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Authors: César Millán & Melissa Jo Peltier

Tags: #Adiestramiento, #Perros

Las normas de César Millán (25 page)

BOOK: Las normas de César Millán
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El paseo: herramientas

Las herramientas —correas, collares y otros apoyos que usan los dueños de perro— son objetos inventados por el ser humano para ayudarle a manejar a los perros. No son ni buenos ni malos, sólo son instrumentos. Creo que es la energía que hay tras la herramienta (es decir, la actitud y el ánimo de la persona que la usa) lo que puede transformar algo que se concibió con un buen fin en un objeto que incomode o asuste.

Si está criando a un perro desde que es cachorro de la forma que describo en
¿Cómo criar al perro perfecto?
, puede que nunca necesite ninguna herramienta sofisticada. Los cachorros nacen con una correa innata, y si nos aprovechamos bien de eso en los meses formativos (a la vez que establecemos una base firme de liderazgo), los paseos deberían ser fáciles. Un sencillo cordón de nailon o una cuerda en torno al cuello o un ligero collar plano con una correa de cuero sujeta con mosquetón debería bastar. Mr. President, Angel, Blizzard (alias Marley) y Junior, los cuatro cachorros que crié para escribir ese libro, son ya adolescentes y sus respectivos dueños (Crystal Reel, la asistente legal de MPH Entertainment; SueAnn Fincke, la directora de
El encantador de perros
; Adriana Barnes, la directora del Centro de Psicología Canina, y yo mismo) pueden llevarlos a cualquier sitio, en cualquier momento, con la mínima correa. Cualquiera puede pasearlos y entienden el concepto de que la correa significa que deben seguir a esa persona. También nos siguen sin problemas cuando van sin correa. Hace poco estaba con Angel en un aeropuerto abarrotado y la gente se paraba a mirar. Se sorprendería al ver lo tranquilo y obediente que iba, siguiéndome entre la multitud, subiendo en las escaleras mecánicas y pasando los controles de seguridad.

Ésa es la gran ventaja del condicionamiento temprano y el adiestramiento preventivo. Si su cachorro nunca tiene una mala experiencia con la correa, la probabilidad de que en el futuro surja algún problema al pasearlo disminuye mucho.

Sin embargo, es posible que sean necesarias herramientas más sofisticadas en el caso de algunos perros ya adultos, perros de refugio con problemas graves o perros que son demasiado grandes o fuertes para que sus dueños los puedan controlar con una correa alrededor del cuello, sin collar. Unas veces son necesarias sólo de momento y otras a largo plazo. Éstas son algunas de las muchas herramientas que hay en la actualidad a disposición de los dueños de perros.

La flexicorrea o correa extensible

Pros:
permite al perro alejarse y explorar sin estar sujeto a una longitud de correa en particular. A los perros asustadizos les permite dar un paseo menos estructurado, lo cual ayuda a fraguar una relación de confianza mientras el dueño va acortando poco a poco la longitud de la correa. Un ejemplo de buen uso para una correa extensible se puede ver en mi estrategia para aumentar la confianza de Viper en situaciones angustiosas, animándolo a resolver sus propios problemas sin mi intervención (véase capítulo 2).

Contras
: al no dar un marco estructurado esta correa no transmite el mensaje de que el dueño está al mando del paseo. Un dueño puede acabar por ser arrastrado en la dirección que el perro quiera. Además la correa extensible permite sólo un control mínimo del perro y no debería usarse con perros dominantes y con mucha energía.

El collar de estrangulación o collar de adiestramiento

Pros:
a pesar del nombre no se da estrangulamiento alguno si esta herramienta se usa correctamente. Cuando un perro se aleja, un brevísimo estrechamiento de la cadena que rodea el cuello envía un mensaje correctivo. Hay un aflojamiento instantáneo una vez que el correctivo se ha tenido en cuenta. Su único fin es captar la atención del perro y motivarlo para que él mismo corrija su comportamiento.

Contras:
si se usa mal, este collar puede estrangular al perro y dañarlo. El dueño debería recibir instrucciones prácticas de un profesional sobre cómo utilizar esta herramienta.

El collar Martingale o de semiahorque

Pros:
está diseñado para ayudar al perro a sentirse cómodo a la vez que lo tenemos seguro con una correa. Esta herramienta tiene una parte más larga y ancha, normalmente hecha de cuero, cadena o nailon, que va unida por dos anillas. La anilla más grande rodea con holgura el cuello del perro. La más pequeña está enganchada a la correa. Si el perro tira de la correa, la anilla pequeña se tensa y se cierra la anilla más grande. La parte más ancha impide que el collar apriete tanto que ahogue al perro.

Contras:
por mi experiencia este tipo de collares son una buena opción para los perros relajados que no necesitan muchos correctivos y para los perros que se comportan bien en general y sólo necesitan una llamada de atención de vez en cuando. Los coltares Martingale no son tan efectivos en perros que están aprendiendo a pasear con correa.

