Pero ha sido un año de grietas morales y anímicas. La prueba de mi virilidad no pudo llevarse a cabo por el susto. Claro, que la visión de Marisol bañándose en el Guadalmecín me dio a entender que todavía tengo mucho para dar. Otro año sin que se muera el pelmazo de tío Juan José, con lo que me gusta El Acebuchal, que pasará a mi dominio definitivo el día que tenga un heredero. Lo peor, aún más que el secuestro, el enfado terrible por lo del
Play Boy.
Arenas movedizas. Lo mío con Mamá ya no podrá ser como antes. La adoro, pero he llegado a ver hasta dónde puede llegar su dureza. Se ha pasado el año viendo una telenovela sobre una tal
Lucecita,
y los vídeos que le regalé.
He subido el sueldo a Tomás y a Pepillo. Lo voy a hacer con Flora y Lucas. A la primera porque se lo merece. Aguantar a Mamá tiene tela. Tela marinera. A Lucas, para que no se vaya a otro campo. Dejaría de ver a Marisol en las temporadas de vacaciones. Está en segundo de Arquitectura, pero sobre todo, está para chuparse los dedos. Si no viviera Mamá, hasta podría verla como una posibilidad dinástica. Al que no soporto es a don Ignacio, que me ha demostrado muy poco afecto. Su actitud durante el enfado de Mamá fue deplorable. Sólo le interesa comer y comer. Para demostrarle mi protesta, me confesé con otro sacerdote de mi pecado, y no les he contado que aquel hombre no le dio importancia alguna a mi afición por el
Play Boy.
Para don Ignacio y Mamá, pecado mortal; para el sacerdote de Sevilla, una tontería que no mereció ni un gloria de penitencia.
Sigo acordándome —cada día má\1— de mi padre. Aquel hombre era bueno, y macho, y sensible, y culto y justo. Daría todo por decirle cara a cara que en mi alma vive cada día más. Procuraré parecerme a él, pero es muy difícil, porque la influencia de Mamá me aturrulla. Lo escribo como lo siento, y me apena sentirlo, pero más de una vez he pensado que sin Mamá, esto sería más provechoso, y libre y fantástico. Pero tiene la salud de hierro, y cuando le falla la salud, tiene los solideos. Claro, que también tuvieron los solideos —y mucho más que Mamá-, Pío XII, Juan XXIII, Pablo VI y Juan Pablo I, y doblaron la servilleta.
Cuando se muera Mamá, La Jaralera va a cambiar de punta a rabo. Pero no quiero pensar en cosas tristes. Hoy no estoy para nada. Me voy a dar una vuelta por la albariza, que Lucas me ha dicho que hay dos parejas de malvasías amándose en el juncal de poniente. Y quizá, pudiera ser, ojalá lo sea, que Marisol haya venido de vacaciones y el chapoteo del lago del Guadalmecín me anuncie que su cuerpo desnudo está esperando mi mirada.
¡Qué hartito estoy de Mamá!
Alfonso Ussía
Fin
ALFONSO USSÍA nació en Madrid en 1948, hijo de Luis Ussía Gavaldá y de Asunción Muñoz-Seca Ariza, Condes de los Gaitanes. Es nieto del dramaturgo Pedro Muñoz Seca. Comenzó escribiendo poesía satírica desde muy joven, al tiempo que leía y aprendía casi de forma autodidacta. Estudió en los famosos colegios Alameda de Osuna y colegio del Pilar. Cursó la carrera de Derecho hasta que se vio obligado a realizar el servicio militar. Dos años después, a su regreso, ingresó en Ciencias de la Información, aunque lo abandonaría al poco tiempo.
Su primer trabajo fue en el Servicio de Documentación de Informaciones, siendo director Jesús de la Serna y subdirector Juan Luis Cebrián. Pronto le publicarían su primer artículo en la revista
Sábado Gráfico
. Más tarde, y a raíz de otras publicaciones en la revista respaldadas por Eugenio Suárez, Torcuato Luca de Tena le propuso un trabajo en el diario
ABC
.
Aunque la mayor parte de su carrera como columnista la pasó en el diario
ABC
, trabajó para los periódicos
Diario 16
y
Ya
, y las revistas
Las Provincias
,
Litoral
y
El Cocodrilo
, siendo director de ésta última.
A lo largo de su dilatada carrera como escritor y columnista, ha colaborado también en programas radiofónicos y de televisión como
Protagonistas
y
La Brújula
, ambos en Onda Cero, y
Este país necesita un repaso
de Telecinco, con Antonio Mingote, Antonio Ozores, Chumy Chúmez, Luis Sánchez Polack (Tip) y Miguel Durán de compañeros. Además ideó las series de televisión
El marqués de Sotoancho
(2000) y
Puerta con puerta
(1999).
Ha creado, además, numerosos personajes humorísticos, como Floro Recatado, el doctor Gorroño y Jeremías Aguirre, a los que pone voz en la radio. Pero sin duda alguna su personaje más relevante y conocido es el marqués de Sotoancho, un peculiar señorito de la Baja Andalucía al que da vida en sus obras junto a la marquesa viuda y el servicio de La Jaralera, una residencia ficticia ubicada entre las provincias de Cádiz y Sevilla.
En la actualidad, combina su trabajo de columnista en el diario
La Razón
y el semanario
Tiempo
con las tertulias del programa radiofónico
La Mañana
en la cadena COPE.
Fuente: es.wikipedia.org