Las normas de César Millán (17 page)

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Authors: César Millán & Melissa Jo Peltier

Tags: #Adiestramiento, #Perros

BOOK: Las normas de César Millán
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Ian Dunbar está de acuerdo: «¿Qué delito ha cometido el perro? Crecer». Es mucho más fácil inculcarle buenas costumbres inmediatamente que corregir las malas después, da igual qué edad tenga el perro.

Décima norma: sea constante

El objetivo de este libro es ofrecer al lector una amplia gama de técnicas y trucos para criar un perro bien educado. Una vez hayamos elegido la forma más adecuada y factible, lo mejor es ceñirnos a esa estrategia hasta que funcione. Bonnie Brown-Cali confirma: «Cuando empecé a adiestrar perros, había un patrón: el método Koehler. Al progresar los estudios sobre conducta animal comprendemos mejor cómo aprende un perro. Viajo por todo el mundo para colaborar con adiestradores muy diversos y de todos aprendo algo. He descubierto que si elegimos una filosofía sólida de adiestramiento que encaja con nuestro perro y nuestros objetivos, y nos ceñimos a ese programa con repeticiones y constancia, los resultados serán positivos. Pero si empezamos a saltar de idea en idea acabaremos hechos un lío y nuestro perro también».

5
Respeta al animal
Lecciones de los adiestradores de animales de Hollywood

Éste no es un libro para adiestradores profesionales de animales; es para quienes quieren que su perro tenga una vida más sana, feliz y satisfactoria. No es necesario que nuestro perro vaya a una audición en Hollywood para que aprenda de los adiestradores de animales que trabajan allí en la actualidad. Un gran adiestrador de animales no sólo soluciona los problemas, tambien entiende que lo mejor para conseguir que el perro se comporte como queremos es respetarlo como animal concentrándonos antes en lo que lo hace feliz.

Siempre hay polémica cuando se trata el tema de los animales y los espectáculos. Incluso la American Humane Association, que desde 1980 incluye entre los créditos finales el ya célebre lema «Ningún animal ha sufrido daños durante el rodaje de esta película», ha sido criticada. Pero en manos de un gran adiestrador, y siguiendo las directrices de la AHA, un rodaje puede constituir un brillante y emocionante desafío para el perro adecuado. Aunque un perro necesite pautas y rutina en su vida, también necesita su dosis de aventura. Los perros son una especie muy curiosa y si se los trata bien el estímulo diario que supone un rodaje puede ayudarlos a realizarse psicológicamente y a ser los mejores perros.

En la actualidad Karen Rosa es presidenta de la división hollywoodiense de No Animals Were Harmed® de la American Humane Association, y lleva dieciocho años trabajando en su departamento de cine y televisión. «Cuando me dicen: “Es una vergüenza que esos perros estén en el mundo del espectáculo”: yo les contesto: Viajan. Su enriquecimiento mental es increíble. Hacen ejercicio. Son tratados con mucho cariño. Son recompensados por hacerlo. Se divierten mucho, francamente, mucho más que esa pobre mascota que se queda doce horas sola en el apartamento mientras su dueño está trabajando. Además nos encanta el hecho de que muchos de los animales que trabajan en cine y televisión habían sido abandonados, sobre todo perros y gatos. Nuestro principio es repetir y repetir. Recompensa la conducta deseada y repítela para fomentarla. En un rodaje cualquier animal tiene que repetir las cosas muchas veces, así que esta fórmula es la que mejor funciona».

Pocos son conscientes de que un adiestrador de animales hace lo mismo que yo: comprueban el nivel de energía de un perro —o su personalidad— y me aseguro de que encaja antes de ofrecerle un papel. Y como posiblemente en una película un perro tenga que mostrar una personalidad más compleja que uno de verdad, a veces se necesitan varios ejemplares para que den vida a un único personaje. ¡Cuando llegué a América, recuerdo mi sorpresa al enterarme de que había más de una Lassie!

Según nos explica Karen: «Normalmente el protagonista es interpretado por varios perros. Así que podría haber hasta cinco Lassie. Un Lassie pastor, otro que corre, otro para las escenas de acción, otro más glamouroso y luego quizá uno para posar en la alfombra roja si tiene que ir a algún estreno: cada uno con un temperamento diferente. Por eso, cuando un adiestrador lee un guion, piensa: “Vaya, tengo un perro que puede hacer eso. Y otro que puedo hacer eso otro”. ¿Cómo hacemos para cubrir los huecos? Es alucinante que consigan esas intrepretaciones de cinco animales y, además, con humanidad. Disfruto observándolos».

Desde niño siempre he soñado con ver cómo trabajaban esos adiestradores de animales de Hollywood. Esos profesionales, capaces de crear nuevas conductas y de eliminar otras con sus soluciones tan creativas, cuentan con un arsenal de secretos que nos pueden ayudar a encontrar nuevas e ingeniosas maneras de convertir nuestro perro en un alumno feliz y obediente.