El collar Ilusion

Pros:
este collar tiene un original diseño que mantiene la correa en la nuca del perro, la parte más sensible. También da apoyo a la parte baja del cuello al tiempo que permite al dueño corregir incidiendo en la nuca, que es más sensible. La idea es dar al dueño más control sobre el animal durante el paseo sin constreñir el cuello del perro.

Contras:
no soy objetivo, pero me encanta esta herramienta como medio para enseñar a alguien sin experiencia cómo pasear bien al perro. Hay quienes piensan, sin embargo, que este collar es demasiado coercitivo para perros tranquilos o que ya saben comportarse.

Los arneses

Pros:
estas herramientas se inventaron en principio para el rastreo o el tiro. El arnés permite al perro usar todo el peso de su cuerpo como palanca y también le da más libertad, de forma que puede incluso mantener la nariz baja, como hace falta para rastrear.

Contras:
en muchos perros el arnés provoca un reflejo instantáneo de tiro. Siempre me sorprende la cantidad de gente que usa arneses normales para el perro y luego se pregunta por qué se descontrola así cuando lo pasea. Como dice Mark Harden: «Si quiero que un perro aprenda a tirar para un rodaje, le pongo un arnés».

El arnés antitirones

Pros:
este arnés está diseñado para oprimir ligeramente el pecho del perro cuando empieza a tirar, así que le causa una incomodidad que lo motiva a dejar de hacerlo.

Contras:
de hecho el perro puede seguir tirando con este arnés puesto aunque tiene que contorsionarse para hacerlo. Este arnés no impedirá que un perro difícil continúe tirando.

El collar Halti y el Gentle Leader

Pros:
también llamado collar de cabeza. Se ajusta a la cara del perro por debajo de la nariz. Cuando el perro tira, el Halti se tensa en torno al hocico y luego se afloja cuando se calma. Si el perro es demasiado enérgico como para controlarlo, el Halti nos permite evitar directamente que él tire de nosotros. Hay a quienes la correa les incomoda o les da inseguridad y prefieren un collar de cabeza.

Contras:
algunos perros se sienten incómodos en cuanto se les pone un collar de cabeza. No es natural que algo les bloquee el hocico. Además es una herramienta contra la que el perro se puede rebelar con facilidad y ganar.

El collar de púas o pinchos

Pros:
está hecho de eslabones de metal o plástico que apuntan a la piel flácida que rodea el cuello del perro. Cuando se tensa, el collar de pinchos les aplica un corto y repentino correctivo, como un mordisco.

La idea, al igual que en el caso del collar de estrangulación, es que el perro se autocorrija para detener esa sensación desagradable. Si se usa bien, no debería hacer daño alguno; el objetivo es ejercer presión, no causar dolor.

Contras:
los correctivos fuertes y repetidos de este collar pueden pinchar la piel del perro, sobre todo si no está correctamente colocado. Si quien lo utiliza no ha aprendido a hacerlo bien, puede dañar y herir al animal.

Como nos ha mostrado Ian Dunbar, hay técnicas que funcionan para adiestrar a un perro y que no requieren la aplicación de correctivos con la correa. Aun así, muchos profesionales que se inclinan por el refuerzo positivo y la recompensa usan también este método de una forma segura y compasiva. Bonnie Brown-Cali nos dice: «Como adiestradores de perros creo que tenemos que ser honrados y tratar de no limitarnos a una única teoría del adiestramiento. Eso limita nuestros métodos de adiestramiento y hace que rechacemos ideas que podrían ayudar al animal. Usar sólo técnicas de adiestramiento positivo es casi imposible porque siempre hay alguna forma de correctivo. Si a un perro se le está adiestrando con una correa de dos metros y se suelta todo lo que da de sí, el correctivo radica simplemente en el hecho de que la correa tiene un límite. Para utilizar nada más que técnicas positivas el perro tendría que estar suelto dentro de un entorno cerrado, como un delfín en una piscina, y motivado para trabajar con quien lo maneja, porque no hay otra opción. Por otra parte, el uso de técnicas compulsivas puede tener el adverso efecto de enseñarle un comportamiento de evitación. Quiero que los perros y sus dueños, ya sea un anciano con un cavalier o un perro de caza y su dueño, estén contentos y seguros al trabajar. Si seleccionas distintas ideas de una gran gama de técnicas, tienes los instrumentos necesarios para adiestrar a una población de perros muy diversa».

El adiestrador Joel Silverman, que siempre prefiere un acercamiento positivo si puede elegir, nos dice: «No hay ninguna forma agradable de lidiar con la agresión depredadora. A los que me dicen que lidian con ella mediante premios y
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s los llevaría a la televisión y les diría que me lo demostraran a cambio de dinero. Puede que ellos lo consigan pero no creo que sean capaces de enseñar a otras personas a hacer lo mismo. Si tienes un perro de presa agresivo que lo único que quiere es lanzarse contra alguien, y esto lo digo muy claro en mis cursos, debes contratar a un especialista en agresión depredadora y en agresividad».

