míos —dijo Su Santidad—, no dudéis. No renunciéis a la fe. Vuestros pensamientos de ahora son una traición a Nuestro Señor Jesucristo y su Iglesia. El milagro de la resurrección no es menos milagroso porque cuente con la ayuda de estos amigos de lo que antes se conocía como TecnoNúcleo. Fue el obrar del Todopoderoso Jesucristo lo que permitió a estos otros hijos de Dios, creaciones de Nuestro Señor a través de Su instrumento más indigno, la raza humana, encontrar su propia alma y salvación. Adelante, M. Albedo.

Albedo parecía disfrutar de las expresiones de alarma de su público. Pero adoptó una expresión afable y continuó.

—Hemos dado la inmortalidad a la raza humana. A cambio, sólo hemos pedido una silenciosa alianza con la humanidad. Sólo queremos la paz con nuestros creadores.

»En los últimos tres siglos, nuestra silenciosa alianza ha beneficiado a las IAs y a la humanidad. Como ha dicho Su Santidad, hemos encontrado nuestra alma. La humanidad goza de una paz y estabilidad que faltó en la historia durante milenios... quizá siempre. Y admito que la alianza ha sido beneficiosa para mi elemento del Núcleo, el grupo de los Humanistas. Hemos dejado de ser una facción pequeña y despreciada para convertirnos en el principal elemento de consenso. No el sector gobernante, pues ningún elemento gobierna el Núcleo. Pero nuestra filosofía es aceptada por casi todos los grupos que antes eran antagónicos.

»Pero no por todos.

El consejero Albedo dejó de caminar y se detuvo frente al altar. Miró cada rostro con ojos graves.

—El elemento del Núcleo que ansiaba eliminar a la humanidad, el elemento integrado por ex Máximos y algunos evolucionistas que propician la nanotecnología, ha jugado su carta de triunfo en la niña llamada Aenea. Ella es, literalmente, el virus que circula por el cuerpo de la humanidad.

El cardenal Lourdusamy avanzó un paso. Su expresión era agitada y grave. Sus ojillos relucían. Su voz era afilada.

—Dinos, consejero Albedo, cuál es el propósito de la niña Aenea.

—Su propósito es triple —dijo el hombre de gris.

—¿Cuál es el primero?

—Destruir la posibilidad de inmortalidad física para la humanidad.

—¿Y cómo puede una niña lograr eso? —preguntó Lourdusamy.

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