Ofrece lo mejor de ti

Una tempestuosa tarde de sábado en mi rancho en el valle de Santa Clarita invité al adiestrador de animales para películas Mark Harden para que me mostrara cómo enseña a sus perros a hacer cosas a una señal suya. La American Humane Association me había recomendado a Mark como uno de sus adiestradores más profesionales, compasivos y experimentados, y nada más conocerlo entendí por qué es tan respetado. Es un hombre ágil, enjuto y vitalista, enamorado de sus animales y que, después de treinta años de carrera, sigue apasionado con su trabajo. Al igual que yo, podría pasarse todo el día hablando de perros. Mark trajo a cuatro de sus mejores perros para que viera cómo trabaja con distintos animales. Quería que me contara cómo consigue que los animales hagan esas cosas tan alucinantes en las películas, pero también quería averiguar si cualquier persona podría aplicar esos secretos a su perro.

Una de las primeras cosas que Mark me dijo fue un consejo que yo también les doy a mis clientes. «En primer lugar sé tú mismo, pero ofrece lo mejor de ti. Si no eres tú mismo, el perro se dará cuenta. Yo soy un tipo pequeño, silencioso. Conozco adiestradores que hablan muy alto, que son muy teatrales y expresivos. Si yo lo intentara, mis perros se reirían de mí. Pero si eres un tipo enorme, que habla alto, y al que le funciona usar la voz y gesticular mucho, y tratas de imitarme, el perro no te creerá. Mientras que si sigues adelante, eres tú mismo y adaptas tus técnicas a tu personalidad, el perro aprenderá, “Ah, vale, es con éste con quien voy a trabajar”, y se adaptará también. Pero tienes que ser constante. No puedes ser de una manera un día y de otra al día siguiente. Sé tú mismo, pero sé constante».

Nunca he estado en un plató de cine o televisión donde no hubiera mucha presión e intensidad. Siempre se va contrarreloj, el contador no deja de correr y siempre hay alguien que mete prisa a otro. Cuando pregunté a Mark por su estado de ánimo cuando entra en el plató, me dijo: «Tengo que mantenerme sereno. A veces sé que va a resultar muy estresante, y me pongo nervioso al saber lo que quiere el director, pero tengo que llegar a un punto en el que pueda relajarme y respirar. Respiro, me tranquilizo y digo: “Muy bien, el perro no va a hacer nada si soy yo quien se pone histérico”. Tengo que estar sereno, centrado y controlar mis emociones».

Las herramientas de oficio de Mark Harden

Bolsa de cebos:
es la bolsa donde meto las chucherías que uso y que llevo sujeta al cinturón.

Chucherías:
uso todo tipo de chucherías. Ahora mi favorita es el Natural Balance Rollover. Una dieta completa y nutritiva en un rollito muy manejable. Puedo trocearlo y dárselo a lo largo del día, sabiendo que no es comida basura. No me opongo a las galletitas o los perritos calientes de vez en cuando. Normalmente, si necesito un impulso extra, hiervo hígado o aso un poco de pollo. A menudo mis animales trabajan para ganarse la vida. Raciono su dieta diaria e intento que trabajen para ganársela.

Saquitos para marcar:
son esos pequeños saquitos con forma de disco que usamos para enseñar al perro a quedarse en su marca. Uso unos pequeños discos de nailon porque son más manejables. Siempre los encargo con colores específicos para no perderlos ni confundirlos con las marcas de otros adiestradores. En los rodajes normalmente nuestras marcas de entrenamiento son sustituidas por rocas, palos, hojas de árbol, cajas de cerillas, platos de papel o cualquier cosa que encaje en el decorado.

Cajas de manzanas:
una caja de manzanas es una herramienta cinematográfica que nos apropiamos para el adiestramiento de animales. Con las cajas de manzanas comienzo su entrenamiento para colocarse en la marca y les enseño el concepto de dirección. En el plató uso las cajas fuera de cuadro para que mis animales sepan exactamente dónde empezar o terminar su escena.

Barra de atención
: utilizo una barra de Lucite con un juguete Kong
[*]
en un extremo. La idea consiste en que el perro se fije en el juguete, no en la chuchería. Enseño este truco porque normalmente no puedo estar en el sitio al que tiene que mirar el perro. Si el adiestramiento ha sido eficaz, puedo colocarme en un sitio y dirigir su mirada (o campo de visión) a otro lugar.

Clicker:
es una cajita de plástico con una lengüeta metálica. Lo uso para comunicarme con animales que no entienden muy bien las inflexiones de mi voz o mi lenguaje corporal, como los gatos, las ratas y los monos. Nunca lo utilizo con los perros.

Recompensas con juguetes:
algunos perros se sienten más recompensados si usan su juguete favorito. Un rodaje puede ser monótono y aburrido, por lo que es importante ir cambiando de recompensa, y los juguetes son lo mejor para muchos perros con mucha energía.