El collar electrónico

El collar electrónico (o e-collar o collar de descarga eléctrica o, su pariente más amable, el collar vibrador) no es una herramienta diseñada para ayudar a pasear al perro aunque me gustaría decir un par de cosas sobre el mito y la realidad de éste. Para empezar no es un instrumento adecuado para enseñar la obediencia elemental y, dado que se basa en el castigo, nunca debería utilizarse para crear un comportamiento nuevo. En algunos países es hoy ilegal debido al mal uso que se le ha dado en el pasado y a los malos entendidos sobre su fin. Para que quede constancia, de los 317 casos vistos en
El encantador de perros
sólo en ocho se emplearon collares electrónicos. (Los dueños ya usaban el collar antes en cuatro casos y yo simplemente les informé sobre el modo de usarlo bien. En los otros cuatro casos fui yo quien decidió utilizarlo para resolver un problema en particular). Recuerde también que la mayoría de los collares electrónicos en la actualidad tiene una intensidad variable, desde la vibración (como vimos con Viper, hay en el mercado collares que sólo vibran) hasta una gama de estímulos eléctricos más intensos que pueden ir desde algo parecido a una palmadita hasta un cosquilleo suave o irritante, una vibración tensa o una seca descarga eléctrica. El objetivo del collar no es que al perro le duela o le asuste, sino que le sorprenda y le haga reconsiderar la actividad en la que estaba inmerso, creándole una asociación negativa entre esa actividad y el decididamente desagradable estímulo que recibe del collar.

Martin Deeley, que adiestra con collares electrónicos, mantiene que en lugar de verlo como un instrumento cuyo único uso es el correctivo o el castigo, los muchos niveles posibles de intensidad de los nuevos collares de calidad los convierten en un útil medio de comunicación entre perros y humanos. Algo así como una correa invisible.

Martin nos dice: «Es una herramienta muy versátil que puede usarse a niveles bajos, casi imperceptibles, para interrumpir un comportamiento indeseable o para guiar y ayudar a la formación del perro, manteniendo aun así una excelente actitud. Los collares electrónicos modernos no son la herramienta de castigo que su mala reputación sugiere: son el modo de comunicación soñado por mucha gente para cuando el perro va sin correa. Sin embargo, tiene que usarse de modo correcto y ahí es donde la ayuda de un profesional es clave».

Aunque quienes defienden la prohibición de los collares electrónicos citan estudios que apuntan a los peligros que conlleva su mal uso, otros estudios aprobados por la comunidad científica muestran que, bien aplicada, la rehabilitación mediante un collar electrónico puede conseguir cambios rápidos, efectivos y permanentes en comportamientos no deseables sin causar dolor o lesiones a los animales
[1]
. Creo que si lo emplea de manera adecuada y en las circunstancias indicadas un profesional formado, un collar electrónico puede salvar la vida de un perro en un mínimo de tiempo y con poco estrés. Aun así, no cabe duda de que es una herramienta sofisticada de la que se puede acabar abusando o que puede usarse mal si lo hace alguien sin la formación necesaria.

La principal utilidad del collar electrónico es inhibir el impulso depredador innato en un perro. Este impulso puede hacer que un perro trate de cazar a una serpiente cascabel, pastoree a los coches en medio del tráfico o eche a correr tras alguien que hace deporte y se meta en alguna calle peligrosa. Temple Grandin es un defensor del trato compasivo a todos los animales y del refuerzo positivo y en una reciente entrevisa en la cadena de radio NPR describió los casos en que él considera que el uso de los collares electrónicos es correcto: «Perseguir a los coches o a la gente que corre, matar gatos, correr tras los ciervos… cualquier comportamiento que responda al impulso depredador. Eso no es agresión y no es miedo. Es otro tipo de emoción, muy especial, que el animal tiene. Yo le pondría el collar, haría que lo llevase un par de días y entonces (porque no queremos que descubra que el collar es la causa), de repente, un rayo le caería del cielo por perseguir a los ciervos. Ése es uno de los casos en que usaría el castigo»
[2]
.

El adiestrador de la zona de San Francisco Kirk Turner, que usa el refuerzo positivo y el
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en su trabajo, también ha utilizado collares electrónicos para proteger a perros de carreras y hacer que estén seguros. Kirk advierte: «Cuando envías a un borzoi a cazar a un conejo, si el conejo se cuela por una alambrada de espino, el borzoi también va a querer meterse por ahí para cazar al conejo. Ahí el uso de un collar electrónico es totalmente admisible. Cada herramienta que he empleado con los perros la he probado antes en mí mismo. Me he puesto un collar electrónico y me he dado una descarga eléctrica, así que sé lo que se siente con una descarga de nivel cinco de un collar electrónico Tri-Tronics. También he usado la función de vibración para adiestrar a perros sordos. La utilizas para que te presten atención y para todo lo demás usas el lenguaje de signos».

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