El primer perro que Mark me mostró pertenecía a una raza turca: un majestuoso pastor de Anatolia llamado Oscar. Con su perfecto pelo de color crema, sus reflejos negros en las orejas y su hocico de mastín, me resultaba un poco embarazoso, dada mi corta estatura, estar al lado de Oscar, que prácticamente me llegaba a los hombros. Con sus setenta kilos de peso era un ejemplar impresionante. La primera cabriola de Oscar que me mostró Mark fue de pie: aquel inmenso animal saltó y me abrazó poniendo las patas delanteras sobre mis hombros. Aquello me cogió desprevenido y solté una carcajada.

Mark recordaba: «Oscar cuidaba de una manada de caballos enanos. Fue como si me hubiera caído en el hoyo del conejo, porque su dueña tenía unos seis perros como éste y una docena de caballos enanos, y los perros eran más grandes. Ella y su marido eran ya ancianos y se iban a retirar, así que me regalaron a Oscar para la película
Cats and Dogs 2: The Revenge of Kitty Galore
[
Como perros y gatos: la venganza de Kitty Galore
, 2010]».

Mark y el trabajo con la marca: controlando que se quede quieto

Mark quería usar a Oscar para mostrarme cómo enseña el trabajo con la marca: adiestrar al perro para que vaya hasta una marca determinada en el suelo y se quede ahí para hacer algo en concreto o hasta que lo dejen marchar. Debido a la complejidad de los movimientos de cámara, el foco y la iluminación, a veces un perro tiene que ir de una marca a otra en un solo plano o toma. Si no se pone en la marca exacta, estropea el plano. No hay mucha gente que necesite dirigir tan minuciosamente los movimientos de su perro, pero la fórmula de Mark para trabajar las marcas con sus perros incluye varias sugerencias muy inteligentes para conseguir que se queden quietos hasta que los suelten. «El trabajo con las marcas nos enseña a controlar a nuestro perro a distancia. Nuestro objetivo es siempre la distancia, porque tenemos que colocarnos en algún lugar tras la cámara y no siempre podemos estar cerca cuando haga la cabriola. Es un gran reto para un perro, sobre todo cuando, hasta ese momento, lo has estado adiestrando de cerca, con cebos y recompensas».

Mark trajo una caja blanca de manzanas y la dejó en el suelo. Luego guió a Oscar hacia ella. Acto seguido éste puso las patas delanteras sobre la caja.

«Empiezo con algo grande y obvio, como esta caja. Luego iré concretando más y le pediré que se suba a una parte en concreto». Mark lanzó al centro de la caja un disco redondo, de unos diez centímetros de diámetro, y de inmediato Oscar puso las patas sobre la marca. «Empiezo por pedirle que se coloque sobre su marca y lo premio por quedarse allí. Luego le pido que siga en su marca mientras yo me alejo. Necesito poder estar a cierta distancia y moverme mientras él se queda sobre la caja. Pero también está lo que yo llamo el yin y el yang del adiestramiento. Pocos recuerdan que si un perro aprende a quedarse quieto necesita una orden para echar a andar. Si le enseñas a tumbarse, tienes que darle la orden para que se levante en la caja. Si sólo le enseñas media conducta, nunca responderá con constancia».

Cabriolas captadas contra cabriolas forzadas

Se capta una cabriola cuando un adiestrador ve una conducta natural en un perro y la premia, reforzando que la repita cuando se le pida. Una cabriola forzada no implica el uso de la fuerza: en manos de un adiestrador cuidadoso es más una cabriola guiada. Un ejemplo sería la forma en que Mark enseñó a Oscar a sentarse. Suavemente dirigió el trasero de Oscar hacia el suelo, y en cuanto se sentó lo recompensó. Entonces asoció el momento a la orden verbal. Mark quería que yo lo entendiera: «No enseño a mis mascotas a sentarse. Creo que es algo que surge de nuestra relación: cómo nos movemos, cómo vivimos. Con un perro es un poco diferente, así que necesito que lo haga cuando se lo pido, que lo haga aunque yo esté apartado».

El yin y el yang de sentarse

Mark nos dice: «Luego está el yin y el yang de sentarse. Digo: “De pie”. Para ello le pongo la punta del pie entre las patas con suavidad y eso lo impulsa a levantarse. Así controlo las dos cosas: cuándo se sienta y en qué momento se levanta. Quiero que aprenda la orden y su contraria. “De pie, quieto” al mismo tiempo. De ese modo le enseño las dos conductas a la vez».

Mark me dijo que al cabo de dos días de trabajo con un perro en una marca grande, como una caja, empieza a reducir el tamaño de la marca, hasta que llega a algo tan pequeño como una moneda. En un decorado de cine normalmente la marca no es más grande que una piedra o al menos lo bastante pequeña como para que no se vea en cámara. Por lo que respecta al condicionamiento operante este proceso se conoce como modelado. «El paso siguiente ya no consiste en que yo lo dirija a la marca, sino en enseñarle a que la encuentre él solo. Y luego le doy su recompensa. Así que poco a poco empieza a pensar dónde puede estar la marca. Quiero que el perro aprenda a pensar».

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